Hay cosas que no pueden negarse y una de
esas cosas es que cuando la piel existe, EXISTE.
Cuando los cuerpos arden… ARDEN.
Aprender a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida implica también aprender a disfrutar de los momentos más íntimos. Disfrutar de estar con alguien a nivel sexual también es parte de la vida y disfrutarlo no tiene nada de malo. ¡Dejen de decir esas boludeces!
La pasábamos bien, nos hacíamos sentir bien. Estar juntos era demasiado placentero y nunca nos cansábamos.
Nuestros cuerpos encajaban demasiado bien y no habría por qué negarlo.
Cuando los cuerpos arden… ARDEN.
Aprender a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida implica también aprender a disfrutar de los momentos más íntimos. Disfrutar de estar con alguien a nivel sexual también es parte de la vida y disfrutarlo no tiene nada de malo. ¡Dejen de decir esas boludeces!
La pasábamos bien, nos hacíamos sentir bien. Estar juntos era demasiado placentero y nunca nos cansábamos.
Nuestros cuerpos encajaban demasiado bien y no habría por qué negarlo.
Me sorprendió, abrazándome
por la espalda. Besó mi cuello y me estremecí. Su mano derecha se deslizó por
mi pierna y uní mi mano a la suya.
- Hola. –Dijo mientras besaba mi cuello.-
- Hola. –Sonreí y sentí su cuerpo aprisionar al mío.-
- ¿Cómo estás? –Preguntó llevando su mano a uno de mis pechos.-
- Ahora que estás acá conmigo, increíble.
- ¿Tanto como increíble?
- Más que increíble. –Y su mano se deslizó hacía el centro de mi cuerpo, su dedo pasó por allí y cerré mis ojos.-
- Me pones mucha presión.
- Estás preparado para tenerla.
- ¿Vos decís?
- ¡Re digo!
Me di vuelta y lo tomé por la nuca para besarlo. Mi lengua buscó la suya y lo saqué de mi boca.
Con todo el deseo del universo en nuestras miradas, sus manos se deslizaron hasta mi cola y mi mano derecha hacía su masculinidad. Volvimos a unir nuestras bocas en un beso que comenzó lento y terminó apasionado por demás.
Me subió al lavatorio del baño, haciendo que me siente allí y me separé apenas algunos milímetros de él, ya sin aire.
- Hola. –Dijo mientras besaba mi cuello.-
- Hola. –Sonreí y sentí su cuerpo aprisionar al mío.-
- ¿Cómo estás? –Preguntó llevando su mano a uno de mis pechos.-
- Ahora que estás acá conmigo, increíble.
- ¿Tanto como increíble?
- Más que increíble. –Y su mano se deslizó hacía el centro de mi cuerpo, su dedo pasó por allí y cerré mis ojos.-
- Me pones mucha presión.
- Estás preparado para tenerla.
- ¿Vos decís?
- ¡Re digo!
Me di vuelta y lo tomé por la nuca para besarlo. Mi lengua buscó la suya y lo saqué de mi boca.
Con todo el deseo del universo en nuestras miradas, sus manos se deslizaron hasta mi cola y mi mano derecha hacía su masculinidad. Volvimos a unir nuestras bocas en un beso que comenzó lento y terminó apasionado por demás.
Me subió al lavatorio del baño, haciendo que me siente allí y me separé apenas algunos milímetros de él, ya sin aire.
- ¡No podes volverme tan
loca!
-Sonrió cómplice y pasó su dedo índice por debajo de mi pollera.- Me encanta.
- Vos me encantas a mí.
- Y vos a mí.
Y sin aguantar más, volvimos a unir nuestras bocas y nuestros cuerpos.
- Está muy mal esto que estamos haciendo. –Dijo.-
- ¿Ahora te importa?
-Rio.- No, podría hacer esto toda la vida.
- Entonces no frenes ahora.
- Como usted diga señorita. –Y corrió el pelo de mi cuello para poder marcar un chupón allí.-
Armé un rodete improvisado con mi pelo y lo dejé, ya era completamente suya. ¿Para qué lo iba a negar?
Mi cuerpo ardía de punta a punta y no me había sacado ni siquiera media prenda. Mis piernas sostenían con fuerza su cintura y ya lo sentía despertar. Busqué desesperadamente su boca y mi lengua enroscó la suya.
Quité su camisa deslizando lentamente mis dedos por sus brazos y quedó con una remera blanca.
- Quiero meterme en la ducha. –Dije.-
- ¿Conmigo?
- ¿Me dejarías sola?
- Jamás. –Sonreímos cómplices y nos besamos.
Quitamos nuestros zapatos y pantalones. Abrí la ducha. Lo empujé y de un segundo al otro estaba empapado. ¡No podía ser tan hermoso! Me agarró del brazo y me obligó a estar frente a él, también me empapé y nuestras bocas estaban unidas otra vez.-
Yo no llevaba corpiño, asique mi remera mojada transparentaba mis pezones excitados. Pedro quitó mi remera e hizo que quedara contra la pared, me apoyó con mucha fuerza y me comió la boca. Con sus labios bajó hasta mi delantera y las devoró con besos, lamidas y mordidas. Siguió bajando por mi panza y bajó mi tanga lentamente. Besó mi zona más íntima y me estremecí. Levanté una de mis piernas hacia la parecita que había en la bañera y lo tomé por su nuca e hice que se arrodillara. Sonreímos cómplices y su lengua ya estaba haciendo estragos en mí. Con sus dedos terminó de llevarme al paraíso.
Lo levanté de su remera y se la quité. Mientras lo besaba, mi mano se metió por dentro de su boxer. Sus manos acariciaban mi espalda. Nos resbalamos y caímos en la bañera, reímos y me acomodé sobre su pelvis.
-Sonrió cómplice y pasó su dedo índice por debajo de mi pollera.- Me encanta.
- Vos me encantas a mí.
- Y vos a mí.
Y sin aguantar más, volvimos a unir nuestras bocas y nuestros cuerpos.
- Está muy mal esto que estamos haciendo. –Dijo.-
- ¿Ahora te importa?
-Rio.- No, podría hacer esto toda la vida.
- Entonces no frenes ahora.
- Como usted diga señorita. –Y corrió el pelo de mi cuello para poder marcar un chupón allí.-
Armé un rodete improvisado con mi pelo y lo dejé, ya era completamente suya. ¿Para qué lo iba a negar?
Mi cuerpo ardía de punta a punta y no me había sacado ni siquiera media prenda. Mis piernas sostenían con fuerza su cintura y ya lo sentía despertar. Busqué desesperadamente su boca y mi lengua enroscó la suya.
Quité su camisa deslizando lentamente mis dedos por sus brazos y quedó con una remera blanca.
- Quiero meterme en la ducha. –Dije.-
- ¿Conmigo?
- ¿Me dejarías sola?
- Jamás. –Sonreímos cómplices y nos besamos.
Quitamos nuestros zapatos y pantalones. Abrí la ducha. Lo empujé y de un segundo al otro estaba empapado. ¡No podía ser tan hermoso! Me agarró del brazo y me obligó a estar frente a él, también me empapé y nuestras bocas estaban unidas otra vez.-
Yo no llevaba corpiño, asique mi remera mojada transparentaba mis pezones excitados. Pedro quitó mi remera e hizo que quedara contra la pared, me apoyó con mucha fuerza y me comió la boca. Con sus labios bajó hasta mi delantera y las devoró con besos, lamidas y mordidas. Siguió bajando por mi panza y bajó mi tanga lentamente. Besó mi zona más íntima y me estremecí. Levanté una de mis piernas hacia la parecita que había en la bañera y lo tomé por su nuca e hice que se arrodillara. Sonreímos cómplices y su lengua ya estaba haciendo estragos en mí. Con sus dedos terminó de llevarme al paraíso.
Lo levanté de su remera y se la quité. Mientras lo besaba, mi mano se metió por dentro de su boxer. Sus manos acariciaban mi espalda. Nos resbalamos y caímos en la bañera, reímos y me acomodé sobre su pelvis.
Besé sus hombros y bajé por
su pecho hasta llegar a su boxer, el cual quité con mis manos.
Primero lo hice con mis
manos y luego con mi boca. Sus gemidos me enloquecían.
Buscó un forro en el bolsillo de su pantalón, que había quedado tirado en el baño y se lo puse.
Buscó un forro en el bolsillo de su pantalón, que había quedado tirado en el baño y se lo puse.
Nos levantamos muy torpemente y me trabó contra la pared, haciendo que levante nuevamente mi pierna y cuando me di cuenta, ya estaba dentro mío.
Mis uñas se clavaban en su
espalda y él mordía mi cuello. Ambos gritábamos desesperadamente.
Me colgué de él, sin dejar de
estar unidos y fuimos hasta el cuarto, me dejó caer en la cama y aumentó la
intensidad. Claro, ahora estábamos más cómodos.
Tiré con fuerza de su pelo
y grité. Su cuerpo se abalanzó sobre el mío y mordí su oreja.
- Me vas a hacer explotar.
–Dije.-
- Me encantaría.
- Sos tremendo.
- Vos sos tremenda mujer.
Y, aunque no lo creía posible, lo hizo más rápido aún.
Su cuerpo temblaba sobre el mío que hacía lo mismo. Ambos estábamos tratando de volver a la realidad.
Pedro quiso moverse y se lo impedí.
- No, quedate acá. Me gusta sentirte cerca, me haces sentir segura. –Confesé.-
-Besó mi hombro.- Sos tan hermosa.
Lo abracé con fuerza y nos quedamos un rato allí.
- Me encantaría.
- Sos tremendo.
- Vos sos tremenda mujer.
Y, aunque no lo creía posible, lo hizo más rápido aún.
Su cuerpo temblaba sobre el mío que hacía lo mismo. Ambos estábamos tratando de volver a la realidad.
Pedro quiso moverse y se lo impedí.
- No, quedate acá. Me gusta sentirte cerca, me haces sentir segura. –Confesé.-
-Besó mi hombro.- Sos tan hermosa.
Lo abracé con fuerza y nos quedamos un rato allí.
Se separó un poco de mí y comenzó besando mi cuello, cuando interrumpió mi celular. ¡La puta madre!
- Hola. –Respondí.-
- Hola amor. ¿Dónde estás?
- Con Virgi, te avise.
- Pero…
- Pero nada, te dije que este finde no nos veíamos.
Y mientras Pedro, no dejaba de besar mi abdomen y me hacía cosquillas con su barba.
- ¿Mañana?
- No, mañana tampoco.
- No nos vemos nunca.
- Nunca coincidimos. ¿Qué
le vamos a hacer?
- ¡Ponerle un poco de onda Paula!
- No rompas Alejandro.
- ¿Estás segura que estás con tu hermana?
- ¡Sí nene! ¿Queres que te pase con ella?
- No, no está bien.
Obvio, siempre arrugaba.
- Pero…
- ¿Qué queres Alejandro?
- ¿Vos estás bien?
- Sí, no te preocupes.
- Te noto rara.
-Suspiré.- Cuando nos veamos hablamos.
- ¿Cuándo nos vemos?
- No sé, cuando pueda.
- Espero tu llamado.
- Sí Alejandro. –Revoleé mis ojos.-
- Quedamos así. –Me respondió.-
- Entonces te dejo, un beso.
- Otro. –Respondió enojado y corté.-
Suspiré y Pedro no frenaba.
- Perdón. –Dije.-
- ¿Era él, no?
- Sí. –Suspiré.- Te juro que no lo aguanto más.
- No pasa nada. –Dijo e intentó besarme.-
- No, no. Para.
- ¿Qué pasa?
- No quiero ahora.
- ¿Y qué queres?
- No sé.
Y comencé a vestirme.
- ¡Ponerle un poco de onda Paula!
- No rompas Alejandro.
- ¿Estás segura que estás con tu hermana?
- ¡Sí nene! ¿Queres que te pase con ella?
- No, no está bien.
Obvio, siempre arrugaba.
- Pero…
- ¿Qué queres Alejandro?
- ¿Vos estás bien?
- Sí, no te preocupes.
- Te noto rara.
-Suspiré.- Cuando nos veamos hablamos.
- ¿Cuándo nos vemos?
- No sé, cuando pueda.
- Espero tu llamado.
- Sí Alejandro. –Revoleé mis ojos.-
- Quedamos así. –Me respondió.-
- Entonces te dejo, un beso.
- Otro. –Respondió enojado y corté.-
Suspiré y Pedro no frenaba.
- Perdón. –Dije.-
- ¿Era él, no?
- Sí. –Suspiré.- Te juro que no lo aguanto más.
- No pasa nada. –Dijo e intentó besarme.-
- No, no. Para.
- ¿Qué pasa?
- No quiero ahora.
- ¿Y qué queres?
- No sé.
Y comencé a vestirme.
- Pau… -Tocó mi hombro.-
- Pepe, en serio.
- No quiero que estés mal.
- Estoy como puedo.
Y me paré.
- ¿A dónde vas?
- A la cocina. –Le respondí.-
- ¿Puedo ir con vos?
Me encogí de hombros y salí del cuarto.
-
Suspiré cuando ella ya se había ido y comencé a vestirme, para poder ir atrás de ella.
No quería que nada ni nadie arruinara nuestro fin de semana solos.
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Siempre tiene que existir alguien que rompa un poco las pelotas... Lo dice la ley. (?
aaahiiii q lindo. justo en ese momento tiene q llamar Alejandro?? arruino todo este chabon .. jaaaaa Muy bueno el cap,
ResponderEliminarjajajajaja, gracias!
EliminarVenia todo super hot y me haces esto??? No podes estar tan mala hoy Camilaaaaaa -.-
ResponderEliminarComo podes romper mi corazon de esta forma? A mi y a todos tus fieles lectores! Asi no eh :(
Pdt: Estoy super dramatica hoy ajajaj
No me retes, que vos también me cagaste todo...
Eliminarme gusto mucho este cápitulo...que justo llamo alejandro interrumpiendo todo...
ResponderEliminarInoportunisimooo!! Corto todo lo lindo que tenían, Pau va a tener que solucionar esto pronto.
ResponderEliminarYa quiero el de mañana por el adelanto que nos diste. :/
jajajajaj!
EliminarNo podes dejar asi el capitulo... Necesito otro ya!!
ResponderEliminarme gusta ser mala, jaja
EliminarQue lindo!! jajjaja
ResponderEliminar☺☺
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