miércoles, 16 de septiembre de 2015

20. Te quiero.

Hay palabras insignificantes… Y hay otras llenas de sentido, son esas palabras las que a veces no da temor decir y ese temor puede deberse a vergüenza o miedo que al otro no sienta lo mismo.

Liberar palabras que llevan consigo sentimientos, suele darnos miedo… Pero, quizás, guardarlas sea egoísta. ¿Por qué no decir lo que uno siente? Sobre todo, si eso que sentimos es lindo y nos alegra la vida.

Te quiero. Te quiero. Te quiero.

Es fácil de pronunciar y difícil de sentir, porque no es algo que nos pase todos los días. Querer así nos hace sentir especiales, nos hace sentir que el otro es especial y poder compartirlo es todo lo que necesitamos hacer para poder disfrutarlo, si es correspondido claro.

Te quiero y te lo voy a decir. “Te quiero en todos los tiempos y modos de verbo.”






- Hola. –Dije sonriente, cuando abrí la puerta.-
- Hola. –Respondió la sonrisa y nos dimos un beso.- ¿Cómo estás?
- Mejor ahora que te veo. –Lo besé.- Te extrañaba. –Volví a besarlo.-
- Yo también te extrañaba.

Y sin dejar de besarnos, cerré la puerta. Me acorraló contra la pared y reí.

- No voy a dejar que por mi culpa te olvides de tus responsabilidades. ¡Sabelo!
- No podes ser tan… -Me besó.- ¡Linda!
-Reí.- Vos sos lindo. –Rodeé su cuello con mis brazos, para besarlo otra vez.-
- Dejame chaparte un poco primero igual.
-Reí.- Con todo gusto. –Y volvimos a unir nuestros labios.- Ayer quedamos en que me ibas a llenar de besos.
-Sonreí.- Tenes razón. –Y volvimos a besarnos.-

Después de un rato.

- ¿Preparo mate y empezamos?
- Dale.
- ¿Tenes mucho?
- Contabilidad.
- ¡En eso soy experta! –Dije.-
- Ya sé, por eso lo dejé para hoy. No entiendo una mierda.
- No es por presumir, pero soy muy buena profe. –Reímos.- ¿Y qué más?
- Matemática, supongo que también te gusta. ¿No?
- Sí, vas a ver que es fácil.
- Eso espero. –Reímos y nos dimos un beso.-

Preparé el mate con algunos bizcochitos y nos sentamos en la mesa con sus apuntes.

Yo intentaba explicarle, pero él no dejaba de acariciarme la espalda.

- Mira que si no prestas atención te echo de mi casa antes del postre eh.
- ¡No! ¡No seas mala! –Y me abrazó por la espalda.-
- Entonces anda soltando.
-Besó mi cuello.- Un poquito…
- Después, dale nene.
- ¡Ufa!
- ¿Ufa qué? Mientras más rápido terminemos…
- ¿Con tus alumnos sos igual? –Reímos y se acomodó en su silla.-
- Sos medio tarado cuando queres eh.
- Perdón.
- ¿Por?
- Capaz a veces sea muy pendejo y no te guste.
- No digas boludeces. –Lo besé.-
- De verdad te lo digo.
- No es lo que pienso. –Acaricié su mejilla.-
- ¿Segura?
- Sí, muy segura. –Lo besé.- Solo quiero ayudarte, me importas.
-Sonrió.- Vos me importas a mí.
- Entonces dale, terminamos con esto y miramos una peli. ¿Queres?
- Bueno, dale.

Terminé de explicarle algunas cosas, esquivando sus besos, hasta que por fin terminamos.

- ¡No era tanto al final! –Dije.-
- Para vos, para mí es un torre.
-Reí.- ¿No te lo hago un poquito más entretenido?
- Sí, mirarte la boca cuando hablas es divertido.
-Reí.- En serio nene. ¿Entendiste?
-Sonrió.- Sí. –Me besó.- En serio, gracias.
- No es nada. –Besó mi nariz.-
- ¿Podemos seguir con nuestros planes?
-Sonreí.- Dale.

-

¡No podía ser tan linda! Me estaba enamorando de verdad. ¡Estaba hasta las pelotas!

Por fin terminamos con todos esos malditos números y estábamos en el sillón mirando una peli. Yo estaba sentado y ella acostada, rodeando mi cintura con sus brazos y con su cabeza en mi pecho. Yo la abrazaba.

- ¿Queres seguir viendo la peli? –Pregunté.-
- Sí. ¿Por?
- Te estás durmiendo.
-Rio.- Es que me relaja mucho estar así con vos. –Y besó mi pecho.-
-Besé su frente.- Podemos dormir un ratito si queres.
- Cuando termine la peli.

La peli terminó después de un ratito y ella se quedó dormida sobre mi pecho.

¿Yo? No podía dejar de mirarla, sus facciones eran tan hermosas. Su respiración tan tranquila me contagiaba.

-

Me desperté y sonreí al darme cuenta que estaba durmiendo sobre él y que ese sonido lejano que escuchaba mientras soñaba eran los latidos de su corazón.

- Buenas noches señorita.
-Reí.- Hola. ¿Qué hora es?
- Siete y media.
- Uy, me re dormí.
- Mejor, así te tengo fresquita esta noche.
-Reí.- No sé si tan mejor, no hay nada de comer. ¡Nada!
- ¿Ni una zanahoria?
- Bueno, eso puede ser. –Reímos.- Igual, dentro de un rato. No me quiero levantar ahora. –Y lo abracé más fuerte.-
- Vaguita.
- No es que soy vaga. Me gusta estar con vos así. –Confesé y escondí mi cara en su pecho.-
-Me abrazó más fuerte.- Te quiero…
-Lo miré, sonriente.- Yo también te quiero. –Y nos dimos un beso muy tierno. Volvimos a abrazarnos.-

Nos quedamos un rato allí sin decir más nada, es que no hacía falta.

-

- ¿Cocinamos algo? –Propuso.-
- ¿Qué tenes? No te creo que hay solo una zanahoria.
-Rio.- Fideos, algunas verduras, un poco de carne.
- ¿Tenes salsa de tomate?
- Sí.
- Bueno, entonces hacemos una salsa que hace mi abuela que es un gol de media cancha.
- Dale. ¡Pero cocinamos los dos! No me dejes sola.
- Soy muy buen cocinero aunque no me creas.
- ¿De verdad?
- Sí, es más… Te diría que me dejes solo así te sorprendo.
- Yo podría ir a bañarme. ¿Aceptas el reto?
- Obvio.
- Decime que necesitas, así no te volves loco revolviendo alacenas. –Reímos.-
- Dale.

Pau me dejó todo y se fue a bañar.

¡Manos a la obra!

-

- ¡Ya está Pau! –Dije desde la puerta de su cuarto.-
- Ahí voy.
- Dale, que se enfría.
-Salió y me dio un beso.- Vamos, dale.

Nos acercamos a la mesa y nos sentamos.

- A ver… -Dijo enrollando algunos fideos en su tenedor.- Prometiste asique… -Probó.- ¡Sos crack de verdad!
-Reí.- Gracias.
- ¿Dónde aprendiste a cocinar?
- No sé. –Reí.- Mirando a mi abuela, a mi vieja… Me gusta, me distiende.
- Está buenísimo, cociname más seguido. –Dijo riendo.-
- Con todo gusto. –Besé su mano y ella sonrió.-

Cenamos. De fondo, estaba la radio.

- Aflojale un poco al chape. –Dijo.-
- ¿Por qué?
- No vamos a dejar todo desordenado.
- La señorita estructurada no puede.
-Rio y me pegó en el hombro.- No seas malo.
- Te jodo nena.
- ¿Nena? –Reí y la besé.-
- ¿Queres ordenar?
- Sí.
- ¿Te ayudo?
- Dale. –Me besó.-

Ordenamos todos entre los dos y mientras ella cerraba la puerta, la abracé por la cintura.

- ¿Bailamos? –Propuse.-
- Bueno, dale.

Comenzamos a bailar agarrados de la mano hasta que, terminamos abrazados y besándonos.

Lunes por la madrugada yo cierro los ojos y veo tu cara que sonríe cómplice de amor
Días en la carretera yo siento aquí dentro la emoción de haber dejado lo mejor.
Yo no sé si es en vano este amor aquí no hay luces de escena y algo en mí no se serena, no.
Yo ya no comprendo nada tantas caras dibujadas como manchas en una pared.
Noches de melancolía pateando en una ciudad vacía, en mi oscuridad te busco a vos.
Quizás hoy sí te pueda encontrar mas allá de toda pena, siento que la vida es buena hoy.”

Sin querer, o queriéndolo… (No sé muy bien) estábamos dejando que esta relación crezca y sonreímos, cómplices de amor.



▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼

https://www.youtube.com/watch?v=g9Gx7XANp2E Lunes por la madrugada - Los abuelos de la nada.

4 comentarios:

  1. me encantooo!!! estan re muertos de amor...♥♥

    ResponderEliminar
  2. aahhhiii q lindoooo cap. cada ves m gusta mas tu nove

    ResponderEliminar
  3. Me encanto ♥ Se mueren uno por el otro. #muytiernis jaja

    ResponderEliminar
  4. Que lindosss! Están super enganchados, no hay vuelta atrás!
    Me encanto la frase "Te quiero en todos los tiempos y modos de verbo" :)

    ResponderEliminar