domingo, 20 de septiembre de 2015

25. Ansiedad.

Ansiedad… No, no hablo de esa ansiedad de no poder esperar algo. 

Hablo de esa ansiedad que te toma el cuerpo, de pies a cabeza, que te impide respirar y te hace temblar. De esa maldita ansiedad que no podes controlar por tus propios miedos, de esa ansiedad que se medica…

Y es con esa pastilla que te olvidas de esa maldita ansiedad…  Hasta que, un día te olvidas.

Un día esa ansiedad vuelve a aparecer y el mundo vuelve a caer sobre nuestro cuerpo.

Otra vez, otra vez esa sensación tan horrible que nadie entiende.





Y esa noche no dormí nada. Estuve mareada, con palpitaciones y temblores toda la noche. Y cuando digo toda, es toda.

“Buen día hermosa.”

“Buen día…”

“¿Cómo estás?”

“Mmm… Como puedo. ¿Vos?”

“Por entrar a la escuela. ¿Pasó algo?”

“¿Es mucho pedir que vengas a visitarme cuando salgas del colegio?”

“No es mucho y me encantaría hacerlo.”

“Entonces te espero.”

“Dale Pau, pero me preocupas.”

“No, no te preocupes. En serio, y no llegues tarde al cole por mí.”

“Haría muchas más cosas por vos, llegar tarde no es nada.”

“Jajajaja. ¡Sos tan lindo!”


Me pedí el día en la universidad porque no podía moverme de la cama y me quedé allí. Lo negaba, pero estaba pasando otra vez.

Me quedé dormida y me despertó el timbre, pasado el mediodía.

- Hola. –Dije abriendo la puerta, en pijama.- Perdón mi estado. –Dije riendo.-
- No pasa nada. –Me besó.- Hola.
- Pasa.

Pepe entró y cerré la puerta.

- Veni…

Fuimos hasta mi cuarto y yo me metí en la cama.

- Estás muy pálida.
- Me siento mal Pepe.
- ¿Qué sentís?
- Nada, estoy acostumbrada.
- ¿Por?
- Historia larga.
- Quiero saber, tengo todo el tiempo del mundo.
- Sos muy tierno, pero ahora prefiero que me abraces.
- ¿Segura?
- Sí. Metete en la cama conmigo.

Pedro se sacó las zapatillas y se metió en la cama conmigo. Me apoyé sobre su pecho y él me abrazó. Suspiré y rodeé su cintura con mis brazos.

- Gracias.
-Besó mi frente.- Sh…

Pasó un rato y estaba un poco más tranquila.

- Ya vengo. –Dije.-
- ¿Qué necesitas?
- Tomar una pastilla.
- ¿No queres que te la traiga?
- No, voy yo.
- ¿Segura?
- Sí, gracias igual. –Lo besé.-

Me dirigí a la cocina y tomé esa maldita pastilla. Esa que me había olvidado de tomar y ocasionó este desastre. La tomaba ahora, porque tomarla con palpitaciones me generaba nauseas. ¡Todo muy divino!

- ¿Me queres contar qué te pasa?
- Mmm…
- ¿No queres?
- Me da un poco de vergüenza.
- Respeto si no queres, pero podes confiar en mí.
-Sonreí y lo besé.- Tengo un… ¿Problema?
-Me miró extrañado.- ¿De qué tipo?
 - Psicológico. –Suspiré y me dejé caer en el colchón.-
- No entiendo Pau.
- Yo a veces tampoco entiendo igual.
- ¿Me explicas?
- Se llama Trastorno de Ansiedad Generalizado o más amablemente TAG, me lo diagnosticaron cuando tenía 18 años, me medicaron y ahí fue todo. Me enchufo la pastillas todos los días y estoy bien, pero cuando me cuelgo me pasa esto.
- ¿Qué es lo que te pasa?
- Palpitaciones, mareos, temblores, tensión en el cuerpo, mil problemas en la cabeza.
- Perdón que pregunte. ¿Pero qué sería TAG?
- Eso Pepe, ansiedad, ansiedad y ansiedad. Al menos en mí. Soy muy ansiosa, pero no como las personas que son ansiosas, sino en otras situaciones. A veces me deprimo sin razón o le tengo miedo irracional a algo, tengo algunas obsesiones. No sé, es eso. Me dijeron que se me despertó cuando no sabía que elegir para estudiar, me agarró tal obsesión que me enfermé. –Suspiré.- Es raro, lo sé. Y hasta yo me olvido que lo tengo, esa pastilla hace magia.
- ¿Y por qué no haces terapia?
- Me parece una gilada.
- Quizás te ayudaría.
- De verdad, no creo en eso. Supongo que ahora me volvió todo esto por todos los cambios que estoy pasando, ya se me va a pasar.
- Por eso mismo, hablar con alguien te haría bien.
- Vos me haces bien. –Volví a acomodarme en su pecho.-
- Con alguien de afuera Pau.
- No intentes convencerme, menos ahora que me siento mal.
-Suspiró.- Está bien, pero prometeme que te cuidas.
- Te lo prometo.
- Así me gusta.
-Besé su pecho.- Es la primera vez que alguien me abraza así cuando me pasa. Gracias.
- Tan linda sos… -Me abrazó.- No agradezcas. Igual, sabe que voy a seguir insistiendo.
-Suspiré.- Bueno, está bien. Pero ahora no. ¿Dormimos una siesta?
- Mmm… Dale, estoy muerto.

Dormirme y despertar en sus brazos hicieron que me tranquilice por completo.

Me bañé y estábamos merendando.

- ¿Cómo te fue en el examen?
- Bien, creo.
- ¿Te sirvió lo que te expliqué?
- Sí, muchísimo.
- Genial entonces.
- Más genial sería que… -Me tomó de la cintura e hizo que me siente sobre sus piernas.- Estemos un poco más juntitos.
-Sonreí y lo besé.- Es verdad.
- ¿Te sentís mejor?
- Sí, muchísimo mejor.
- Me alegro. –Me besó y buscó una galletita para darmela en la boca.-
- Gracias. –Reímos e hice lo mismo.-
- Soy re contra reiterativo, pero me encanta estar con vos.
- A mí también y me encanta que me lo digas. –Nos besamos.-
-Corrió un mechón de pelo de mi cara.- Mi viejo te quiere conocer.
- ¿Qué? –Pregunté alarmada.-
- Le paré la máquina igual.
- ¡Por favor!
- Tranquila que se te fueron los colores otra vez. –Reímos.-
- Es que… No sé, hace muy poco que estamos así.
- Es lo que le dije, tranquila. –Me besó.- Solo te lo cuento para que sepas que en mi familia ya te empiezan a aceptar.
- Ojala algún día pueda decir lo mismo de la mía.
- Vas a ver que sí. –Acarició mi brazo.-
-Suspiré y choqué mi frente con la suya.- ¿Sabes qué?
- ¿Qué?
- Mi hermana ya te ama.
- ¿Tanto?
- Dice que nunca me vio sonreír tanto y creo que tiene razón.
- ¿Asique soy yo la razón de esa sonrisa tan hermosa?
- Vos y solo vos. –Lo abracé por el cuello y lo besé.-
- Es muy lindo saberlo. –Me besó y me abrazó por la cintura.- Mi mejor amiga también dice que estoy distinto y también quiere conocerte.
- ¡Ufff! No aguanto tanta presión.
- Dejemos pasar un tiempo.
- Sí, por favor. Sobre todo en mi familia, lo de mi ex es demasiado reciente. –Pensé un segundo.- Con mis viejos igual, mi hermana ya te adoptó de cuñado. –Reímos.-
- Vamos a esperar lo que nosotros creamos conveniente.
- Me gusta que coincidamos. –Sonreímos y nos besamos.-
- Se va a enfriar el café Pau.
- Pero son más ricos tus besos. –Y volví a besarlo.-
- ¿Cómo queres que no te chape toda si me decís esas cosas?
-Sonreí.- Yo quiero que me chapes toda, nunca dije que no.
- ¿Segura?
- ¡Muy segura!

Y unimos nuestros labios en un beso interminable.

- Me haces bien. –Dije rozando mis labios con los suyos.-
- Me hace bien hacerte bien. –Sonreímos y volvimos a besarnos.-
-
Anoche pasó algo más. –Dije, porque era ahora o nunca.-
- ¿Qué cosa?
- Me llamó Alejandro y me amenazó.
- ¿Con qué?
- Con que la iba a pasar mal, no sé. –Suspiré.- No me preocupa, porque es un pelotudo, pero me asusté.
-Me abrazó con fuerza, por la cintura.- Yo te cuido.
-Sonreí.- Sos tan chapable, tan. –Dije besándolo.-
- Vos sos chapable. –Reímos y volvimos a besarnos.-


▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼

No tengo mucho que decir hoy, solo espero que les guste el capítulo.☺

7 comentarios:

  1. Le llega a pasar algo a Pau y es tú culpa. 😈😠😬😡😴

    ResponderEliminar
  2. Que alejandro no rompa... imagino cada situacion de ellos juntos y muero de amor ♥

    ResponderEliminar
  3. Q tiernos es pp!! Y ese Alejandro merece una buena patada en los cocos!! mimiroxb

    ResponderEliminar
  4. aaahiiiii son dos tortolitos..
    justo ahora tiene q aparecer alejandro???
    muuuy bueno en cap.

    ResponderEliminar