lunes, 21 de septiembre de 2015

26. Una mirada.

Seamos sinceros y contemos cuántas veces miramos de verdad a alguien a los ojos, cuántas veces al día conectamos con el otro.

Pocas, muy pocas.

Una mirada, tan solo una simple mirada, puede salvarnos del abismo. Una mirada real, nos hace sentir importantes y nos recuerda que no estamos solos. Los ojos del otro, nos recuerdan que hay alguien que nos da la mano para seguir adelante.

Es real, una mirada nos puede erizar la piel y hacer sonreír. Ver el corazón de otro, mirándonos a los ojos, es mágico.

“Mirar es una cosa.
Que me mires vos, es un verbo muy diferente.”



Paula estaba en la cocina, preparando unos sándwiches de milanesa.

- Pau. –La abracé por la espalda.-
- ¿Qué Pepe?
- ¿Me invitas a quedarme hasta mañana?
-Rio.- Obvio, siempre estás invitado.
-Besé su hombro.- ¿Y te falta mucho con esto?
- No, ya termino. Lleva aderezos, vasos y algo para tomar.
- Dale. –La besé e hice lo que me pidió.-

Después de un rato, los sándwiches ya no formaban más parte de la mesa y Pau estaba muy callada.

- ¿Estás bien?
- Sí. ¿Por?
- Estás muy callada.
-Se encogió de hombros.- Fue un día raro.
- Veni… -Dije dándole la mano.-
- ¿A dónde?
- Acá. –Dije golpeando mis piernas.-

Pau sonrió y se sentó allí. Rodeó mi cuello con sus brazos y suspiró.

- ¿De verdad no sentís que empezar terapia te haría bien?
- No, no empieces con eso otra vez.
- Pero… -Corrí el pelo de su cara.- Capaz, tengas que dejar de depender de una pastilla.
- Estoy acostumbrada a que sea así.
- Y ya que estás con tanto cambio… Quizás deberías dejar el acostumbramiento de lado.
- No me enrosques.
- No te enrosco, solo digo lo que pienso.
-Suspiró.- Me da miedo.
- ¿Qué te da miedo?
- Poner a investigar en mi cabeza, ya bastante mal me llevo con ella.
- Así podrían mejorar la relación.
-Reí.- Sos un tarado.
- Te lo digo de verdad.
- Yo también.
- Te tenes que animar un poco más vos.
- A demasiadas cosas me estoy animando desde que te conocí.
-Acaricié su espalda.- Para mí, ir a terapia te va a ayudar.
- No creo mucho en esas cosas.
- ¿Conoces?
- No.
- ¿Y entonces cómo sabes?
- Me siento una nena que está siendo retada por su papá.
-Reí.- Te quiero cuidar, nada más.
- Gracias, de verdad. Pero es una decisión que voy a tomar yo.
- Está bien. –La besé.- No quiero que te enojes igual.
- No, no me enojo.
- Mmm… ¿Segura?
- Sí Pepe.
- Mira que te creo eh.
- Haces bien en creerme. –Y volví a besarla.-
- ¿Levantamos esto?
- Dale.

Levantamos lo de la cena y ordenamos la cocina. Pau cerró la puerta y yo la ayudé a cerrar el balcón.

Sonó mi celular.

- ¿Me bancas que es mi vieja?
- Obvio, habla tranquilo. Te espero en el cuarto. –Me besó y se fue.-

Atendí.

- Hola ma.
- Hola Pepe. ¿Dónde estás?
- Tranquila, estoy bien y no vuelvo a dormir a casa.
- ¿Por qué?
- Porque tengo una vida.
- ¡Soy tu mamá Pedro!
- Vieja, no empieces otra vez. Ya hablamos.
- ¿Estás con ella?
- Sí, y no voy a volver.
- ¡Llegas a faltar al colegio y te mato!
- No voy a faltar mamá.
- ¿Seguro?
- ¡Sí! –Hice una pausa.- Te dejo, nos vemos mañana. ¿Sí?
- Está bien hijo. Un beso.
- Otro vieja.

Corté y apagué el celular. Lo enchufé en el living y fui hasta el cuarto.

- Enchufé mi celular en el living, se me estaba muriendo. –Le dije, parado en el umbral de la puerta de su habitación-
- No hay problema.  ¿Venís?
- Como me tentas.
-Rio.- Dale, tonto.

Sonreí y me acosté a su lado, la besé y mi mano acarició su abdomen.

- A las mujeres no nos gusta esperar.
- No podía no atender a mi vieja.
- ¡No lo decía por eso! Lo decía porque te paras ahí en la puerta, a hacerte el machito… ¡Y yo estoy acá!
-Reí.- Okei, lo voy a tener en cuenta. –Reímos y nos besamos.-
- Ahora, mejor callate.

Y se acostó sobre mí, sin dejar de besarme.

- Estás muy mandona. –Dije acariciando su espalda.-
- ¿Nadie te enseñó que cuando una mujer tiene ganas hay que satisfacerla?
- ¿A vos? Todas las veces que quieras.
- Qué lindo escuchar eso.

Y el beso se intensificó a medida que pasaba el tiempo. Mis manos presionaban su cola y las suyas mi nuca. No hicimos demasiado preámbulo, nos desvestimos rápido, mirándonos con deseo.

Su cuerpo estaba recostado y sus ojos me miraban fijo. Sonreí y luego de besar sus labios, bajé con besos húmedos por su cuello hasta llegar a sus pechos y humedecerlos por completo.

La miré y ella asintió, hice lo mismo más abajo mientras mis dedos presionaban sus pezones.

Escuchar sus gemidos me enloquecía. Rodeó mi cuello con sus piernas y me obligó a aumentar la velocidad de mi lengua.

Subí con mis besos hasta su boca y besé toda su cara.

- Te dije que no me hagas esperar. –Dijo quejándose y yo reí.-
- Bueno che. –Mordí su labio.-
-Rodeó mi cintura con sus piernas.- ¡Qué no me hagas esperar!
- Okei, como vos pidas. –Apoyé mis manos a los costados de su cuerpo  y nuestros cuerpos se unieron.-

Mi cuerpo estaba dentro del suyo y ambos explotábamos de placer, pero…

Esta vez fue… ¿Distinto? En ningún momento dejamos de mirarnos a los ojos y me di cuenta que lo que tenía con ella era mucho más que buen sexo y un par de buenas charlas. Había algo más allá que nos unía, se estaba creando un lazo que era innegable.

Presioné con fuerza sus manos y ella arqueó su espalda. Yo estaba sentado sobre ella y ahora me recosté, para besarla… ¡Sin dejar de mirarnos!

Sus gemidos y los míos se mezclaban, su cuerpo temblaba y el mío también.

-
Estábamos frente a frente, enroscados en las mantas… Tan solo mirándonos.

Esa mirada me ponía la piel de gallina, me estremecía. ¡Quería tenerlo a mi lado hasta la eternidad!

-Acaricié su mejilla y él tomó mi mano para besarla.- Te quiero Pepe, de verdad.
-Sonrió.- Yo te quiero a vos Pau.

Nos acercamos y nos besamos tiernamente. Sus manos se posaron en mis omoplatos desnudos y las mías lo despeinaban. Nos separamos tan solo un poco y nos miramos, sonriendo.

- No te vayas nunca. –Dije y me acomodé sobre él.-
-Besó mi cabeza.- Si vos me dejas, me quedo acá para siempre.
- ¡Por favor! –Lo abracé con fuerza.-
- Sus deseos son órdenes señorita.

Pasó un rato, en el que estuvimos en silencio, pero ninguno de los dos podía dormirse.

Sentí sus dedos hacer cosquillas en mis axilas y comencé a reír.

- ¿Qué se supone que estás haciendo?
- Me quiero divertir un poco.
-Me erguí lo suficiente para poder mirarlo.- Prefiero que te entretengas de otra manera.
- ¿Cómo?
-Lo besé.- No sé, pero así no. –Reí.-
- Me gusta que te rías. -Lo besé otra vez.-


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He aquí el capítulo de hoy!

En un rato subo la última parte del corto por aquí... ---> minifanficspyp.blogspot.com.ar

7 comentarios:

  1. son unos TIERNITOS amor puro.. (mato el ¡Llegas a faltar al colegio y te mato! jajaja Madre Protectora )

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  2. poco a poco se van enganchando cada vez mas...me encanta!!!

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  3. "Una mirada dice mucho mas que mil palabras" Que lindo que sigan cada vez mas juntos!!

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  4. No paran un segundo ajaja. Menos mal que la mama de Pepe llamo antes y no durante... ajajajaja.

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