Entender que la vida no es
de plástico. Entender que las emociones y sentimientos pueden dominarnos y
tomarnos el cuerpo.
Saber que las estructuras no tienen por qué ser para siempre.
Aceptar que viviste en una vida de cartón y saber que no queres más eso, duele
bastante.
Empezar a quebrar… Esa vida, supuestamente, ideal y perfecta, cuesta. Pero,
hacerlo es una necesidad imperante. Necesitamos hacerlo, necesitamos liberarnos
y correr a los brazos de quien, de verdad, nos pone los pelos de punta con tan
solo una caricia.
“El truco está en conseguir una persona
que te revuelque la cama y te organice la vida.”

Había hecho hasta lo
imposible por evitarlo, pero no había podido.
Alejandro estaba viniendo a mi casa y digamos que demasiado entusiasmado. Ni ganas de cambiarme tenía y tampoco tenía por qué hacerlo.
Apagué mi celular, porque lo que menos necesitaba era que Alejandro viera alguna conversación con Pedro. Me esperaba una noche de terror.
Tocó timbre y suspiré, le abrí.
- Hola. –Dije cuando abrí.-
- Hola mi amor. –Me besó y revolee mis ojos.- ¿Puedo pasar?
- Sí…
Entramos y cerré la puerta. La mesa estaba lista para comer y él apoyó la botella de vino que había traído en el medio.
- La comida ya está lista. ¿Comemos? –Pregunté.-
- Dale.
Y se sentó. ¡Obvio! Yo tenía que servirlo, siempre.
- ¿Me ayudas?
- No es tanto Pau, dale… Yo abro el vino.
-Suspiré.- Está bien, está bien.
Serví la comida, bastante molesta y me senté frente a él.
Cenamos, casi en silencio y lavé los platos mientras él estaba muy cómodo en el sillón.
Me senté a su lado y él acarició mi pierna. ¡La puta madre!
- ¿Estás bien mi amor?
- Sí. ¿Por?
- Estás muy distante.
- Estoy muy cansada, es eso.
- ¿Y no queres que ayude a relajarte? –Preguntó mientras me besaba.-
- Te estoy diciendo que estoy cansada.
- Pero un poco de…. –Acarició mi pecho.- Te va a relajar.
Me encogí de hombros y suspiré. Me besó y ya no podía hacer demasiado.
- Es que sos tan hermosa, que no lo puedo evitar. –Dijo.-
- Estoy un poco cansada.
- Siempre estás cansada.
- Bueno, perdón.
- Dale, así te relajas. –Acarició mi cara.-
- No sé si esto me relaja.
- Vas a ver que pasarla bien te va relajar.
¡Sí, claro! La paso bomba con vos.
Me llevó a la cama, besándome y sin rodeos. Ya me estaba cojiendo. ¿Yo? Pasándola horrible.
- Esto es cualquier cosa. –Dije con él acostado a mi lado. Hacia rato estábamos en silencio.-
- ¿Qué cosa?
- ¡Esta relación! ¿No te das cuenta?
- Para mí es hermosa.
-Reí, sarcástica.- ¿No te das cuenta de nada?
- No. ¿De qué?
- Nunca la pasé bien con vos en la cama. ¡Nunca! Y no te diste cuenta.
- Eso es porque sos una frígida.
- ¡No! –Grité con bronca.-
- ¿Cómo lo sabes? ¿Te pajeas?
- No. –Dije mirando hacia abajo.-
- ¿Te garchaste a otro?
- Estoy con otro. –Sentencié.-
- ¿Me estás haciendo cornudo?
- Ya no, porque esto se acaba de terminar.
- No Paula. ¡No! ¡Estás muy equivocada! –Y me agarró del brazo.-
- No, ni se te ocurra.
- ¿Por qué me haces esto?
- ¡Porque nunca me trataste como a tu mujer! ¡Siempre me tuviste como a un perrito faldero! Quiero un hombre que me lleve a la par, no atrás. Quiero un hombre que me cuide, que se preocupe por mí en todos los sentidos. Un hombre que me haga sentir bien, que sea tierno… Un hombre que en la cama me haga todo lo que vos no haces. ¡Porque lo único que queres es meterla!
- No es mi culpa que seas frígida.
- No voy a seguir discutiendo con vos.
- ¡Sos una puta nena!
- ¡Te vas de mi casa! –Grité estallando en lágrimas.-
Y me senté en la cama, después de varios minutos. ¡Por fin se fue!
Suspiré y me dejé caer en la cama. No había sido tan trágico… ¿O sí?
Acababa de romper la primer estructura y el techo no estaba cayendo. ¿Eso estaba bien o mal?
Lo que me pasaba con Pedro era algo tan… Inexplicable. De verdad, no podía ponerlo en palabras. Estar con él me hacía bien, sus labios tenían un sabor que me enloquecía. Sus caricias me estremecían y su mirada me hacía sentir importante para alguien por primera vez en mi vida.
Su mirada era tan tierna, tan dulce y tan salvaje a la vez que no podía creer como alguien podía transmitir tantas cosas al mismo tiempo.
Me moría por tenerlo a mi lado, abrazándome.
Lo llamé por teléfono, sin tener en cuenta la hora.
- Hola Pau…
- Pepe. ¿Te desperté?
- No, estaba despierto. ¿Pasó algo?
- Emmm… Sí.
- ¿Qué?
- Acabo de cortarle a Alejandro y necesito alguien que me abrace.
- ¿Y ese alguien sería yo?
- Diste en la tecla. –Hice una pausa.- Pero si no podes, no pasa nada.
- Obvio que puedo. ¿La invitación es hasta mañana?
- Claro…
- Cuando te des cuenta, ya voy a estar ahí. Abrazándote.
- Te espero, y gracias.
Corté y suspiré.
Ese chico me estaba haciendo caminar por el vacío y ese vértigo me fascinaba.
Alejandro estaba viniendo a mi casa y digamos que demasiado entusiasmado. Ni ganas de cambiarme tenía y tampoco tenía por qué hacerlo.
Apagué mi celular, porque lo que menos necesitaba era que Alejandro viera alguna conversación con Pedro. Me esperaba una noche de terror.
Tocó timbre y suspiré, le abrí.
- Hola. –Dije cuando abrí.-
- Hola mi amor. –Me besó y revolee mis ojos.- ¿Puedo pasar?
- Sí…
Entramos y cerré la puerta. La mesa estaba lista para comer y él apoyó la botella de vino que había traído en el medio.
- La comida ya está lista. ¿Comemos? –Pregunté.-
- Dale.
Y se sentó. ¡Obvio! Yo tenía que servirlo, siempre.
- ¿Me ayudas?
- No es tanto Pau, dale… Yo abro el vino.
-Suspiré.- Está bien, está bien.
Serví la comida, bastante molesta y me senté frente a él.
Cenamos, casi en silencio y lavé los platos mientras él estaba muy cómodo en el sillón.
Me senté a su lado y él acarició mi pierna. ¡La puta madre!
- ¿Estás bien mi amor?
- Sí. ¿Por?
- Estás muy distante.
- Estoy muy cansada, es eso.
- ¿Y no queres que ayude a relajarte? –Preguntó mientras me besaba.-
- Te estoy diciendo que estoy cansada.
- Pero un poco de…. –Acarició mi pecho.- Te va a relajar.
Me encogí de hombros y suspiré. Me besó y ya no podía hacer demasiado.
- Es que sos tan hermosa, que no lo puedo evitar. –Dijo.-
- Estoy un poco cansada.
- Siempre estás cansada.
- Bueno, perdón.
- Dale, así te relajas. –Acarició mi cara.-
- No sé si esto me relaja.
- Vas a ver que pasarla bien te va relajar.
¡Sí, claro! La paso bomba con vos.
Me llevó a la cama, besándome y sin rodeos. Ya me estaba cojiendo. ¿Yo? Pasándola horrible.
- Esto es cualquier cosa. –Dije con él acostado a mi lado. Hacia rato estábamos en silencio.-
- ¿Qué cosa?
- ¡Esta relación! ¿No te das cuenta?
- Para mí es hermosa.
-Reí, sarcástica.- ¿No te das cuenta de nada?
- No. ¿De qué?
- Nunca la pasé bien con vos en la cama. ¡Nunca! Y no te diste cuenta.
- Eso es porque sos una frígida.
- ¡No! –Grité con bronca.-
- ¿Cómo lo sabes? ¿Te pajeas?
- No. –Dije mirando hacia abajo.-
- ¿Te garchaste a otro?
- Estoy con otro. –Sentencié.-
- ¿Me estás haciendo cornudo?
- Ya no, porque esto se acaba de terminar.
- No Paula. ¡No! ¡Estás muy equivocada! –Y me agarró del brazo.-
- No, ni se te ocurra.
- ¿Por qué me haces esto?
- ¡Porque nunca me trataste como a tu mujer! ¡Siempre me tuviste como a un perrito faldero! Quiero un hombre que me lleve a la par, no atrás. Quiero un hombre que me cuide, que se preocupe por mí en todos los sentidos. Un hombre que me haga sentir bien, que sea tierno… Un hombre que en la cama me haga todo lo que vos no haces. ¡Porque lo único que queres es meterla!
- No es mi culpa que seas frígida.
- No voy a seguir discutiendo con vos.
- ¡Sos una puta nena!
- ¡Te vas de mi casa! –Grité estallando en lágrimas.-
Y me senté en la cama, después de varios minutos. ¡Por fin se fue!
Suspiré y me dejé caer en la cama. No había sido tan trágico… ¿O sí?
Acababa de romper la primer estructura y el techo no estaba cayendo. ¿Eso estaba bien o mal?
Lo que me pasaba con Pedro era algo tan… Inexplicable. De verdad, no podía ponerlo en palabras. Estar con él me hacía bien, sus labios tenían un sabor que me enloquecía. Sus caricias me estremecían y su mirada me hacía sentir importante para alguien por primera vez en mi vida.
Su mirada era tan tierna, tan dulce y tan salvaje a la vez que no podía creer como alguien podía transmitir tantas cosas al mismo tiempo.
Me moría por tenerlo a mi lado, abrazándome.
Lo llamé por teléfono, sin tener en cuenta la hora.
- Hola Pau…
- Pepe. ¿Te desperté?
- No, estaba despierto. ¿Pasó algo?
- Emmm… Sí.
- ¿Qué?
- Acabo de cortarle a Alejandro y necesito alguien que me abrace.
- ¿Y ese alguien sería yo?
- Diste en la tecla. –Hice una pausa.- Pero si no podes, no pasa nada.
- Obvio que puedo. ¿La invitación es hasta mañana?
- Claro…
- Cuando te des cuenta, ya voy a estar ahí. Abrazándote.
- Te espero, y gracias.
Corté y suspiré.
Ese chico me estaba haciendo caminar por el vacío y ese vértigo me fascinaba.
Tocó timbre y sonreí, me levanté y corrí a abrirle.
Nos fundimos en un abrazo con un beso.
- Gracias.
- ¿Por?
- Por venir. –Dije.-
- No tenes nada que agradecer. –Entramos y cerré la puerta.- Pensé encontrarte
un poco más… ¿Triste?
-Reí.- No suelo mostrarme triste, igual, no lo estoy.
- ¿Segura?
- Sí Pepe, no lo aguantaba más. –Hice una pausa y caminé hacia mi cuarto,
haciendo que él me siga. Lo cual, hizo. Me metí en la cama.- Veni conmigo
tonto.
Pepe se quedó en bóxer y se acostó a mi lado.
- Pero me trató bastante mal. -Confesé.-
Pepe se quedó en bóxer y se acostó a mi lado.
- Pero me trató bastante mal. -Confesé.-
-Me abrazó por la panza y besó mi mejilla.- No mereces que te trate mal.
- Siempre me trato así. Siempre fue indiferente conmigo. –Hice una pausa.- Vos
me hiciste notar que los hombres pueden ser distintos.
-Me besó.- Me matas.
-Sonreí.- Vos a mí me matas, son las dos de la mañana y como te pedí que
vinieras… Lo hiciste.
- Dormir con vos es muy tentador.
Sonreímos y nos dimos un beso.
- Dale.
- Pero abrazame eh. –Le di la espalda y él rio.-
- Por supuesto señorita.
Me abrazó haciendo cucharita y sonreí.
- Con vos estoy descubriendo que la vida no se mide por tiempo, sino por
momentos… Y por los momentos que pasamos, sé que sos muy importante para mí.
–Busqué su mano y la besé.-
-Depositó un beso en mi nuca.- Vos también lo sos para mí Pau. Que descanses.
- Vos también Pepe.
A la mañana siguiente, desperté porque él besaba mi cuerpo y sonreí.
- Buen día. –Susurró, cuando él besaba mi panza.-
- Buen día… -Respondí y acaricié su pelo.-
- ¿Cómo dormiste? –Preguntó acercándose a mi boca.-
- Muy bien, porque viniste. –Lo besé.- ¿Vos?
- También, dormí muy bien con vos. –Sonreímos y nos dimos otro beso.-
- ¿Queres desayunar?
- Estaría bueno. –Reímos.-
Me senté en la cama y me puse la bata.
- ¿Te ayudo? –Preguntó.-
-Sonreí y lo miré.- Si queres.
- Sí, quiero…
-Mordí mi labio muerta de ternura.- Veni conmigo entonces.
- No es nada che.
-Reí.- Me siento una pelotuda.
- ¿Por qué?
- Porque es raro que un hombre sea así conmigo. –Lo besé.- Perdón si soy muy
pesada.
- ¡Ya te dije que no lo sos! –Nos besamos.- ¿Desayunamos?
- Dale.
Cuando quiero puedo ser tierna. ¿Vieron?
aaahiii tiernitoooos. menos mal q corto con Alejandro , pesado el chabon... jajja muy bueno el cap.
ResponderEliminarMe encanto el capítulos!! Son muy tiernos!❤ menos mal que dejo a Alejandro... Esperemos que no haga nada eso.. -_-
ResponderEliminargracias☺☺
EliminarMe encanto! Por fin Pau se animo. Pepe me mata de ternura. ♥
ResponderEliminargracias Jo☺♥
EliminarSiempre sos tiernita, a veces encubierta jajaja.
ResponderEliminarAl fin lo dejó a Alejandro, esperemos que no haga nada raro. Es muuuyyy bueno Pepe.
Quiero mas...
jajajajajajajaja, bueno, hago lo que puedo
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