A todo o nada. ¡Así deberíamos vivir todos!
(Bueno, a veces exagero. Lo sé.)
¿Pero no sería lindo que todos vivamos así? Jugándonos a todo o nada por lo que queremos.
Así, terminaríamos con las dudas, con las mil vueltas a los temas y hasta incluso, dejaríamos de lastimarnos, porque tener una certeza es mucho más sano que estar lleno de preguntas.
Al saber que es lo que queremos y lo que quiere el otro, tenemos el camino mucho más claro.
Pasa que a veces uno queda como un loco actuando así. ¡Porque pocos tienen los huevos para hacerlo! Ojala, que el acto de una pueda contagiar al otro y se genere un efecto dominó.
Ser idealista en un mundo tan desbastado quizás sea una locura, pero si no existen los ideales… ¿Qué sentido tiene todo esto?
Jugarse a todo o nada, sobre todo cuando se trata de alguien más.
¿Pero no sería lindo que todos vivamos así? Jugándonos a todo o nada por lo que queremos.
Así, terminaríamos con las dudas, con las mil vueltas a los temas y hasta incluso, dejaríamos de lastimarnos, porque tener una certeza es mucho más sano que estar lleno de preguntas.
Al saber que es lo que queremos y lo que quiere el otro, tenemos el camino mucho más claro.
Pasa que a veces uno queda como un loco actuando así. ¡Porque pocos tienen los huevos para hacerlo! Ojala, que el acto de una pueda contagiar al otro y se genere un efecto dominó.
Ser idealista en un mundo tan desbastado quizás sea una locura, pero si no existen los ideales… ¿Qué sentido tiene todo esto?
Jugarse a todo o nada, sobre todo cuando se trata de alguien más.
Esa noche saldríamos. Una semana entera estuvo insistiéndome por WhatsApp y la realidad era que no tenía nada que perder.
Me corrijo, en realidad no saldríamos. Iría a su casa, sus padres no estarían.
Dí mil vueltas antes de salir, me probé mil quinientos cambios de ropa, quité mi maquillaje varias veces y la cantidad de peinados que probé fueron incontables.
Estaba nerviosa, ansiosa y me sentía rara.
Estaba por cometer la primer locura de mi vida y no entendía nada, solo sabía que por primera vez me estaba dejando llevar por mis sentimientos y mis impulsos.
Por primera vez estaba haciendo algo fuera del libreto.
Estacioné en la esquina de su casa y me miré en el espejito retrovisor para chequear que mi cara estuviese lo mejor posible, agarré mi cartera y bajé del auto. Puse la alarma y caminé inestable hasta la dirección que me había pasado.
Toqué timbre y estaba nerviosa como pocas veces en mi vida. ¿Por qué? No lo sé. O sí, lo sé. Nerviosa porque era cantado que iba a terminar garchando con un nene.
Escuché el ruido de las llaves y suspiré. Era una mujer grande. ¡Seguridad Paula! ¡Por favor!
-
Me había animado y la había invitado a mi casa… Estaba inmerso en un nivel de nervios que nunca creí que iba a sentir.
Ya me había bañado y cambiado, solo restaba esperar a que llegue.
Escuché que tocó timbre y sonreí. Caminé hacia la puerta lo más tranquilo que pude y abrí las cerraduras.
- Hola. –Dijo cuando abrí
la puerta.-
- Hola. –Respondió.- ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Vos?
- Bien. –Hice una pausa.- Pasa. –Y era una bola de nervios.-
- Permiso eh.
- Como en tu casa.
Ella pasó y yo cerré la puerta. No pude evitar mirar su cola cuando caminaba.
- ¿Algo de tomar?
- ¿Cerveza tenes?
- Dale.
Me fui hasta la cocina y abrí dos cervezas, serví unas papas fritas en un platito y volví a su lado.
- Sentate si queres. –Dije dejando las cosas sobre una mesita.-
- Bueno, gracias.
El ambiente estaba por demás tenso y no sabíamos muy bien de qué hablar. Ni siquiera nos mirábamos.
Sus dedos se movían impacientes sobre sus piernas y yo intentaba encontrar algún tema de conversación.
Tomé un trago bastante prudente de cerveza y rompí el hielo.
- ¿Por qué viniste?
- Porque me invitaste.
- ¿Solo por eso?
- ¿Debería tener otros motivos?
- No sé.
- Hay algo que quiero dejarte en claro.
- ¿Qué?
- Yo no soy ninguna putita que usas y descartas. –Dijo temperamental.-
-¿Quién te dijo que sos eso?
- No sé.
- ¿Y eso quiere decir que queres que esto no quede acá?
-Se encogió de hombros.- Eso depende de muchas cosas.
- ¿De cuáles?
- Principalmente, de cómo la pase.
- ¿Eso quiere decir que queres acostarte conmigo?
- No implica solo la cama.
-Suspiré.- Capaz lo mejor sea que te vayas.
- ¿Por qué?
- Porque sí. –Dije dudoso.-
- ¿Arrugas?
- No, no es eso.
- ¿Y qué es?
- Nada, nada. –Dije nervioso.-
Me paré y caminé hasta la ventana. Ella me siguió.
- No estoy para que me histeriquees eh.
- Por eso, andate y no hablamos más. Mejor.
- ¿De verdad dejarías a una mujer con la calentura a flor de piel?
- Andate, mejor. –Dije y la miré.-
- No Pedro, yo no vine acá para que me eches.
- Es lo mejor.
- No te entiendo.
-Bajé la vista, muerto de vergüenza.- Yo nunca estuve con nadie.
- ¿De verdad? –Preguntó sorprendida.-
- De verdad.
- ¿Sos virgen?
- Sí. ¿Qué parte no entendes?
- Bueno, perdón. Me sorprende.
- ¿Ves? Soy cualquiera.
- No, no quise decir eso.
- Lo estás diciendo sin quererlo.
- Perdón.
- No pasa nada. ¿Ahora te vas?
- Menos que antes. –Dijo y acarició mi mejilla.-
- ¿Qué? ¿Tenes la fantasía de desvirgar a un pendejito como yo?
- No, no es eso.
- ¿Y qué es?
- Mira, ni yo lo entiendo… Pero me gustas, muchísimo. –Se encogió de hombros.- Desde ese día que te vi no puedo dejar de pensar en vos.
- Y vos a mí me encantas.
- ¿Entonces qué tiene de malo?
- No sé, no quiero que te sientas una puta como decís.
- Sé que no lo soy. Solo estoy haciendo lo que siento.
- ¿Y eso qué quiere decir?
- Que siento que en este momento quiero estar acá.
- ¿De verdad?
- Sí.
- Bueno, quedate si queres.
- Es lo que quiero.
Se generó un silencio incómodo y suspiré, tomé cerveza.
- No tenes que hacerlo por compromiso. –Dije volviendo al sillón.-
- Yo no hago nada por compromiso. –Masajeó mis hombros y mi cabeza.-
- ¿No?
- Bueno, casi nada. Pero esto no lo es, te aseguro. –Dijo continuando con los masajes.-
- ¿Segura?
- ¿Vamos a seguir hablando de lo mismo? –Y se sentó a mi lado.-
- ¿No queres hablar?
-Se encogió de hombros.- No sé, fijate vos.
- ¿Puedo hacer lo que yo quiera?
- ¿Todo hay que explicarte nene?
- Deja de decirme nene.
- Es lo que sos.
- ¿Estás segura? –Pregunté acercándome a ella.-
- Sí.
- ¡Qué equivocada estás!
- Capaz lo esté, pero para convencerme lo voy a tener que comprobar. –Dijo desafiándome y yo estaba por explotar.-
- ¿Queres probarme?
- ¿Vos queres probarme a mí?
- Me encantaría. Pero vos siempre decís que es de mala educación responder a una pregunta con otra pregunta, asique respondeme.
-Rio.- Tenes razón.
- ¿Y entonces?
- ¿Entonces qué?
- ¿Queres probarme a o no?
- ¿Te parece que si no quisiera estaría acá?
-Sonreí, estaba a punto de tocar el cielo con las manos.- Entonces, hacelo bonita…
Una sonrisa pícara se dibujó en su cara y acomodó su pelo detrás de su oreja. Le devolví la sonrisa y reímos.
No podía creerlo, por fin iba a hacerlo. Por fin iba a saber que se sentía.
¡Ya estaba cansando de hacerme la paja! Quería estar dentro de una mujer, quería sentirlo… Quería explotar de placer. ¿Y qué mejor que hacerlo con semejante camión?
Igual, no voy a mentir. Estaba nervioso, muy nervioso.
Tener mi primera vez que con una mina tan experimentada tenía sus pro y sus contras… Sus pro, seguro me haría retorcer del placer. Los contra, si lo hago mal va a odiarme y no era eso lo que quería.
Porque, sí… Estaba caliente, me moría por ponerla, pero en ella había algo que me atraía de verdad. No sabía qué era, pero algo era.
- Hola. –Respondió.- ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Vos?
- Bien. –Hice una pausa.- Pasa. –Y era una bola de nervios.-
- Permiso eh.
- Como en tu casa.
Ella pasó y yo cerré la puerta. No pude evitar mirar su cola cuando caminaba.
- ¿Algo de tomar?
- ¿Cerveza tenes?
- Dale.
Me fui hasta la cocina y abrí dos cervezas, serví unas papas fritas en un platito y volví a su lado.
- Sentate si queres. –Dije dejando las cosas sobre una mesita.-
- Bueno, gracias.
El ambiente estaba por demás tenso y no sabíamos muy bien de qué hablar. Ni siquiera nos mirábamos.
Sus dedos se movían impacientes sobre sus piernas y yo intentaba encontrar algún tema de conversación.
Tomé un trago bastante prudente de cerveza y rompí el hielo.
- ¿Por qué viniste?
- Porque me invitaste.
- ¿Solo por eso?
- ¿Debería tener otros motivos?
- No sé.
- Hay algo que quiero dejarte en claro.
- ¿Qué?
- Yo no soy ninguna putita que usas y descartas. –Dijo temperamental.-
-¿Quién te dijo que sos eso?
- No sé.
- ¿Y eso quiere decir que queres que esto no quede acá?
-Se encogió de hombros.- Eso depende de muchas cosas.
- ¿De cuáles?
- Principalmente, de cómo la pase.
- ¿Eso quiere decir que queres acostarte conmigo?
- No implica solo la cama.
-Suspiré.- Capaz lo mejor sea que te vayas.
- ¿Por qué?
- Porque sí. –Dije dudoso.-
- ¿Arrugas?
- No, no es eso.
- ¿Y qué es?
- Nada, nada. –Dije nervioso.-
Me paré y caminé hasta la ventana. Ella me siguió.
- No estoy para que me histeriquees eh.
- Por eso, andate y no hablamos más. Mejor.
- ¿De verdad dejarías a una mujer con la calentura a flor de piel?
- Andate, mejor. –Dije y la miré.-
- No Pedro, yo no vine acá para que me eches.
- Es lo mejor.
- No te entiendo.
-Bajé la vista, muerto de vergüenza.- Yo nunca estuve con nadie.
- ¿De verdad? –Preguntó sorprendida.-
- De verdad.
- ¿Sos virgen?
- Sí. ¿Qué parte no entendes?
- Bueno, perdón. Me sorprende.
- ¿Ves? Soy cualquiera.
- No, no quise decir eso.
- Lo estás diciendo sin quererlo.
- Perdón.
- No pasa nada. ¿Ahora te vas?
- Menos que antes. –Dijo y acarició mi mejilla.-
- ¿Qué? ¿Tenes la fantasía de desvirgar a un pendejito como yo?
- No, no es eso.
- ¿Y qué es?
- Mira, ni yo lo entiendo… Pero me gustas, muchísimo. –Se encogió de hombros.- Desde ese día que te vi no puedo dejar de pensar en vos.
- Y vos a mí me encantas.
- ¿Entonces qué tiene de malo?
- No sé, no quiero que te sientas una puta como decís.
- Sé que no lo soy. Solo estoy haciendo lo que siento.
- ¿Y eso qué quiere decir?
- Que siento que en este momento quiero estar acá.
- ¿De verdad?
- Sí.
- Bueno, quedate si queres.
- Es lo que quiero.
Se generó un silencio incómodo y suspiré, tomé cerveza.
- No tenes que hacerlo por compromiso. –Dije volviendo al sillón.-
- Yo no hago nada por compromiso. –Masajeó mis hombros y mi cabeza.-
- ¿No?
- Bueno, casi nada. Pero esto no lo es, te aseguro. –Dijo continuando con los masajes.-
- ¿Segura?
- ¿Vamos a seguir hablando de lo mismo? –Y se sentó a mi lado.-
- ¿No queres hablar?
-Se encogió de hombros.- No sé, fijate vos.
- ¿Puedo hacer lo que yo quiera?
- ¿Todo hay que explicarte nene?
- Deja de decirme nene.
- Es lo que sos.
- ¿Estás segura? –Pregunté acercándome a ella.-
- Sí.
- ¡Qué equivocada estás!
- Capaz lo esté, pero para convencerme lo voy a tener que comprobar. –Dijo desafiándome y yo estaba por explotar.-
- ¿Queres probarme?
- ¿Vos queres probarme a mí?
- Me encantaría. Pero vos siempre decís que es de mala educación responder a una pregunta con otra pregunta, asique respondeme.
-Rio.- Tenes razón.
- ¿Y entonces?
- ¿Entonces qué?
- ¿Queres probarme a o no?
- ¿Te parece que si no quisiera estaría acá?
-Sonreí, estaba a punto de tocar el cielo con las manos.- Entonces, hacelo bonita…
Una sonrisa pícara se dibujó en su cara y acomodó su pelo detrás de su oreja. Le devolví la sonrisa y reímos.
No podía creerlo, por fin iba a hacerlo. Por fin iba a saber que se sentía.
¡Ya estaba cansando de hacerme la paja! Quería estar dentro de una mujer, quería sentirlo… Quería explotar de placer. ¿Y qué mejor que hacerlo con semejante camión?
Igual, no voy a mentir. Estaba nervioso, muy nervioso.
Tener mi primera vez que con una mina tan experimentada tenía sus pro y sus contras… Sus pro, seguro me haría retorcer del placer. Los contra, si lo hago mal va a odiarme y no era eso lo que quería.
Porque, sí… Estaba caliente, me moría por ponerla, pero en ella había algo que me atraía de verdad. No sabía qué era, pero algo era.
-
Me sentía cualquier persona menos yo. ¡Paula nunca hubiese hecho esto! ¡Paula nunca hubiese enganchado así a un pendejito!
Paula nunca se hubiese mostrado tan segura con un hombre antes de ir a la cama cuando nunca pudo tener un orgasmo.
Pero sí, aunque no pareciera, era Paula. Era yo y estaba ahí, con él, haciendo todo lo posible por llevarlo a la cama y que por primera vez, un hombre me hiciera sentir de verdad.
Porque, aunque parezca una locura, sabía que con él iba a poder.
▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼
Ay, gracias, gracias, gracias por todo lo que me dicen de la novela, de verdad. Fue un proceso bastante raro escribirla, porque hice todo lo posible por salir de lo que ya había hecho y que les esté gustando el principio me encanta. Gracias, en serio.☺
Acá les dejo el capítulo de hoy... ¿Qué pasará mañana? CHAN :O
http://minifanficspyp.blogspot.com.ar/
me encantooo este cápitulo!!!ya quiero leer lo que sigue...
ResponderEliminargraciasss!☺
EliminarMe muero jajaja. Estan los dos que no dan mas! Me encanto el capitulo.
ResponderEliminarjajajaja *monito tapándose la jeta*
EliminarNoo están re kenchies Jajajjajajaja me encanto
ResponderEliminarNo la podes dejar asi camila. No. Espero el próximo capitulo...
ResponderEliminarjajajaja, mañana subo!!☺
EliminarQ maldad dejarlo ahí!! Jajaja mimiroxb
ResponderEliminarjajajaja, perdón (?
EliminarEso quiero saber yo, que pasara mañana??
ResponderEliminarSon dos PyP irreconocibles jaja, me encanta esta novela!
gracias☺☺♥
Eliminar¡Que locura esta novela!, es interesante, me encanta, quede re intrigada, ¿què pasara?
ResponderEliminarmuchas gracias!☺♥
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