19. Gestos.

Pueden regalarte una casa, un auto, un local de tecnología entero o el cielo… Pero, aún así, eso puede dejarte el alma vacía. Ni el regalo más caro del universo, van a hacer que te quiera más.

Son los gestos los que llenan el alma de verdad. Son esas preguntas cotidianas, estar pendiente del otro, hacerle una caricia, mirarlo a los ojos. Eso es, ahí está la vida, ahí está el amor y la verdadera preocupación hacia el otro.

Recordar que no estamos solos, hacer de corazón algo por el otro por más insignificante que sea, va a hacer que esa relación siga creciendo.

Las cosas que hay que hacer para alimentar una relación son pequeñas. Muchas veces, con gestos alcanza.

“¿Nos vemos el finde Pepe?”

“Estoy complicado Pau, disculpame.”

“¿Pasa algo?”

“No, nada.”

“Hey, dale. Confía en mí…”

“¿Te puedo llamar?”

“Sí, dale.”

- Hola Pau.
- Hola Pepe. ¿Cómo estás?
- Mmm… Bien. ¿Vos?
- Todo bien. ¿Seguro estás bien?
- No quiero que te rías por lo que me pasa.

- ¿Cómo me voy a reír tonto?
- Es que, desde que estamos juntos, me empezó a ir como el orto en la escuela y la verdad es que no me gusta. Soy muy responsable, me gusta tener buenas notas… -Hice una pausa.- No es tu culpa eh, no pienses eso, es que no sé, estoy colgado… Con vos.
-Rio.- Tenes que aprender a equilibrar, si queres seguir viéndome.
- Obvio que quiero. –Dije.-
- Mmm… Yo te puedo ayudar a estudiar.
- ¿De verdad?
- Obvio Pepe, soy profesora.
- Me harías de mucha ayuda.
- Si queres podes venir a mi casa temprano, mañana y te ayudo en lo que quieras. Y a la noche, disfrutamos un poquito.
- Sos tan linda.
-Rio.- ¿Queres?
- Sí, dale. Acepto.
- Te podes quedar a dormir eh.
- Me tienta cada vez más tu propuesta.
- Entonces te espero.
- Dale.
- Nos vemos entonces.
- Nos vemos.

-

Salí de bañarme y una pila enorme de parciales esperaban para ser corregidos, lo que menos tenía eran ganas de hacerlo, pero prefería quitarme eso de encima y poder pasar todo el finde con Pepe.

Sí, de repente tomó una parte demasiado importante de mi vida. De mi corazón. De todo.

No sabía muy bien cómo es, pero creía que me estaba enamorando.

Al principio, pensaba que la diferencia de edad nos iba a separar. Tenía miedo de que sea demasiado inmaduro, pendejo… Pero la realidad es que me gusta cada día más y quisiera tenerlo todo el día para mí, para llenarlo de besos.

La yerba de mi mate estaba lavadísima, pero me faltaban tan solo 5.

¡Por fin terminé!

Caí rendida en la cama.

-

Eran las 11 de la noche de un viernes y yo estaba con Clari en mi casa, haciendo un trabajo práctico. La vida NO me sonríe.

El café ya estaba frío y nosotros muertos.

- No doy más. –Dije.-
- Ya terminamos Pepe.
- Frenemos un poco, después seguimos. -Suspiré, haciendo una pausa.-
- A vos te pasa algo. ¿No?
- Odio que me conozcas tanto pendeja.
-Rio.- Bueno, pero te conozco.
- ¿Está mal que esté con una mina más grande? –Pregunté confundido.-
- No Pepe. ¿Por qué va a estar mal?
- No sé, no creía que lo que teníamos iba a crecer tanto y ahora me da un poco de miedo.
- ¿Miedo de qué?
- Mi vieja nos encontró acá, en mi cuarto, semidesnudos… No le gustó demasiado y menos que ella sea más grande.
- Pero tu vieja siempre fue muy cuida con vos.
- Demasiado.
- No te hagas problema por ella Pepe.
-Suspiré.- Eso intento.
- Me gustaría conocerla.
- ¿A Paula? -Sonreí.-

- Sí.
-Sonreí.- Si las cosas siguen así, supongo que en algún momento se conocerán.
- De verdad que me gustaría.
- ¿Por? ¿Celos?
-Rio.- ¡No tonto! Desde que estás con ella, estás distinto.
- ¿Bien o mal?
- Estás colgado, eso es verdad. –Reímos.- Pero te veo sonreír, mucho.
- Es que me hace bien.
- Y se nota.
- Como le conté que me estaba yendo mal, se ofreció a ayudarme en lo que necesite, ella es profesora en la universidad y… Eso me mató.
- ¡Ay! ¡Mi hermanito enamorado! –Y me abrazó.-
- ¿Tanto cómo enamorado?
- ¡Le sacaría una foto a tu carita!
- Bueno, bueno. Aflojando el bullyng. –Reímos y nos separamos.- ¿Terminamos el trabajo?
- Cambia de tema no más eh. –Reímos.-

Por fin, teníamos el trabajo impreso y estábamos muertos.

- Quedate si queres Cla.
- ¿Seguro?
- Sí nena, obvio.
- Bueno, dale. Volverme a casa a esta hora sola, no da.
- ¿Vemos una peli?
- Dale. ¡Con helado!
-Reí.- Dale.

Clari era la única persona que me conocía en serio, o sea, mis amigos también me conocían, pero como ella, nadie. Su sensibilidad, su perspectiva tan femenina, su capacidad de cuidarme siempre. Era mi hermana y siempre lo iba a ser.

- Clari…
- ¿Qué Pepe?
- Te quiero.
-Sonrió.- Ay, yo también te quiero pendejo.

Reímos y terminamos golpeándonos con almohadones. Éramos dos nenes.

- A veces pienso que si no nos hubiésemos conocido de tan chicos, seríamos novios.
- ¿Qué? –Pregunté, extrañado.-
- No te asustes boludo. ¡No te toco ni con un palo!
- ¡Qué forra! –Hice una pausa.- ¿De verdad lo pensas?
- Sí, pero no nene. Somos amigos y vos estás bien con Paula y yo con Agus.
- Me asustas.
- ¡Era un chiste Pedro!
- ¿Segura?
- Sí nene.
- Bueno, te creo.
- ¡Más te vale!

Reímos y me quedé extrañado, esperaba que sea solo un chiste de verdad.

“Mañana venís. ¿No?”

“Sí Pau. ¿No quedamos en eso?”

“Solo quería asegurarme…”

“¿Para qué?”

“Para saber si me podía dormir con una sonrisa o no.”

“¡Ay, te morfo a besos!”

“Cuando quieras, jajaja”

“Mañana, te prometo.”

“Entonces la sonrisa va a ser más grande.”

“Linda.”

“Lindo vos. ¿Qué estás haciendo?”

“Un trabajo práctico, no doy más.”

“¿Terminaste?”

“Sí, creo… Jajaja”

“Anda a dormir entonces.”

“Vos también.”

“Yo ya estoy en la camita.”

“Imagina que te abrazo.”

“Mmm… Dale. Qué descanses Pepe.”

“Vos también Pau, nos vemos mañana.”

“Nos vemos.”

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No sé muy bien qué decir hoy porque tengo mucho sueño y las neuronas no me hacen sinapsis. Ojala les guste el capítulo.☺