lunes, 14 de septiembre de 2015

18. Sentirme mujer.

Una sabe que es una mujer, se mira al espejo y lo sabe. De hecho, el cuerpo te delata… Podes tener más o menos atributos, pero corporalmente sos una mujer. Todos los ven y vos también.


Pero… Ser no es lo mismo que sentir. Cuando nunca te valoraron, nunca te cuidaron o no te tuvieron en cuenta, cuesta sentirse mujer. 

Cuando ningún hombre te cuidó, en ningún ámbito de la vida, es real que cuesta mucho sentirse mujer. Te sentís un objeto, nada más ni nada menos.

Hasta que, un día llega ese hombre que parece de un cuento, que te enseña que no todos son iguales. Que te muestra, que si existe alguien, capaz de hacerte sentir mujer.

“Mírate caminar mujer. estás para que te amen. Para que se rompan las ventanas cada vez que pasas cerca y se hagan grietas en el piso con los tacos de tus zapatos, para que piensen en ti cuando se apagan las luces y seas el primer deseo que alguien pida al despertar.
Mírate bien, no estás para que te engañen, ni que te quieran a medias. No estás para ser segunda opción.”





Me desperté alrededor de las cinco y media y tenerla a mi lado me tentó. Decidí despertarla, era viernes, asique un día dormidos no le iba a hacer mal a nadie.

Levanté con cuidado su remera y besé su espalda, ella sonrió, pero nunca abrió los ojos.

- ¿Qué hora es? –Preguntó.-
- Lo suficientemente temprano como para que podamos pasarla bien antes de que arranque el día.
-Suspiró.- Pepe…
- ¿Qué?
-Se dio vuelta.- Es temprano.
- Dale, un poquitito. –Acaricié su abdomen y ella rio.-
- Vení, acostate conmigo.
- ¡Es lo que quiero! ¿Me vas a decir que vos no? Ya conozco tu cuerpo…
- ¿Y eso qué tiene que ver?
- Te morís de ganas.
-Me besó.- Es que sos irresistible.
- Entonces aprovechame, hermosa.
-Sonrió y pasó su lengua por mis labios.- Si me aprovecho de vos, no llegas a la escuela.
- ¡Apa!
- ¿Apa qué?
- No la tenía así, Chaves.
-Rio.- Yo tampoco, vos me estás despertando.
- Que me digas eso me vuelve loco.
- Es la idea. ¡Volverte loquito!

Y sus labios me capturaron, claro que yo me dejé. ¿Cómo me iba a negar? Sus manos se deslizaron por mi espalda desnuda y se clavaron en mi nuca. Mi lengua entro en su boca y la suya hizo lo mismo, era como si encajaran a la perfección. Nuestras respiraciones ya estaban aceleradas, es que no nos dejábamos respirar.

Se separó un poco de mí y pasó su dedo índice por mis labios, haciéndome cosquillas con su uña. Luego pasó su lengua por sus labios y sonrío, pícaramente. Me abrazó, acercándome más a su cuerpo. Sentí sus pezones ya endurecidos, sonreí.

- ¿Qué pasa? –Pregunté.-
- Me gusta provocarte. –Respondió y se quitó su remera.-
- Con quedarte quieta, ya me provocas.
- Bueno, pero prefiero hacerlo un poquitito más… Divertido. –Y sostuvo sus lolas entre sus manos, uniéndolas.- ¿No te parecen divertidas?

Y no respondí, tan solo quité sus manos de allí y las cambié por las mías. Ella tiró su cabeza hacia atrás y me dejó vía libre. Primero las acaricié suavemente con mis dedos y alternaba algunos besos, sus ojos de a poco se cerraban y mis manos aumentaban la intensidad, bajaron hasta su abdomen e hicieron círculos alrededor de su ombligo. Cambié mis dedos por mis labios y subí con besos húmedos, nuevamente a sus pechos, los cuales besé enteros mientras ella suspiraba con fuerza y acariciaba mis hombros.

Volví a su boca y sus manos se deslizaron por mi pecho, me hizo acostar a su lado y con su lengua recorrió mi pecho y mi abdomen, mientras con sus manos tocaba mi masculinidad, aún con el bóxer de por medio.

La tomé del mentón y la obligué a subir a mi boca, otra vez.

- Sos tan… Hermosa. –Dije subiendo desde su cintura hasta su nuca con mis manos.-
- Vos también sos hermoso. –Y me besó.-

Quería recorrer su espalda con mis besos, asique la tumbé a mi lado y me senté sobre sus rodillas para comenzar con los besos y con algunas caricias en su cola, ya que estaba en tanga.

- Lo haces tan bien. –Dijo en medio de suspiros, cuando mis dedos se atrevieron a ir un poco más allá y sonreí, satisfecho.-

Continué, pero ya sin su tanga de por medio y al rato, volví con mis besos a lo largo de su espalda hasta su nuca. Ella se dio vuelta y me besó. Me quitó el bóxer, y ahora fueron sus manos las que hicieron estragos en mí.

- Quiero sentirte adentro. –Dijo con sus ojos cerrados, entregada.-

Busqué un forro dentro de mi pantalón y me lo puse.

Me acomodé sobre su cuerpo y la besé.

- Dale, porque no aguanto más. –Dijo agitada.-
- Sh…

Y comencé a hacerlo, para poder cumplir su deseo y llegar al éxtasis una vez más.

-

Luego de aquel acto, dormimos un rato más y despertamos a las apuradas. Desayunamos y él se estaba por ir.

- ¿No queres que te alcance con el auto?
- No, no hace falta.
- ¿Seguro?
- Sí Pau, no te preocupes.
- Bueno, está bien. –Lo besé.- Que tengas un buen día.
- Vos también hermosa. –Nos dimos un último beso y se fue.-

Cuando cerré la puerta de mi departamento, me apoyé en ella y suspiré. ¡Me hacía sentir tan bien!

Me estaba por bañar y cuando me quedé en ropa interior, me miré al espejo. Nunca lo había hecho, sonreí. Me gustaba lo que veía.

Estaba descubriendo que mi cuerpo era un trampolín a emociones que hasta ese entonces no conocía. Eran sensaciones que creía que mi cuerpo no era capaz de generar.

Me sentía mujer.

Quité mi corpiño y toqué lentamente cada uno de mis pechos. Se sentía bien, muy bien.

Con algo de vergüenza, bajé mi mano hasta mi femineidad y pasé mis dedos lentamente por allí.

Me deslicé por la pared hasta llegar al suelo, luego de terminar de desnudarme, y mis dedos siguieron con su trabajo.

Estaba a punto de estallar.

Me sentía mujer.

-

Llegué a la escuela feliz, como pocas veces… Bah, creo que es la primera vez.

- Hola Pepe. –Dijo Clari, acercándose a mí.-
- Hola Cla. –La saludé.- ¿Cómo estás?
- Un poco nerviosa.
- ¿Por?
- Tenemos examen con Sanguinetti. ¿No te acordabas?
- ¿Qué?
- Sí nene.
-Suspiré.- ¡Me re colgué!
- A mí me parece que vos tuviste una muy buena noche.
-Reí.- Puede ser…
- Sos tremendo…
- Pero me re colgué boluda.
- Si queres te explico algo en el recreo.
- Por favor.
- Tranquilo, una vez que te vaya mal.
-Suspiré.- Sí, ya sé.

Mi personalidad era muy superyoica (creo que se dice así, sé muy poco de Psicología) y no soportaba no tener buenas notas, no ser el mejor de la clase.

¡Tenía un examen y me había olvidado!

Era la primera vez que me pasaba y eso me pasaba por estar tan enganchado con Paula. No, obvio que no es su culpa… Pero tendría que aprender a repartirme.

Salí de la escuela sintiéndome bastante mal, me sentía un pelotudo por sentirme mal por esto… Pero, no lo podía evitar.

Llegué a mi casa y pasé por al lado de mi mamá (quien seguía sin dirigirme la palabra) y me dediqué a dormir una siesta.

Me despertó el teléfono, era Paula.

“Perdón Pau, pero estoy complicado hoy a la tarde. ¿Lo dejamos para otro día?”

“Está bien Pepe, no pasa nada.”

“¿No te enojas?”

“No, tranquilo…”

“Me muero por verte.”

“Yo también, pero si nos extrañamos cuando nos veamos va a ser más lindo.”

“¡Ay! ¿Por qué tan tierna?”

“Jajajajaja, vos me pones así.”

“Qué lindo entonces. Nos vemos hermosa.”

“Dale bonito.”



▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼

Esa frase que puse en la introducción, la que está entre comillas, la choreé de Acción Poética y no puedo amarla más. Que se yo.

Comenten por fas ☺

10 comentarios: