jueves, 17 de septiembre de 2015

21. Enamorarse.

Claramente, la vida no viene con instrucciones… (lo cual, sería bastante aburrido) asique, uno vive a prueba y error.

¿Cómo sabemos cuándo nos está pasando algo por primera vez? ¿Cómo sabemos qué es ese algo? ¿Qué se siente al enamorarnos? ¿Son esas mariposas en el estómago? ¿Es algo mucho más profundo? ¿Es amor en la mirada? ¿Es besarse? ¿Es que el otro te erice la piel? ¿Es sentirse protegido o protegida?

¿Es algo de eso?

¿No es nada?

¿Es todo junto?

¿Qué es enamorarse? ¿Cómo nos damos cuenta?

“Díganle que me enamora cuando sonríe.”





- Pepe…
- ¿Qué? –Preguntó, tomándome de las mejillas y me abrazó por el cuello.-
-Posé mis manos en su cola.- ¿Está mal si me estoy enamorando de vos?
-Sonrió.- No sé, pero a mí me pasa lo mismo.
- ¿De verdad?
- Sí. –Nos sonreímos.-
- ¿Y estará bien o mal?
- No creo que haya manera en la que el amor esté mal.
-Pensé unos segundos.- Qué lindo eso que decís.
- Es que me inspiras. –Reímos.-
- Ojala esto no sea efímero.
- No vamos a dejar que lo sea. –Besó mi nariz y sonreí.-
- No, no vamos a dejar que se termine. –Nos besamos.-

Y ese beso, que había empezado tierno, se fue calentando de a poco. Mis manos apretaban su cola y las suyas presionaban mi nuca. Su lengua y la mía se encontraban en el camino y se enganchaban sin problema alguno.

-Suspiré, en sus labios.- Sos hermoso.
- ¡Vos sos hermosa! –Y me alzó, haciendo que me suba a su cintura y rodee su cadera con mis piernas. Nos besamos y me trabó contra la pared, amaba que lo hiciera. Amaba sentir como su masculinidad despertaba.-
- ¡Cómo te gusta eh!
- ¿Qué cosa?

- Trabarme en la pared.
-Rio.- ¡Porque a vos no!
- ¡Me encanta! –Y mordí mi labio.-
- Vos me encantas. –Y se zambulló en mi cuello, lo abracé por el suyo. Sus labios dejaban huellas en la piel de mi cuello y lo imité.-

Se ve que le estaba pesando, porque sin avisarme, comenzó a caminar hasta la pieza. 

Me dejó caer con cuidado en la cama y quitó mis zapatillas, para subir con besos por sobre mi ropa hasta estar otra vez, en mi boca. Pero, me di vuelta y quedé sobre él. ¡Esta vez quería ser quien tuviese el control de la situación! Quité su remera, mientras besaba la piel de su torso y su abdomen.

Me senté sobre su pelvis, con mis piernas a los costados de su cuerpo y mis manos subieron desde su abdomen hasta su cara. Él cerró los ojos y sonreí, hice masajes y caricias suaves en su cara, cuello, orejas, nuca y pecho. Bajé desde sus hombros hasta sus manos y luego, las posé sobre mi cintura, para comenzar a mover mi pelvis sobre la suya. 

Sonrió y me miró, sacó mi remera y ahora, posó sus manos sobre mis pechos, los cuales aún se mantenían cubiertos por el corpiño. Bajó hasta mi abdomen y con su dedo índice rodeó mi ombligo varias veces. 

Me despedí de mi corpiño y me eché hacia atrás, apoyándome en mis brazos… Claro, dejándole vía libre. Él seguía acostado. 

Su dedo índice pasó por mis labios reiteradas veces y luego, hizo que lo mojará con mi saliva. Ese mismo dedo fue el que pasó por mi cuello, hombros y pecho. Sumó su otra mano al acercarse a mis tetas y comenzó acariciándolas con las puntas de sus dedos, luego, pellizcó mis pezones y terminó besando cada centímetro de ellas. ¡Lo hacía tan bien!

Sonreímos, cómplices y volvimos a unir nuestros labios, con mucha más pasión que antes.

Mis manos recorrieron su espalda y las suyas hicieron lo mismo. Quité sus zapatillas y su pantalón e hice que se acostara boca abajo. Mis masajes volvieron a ser los protagonistas, pero esta vez fueron alternados con besos y lamidas a lo largo de toda su espalda. Lento, mis dedos se acercaron a su cola, para también masajearla. Tenía miedo de que no le guste, pero me parece que estaba equivocada.

Le pedí que se diera vuelta y así lo hizo. Sonreí y quité su boxer. Esta vez, mis manos se encargaron de hacer un trabajo fino.

-

Su cuerpo era tan perfecto que podría acariciarlo por horas, para sentirla y para escucharla suspirar.

Estaba recostada, boca arriba… Esperándome.

Mis labios bajaron con besos desde su garganta hasta sus pies y volvieron hasta su boca. Sin dejar de besarla, ui bajando despacio hasta acariciar su zona más íntima y que ella arquee su espalda. Sonreí.

- Tranquila, no hice nada todavía. –Dije.-
- Estás haciendo, muchísimo. –Dijo agitada.-

La besé y mientras lo hacía, repetí la acción.

Me despegué de su boca, bajando con besos otra vez y subí sus piernas, para poder quitar su diminuta bombachita con mucho cuidado. 

Mi dedo índice, pasó lentamente por allí y de a poco, aumentó la velocidad.

-

Deslizó su masculinidad sobre mi femineidad y yo ya estaba entregada. Lo sentí adentrarse y me preparé para lo mejor.

Mis manos presionaban con fuerza las sábanas que estaban debajo de mí, su cuerpo y el mío se movían a una velocidad difícil de explicar.

Su piel y la mía transpiraban… ¡Porque ardían!

Su cabeza estaba sobre mi pecho y yo lo abrazaba. Ambos seguíamos desnudos y ninguna tela nos cubría. Nuestras respiraciones no lograban normalizarse.

Mis manos jugaban con el pelo de su nuca y sus dedos en mi panza. No hacía falta decir nada.

-

Cuando estuvimos más tranquilos, ella rompió con el silencio que nos rodeaba.

- Pepe… -Susurró.-
- ¿Qué Pau? -Sonrió y se levantó un poco, para mirarme.- ¿Qué pasa?
- ¿De verdad te gusto? –Preguntó insegura.-
- ¿De verdad me lo preguntas?
- Soy una tarada. Perdón. –Y se sentó en la cama.-
- Hey, no, no. –Me senté frente a ella.-
- Me siento una pendeja histérica y lo odio.
- ¿Por qué me lo preguntas?
- No sé, a veces me acuerdo que te llevo diez años y capaz queres estar con una mina de tu edad.
- Yo no quiero estar con ninguna otra mujer que no seas vos.
-Sonrió.- Perdón.
- ¿Por qué?
- Por esto.
-Reí.- No pasa nada. –La besé e hice que se acostara, cayendo sobre ella.- No pasa nada si dejas de pensar en esas boludeces.
-Asintió.- Está bien.
- ¿Me lo prometes?
-Sonrió.- Sí, te lo prometo. –Me besó.- Gracias.
- Nada que agradecer. –Nos abrazamos y reímos.- ¿Dormimos?
- Mmm… Dale.

Nos separamos para darnos un beso y luego nos acomodamos para dormir.

- Hasta mañana. –Dije y acaricié su nariz.-
- Hasta mañana. –Tomó mi mano y la besó.-

Al día siguiente.

Desperté y sonreí al tenerla a mi lado. ¡Me sentía un pelotudo!

- Buen día. –Dije besando su cuello.-
- Ay, hola. –Me abrazó con fuerza.-
- ¿Cómo dormiste?
- Increíble. ¿Vos?
- Más que increíble. –Reímos.-
- ¿Qué hora es?
- Las once.
- ¿Nos podemos quedar un ratito más acá?
- Por favor.

Después de un rato.

- Hoy tengo un día complicado. –Dijo.-
- ¿Por?
- Voy a ir a comer a lo de mis viejos y les voy a decir que me separe de Alejandro.
- ¿No lo saben todavía?
- ¡Vos no sabes el escándalo que hicieron cuando se enteraron que no estábamos bien! 
Para ellos separarse es un pecado.
- Pero es tu vida Pau.
- Eso lo sé y por eso intento tomar las riendas de mi vida.
- Te diría que te acompaño, pero… -Reímos.-
- Va a estar mi hermana.
- ¿Me dijiste que es como vos, no?
- ¿Cómo yo qué? ¿Una roba-cunas? –Reímos.- 
- Robame todo lo que quieras. –La besé.-
-Sonrió.- A vos te robo. ¡Y te quiero todo para mí!
- Soy todo tuyo.
- ¿Sí?
- Sí.
-Me besó.- Eso espero. –Sonreímos y nos besamos.- Te juro que no te quiero echar, pero me tengo que bañar… Si queres esperame acá.
- Te puedo ayudar.
-Rio.- En serio tonto.
- ¿Desayunamos primero?
- Bueno, dale.

Pau se vistió y fue a preparar el mate.

- Vestite nene.
- ¿No soy sexy?
-Rio y me revoleó un almohadón.- Dale boludo.
- Ahora va che, pero si me ayudas.
- ¡Sos terrible!
- Si sos mi roba-cunas, me tenes que cuidar.

Rio y me vistió. ¡Era mía!


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Están hasta las manos... ¿Qué opinan? jajaja♥

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