Confesar es mucho más que
hablar, que contar, que decir algo al pasar. Confesar es abrir tu corazón y
ofrecérselo al que tenes delante tuyo.
Confesar es dejar todos los tapujos de lado… Es, ser sincero con el otro, pero también con uno mismo.
Seamos sinceros… ¿Con cuántas personas podemos confesarnos de verdad?
Los contamos con los dedos de una mano.
Y cuando encontramos a alguien con quien podemos hacerlo, nos sentimos liberados, más livianos. Cuando podemos contarle a otro lo que sentimos, todo fluye de otra manera. Cuando podemos confesarnos, nos dejamos de esconder. Las miradas son trasparentes y las sonrisas más sinceras.

- Pregunta, dale.
- Mmm…
- No arrugues eh.
- Nunca arrugo.
- Entonces pregunta.
- ¿Estás enamorada de tu novio?
- No, y creo que nunca lo estuve. –Hizo una pausa.- Ahora yo. ¿Nunca estuviste de novio?
- No, jamás. ¡Ya te lo dije!
- No puede ser que seas tan lindo y tan dulce y nunca hayas estado con nadie.
- Espero a alguien que me guste de verdad. –Le sonreí.-
- ¿Y qué esperas de una mujer?
- Especialmente, que me guste estar con ella, pasarla bien. Y obvio, que sea buena gente, hay cosas con las que no puedo lidiar. Me gusta sentirme querido. ¿Vos?
- ¿Te soy sincera? No sé muy bien.
- ¿Y tenes algún prejuicio?
- ¿Con qué?
- No sé. ¿Con la edad?
- ¿Te parece que si tuviese prejuicio con la edad yo estaría acá?
-Reí.- Tenes razón. ¿Te jode que sea más chico?
- A mí no, para nada.
- Seguís pensando en el resto.
- Perdón, no lo puedo evitar.
- No arrugues eh.
- Nunca arrugo.
- Entonces pregunta.
- ¿Estás enamorada de tu novio?
- No, y creo que nunca lo estuve. –Hizo una pausa.- Ahora yo. ¿Nunca estuviste de novio?
- No, jamás. ¡Ya te lo dije!
- No puede ser que seas tan lindo y tan dulce y nunca hayas estado con nadie.
- Espero a alguien que me guste de verdad. –Le sonreí.-
- ¿Y qué esperas de una mujer?
- Especialmente, que me guste estar con ella, pasarla bien. Y obvio, que sea buena gente, hay cosas con las que no puedo lidiar. Me gusta sentirme querido. ¿Vos?
- ¿Te soy sincera? No sé muy bien.
- ¿Y tenes algún prejuicio?
- ¿Con qué?
- No sé. ¿Con la edad?
- ¿Te parece que si tuviese prejuicio con la edad yo estaría acá?
-Reí.- Tenes razón. ¿Te jode que sea más chico?
- A mí no, para nada.
- Seguís pensando en el resto.
- Perdón, no lo puedo evitar.
- No es momento de
preocuparse por eso.
- Sí, ya sé. Tenes razón.
-La besé.- Del 1 al 10. ¿Cuánto te gusto?
- 11. -Sonreí, triunfador.- ¿Yo a vos?
- Mil.
- Empleando chamullo. –Reímos y nos dimos un beso.-
- Me gusta estar con vos.
- Ya me lo dijiste, a mí también. –Nos dimos otro beso.-
- ¿Vos estuviste con alguien antes que con tu novio?
- Relación seria, no.
- Pero…
- ¿Mi primera vez? –Asentí.- Fue con él.
- O sea, que ahora estás al revés.
- ¿Por?
- Porque vos sos mi primera mujer.
- Me calienta bastante que así sea.
- ¿De verdad?
- Sí. –Respondió y acarició mis labios.-
- ¿Hay algo que me quieras decir y no te animes? –Pregunté.-
- ¿Qué es esa pregunta?
- ¿Sí o no?
- Sí. –Me dijo.-
- ¿Y qué es? –Le volví a preguntar.-
-Dudó.- Me encanta cojer con vos, pero también creo que lo hacemos para no pensar en que lo que estamos haciendo está bastante mal.
- ¿Por qué está mal?
- Estamos a escondidas, yo estoy en una relación…
- Esa relación es una mentira.
- Pero es.
-Suspiré.- ¿No queres verme más?
- No, no. ¡No dije eso! ¡Y ni lo pienses! –Me besó.- Es que… Me gustaría que la relación crezca un poco más.
- ¿Y cómo?
- Siento que con esta charla, quizás crezca un poco más. ¿Se entiende?
- Sí, yo pienso igual.
- Ahora te toca a vos.
- ¿Qué?
- ¿Hay algo que me quieras decir y no te animes?
-No dudé.- Siento que me estoy enamorando de vos. –Y ella se quedó sin reacción.- Igual, no tenes que decir nada.
Y ella no dijo nada, pero me besó.
- A mí me pasa lo mismo y eso es lo que me da miedo.
-La besé.- Me gusta mucho que esto sea solo nuestro.
- ¿No se lo contaste a nadie?
- A un amigo. ¿Vos no?
- A mi hermana. –Reímos.-
- Pero es nuestro igual.
- Eso es verdad. A mí también me gusta eso.
La abracé y ella escondió su cara en mi hombro. Abrazarla me encantaba, sentirla cerquita, sentir su olor.
- ¿De verdad no tenes miedo? -Me preguntó.-
- Sí, ya sé. Tenes razón.
-La besé.- Del 1 al 10. ¿Cuánto te gusto?
- 11. -Sonreí, triunfador.- ¿Yo a vos?
- Mil.
- Empleando chamullo. –Reímos y nos dimos un beso.-
- Me gusta estar con vos.
- Ya me lo dijiste, a mí también. –Nos dimos otro beso.-
- ¿Vos estuviste con alguien antes que con tu novio?
- Relación seria, no.
- Pero…
- ¿Mi primera vez? –Asentí.- Fue con él.
- O sea, que ahora estás al revés.
- ¿Por?
- Porque vos sos mi primera mujer.
- Me calienta bastante que así sea.
- ¿De verdad?
- Sí. –Respondió y acarició mis labios.-
- ¿Hay algo que me quieras decir y no te animes? –Pregunté.-
- ¿Qué es esa pregunta?
- ¿Sí o no?
- Sí. –Me dijo.-
- ¿Y qué es? –Le volví a preguntar.-
-Dudó.- Me encanta cojer con vos, pero también creo que lo hacemos para no pensar en que lo que estamos haciendo está bastante mal.
- ¿Por qué está mal?
- Estamos a escondidas, yo estoy en una relación…
- Esa relación es una mentira.
- Pero es.
-Suspiré.- ¿No queres verme más?
- No, no. ¡No dije eso! ¡Y ni lo pienses! –Me besó.- Es que… Me gustaría que la relación crezca un poco más.
- ¿Y cómo?
- Siento que con esta charla, quizás crezca un poco más. ¿Se entiende?
- Sí, yo pienso igual.
- Ahora te toca a vos.
- ¿Qué?
- ¿Hay algo que me quieras decir y no te animes?
-No dudé.- Siento que me estoy enamorando de vos. –Y ella se quedó sin reacción.- Igual, no tenes que decir nada.
Y ella no dijo nada, pero me besó.
- A mí me pasa lo mismo y eso es lo que me da miedo.
-La besé.- Me gusta mucho que esto sea solo nuestro.
- ¿No se lo contaste a nadie?
- A un amigo. ¿Vos no?
- A mi hermana. –Reímos.-
- Pero es nuestro igual.
- Eso es verdad. A mí también me gusta eso.
La abracé y ella escondió su cara en mi hombro. Abrazarla me encantaba, sentirla cerquita, sentir su olor.
- ¿De verdad no tenes miedo? -Me preguntó.-
- ¿Debería tenerlo?
- No sé.
- ¿Vos tenes?
- Alejandro me da miedo.
- ¿Por qué?
- Porque es raro.
- ¿Raro cómo?
- Nada, deja.
- No, dale. Contame.
- Es que no sé, de verdad. Y además, quiero aprovechar que estoy con vos. –Y lo besé.-
- ¿Y qué queres hacer?
- ¿Desayunamos y nos vamos a dormir?
- ¿Desayunar?
- Son siete y media y me muero de hambre.
- Acabamos de comer.
- Tengo hambre igual. –Reímos.-
Busqué facturas que había sobre la heladera y preparamos café. Nos sentamos en la mesa y comenzamos a desayunar.
- Pau.
- ¿Qué?
- ¿No me mentiste en nada?
- No, en nada. –Sonrió.- ¿Vos?
- Tampoco.
- Me inspiras confianza.
- Sos tan linda. –La besé.-
Terminamos de desayunar y dejamos todo en la cocina para irnos a la habitación.
Nos metimos en la cama y quedamos frente a frente.
- Es raro lo que me pasa con vos, no lo termino de entender y no sé que es. Ya te lo dije. –Hizo una pausa.- Pero no quiero que se termine esto. –Acarició mi mejilla.- Me quedaría acá con vos, para siempre.
-Sonreí y besé su nariz.- Deja de pensar tanto en el después.
- Me cuesta un poco.
- Ya te voy a enseñar.
- ¿Más cosas vas a enseñarme? -Sonreímos, cómplices.-
- Si me dejas…
- Lo que quieras. –Reímos y nos besamos.-
- ¿Te sentís bien?
- ¿Por?
- Tenes una carita.
- Se me parte la cabeza, no estoy acostumbrada a tomar.
-Reí.- ¿Queres que te haga unos masajitos y después dormimos?
-Sonrió.- Por favor.
Nos sentamos en la cama, ella delante de mí. Comencé a hacer masajes en su cabeza y en su cuello, ella cerró sus ojos y suspiró.
Después de un rato, besé su nuca y la abracé, haciendo que se acueste sobre mi pecho. Besé su cuello y ella sonrió.
- Sos muy tierno. –Besó mi mano.-
- ¿Dormimos?
- Dale, por favor.
Volvimos a acomodarnos para dormir y apagamos los veladores.
- Descansa Pau. –Besé su frente.-
- Vos también Pepe.
- No sé.
- ¿Vos tenes?
- Alejandro me da miedo.
- ¿Por qué?
- Porque es raro.
- ¿Raro cómo?
- Nada, deja.
- No, dale. Contame.
- Es que no sé, de verdad. Y además, quiero aprovechar que estoy con vos. –Y lo besé.-
- ¿Y qué queres hacer?
- ¿Desayunamos y nos vamos a dormir?
- ¿Desayunar?
- Son siete y media y me muero de hambre.
- Acabamos de comer.
- Tengo hambre igual. –Reímos.-
Busqué facturas que había sobre la heladera y preparamos café. Nos sentamos en la mesa y comenzamos a desayunar.
- Pau.
- ¿Qué?
- ¿No me mentiste en nada?
- No, en nada. –Sonrió.- ¿Vos?
- Tampoco.
- Me inspiras confianza.
- Sos tan linda. –La besé.-
Terminamos de desayunar y dejamos todo en la cocina para irnos a la habitación.
Nos metimos en la cama y quedamos frente a frente.
- Es raro lo que me pasa con vos, no lo termino de entender y no sé que es. Ya te lo dije. –Hizo una pausa.- Pero no quiero que se termine esto. –Acarició mi mejilla.- Me quedaría acá con vos, para siempre.
-Sonreí y besé su nariz.- Deja de pensar tanto en el después.
- Me cuesta un poco.
- Ya te voy a enseñar.
- ¿Más cosas vas a enseñarme? -Sonreímos, cómplices.-
- Si me dejas…
- Lo que quieras. –Reímos y nos besamos.-
- ¿Te sentís bien?
- ¿Por?
- Tenes una carita.
- Se me parte la cabeza, no estoy acostumbrada a tomar.
-Reí.- ¿Queres que te haga unos masajitos y después dormimos?
-Sonrió.- Por favor.
Nos sentamos en la cama, ella delante de mí. Comencé a hacer masajes en su cabeza y en su cuello, ella cerró sus ojos y suspiró.
Después de un rato, besé su nuca y la abracé, haciendo que se acueste sobre mi pecho. Besé su cuello y ella sonrió.
- Sos muy tierno. –Besó mi mano.-
- ¿Dormimos?
- Dale, por favor.
Volvimos a acomodarnos para dormir y apagamos los veladores.
- Descansa Pau. –Besé su frente.-
- Vos también Pepe.
Nos dimos un beso y nos sonreímos. La tapé y ella sonrió.
-
Al día siguiente desperté y sonreí, a pesar de que el dolor de cabeza estuviera por matarme.
Me puse un buzo y fui a preparar el desayuno, acomodé mi pelo con un rodete porque al pasar por el espejo me di cuenta que era un desastre y ahora sí, preparé el desayuno.
- Buen día. –Dije entrando al cuarto.-
Dejé la bandeja a un lado y me arrodillé delante de él.
- Buen día. –Repetí acariciando su cuello.-
-Sonrió.- Tengo sueño.
- ¿Preferís dormir antes que estar conmigo? –Pregunté haciendo pucherito y rio.-
- No, no…
- ¡Menos mal! –Reí y lo besé.- Traje el desayuno. ¿Queres?
-Sonrió.- Dale.
Acerqué la bandeja del desayuno y comenzamos a desayunar.
- Estás muy callada Pau.
-Reí.- Me cuesta un poco activarme a la mañana.
- No se notaba.
-Volví a reír.- Es hora de que me conozcas de verdad.
- ¿Me mentiste mucho?
- No tarado, en nada.
- ¿Segura?
- ¡Muy! –Lo besé y reímos.-
- Te sale muy rico el café.
- ¿Ni a esta hora dejas de chamullar che?
-Rio.- Es en serio.
- Mmm… Bueno, gracias. –Volvimos a reír y nos besamos.-
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Bueno... Creo que ya conocen bastante a los personajes de esta historia.
Ahora la pregunta es: ¿Qué va a pasar cuando vuelvan a sus casas?
Son muy lindos ♥ Aunque me da miedo el regreso a sus "vidas" no me hagas dejar de quererte Camila ajaja.
ResponderEliminarjajajajajajajajajaja
EliminarPoniendome al dia! Son lindos juntos pero viste que dos capítulos atrás te saque la ficha! Tanto amor era la tormenta que antecede al huracán...
ResponderEliminarDecime que no se separan por mucho tiempo.
jajajajajajaa, dónde dije que iban a pelearsee?
EliminarComo me gusta tu novela!!!!
ResponderEliminargracias♥♥
Eliminarexacto q va a pasar??? jajja mmmuuuuuuy bueno el cap.
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