8. ¿Qué nombre le ponemos?

Esa maldita manía de la gente de querer bautizar todo. ¡Como si los sentimientos necesitarán nombre! Se siente o no se siente. ¿Qué importa el nombre?

De verdad que esta vez no importaba, solo importaba que cuando nos mirábamos el mundo se detenía.

Solo importaba que cuando uníamos los labios nuestros corazones enloquecían y bombeaban más sangre de lo normal.

Importaba que la piel cuando estábamos juntos, ardía.

Importaba que cuando charlábamos descubríamos en el otro  una persona que queríamos para nuestras vidas… No sabíamos si para siempre, pero sí para ahora.

Asique… ¿Qué importa el nombre que le pongamos?

¿Va a cambiar algo un nombre?

No podía dejar de pensar en ella, tampoco podía dejar de respirar en la almohada que había usado la noche anterior, para poder sentir su perfume.

No podía sacar de mi mente la imagen de su perfecto cuerpo, tampoco sus gemidos.

Así como no podía dejar de recordar su voz, sus palabras, su seguridad. Paula me estaba por volver loco y la conocía hacía tan poco tiempo que no sabía qué nombre ponerle a lo que me pasaba. Ya nos habíamos visto varias veces a escondidas, aunque solo esa primer noche habíamos compartido la cama. Y ahora, me moría verla otra vez.

Agarré mi celular y le hablé. Poco me importaba que iba a pensar.

‘¿Está mal si no puedo dejar de pensar en vos?’

‘No sé si está bien o mal, pero yo tampoco puedo.’

‘Quiero verte otra vez.’

‘Yo también.’

‘¿Cuándo nos vemos entonces?’

‘Vernos podemos vernos cuando quieras… No sé si lo otro.’

‘Jajajajaj!’

‘Mis viejos tienen una quinta, te puedo invitar el finde que viene ahí. Me encantaría pasar unos días con vos, no sé por qué, pero la pasó demasiado bien cuando estamos juntos.’

‘Me pasa igual y me encantaría.’

‘Entonces el viernes te paso a buscar por tu escuela en mi auto y nos vamos.’

‘¿De verdad?’

‘¿Arrugas?’

‘Nunca y menos con vos.’

‘Entonces quedamos así.’

‘Me encanta. Igual, quiero verte antes.’

‘No te prometo nada.’

‘Me conformo con que lo intentes.’

‘Bueno, dale.’

Suspiré y dejé el celular a un lado. De verdad que no podía sacarla de mi cabeza.

Nada me conformaba, nada que no sea estar con ella. ¿Tenía que preocuparme?

Tocaron timbre y bajé a abrir.

- ¡Hermano! –Dije abriendo la puerta.-
- Hola Pepe. –Nos saludamos y entramos.-
- ¿Una cerveza?
- Dale.

Busqué dos cervezas y nos sentamos en el sillón.

- Te voy a hacer un comentario muy minita. –Dijo.-
-Reí.- ¿Qué?
- Estás… Distinto.
-Volví a reír.- Puede ser.
- ¿Y se puede saber por qué?
- Adivina.
- Dale boludo, eso es demasiado minita. –Reímos.-
- Estuve con una mina que es lo más fuego que vi en mi vida.
- ¿Garchaste?
- Así es. –Dije triunfante.-
- ¡Al fin pendejo! –Y chocamos los cinco.-
- ¿Te acordas de la profe de la universidad?
- ¿Con ella? ¡Sos un bestia!
- Con ella.
- No te creo nene.
- ¿Queres ver los whatsapps?
-Rio.- ¡Es una robacunas!
- Es un fuego boludo, no sabes.
- ¿Estuvo bien?
- ¡Increíble!
- ¿Y vos?
- Quiero tenerla encima mío todo el tiempo.
- ¡Buena master! –Chocamos nuestras cervezas.- ¿Y qué onda la mina?
- Está de novia.
- Ah, fiel la mina. –Reímos.-
- Te juro que me está volviendo loco, y no solo por la buena cama que tuvimos.
- ¿Por qué más?
- No sé, me encanta. Creo que podría pasar horas hablando con ella.
- ¡No te la crees ni vos!
- De verdad te lo digo Mati.
- Mmm…
- Bueno, no me creas. Me chupa un huevo y la mitad del otro.
- Tampoco para que te enojes así.
- Me invito el finde que viene a la quinta de los viejos, para que estemos solos.
- Vas a tocar el cielo con las manos Pepito.
- Ya estoy en eso me parece.

-

Lo llamé por teléfono y estaba guiada por los impulsos más que nunca en mi puta vida.

- Hola.
- Hola Pepe. –Dije cómodamente en mi cama.- ¿Cómo estás?
- Muy bien ahora que llamaste.
- Veo que no le aflojaste al chamullo.
- Dicen que a las mujeres hay que endulzarlas.
- ¿Qué lees vos? ¿Foros de solos y solas?
-Rio.- Sos una tarada.
- Hey, respeto con los mayores.
-Volvió a reír.- Disculpe señora.
- Señorita.
- Pau me gusta más.
- A mí también. –Sonreí.-
- ¿Qué estás haciendo?
- En mi cama, en ropa interior por si te importa.
- Era justo lo que estaba imaginando.
- ¡Qué cabecita loca que tenes!
-Rio.- En realidad, imaginaba un poco más. Pero me lo reservo.
- Te puedo denunciar por acoso mental. –Reímos.- ¿Y vos? ¿Cómo estás?
- Justo salía de ducharme. Envuelto en un toallón.
- Ah, bueno… Tranqui.
- Llamaste justo. –Volvimos a reír.-
- ¿Y yo también puedo imaginarme cosas?
- Todo lo que tengas ganas.
- Como me tentas pendejo.
- No sabes como me gustaría estar ahí para que puedas hacerme lo que quieras.
-Sonreí, me volvía loca.- Me volves loca. –Confesé.-
- Y vos a mí, estamos a mano.
- Mejor cortemos.
- ¿Por?
- Porque no te tengo acá para cojer.
- Puedo ir si queres.
-Reí.- Estás loco.
- Por vos.
- Volvió el chamullero.
- Es lo que hay, si no te gusto…
- ¡Me encantas!
- Eso quería escuchar.
- ¿Te quedaba alguna duda?
- No, no sé…
- Mira que no me van los nenes inseguros eh.
- No soy nene y creo que ya te lo demostré.
- Es verdad, sos el mejor hombre que probé en mi vida.

- ¿De verdad no queres que vaya?
-Reí.- Si venís, seguro alguien te va a abrir.
- ¿Ese alguien sos vos?
- Mmm… Puede ser.
- Porque sino, no me importa.
-Reí.- No sé, hace lo que quieras.
- ¿De verdad?
- ¿Voy a impedir que lo hagas?
-Rio.- No, no sé.

Y en ese momento se escuchó un trueno.

- ¡Ay, la puta madre! –Dije.-
- Tranquila, es solo una tormenta.
- Quedate en tu casa mejor.
- No, dale…
- Me da miedo que te pase algo.
-Lo escuché sonreír.- Sos una tierna.
- En serio… Quedate.
- Bueno, está bien, me quedo.
-Sonreí.- Nos vemos igual.
- ¡Por favor!
- Que descanses Pepe.
- Vos también hermosa. Un beso grande.
-Sonreí.- Un beso lindo.

Corté y sonreí. Me sentía una pelotuda.

Dejé mi celular a un lado, apagué la luz y apoyé la cabeza en la almohada.

¿Por qué era tan lindo?

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Hola a todos, he aquí yo reportándome y dejándoles el capítulo del día de la fecha.

Sigan comentando por favor, creo que los capítulos que vienen les van a gustar mucho♥ jajaja

minifanficspyp.blogspot.com.ar ☺