Eso que todos fantaseamos
cuando empezamos la adolescencia y que cuando llega el momento nos paralizamos,
no sabemos qué hacer ni por dónde empezar.
Lo imaginamos mil veces y cuando pasa, podemos desilusionarnos mucho o ir más allá de nuestras expectativas. Porque, a esa edad, todo es intenso y exagerado. Es todo blanco o negro.
A veces, parece que hablar de eso está prohibido y no entiendo por qué. Si todos lo pasamos o lo vamos a pasar en algún momento. Es algo natural, común… Pero, muchas veces uno no tiene con quién hablarlo y decide hacerlo, porque las ganas de conocer eso nuevo suelen ganar.
Hacer algo por primera vez siempre nos genera intriga y nos mantiene lleno de preguntas… Preguntas que necesitamos responder.

Hacer algo por primera vez
está lleno de miedos y expectativas, miedo a no que no se cumplan.
El bóxer ajustaba mi zona más íntima y sus curvas no podían ser más impresionantes. La invité a mi cuarto y subí por las escaleras detrás de ella, ni siquiera habíamos rozado los labios aún.
El bóxer ajustaba mi zona más íntima y sus curvas no podían ser más impresionantes. La invité a mi cuarto y subí por las escaleras detrás de ella, ni siquiera habíamos rozado los labios aún.
Ingresamos en mi cuarto y
cerré la puerta, la trabé contra la pared con todo mi cuerpo sobre el suyo y
quedamos a milímetros.
- ¿Estás segura de que queres ser mi primer mujer? –Pregunté, ya agitado.-
- Me encantaría, para que nunca te olvides de mí.
- Dudo que algún hombre pueda olvidarse de vos.
-Rio.- Sos tan chamullero pendejito.
- ¿Podes dejar de decirme pendejo?
- Es lo que sos, ya te lo dije.
- Y yo te dije que no.
- Y yo estoy esperando que me lo demuestres.
- Para eso estamos acá. ¿No te parece?
- A mí me parece que podrías ir empezando. –Dijo y acarició mis labios.-
- ¿Te parece?
- Me re parece. –Dijo rozando sus labios con los míos.-
Y sin decir más, le comí la boca, aprisionándola aún más contra mi cuerpo. Mis manos se deslizaron desde sus omóplatos hasta su cola y mi lengua hizo una introspección profunda en su garganta. No sabía cuánto tiempo más iba a poder aguantar, pero sí sabía que quería disfrutarla.
Sentí que sus manos se posaron con fuerza sobre mi nuca y eso generó la intensificación de aquel… ¿Beso? Porque en realidad, nos estábamos devorando.
Ella se separó un poco de mí, ya agitada y me preguntó:
- ¿De verdad vos sos virgen?
- ¡Deja de recordármelo!
-Rio.- Bueno, perdón. –Me besó.- Es que besas increíble.
- Es verdad igual. –Dije y volví a comerle la boca.-
Hice que se enganchará en mi cuerpo con sus piernas alrededor de mi cadera y la presioné.
- ¡Estás calentito!
- ¿Vos te das cuenta de lo que sos?
- ¿Qué soy?
- ¡Un camión!
- ¿Estás segura de que queres ser mi primer mujer? –Pregunté, ya agitado.-
- Me encantaría, para que nunca te olvides de mí.
- Dudo que algún hombre pueda olvidarse de vos.
-Rio.- Sos tan chamullero pendejito.
- ¿Podes dejar de decirme pendejo?
- Es lo que sos, ya te lo dije.
- Y yo te dije que no.
- Y yo estoy esperando que me lo demuestres.
- Para eso estamos acá. ¿No te parece?
- A mí me parece que podrías ir empezando. –Dijo y acarició mis labios.-
- ¿Te parece?
- Me re parece. –Dijo rozando sus labios con los míos.-
Y sin decir más, le comí la boca, aprisionándola aún más contra mi cuerpo. Mis manos se deslizaron desde sus omóplatos hasta su cola y mi lengua hizo una introspección profunda en su garganta. No sabía cuánto tiempo más iba a poder aguantar, pero sí sabía que quería disfrutarla.
Sentí que sus manos se posaron con fuerza sobre mi nuca y eso generó la intensificación de aquel… ¿Beso? Porque en realidad, nos estábamos devorando.
Ella se separó un poco de mí, ya agitada y me preguntó:
- ¿De verdad vos sos virgen?
- ¡Deja de recordármelo!
-Rio.- Bueno, perdón. –Me besó.- Es que besas increíble.
- Es verdad igual. –Dije y volví a comerle la boca.-
Hice que se enganchará en mi cuerpo con sus piernas alrededor de mi cadera y la presioné.
- ¡Estás calentito!
- ¿Vos te das cuenta de lo que sos?
- ¿Qué soy?
- ¡Un camión!
- ¡No me hagas poner
colorada!
- No creo que tengas pudores.
-Rio.- Puede que tengas razón. –Volvimos a besarnos y la llevé hacia la cama, la hice caer con cuidado y yo me tiré sobre ella.-
- ¿Ningún tipo de pudor?
- Ninguno… -Respondió y cerró sus ojos.-
- ¿Puedo hacer lo que quiera con vos?
-Suspiró.- Soy toda tuya.
¡Y cada vez me volvía más loco!
Corrí el pelo de su hombro y también corrí su remera, para poder besar su piel. Sus piernas nunca dejaron de rodear mi cuerpo y me obligó a volver a su boca. Sus manos se deslizaron por debajo de mi remera y terminó quitándola. Dio media vuelta y quedó sobre mí, quitó su remera también y cuando quise tocar sus pechos, me lo impidió.
- Paciencia...
- No sé cuánta más pueda tener.
-Rio.- Dejame…
- ¿Qué te deje qué?
- Vos dejame. –Respondió y se sentó sobre mi pelvis, me besó y con su lengua bajó por todo mi torso, mientras hacía vaivenes con su cadera. ¡Era una hija de puta!.-
Su lengua me humedeció durante un largo rato hasta que con besos bajó hasta mi pantalón. Lo desabrochó y lo quitó, también quitó mis zapatillas. Seguido de eso, las suyas.
- Estás bastante bien eh. –Dijo mirándome de arriba abajo.-
- ¡Vos estás excelente!
- ¿Sí? –Preguntó volviendo a sentarse sobre mí, haciendo que me erecte cada vez más.-
- Sí, pero sin el corpiño estarías aún mejor.
- ¿Vos decís?
- ¡Yo re digo!
- Vamos a ver que podemos hacer entonces. –Dijo y guiñó su ojo.-
Paula corrió los breteles de su corpiño, dejando sus hombros al descubierto total y muy sensualmente dejó sus lolas al viento. Eran perfectas. Me moría por perderme allí dentro, pero nuevamente me lo impidió. Se paró frente a mí y puso mi mano sobre el cierre de su pantalón, sonreí y lo bajé, luego desabroché el botón y se lo quité lentamente, hasta que quedó en el suelo. Su mano volvió a buscar la mía e hizo que sus dedos acariciaran muy suavemente su femineidad ya húmeda. Suspiró con los ojos cerrados y se alejó. ¡Era tremenda!
- Quiero que tengas un buen recuerdo de mí. –Dijo volviendo a sentarse sobre el lugar clave.-
- ¿Quién te dijo que quiero que seas solo un recuerdo?
-Se encogió de hombros y me senté también.- Ah, no sé…
Y no respondí más nada, por fin podía introducirme en su primer paraíso. La abracé por la espalda, acercándola más a mí y mis labios besaron una de sus lolas. Sus manos se ubicaron sobre mi nuca y mientras lo hacía, ella jugaba con mi pelo. Sus pezones estaban tan erectos que quería devorarlos.
Mis labios las recorrieron por completo y luego, lo hizo mi lengua. Sus suspiros me enloquecían. Sin previo aviso mordisquee unos de sus pezones y ella gritó. Sonreí.
- Lo haces muy bien. –Dijo en mi oído y volví a sonreír.-
Ella se separó de mí y volvió a acostarme en la cama. Claramente me dominaba. (Y me encantaba)
Deslizó muy lentamente mi bóxer, hasta que por fin quedó fuera. Sonrió al mirarla.
- Mejor de lo que pensaba. –Dijo y sí, era una forra.- ¿Soy la primer mujer que la va a tocar? –Preguntó, canchereando y yo estaba por explotar.-
- La primera. –Respondí con mis ojos cerrados, entregado.-
Y lo hacía increíble. Con sus manos y con su lengua. Me temblaba el cuerpo, me estaba volviendo loco. Repito: era increíble.
- ¿Te gusta bebito? –Preguntó.-
- Me fascina. –Respondí, temblando.- ¡Deja de decirme bebito!
- Callate y disfruta. –Hizo una pausa.- No tiembles tanto, que todavía falta.
- ¿Qué falta?
Y ella no respondió. Me hizo acabar y no podía volver en sí.
Se recostó a mí lado y acarició mi abdomen.
- ¿No podes seguir? –Preguntó con voz de nena y eso me volvió aún más loco.- Ahora quiero yo. –Dijo de la misma manera y sonreí.-
Abrí sus piernas y la besé. Tenía miedo de hacerlo mal, pero lo iba a intentar. Lentamente quité la última tela que cubría su cuerpo y mis dedos investigaron por allí, sus ojos estaban cerrados y su respiración agitada.
- Seguí, vas muy bien. –Dijo y sonreí. Besé suavemente aquella zona y luego deslicé mi lengua con demasiada lentitud.- ¡Muy bien! –Reiteró, casi sin poder hablar.-
Pasé un largo rato allí y volví a su boca. Nuestras intimidades ya se rozaban y no podía creerlo.
Quise hacerlo, pero lo impidió.
- Es tu primera vez. –Dijo.- Deja que lo haga yo. –Hizo una pausa.- ¿Forros dónde tenes? Porque tenes… ¿No?
Los busqué en el cajón de mi mesita de luz y lo usé.
- Ahora sí… ¿Estás preparado?
- Si no lo haces, voy a explotar antes de tiempo.
-Rio.- Tranquilo hermoso… -Dijo y pasó su lengua por mis labios.-
Yo estaba acostado y ella sentada a mí lado, mis manos recorrieron una vez más su cuerpo, hasta que por fin se sentó sobre mí. Mirándome.
Comenzó a hacerlo lento, luego más rápido… Y no podía creer las mil sensaciones que recorrían mi cuerpo. Mis manos tomaban con fuerzas las sábanas y ninguno de los dos reprimía los gritos. La miré y me sonrió, estaba toda transpirada y tan hermosa.
-
- No creo que tengas pudores.
-Rio.- Puede que tengas razón. –Volvimos a besarnos y la llevé hacia la cama, la hice caer con cuidado y yo me tiré sobre ella.-
- ¿Ningún tipo de pudor?
- Ninguno… -Respondió y cerró sus ojos.-
- ¿Puedo hacer lo que quiera con vos?
-Suspiró.- Soy toda tuya.
¡Y cada vez me volvía más loco!
Corrí el pelo de su hombro y también corrí su remera, para poder besar su piel. Sus piernas nunca dejaron de rodear mi cuerpo y me obligó a volver a su boca. Sus manos se deslizaron por debajo de mi remera y terminó quitándola. Dio media vuelta y quedó sobre mí, quitó su remera también y cuando quise tocar sus pechos, me lo impidió.
- Paciencia...
- No sé cuánta más pueda tener.
-Rio.- Dejame…
- ¿Qué te deje qué?
- Vos dejame. –Respondió y se sentó sobre mi pelvis, me besó y con su lengua bajó por todo mi torso, mientras hacía vaivenes con su cadera. ¡Era una hija de puta!.-
Su lengua me humedeció durante un largo rato hasta que con besos bajó hasta mi pantalón. Lo desabrochó y lo quitó, también quitó mis zapatillas. Seguido de eso, las suyas.
- Estás bastante bien eh. –Dijo mirándome de arriba abajo.-
- ¡Vos estás excelente!
- ¿Sí? –Preguntó volviendo a sentarse sobre mí, haciendo que me erecte cada vez más.-
- Sí, pero sin el corpiño estarías aún mejor.
- ¿Vos decís?
- ¡Yo re digo!
- Vamos a ver que podemos hacer entonces. –Dijo y guiñó su ojo.-
Paula corrió los breteles de su corpiño, dejando sus hombros al descubierto total y muy sensualmente dejó sus lolas al viento. Eran perfectas. Me moría por perderme allí dentro, pero nuevamente me lo impidió. Se paró frente a mí y puso mi mano sobre el cierre de su pantalón, sonreí y lo bajé, luego desabroché el botón y se lo quité lentamente, hasta que quedó en el suelo. Su mano volvió a buscar la mía e hizo que sus dedos acariciaran muy suavemente su femineidad ya húmeda. Suspiró con los ojos cerrados y se alejó. ¡Era tremenda!
- Quiero que tengas un buen recuerdo de mí. –Dijo volviendo a sentarse sobre el lugar clave.-
- ¿Quién te dijo que quiero que seas solo un recuerdo?
-Se encogió de hombros y me senté también.- Ah, no sé…
Y no respondí más nada, por fin podía introducirme en su primer paraíso. La abracé por la espalda, acercándola más a mí y mis labios besaron una de sus lolas. Sus manos se ubicaron sobre mi nuca y mientras lo hacía, ella jugaba con mi pelo. Sus pezones estaban tan erectos que quería devorarlos.
Mis labios las recorrieron por completo y luego, lo hizo mi lengua. Sus suspiros me enloquecían. Sin previo aviso mordisquee unos de sus pezones y ella gritó. Sonreí.
- Lo haces muy bien. –Dijo en mi oído y volví a sonreír.-
Ella se separó de mí y volvió a acostarme en la cama. Claramente me dominaba. (Y me encantaba)
Deslizó muy lentamente mi bóxer, hasta que por fin quedó fuera. Sonrió al mirarla.
- Mejor de lo que pensaba. –Dijo y sí, era una forra.- ¿Soy la primer mujer que la va a tocar? –Preguntó, canchereando y yo estaba por explotar.-
- La primera. –Respondí con mis ojos cerrados, entregado.-
Y lo hacía increíble. Con sus manos y con su lengua. Me temblaba el cuerpo, me estaba volviendo loco. Repito: era increíble.
- ¿Te gusta bebito? –Preguntó.-
- Me fascina. –Respondí, temblando.- ¡Deja de decirme bebito!
- Callate y disfruta. –Hizo una pausa.- No tiembles tanto, que todavía falta.
- ¿Qué falta?
Y ella no respondió. Me hizo acabar y no podía volver en sí.
Se recostó a mí lado y acarició mi abdomen.
- ¿No podes seguir? –Preguntó con voz de nena y eso me volvió aún más loco.- Ahora quiero yo. –Dijo de la misma manera y sonreí.-
Abrí sus piernas y la besé. Tenía miedo de hacerlo mal, pero lo iba a intentar. Lentamente quité la última tela que cubría su cuerpo y mis dedos investigaron por allí, sus ojos estaban cerrados y su respiración agitada.
- Seguí, vas muy bien. –Dijo y sonreí. Besé suavemente aquella zona y luego deslicé mi lengua con demasiada lentitud.- ¡Muy bien! –Reiteró, casi sin poder hablar.-
Pasé un largo rato allí y volví a su boca. Nuestras intimidades ya se rozaban y no podía creerlo.
Quise hacerlo, pero lo impidió.
- Es tu primera vez. –Dijo.- Deja que lo haga yo. –Hizo una pausa.- ¿Forros dónde tenes? Porque tenes… ¿No?
Los busqué en el cajón de mi mesita de luz y lo usé.
- Ahora sí… ¿Estás preparado?
- Si no lo haces, voy a explotar antes de tiempo.
-Rio.- Tranquilo hermoso… -Dijo y pasó su lengua por mis labios.-
Yo estaba acostado y ella sentada a mí lado, mis manos recorrieron una vez más su cuerpo, hasta que por fin se sentó sobre mí. Mirándome.
Comenzó a hacerlo lento, luego más rápido… Y no podía creer las mil sensaciones que recorrían mi cuerpo. Mis manos tomaban con fuerzas las sábanas y ninguno de los dos reprimía los gritos. La miré y me sonrió, estaba toda transpirada y tan hermosa.
-
Siempre creí que el sexo no era lo mío, hasta hoy. ¿Cómo podía ser que un pendejo en su primera vez me haya hecho sentir tanto?
Estábamos los dos desnudos, en su cama, sin decirnos nada. Tan solo mirándonos.
Él buscó mi mano y la besó, le sonreí.
- ¿Estás bien? –Preguntó.-
- Muy bien. –Acaricié su mejilla y él sonrió.-
- ¿Segura?
-Me acerqué a él y lo besé.- Segura, deja de preocuparte. Relajate y disfruta.
-Rio.- Es la primera vez que me pasa esto.
- Lo sé. –Volví a besarlo.- Por eso tenes que relajarte.
-Me besó.- ¿Queres quedarte?
- Dale, me encantaría. –Le sonreí y nos besamos.-
- ¿Queres comer algo?
- Mmm… Después.
- ¿Y qué queres hacer?
- Quedarme con vos. ¿Se puede? –Pregunté y besé su pecho.-
- Me encanta tu plan. –Corrió el pelo de mi cara y nos sonreímos.-
- A mí me encantas vos. –Lo besé.-
- Que casualidad, vos a mí también. –Reímos y nos besamos.-
▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼
¡Hola muchachada! He aquí el capítulo de hoy... No sé si es lo que esperaban, si les parece mucho, poco, o no sé... Pero, tenía ganas y necesitaba incursionar en terrenos nuevos. Asique, espero que les guste y espero también sus comentarios.
minifanficspyp.blogspot.com.ar
Simplemente perfecto el capitulo ♥
ResponderEliminarGracias Jo!♥
EliminarAyy Hermoso vos y Johi escriben hermosooo 😅
ResponderEliminar♥☺ gracias!
Eliminarme re gustooo!!!♥♥
ResponderEliminargracias!!
Eliminarsiiiiiiiiiiiii su primera ves .. muy pero muy bueno el cap.
ResponderEliminarEspectacular! Me encanta como escribís!!!
ResponderEliminargracias linda!
EliminarGenial!! No puedo creer lo distinta que es esta novela a las otras, en todo sentido y la verdad es que me super engancho!! Adoro que subas todos los días jaja!!
ResponderEliminarGracias por dejarnos leerte!
Ayyyy, gracias! de verdad☺♥
EliminarNo puedo creer lo rapido que concretaron, con la Paula de los primeros capitulos crei que tardarian màs. genial!
ResponderEliminarjajajaja, gracias!
EliminarQuedo perfecto! mimiroxb
ResponderEliminarQue lindo!!!! me encanto!! :D
ResponderEliminarGracias Emi!
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