sábado, 19 de septiembre de 2015

24. Inevitable cambiar.

Después de ese primer paso, luego de romper la burbuja… ¡El cambio llega!

Llega uno, después viene otro y después otro. Te das cuenta, que es inevitable cambiar. Que es una rueda, cambias algo y cambias todo. Es como si la marea te llevara.

Con los cambios, aprendes cosas nuevas, sentís cosas que no imaginabas y, además, dejas muchas cosas atrás.

Aprendes a vivir distinto...

Te animas a hacerlo, porque te das cuenta que los cambios no son tan malos como creías. Notas que si bien, los cambios pueden traer cosas negativas, también pueden traer muchas cosas positivas que ni siquiera habías imaginado.




- ¿La dejaste de ver, no?
- No mamá. –Respondí enojado.-
- Entonces vas a dejar de hacerlo.
- ¡No! Es mi vida, no la tuya.
- Te quiero cuidar hijo.
- Me cuidas dejándome hacer mi vida.
- Me da miedo que te lastime.
- No me va a lastimar.
- ¿Cómo estás tan seguro?
- Porque estamos muy bien.
- ¿Se cuidan?
- ¡Sí vieja!
- Más te vale eh, porque ella es grande. ¡Pero vos sos un nene todavía!
-Suspiré.- No soy un nene tampoco. ¡Tranquila! ¡No pretendo tener un hijo!
- ¿De verdad es buena chica?
- Sí vieja.
- Me da cosa.
- ¿Qué te da cosa?
- Que sea más grande.
- ¡A vos lo que te da cosa es que tu nene esté de novio!
-Rio.- Puede ser.
- En serio ma, estoy bien con ella. Si tengo algún problema, te lo voy a contar. ¿Sí?
- ¿Me lo prometes?
-Reí.- Sí.
-Me abrazó.- Perdón si te sobreprotejo demasiado, pero me cuesta soltarte.
- Lo sé ma, pero vas a tener que aprender a hacerlo.
- Ya lo sé.
- Perdón.
- Ya está, ya pasó.
- ¿Seguro Pepe?
- Sí ma. –Me separé un poco de ella.- Pero dejame vivir un poco.
- Te prometo que voy a intentar controlarme.
- Por favor.
- De verdad hijo.
- Gracias. –Volví a abrazarla.-


“Ablandada mi vieja.”

“Ah, pero el chamullo lo empleas en todas las áreas.”

“Jajajaja, sos una tarada.”

“¡Respeto che! ¿Y tu viejo?”

“No hable con él, pero no creo que tenga rollo.”

“Tenes suerte.”

“Vos seguís triste…”

“No, de verdad. Estoy bien.”

“No sé por qué, no te creo.”

“Mañana nos vemos y te cuento. ¿Sí?”

“Dale. ¿Almorzamos?”

“Dale, quiero, quiero.”

“Me voy a dormir Pepe, que descanses. Y gracias.”

“Deja de agradecer. Que descanses.”

- Hijo. ¿Podemos hablar?
- Obvio viejo.

Mi viejo se sentó frente a mí, en mi cama.

- ¿Qué pasa?
- ¿Estás con esa chica?
- ¿Vos también me vas a hacer problema?
- No Pepe, tranquilo. ¿Pero estás con ella?
- Sí, no somos novios, pero sí.
- ¿Y están bien?
- Sí, muy.
- Entonces está perfecto, pero cuidate Pepe.
- Ya sé viejo, no soy un nene.
- Solo te lo recuerdo.
-Reí.- ¿Queres explicarme cómo se usa un forro también?
- ¡No seas tarado!
- Pero ya lo sé viejo.
- Está bien que seas feliz, con la pareja que vos elijas.
- Gracias pa.
- La quiero conocer eh.
- Danos un tiempo, hace un mes que estamos juntos nada más.
- Poco.
- Por eso, además, ella cortó una relación al poco tiempo que nos conocimos, asique nos estamos acomodando.
- ¿Seguro que la cortó?
- Sí pa.
- No quiero que te use.
- ¿Por qué pensas eso?
- Porque capaz que estar un rato con un nene le da morbo.
- Dale viejo, yo sé cuidarme y sé lo que nos pasa.
- Está bien, es tu vida y confío en vos.
- Gracias. ¿Me dejas dormir?
- Está bien, tampoco para que me eches.
-Reí.- Tengo sueño.
- Que descanses hijo.
- Vos también viejo.

-

No dejaba de dar vueltas en la cama y me saqué una selfie para mandarle a Pepe.

“Me gustaría mucho que me abraces. La cama está fría sin vos.”

“No me digas así que corro a abrazarte.”

“Ni se te ocurra. ¿Te desperté?”

“No, estaba por acostarme. ¿Vos no te podes dormir?”

“No… Quería hablar un ratito con vos.”

“Ternurita. Tenes los ojos llorosos.”

“Es del sueño.”

“¿Segura?”

“No suelo llorar…”

“No soles…”

“Jajajaja, de verdad.”

“Entonces intenta descansar.”

“Vos también Pepe.”

“Acordate de que mañana nos vemos.”

“No puedo olvidarme de eso, nunca.”

“Hasta mañana entonces.”

“Hasta mañana.”

Que me hiciera así de bien era inevitable. Con tan solo un par de frases cruzadas me había sacado un poco toda la angustia que tenía encima.

Sigo sin saber cuánto va a durar, solo sé que quiero disfrutar que ahora lo tengo.

Apagué mi celular y me fui a la cocina a prepararme un té, tenía demasiado insomnio mezclado con sensaciones encontradas.

Mi cama estaba vacía, hacía frío y en mis manos estaba el té calentito de hierbas. Suspiré y retumbó en mi habitación. Me esperaba una noche dura.

Siempre creí que mi vida era normal, común… Que todos vivían así, acartonados, haciendo lo que se debe y darse cuenta de que no es así cuesta un poco. Desde que Pedro llegó a mi vida todo cambió, dio vueltas mi mundo y me encanta que sea así, cuando estoy con él me olvido del mundo.

¿Pero cuándo estoy sola? En estas circunstancias no era lo mejor del mundo digamos.

-

La vi cuando salí de la escuela y corrí a ella, ella rio y nos besamos detrás de un árbol.

- Hola hermosa, hola. –Dije besándola.-
-Sonrió.- Hola. –Me abrazó.- Necesitaba mucho verte.
- Acá estoy. –Besé su mejilla.-
- ¿Queres que almorcemos en mi casa? Así no nos tenemos que esconder. -Reímos.-
- Dale.
- Tengo el auto acá a la vuelta.
- Vamos entonces.

Caminamos hasta su auto, ella miraba al suelo, asique la abracé por el costado y sonrió.

- ¿Estás bien?
- Como puedo. –Respondió.- En mi casa te cuento si queres.
- Si que quiero.
-Sonrió y me besó.- No puedo creer que seas así de lindo.
- De tanto que me lo decís me lo voy a creer eh.

Reímos y entramos al auto.

- Creelo, porque es así. –Me besó.-
- Vos también sos linda, muy linda. –Sonreímos y nos besamos.-

▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼

Capítulo de yapa o como se escriba.

COMENTEN!!!!!!

5 comentarios: