Aunque lo neguemos, la tristeza la atravesamos todos en las distintas etapas de la vida.
La tristeza es parte de la vida, al igual que la alegría… Y a veces es necesario que aceptemos que necesitamos sentirla. Que necesitamos tirarnos en la cama y ver como la vida pasa con los ojos llenos de lágrimas.
Es necesario… Porque, al conocer la tristeza, vamos a ser capaces de valorar mucho más las alegrías.
Desde que Paula había
llegado a mi vida todo era más lindo. Sí, puede que suene cursi, pero es así.
Tenerla a ella en mi vida me hacía sonreír, me recordaba que tenía un motivo por el cual levantarme todos los días.
Ya me importaba poco la diferencia de edad y lo que pensaran los demás. Ella me hacía tan bien que eso tapaba cualquier cosa.
Por suerte, mis papás ya comenzaban a aceptarla. (Aunque aún no la conocían)
En cuanto a la escuela, estábamos un poco más complicados. La escuela nos ofrecía el viaje de egresados y por problemas administrativos parecía que nos íbamos a quedar sin nada. ¡La puta madre!
Aunque, pensándolo bien, eso quizás servía para cuidar mi relación con Paula.
Aún así, no dejaba de darme bronca.
Me desperté de la siesta y después de ducharme tomé unos mates con mis viejos, eran las siete de la tarde y les dije que me iba… Por suerte, no preguntaron demasiado.
Salí para la casa de Paula y cuando estaba por tocarle el portero, salió Virgi.
- Hola Virgi.
- Hola Pepe, pasa. –Dijo dejando la puerta del hall abierta.-
- ¿Pasa algo?
- Que te cuente mi hermana mejor.
- ¿Está en su casa?
- Sí, subí.
- Bueno, dale.
La saludé y se fue… Algo raro estaba pasando. Subí hasta la casa de Pau y toqué timbre. Ni bien me vio, me abrazó.
- Hey Pau. ¿Qué pasa?
- No puedo más, no puedo.
Cerré la puerta e hice que entráramos.
- No entiendo…
- Yo tampoco. –Suspiró.-
- ¿Queres un poco de agua? ¿Un té?
- Un té.
- Te lo preparo y te lo llevo al cuarto. ¿Queres?
- Por favor. –Le di un beso y se fue.-
Le preparé un té sin entender nada de lo que ocurría, solo sabía que el clima en la casa estaba pesadísimo y lleno de angustia.
-
Me sentía mal y no solo anímicamente, también físicamente. Me temblaba el cuerpo, me sentía mareada. Obvio, otro ataque.
Pedro me dio el té y tomé un poco.
- ¿Pasó algo con tus viejos? –Se sentó a mi lado.-
- Sí.
- ¿Me queres contar qué?
- Tiene otra familia.
- ¿Quién?
- Mi papá. –Y sequé mis lágrimas.- No lo puedo creer, te juro.
-Besó mi mano.- ¿Estás segura?
- Sí. –Hice una pausa.- Pero, por favor, no preguntes nada ahora. Solo necesito que me abraces.
Pedro me abrazó y yo cerré mis ojos, sin poder dejar de llorar.
- No puedo creer como daba tantas clases de supuesta moral. ¡Y hace más de diez años que está con otra!
- No te maquines con eso, es al pedo.
- No puedo evitarlo.
- ¿Queres que te haga unos masajitos así te relajas?
- Si queres.
- Trata de no pensar en nada.
Su mano comenzó a recorrer mi espalda con masajes y yo intentaba tranquilizarme.
Después de un rato, me levanté.
- ¿Te enojas si me voy a duchar?
- No Pau, anda tranquila. ¿Queres que prepare algo para comer?
- No tengo mucha hambre.
- Algo tenes que comer.
-Suspiré.- Que sea livianito.
- Ahora me fijo que tenes.
- Dale.
-Besó mi frente y luego mis labios.- Intenta relajarte en la ducha.
- Lo voy a intentar.
Me busqué algo de ropa, un poco más holgada y me dirigí al baño. Abrí el agua caliente y me desvestí para meterme en la ducha y dejar que el agua caiga con fuerza sobre mi cuerpo.
Mis lágrimas se disimulaban con el agua y el vapor del agua caliente me ayudaba a respirar un poco mejor.
Le daba vueltas a la situación y no podía entenderla, tampoco quería. Podía imaginar muchas cosas de él, que escondía cosas a veces era muy obvio. ¡Pero nunca creí que algo así!
Es que ni siquiera me dolía tanto por mí. Me dolía por mi mamá, ella sí que no tenía la culpa de nada y su vida se había destruido de un segundo al otro.
Cerré el agua, solo para no quedarme a vivir allí y sequé un poco mi pelo con el toallón para luego hacerme un rodete. Sequé un poco mi cuerpo y me vestí.
Pedro estaba en mi cama, esperándome con unos sándwiches de tomate con mayonesa.
- Uno al menos vas a comer.
-Sonreí y me senté a su lado.- Gracias por cuidarme. –Lo besé.-
- No es nada. –Me ofreció uno.- Come, dale.
Y así pasamos un rato, él intentaba distraerme y yo hacía lo posible porque eso suceda.
Llamé a mi hermana.
- ¿Sabes algo de mamá?
- Hablé recién, me dijo que no quiere hablar con nadie, mejor no la llames.
- Bueno, está bien. ¿Vos? ¿Cómo estás?
- Estoy… ¿Vos?
- Igual. ¿Estás sola?
- No, con Joaquín. ¿Vos?
- Con Pepe.
- ¿Queres que nos veamos mañana?
- Sí…
- Dale, quedamos en eso entonces. Y aunque no sean las mejores circunstancias, más bien son las peores, feliz cumple hermanita.
-Sonreí.- Feliz cumple hermosa.
- Te quiero. ¿Sabes?
- Yo a vos Vir, lo sabes.
Y cortamos. Dejé el celular a un lado y suspiré.
- ¿Te quedas? Por favor.
- No pensaba dejarte sola.
-Sonreí y lo besé.- Gracias.
- ¡Basta!
Tenerla a ella en mi vida me hacía sonreír, me recordaba que tenía un motivo por el cual levantarme todos los días.
Ya me importaba poco la diferencia de edad y lo que pensaran los demás. Ella me hacía tan bien que eso tapaba cualquier cosa.
Por suerte, mis papás ya comenzaban a aceptarla. (Aunque aún no la conocían)
En cuanto a la escuela, estábamos un poco más complicados. La escuela nos ofrecía el viaje de egresados y por problemas administrativos parecía que nos íbamos a quedar sin nada. ¡La puta madre!
Aunque, pensándolo bien, eso quizás servía para cuidar mi relación con Paula.
Aún así, no dejaba de darme bronca.
Me desperté de la siesta y después de ducharme tomé unos mates con mis viejos, eran las siete de la tarde y les dije que me iba… Por suerte, no preguntaron demasiado.
Salí para la casa de Paula y cuando estaba por tocarle el portero, salió Virgi.
- Hola Virgi.
- Hola Pepe, pasa. –Dijo dejando la puerta del hall abierta.-
- ¿Pasa algo?
- Que te cuente mi hermana mejor.
- ¿Está en su casa?
- Sí, subí.
- Bueno, dale.
La saludé y se fue… Algo raro estaba pasando. Subí hasta la casa de Pau y toqué timbre. Ni bien me vio, me abrazó.
- Hey Pau. ¿Qué pasa?
- No puedo más, no puedo.
Cerré la puerta e hice que entráramos.
- No entiendo…
- Yo tampoco. –Suspiró.-
- ¿Queres un poco de agua? ¿Un té?
- Un té.
- Te lo preparo y te lo llevo al cuarto. ¿Queres?
- Por favor. –Le di un beso y se fue.-
Le preparé un té sin entender nada de lo que ocurría, solo sabía que el clima en la casa estaba pesadísimo y lleno de angustia.
-
Me sentía mal y no solo anímicamente, también físicamente. Me temblaba el cuerpo, me sentía mareada. Obvio, otro ataque.
Pedro me dio el té y tomé un poco.
- ¿Pasó algo con tus viejos? –Se sentó a mi lado.-
- Sí.
- ¿Me queres contar qué?
- Tiene otra familia.
- ¿Quién?
- Mi papá. –Y sequé mis lágrimas.- No lo puedo creer, te juro.
-Besó mi mano.- ¿Estás segura?
- Sí. –Hice una pausa.- Pero, por favor, no preguntes nada ahora. Solo necesito que me abraces.
Pedro me abrazó y yo cerré mis ojos, sin poder dejar de llorar.
- No puedo creer como daba tantas clases de supuesta moral. ¡Y hace más de diez años que está con otra!
- No te maquines con eso, es al pedo.
- No puedo evitarlo.
- ¿Queres que te haga unos masajitos así te relajas?
- Si queres.
- Trata de no pensar en nada.
Su mano comenzó a recorrer mi espalda con masajes y yo intentaba tranquilizarme.
Después de un rato, me levanté.
- ¿Te enojas si me voy a duchar?
- No Pau, anda tranquila. ¿Queres que prepare algo para comer?
- No tengo mucha hambre.
- Algo tenes que comer.
-Suspiré.- Que sea livianito.
- Ahora me fijo que tenes.
- Dale.
-Besó mi frente y luego mis labios.- Intenta relajarte en la ducha.
- Lo voy a intentar.
Me busqué algo de ropa, un poco más holgada y me dirigí al baño. Abrí el agua caliente y me desvestí para meterme en la ducha y dejar que el agua caiga con fuerza sobre mi cuerpo.
Mis lágrimas se disimulaban con el agua y el vapor del agua caliente me ayudaba a respirar un poco mejor.
Le daba vueltas a la situación y no podía entenderla, tampoco quería. Podía imaginar muchas cosas de él, que escondía cosas a veces era muy obvio. ¡Pero nunca creí que algo así!
Es que ni siquiera me dolía tanto por mí. Me dolía por mi mamá, ella sí que no tenía la culpa de nada y su vida se había destruido de un segundo al otro.
Cerré el agua, solo para no quedarme a vivir allí y sequé un poco mi pelo con el toallón para luego hacerme un rodete. Sequé un poco mi cuerpo y me vestí.
Pedro estaba en mi cama, esperándome con unos sándwiches de tomate con mayonesa.
- Uno al menos vas a comer.
-Sonreí y me senté a su lado.- Gracias por cuidarme. –Lo besé.-
- No es nada. –Me ofreció uno.- Come, dale.
Y así pasamos un rato, él intentaba distraerme y yo hacía lo posible porque eso suceda.
Llamé a mi hermana.
- ¿Sabes algo de mamá?
- Hablé recién, me dijo que no quiere hablar con nadie, mejor no la llames.
- Bueno, está bien. ¿Vos? ¿Cómo estás?
- Estoy… ¿Vos?
- Igual. ¿Estás sola?
- No, con Joaquín. ¿Vos?
- Con Pepe.
- ¿Queres que nos veamos mañana?
- Sí…
- Dale, quedamos en eso entonces. Y aunque no sean las mejores circunstancias, más bien son las peores, feliz cumple hermanita.
-Sonreí.- Feliz cumple hermosa.
- Te quiero. ¿Sabes?
- Yo a vos Vir, lo sabes.
Y cortamos. Dejé el celular a un lado y suspiré.
- ¿Te quedas? Por favor.
- No pensaba dejarte sola.
-Sonreí y lo besé.- Gracias.
- ¡Basta!
-Reí.- Voy a lavar las
cosas.
- ¿Queres que lo haga yo?
- No, no hace falta.
- Como prefieras.
Lo besé y me llevé las cosas, lavé y ordené un poco la cocina. Cerré todo y fui de nuevo a la habitación. Me metí en la cama y lo miré.
- Veni Pau.
-Suspiré y me senté a su lado.- Perdón.
- ¿Por qué?
- Porque justo te viniste a enganchar conmigo ahora.
- ¿Qué tiene que sea ahora?
- Todos estos bardos familiares.
-Acarició mi mejilla.- A mí me gustas vos, tu personalidad, tu manera de ser, tu corazón. –Sonreí.- No tus bardos o no bardos.
- Gracias, pero siento que estoy infumable.
- ¿Queres que lo haga yo?
- No, no hace falta.
- Como prefieras.
Lo besé y me llevé las cosas, lavé y ordené un poco la cocina. Cerré todo y fui de nuevo a la habitación. Me metí en la cama y lo miré.
- Veni Pau.
-Suspiré y me senté a su lado.- Perdón.
- ¿Por qué?
- Porque justo te viniste a enganchar conmigo ahora.
- ¿Qué tiene que sea ahora?
- Todos estos bardos familiares.
-Acarició mi mejilla.- A mí me gustas vos, tu personalidad, tu manera de ser, tu corazón. –Sonreí.- No tus bardos o no bardos.
- Gracias, pero siento que estoy infumable.
- No, te juro que no.
- ¿Tengo que creerte?
- Sí. –Me besó.- En serio.
- Gracias, te lo digo de verdad.
- Y yo de verdad te digo que dejes de agradecer. –Nos dimos un beso y lo
abracé.- Tranquila, con el tiempo las cosas van a solucionarse.
- Eso espero.
- ¿Queres dormir? Así te tranquilizas.
- Sí, espero poder.
- Yo te hago unos mimos.
-Sonreí, muerta de ternura.- Tan tierno sos. –Lo besé.-
- Vos sos tierna. –Reímos y nos dimos otro beso.- Acostate, dale.
- ¿Y vos?
- Ya va.
Me acosté y Pepe apagó la luz del velador, acomodó las mantas sobre mi cuerpo y
se acostó detrás de mí, haciendo cucharita y acariciando mi brazo con una de
sus manos y mi nuca con su nariz.
- Descansa, o al menos intentalo.
- Vos también hermoso. Gracias por estar conmigo.
- La próxima que me agradeces, me voy.
-Reí.- No, no. ¡Por favor! –Tomé sus manos haciendo que me abrace más fuerte.-
Quedate. –Besé su mano y él rio.- Hasta mañana.
- Hasta mañana. Y feliz cumple hermosa.
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Y nos vamos acercando...
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Y nos vamos acercando...
Tu nos vamos acercando creo que quiere decir que tengo que ir exiliandome del pais... y diria que vos tmb. Si nos encuentran nos matan. Jajaja.
ResponderEliminarjajajajja, sos una hdp ♥♥ vos te venís al pozo conmigo!
EliminarNos iríamos acercando a donde?? Me dan miedo uds dos juntas jajaja...
ResponderEliminarPau se sacó todos los numeros para que le pasen cosas malas pobre, espero que cambie la racha...
jajajajaja, nos acercamos... a algún lado!
EliminarQue mala suerte la de Pau!!! jajajaja ojala que se acabe esa racha y pueda disfrutar con Pepe jaajjaja
ResponderEliminarjajajajaja, bueno, hay que tener un poco de maldad para escribirr!
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