sábado, 31 de octubre de 2015

77. Enfrentar el miedo.

“Estás entre lo que quiero tener y lo que me da miedo tener.”


“Pepe… Hola, no te asustes, aunque sea largo lo que te voy a escribir, no es nada malo, solo que necesito sacarlo afuera.

Me pasé toda la noche pensando, y cuando digo toda es toda eh. Solo tuve dos certezas, la primera es que amo a Delfi y nunca dejaría que nada malo le pase. La segunda es que te amo a vos y tampoco dejaría que algo malo te pase.

Pensé, pensé y pensé… Excavé en mis recuerdos y apareció algo que mi inconsciente se había encargado de reprimir y me llevaba a tener ese miedo tan irracional que no lograba comprender. Fue un recuerdo de mi infancia, que me hizo llorar mucho. Una conversación en donde mi papá le decía a mi mamá que ella era nada para él y aún así, mi mamá le insistía en que lo iba a volver a enamorar… Hoy, mucho tiempo después y siendo madre me doy cuenta que lo hizo por Vir y por mí, para no hacernos sufrir y de tanto que tapó, la verdad le estalló en la cara.

Tengo miedo de que nuestra familia no pueda terminar bien y te juro que aunque quiera, no puedo apartar ese miedo… Lo único que me tranquiliza es ahora saber de dónde viene ese miedo, para poder enfrentarlo. Porque quiero enfrentarlo. Necesito hacerlo.

Porque te amo.

Porque amo a Delfi.

Porque me muero porque seamos una familia, de verdad.”

Siendo un zombie completamente, la llevé a Delfi a la escuela y por suerte, el tema que teníamos que explicar hoy en la facultad, le correspondía a mi compañera.

Mis neuronas no lograban hacer sinapsis.

En el recreo, revisé mi celular mientras tomaba un café bien negro con el afán de despertarme.

“Te amo y te prometo que te voy a ayudar a enfrentar ese miedo, puedo ser tu espada, tu escudo o los dos…”

“Si te amara más creo que me dolería.”

“Me muero por verte y llenarte de besos.”

“¿Estás libre?”

“Mmm… Algo así.”

“Yo puedo no volver a la clase, la cabeza se me parte de no dormir.”

“Qué suerte, pero yo no puedo escaparme.”

“¡Ufa!”

“Jajaja, anda al aula, no seas vaga.”

“Te juro que la cabeza me estalla.”

“¿Tomaste aspirina?”

“Con café… Sí, genial lo mío.”

“Ay, Dios… ¡Sos tremenda!”

“Era lo que tenía.”

“Cuidate.”

“Me mata de amor que me cuides vos.”

“Yo siempre voy a cuidarte.”

“Gracias, en serio mi amor.”

“No tenes nada que agradecer.”

“Sí, tengo que agradecer. No puedo creer tener un hombre tan increíble al lado, eso tengo que agradecerlo todos los días.”

“No soy el único chamullero.”

“Te juro que es lo que siento.”

“Lo sé mi amor, era un chiste.”

“Jajaja, lo sé.”

“Yo también tengo que agradecer todos los días que vos me ames a mí.”

“Con locura te amo.”

“¡Linda!”

“Lindo vos.”

“Me haces seguir el día con una sonrisa.”

“Qué lindo halago.”

“Es la posta, asique voy a entrar a la reunión con una sonrisa.”

“Jajajjaj, un beso Pepe.”

“Un beso mi amor.”

Volví a la clase y, después de algunas horas, por fin salí de la universidad y fui directamente a buscar a Delfi a la escuela.

Me sentía demasiado mal y Delfina no paraba un segundo.

- ¡Te podes quedar quieta Delfina! –Grité mientras saltaba en los sillones.- ¡Sabes que no podes hacer eso!
- ¿Qué te pasa mamá? –Preguntó asustada.-
- ¡Qué no me haces caso Delfina! ¡Bajate de ahí!

Ella se bajó del sillón y se quedó sentada allí.

- Andate a tu cuarto.
- ¡Quiero comer mamá!
- Ahora no, estás en penitencia.
- ¡Sos re mala! –Me gritó llorando y se fue. Escuché el portazo de su habitación y se me llenaron los ojos de lágrimas.-

No entendía mi reacción. Toda la noche pensando en no hacerla sufrir y la hago llorar por semejante pelotudes. ¡Paula, la puta que te parió! ¿Qué te pasa nena?

Fui a la cocina y luego de lavarme la cara, preparé un sándwich de milanesa con un jugo. 

Me dirigí al cuarto de Delfi con la comida y la dejé a un lado.

- ¡Andate mamá! ¡No te quiero ver!
- Delfi…
- ¡Andate! –Gritó.-
- Hija, por favor.

Ella se dio vuelta y tenía la cara toda colorada del llanto, lo cual me partió el alma. 

- ¡Dejame sola! ¡Andate! –Y me revoleó un almohadón.-
- Hey, hey… Para un poquito. –Dije firme, pero tratando de calmarla.-
- Quiero a mi papá.

Suspiré y me arrodillé en el piso, ella estaba otra vez acostada boca abajo.

- Delfi… -Acaricié su espalda.- Perdón, sé que te grité y te traté mal, es que mamá se siente mal y no pensó en lo que estaba haciendo. –Sequé mis lágrimas.- 
- No me gusta que me grites, me pone triste.
- Está bien, yo sé eso… Pero vos sabes que a mí no me gusta que saltes en los sillones. ¿O no?
- Sí.
- ¿Me miras Delfi?

Ella tímidamente giró su cabeza y yo sequé sus lágrimas luego de correr el pelo de su carita.

- Perdón mi amor, no quería ponerte así. Odio verte llorar y más si es por mi culpa. –Acaricié su mejilla.- Perdón princesa, perdón. 
- No me grites más.
- ¿Me perdonas?
- Si no me gritas más.
- Te prometo que no mi amor… -Dije quebrando en llanto.- No quería ponerte mal, perdón.

Delfi me abrazó y suspiré, la abracé con fuerza y la aferré a mí.

- Te amo hija, más que a nada en este mundo. –Besé su mejilla.- 
- Yo también te amo ma y sé que hay veces que me tenes que retar… -Se separó un poco de mí.- Porque yo soy chiquita y no me doy cuenta de algunas cosas. –Sonreí.- Pero, no me gusta que me grites, porque me da tristeza acá. –Tocó su pecho.- Está bien que me retes, pero no me grites. Por favor. –Suspiró.- Me hace sentir que no me queres y si vos no me queres a mí me dan muchas ganas de llorar.

La abracé contra mi pecho y no podía hablar de lo que estaba llorando.

- Por favor, nunca dudes de que te amo mi amor. Nunca. –Hice una pausa.- Te amo desde el primer día, desde que supe que estabas en mi panza. –Sonreí, recordándolo.- Y te voy a amar siempre, sos la personita más importante para mí y ser tu mamá es lo más lindo que me pasó en al vida. ¿Sabes? 

Hice que me mirara y sequé sus lágrimas otra vez.

- Te amo con mi vida entera Delfi… 
- Te amo mamá. –Dijo secando mis lágrimas y yo sonreí, tomé sus manos y las llené de besos.-
- No llores más mi amor.
- Vos tampoco mami.
-Sonreí.- Me da mucha tristeza ponerte mal, porque lo único que quiero es cuidarte.
- No lloro más yo.
- ¿No?
- No, porque sé que me amas. 

Y me abrazó y yo no quería soltarla.

- ¿Ese sándwich es para mí? –Preguntó.-
- Sí… ¿Lo queres?
- ¡Sí! –Se separó de mí festejando y yo se lo alcancé.- Gracias mami.
- De nada mi amor.

Suspiré y me fui a lavar la cara al baño.

¡Qué fácil era todo en el mundo de los nenes! Ojala uno no tuviera que crecer y las cosas siempre fueran así de fáciles… Ojala perdonar sea tan fácil, y no hablo solo de perdonar al otro, sino también de perdonarse a uno mismo. 



jueves, 29 de octubre de 2015

76. Infancia.

La infancia, esa etapa a la que todos queremos volver y la que creemos que está cerrada y enterrada en el olvido… Está siempre latente, siempre ahí, esperando para decirnos algo.

Esa primer etapa de la vida nos marca a fuego, nos deja cicatrices imposibles de borrar…

Cicatrices que pueden reprimirse y que de un momento al otro, se hacen concientes y nos hacen entender cosas que antes no podíamos comprender.



“Buenas noches hermosa…”


“Buenas noches Pepe. La cama está fría sin vos…”

“No me digas eso que voy corriendo a tu casa.”

“Me gustaría que una casa sea de los tres y a veces quisiera que mi mente deje de trabajar tanto y tan aceleradamente.”

“Ojo que yo quiero lo mismo eh.”

“Bueno Pepe, pero hay que darle tiempo a las cosas y mi cabeza no lo entiende.”

“Esa cabecita loca.”

“Jajajaja, mi cabecita loca solo quería hablar un ratito con vos antes de dormir.”

“Me parece perfecto.”

“Vos sos perfecto…”

“Wow, qué halago.”

“No te agrandes igual, fue solo un piropo…”

“¡No me pinches el globo!”

“Jajajaja, bueno, perdón… Es para que no te subas al caballo.”

“Entendí, fue solo una mentira para que me sienta bien.”

“No seas tan cruel tampoco, jajaja”

“No quieras robarme el puesto de chamullero igual.”

“Tranquilo que ese lugar es tuyo, siempre… jajajaj!”

“Menos mal…”

“¡Tenes el trofeo del primer puesto!”

“Bien que te gusta que te diga cosas lindas.”

“¿Eso quiere decir que todo lo lindo que me decís es chamullo?”

“No tonta, todo lo que te digo es la verdad.”

“Mmm… No te creo.”

“No seas mala.”

“No soy mala, soy realista.”

“Sos hermosa.”

“Chamullo.”

“Jajajajaja. ¡No me dejas mimarte!”

“Sabes muy bien que te dejo.”

“Eso es verdad.”

“¡Deja de pelearme entonces!”

“Estás demasiado susceptible.”

“Puede ser. Perdón.”

“¿Te pasa algo?”

“No, solo estaba pensando un poco.”

“¿Se puede saber en qué?”

“En nosotros, en Delfi, en mi familia.”

“Si necesitas que hablemos un rato, sabes que podes contar conmigo.”

“Gracias mi amor, de verdad.”

“No tenes nada que agradecer.”

“Me voy a dormir Pepe, qué descanses.”

“Qué descanses mi amor.”

Estaba decretado que aquella noche no dormiría. Me preparé un té y me senté en mi cama, me sentía encerrada en aquellas cuatro paredes y sentía que aquel lugar se hacía cada vez más pequeño.

Dejé libre a mi mente, me decidí a escucharla, para después de mucho tiempo, lograr entender por qué tenía tanto miedo.

Era un miedo irracional, que no conocía… Tenía miedo de que me lastimara, aún sabiendo que me ama. Tenía pánico de lastimar a mi hija y de lastimarme a mí. Me negaba a seguir sufriendo, porque no lo soportaba más. Fueron años de sufrir de silencio por un amor que no podía gritar, fueron años de intentar superar algo que ahora entiendo, siempre va a ser parte de mí. Pedro es parte de mí.

Fueron noches enteras de llorar porque lo único que quería era sentir sus brazos rodeándome. 

Las lágrimas fueron demasiadas y las horas de sueño que perdí, también.

Pero, como dicen, la vida es sabia y para aliviar todo ese sufrimiento, Delfi apareció en mi vientre. Ella fue, es y será la razón de mi vida, por ella todos los días me levanto de la cama, aunque lo único que quiera es que las sábanas me traguen.

El mayor aprendizaje que tuve en mi vida desde que fui mamá fue ese, Delfi siempre iba a ser mi prioridad y no renegaba de eso, todo lo contrario.

Mi hija, sin saberlo, me salvó de un sufrimiento enorme… Porque sufrir por amor duele, duele en lo más profundo. Es un dolor que termina por convertirse en corporal y que, aunque intentes taparlo, siempre se las ingenia para aparecer.

Aprendí, aprendí a convivir con ese dolor y a aceptar que era parte de mí.

Y de repente, sin saber muy bien cómo, ese amor vuelve a mi vida. Ese hombre vuelve a besarme y a hacerme suya. Pedro, otra vez, era mi… ¿Pareja? Bueno, nunca tuvimos título, y tampoco era momento de tenerlo, la cuestión es que Pedro y yo estábamos juntos otra vez y si bien, eso me hacía completamente feliz, también me llenaba de miedo.

Fue esa noche cuando pude comprender de donde provenía tanto miedo… Un recuerdo reprimido se hizo conciente sin previo aviso.

Recordé una conversación que había escuchando de pequeña, en donde mi papá le dejaba muy en claro a mi mamá que no la amaba y que estaba con ella solo por compromiso. Mi mamá, sin importarle demasiado lo que le estaba diciendo, se humilló y le prometió que se iba a volver a enamorar de ella, mi padre, insistente, le repetía que para él, ella ya no existía. 

¿Cómo pudieron todos esos años aguantar esa farsa? Y lo peor de todo, fue el final.

Tenía miedo de eso… Tenía miedo de que mi familia, o el intento de aquella, terminara reventado contra el piso como aquella, que aunque lo quiera negar, también es mi familia.

Sentía pánico de que mi hija sufriera tan solo una parte de lo que yo sufrí, y si bien sabía que Delfi deseaba mucho que Pedro y yo estuviéramos juntos, Pedro y yo siempre fuimos padres muy presentes y ella es feliz. 

¡De solo imaginar su carita cuando se lo contáramos me moría de amor! 

Pero, también me moría de pánico por condenarnos, a Pedro y a mí, a vivir una farsa como mis papás, solo para no hacerla sufrir… Porque sí, estaba segura de que mi mamá se dejó humillar solo por mi hermana y por mí.

Uno siempre cree que la infancia se deja atrás y es una locura darse cuenta que deja marcas imborrables.

Me levanté de la cama y fui hacia la habitación de Delfi, me arrodillé a su lado y acaricié su frente.

- Mamá siempre te va a cuidar y te va a amar con su vida princesa, te lo prometo. 

Besé su frente y me quedé un largo rato mimándola. Era mi pasatiempo preferido. Ser su mamá era la tarea más linda y compleja que la vida me había regalado.

No, no estaba pensando en dejar a Pedro.

Solo estaba pensando cómo podía hacer para que nadie saliera lastimado y que todo funcionara como deseaba. Sí, obvio que era complicado y que no lograba encontrar una solución.

¡Necesitaba desenredar aquel maldito ovillo! Pero, llevaba casi nueve años enroscándose y llenándose de nudos, era una tarea complicada.

Delfi abrió sus ojitos y me miró.

- Perdón princesa, seguí durmiendo.
- ¿Por qué estás acá?
- Porque no me podía dormir y te extrañaba.
-Sonrió.- ¿Queres dormir conmigo?
- ¿Me dejas?
- Sí mami, obvio. –Y abrió su cama, yo sonreí muerta de amor y me acosté a su lado.-
- Gracias hermosa.
- ¿Puedo dormir arriba tuyo? 
- Obvio que sí.

Ella se acomodó sobre mi cuerpo y me abrazó, yo también la abracé.

- Dormí mami, dale.
-La abracé más fuerte.- Te amo mi amor… -Besé su cabeza.- 
- Te amo ma.
- Que sueñes lindo hija.
- Vos también…

Delfi al ratito se quedó dormida y no podía dejar de mirarla.

Era tan linda y no hablo solo de sus facciones, que para mí eran perfectas, hablo de su personalidad. Hablo de cómo es con los demás y conmigo. Digo que es linda por su ternura y por su capacidad de dar amor infinito… 

Definitivamente, ella era lo mejor que había hecho en mi vida.

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Ayer llegamos a la mitad de la novela y no me había dado cuenta. ¡Mierda que pasa rápido!

Aquí les dejo el capítulo de hoy y un pedido... POR FAVOR, respondan acá ;) https://twitter.com/fanfictionpyp/status/659808075667349504 


75. Simple y complejo.

Las mujeres somos complicadas y los hombres simples… Crecemos sabiendo eso y estamos seguros de aquello.

Pero…

¿Por qué no pueden invertirse los roles?

¿Por qué no podemos ser las dos cosas?

¿Por qué nos encasillamos con malditas etiquetas?

¿Por qué no nos animamos a cambiar?

¿A dejar de hacernos tanto la cabeza?

¿Por qué no aprendemos a ser más simples y a disfrutar del momento?




- ¿Queres comer algo? –Le pregunté.-
- Podría ser. –Respondió.-
- Ahora vengo.
- ¿Qué vas a traer?
- ¡Sorpresa!

La besé y me fui.

Cuando volví, Pau estaba en mi cama, tapada hasta la nariz y yo me dirigí allí con unos chocolates rellenos con dulce de leche, y una taza de té para ella.

- Ay, qué rico. –Dijo y sonrió.-

Me senté a su lado y acaricié su frente.

- Tengo mucha fiaca de sentarme. –Dijo riendo.-
- Se te va a enfriar el té.
- Dame un beso.
- Sus deseos son órdenes. -La besé y ella sonrió.-
- Solo me levanto, porque el té me lo hiciste vos.
-Reí y ella se sentó.- Toma. –Dije alcanzándole la taza.-
- Gracias. –Tomé un poco y me acomodé en la cama.-
- ¿Me quedó rico?
- Muy. –Sonrió.-
- ¿Queres un chocolate?
- Por favor.

Abrí el chocolate y le di un pedacito en la boca.

- El chocolate también está rico.
- Bueno, entonces esa fue una buena elección. –Reímos y nos dimos un beso.-

Pau terminó su té y se acomodó en la cama, apoyó su cabeza en mi hombro y besé su frente, ella apoyó mi mano en su pecho y sonreí.

- Me estoy acostumbrando demasiado a dormir con vos, esta semana me va a costar mucho.
- Puedo ir a tu casa si queres… -Dije y la abracé.-
-Rio.- Pero…
- Sí, ya sé… Delfi.
-Suspiró.- No soportaría hacerle mal.
- Yo tampoco Pau, no creas que no pienso como vos.
- No sé, a veces siento que te freno mucho.
-La abracé con fuerza.- No amor, yo también quiero cuidar a Delfi.

Nos quedamos en silencio, y al rato, acaricié su mejilla.

- ¿Estás bien? –Pregunté.-
- Sí… No sé, es que a veces pienso mucho y quisiera que todo sea un poco más fácil.
- Yo creo que es mucho más fácil que antes.
- Sí, es verdad. No me hagas caso.
- No quiero que te preocupes.
- No es preocupación, es un poco de miedo…
- ¿Por qué las mujeres se hacen tanto la cabeza?
- No sé. –Respondió riendo.- Somos así, complicadas. –Levantó su cabeza y me besó.- Para mí, los hombres son muy simples. –Reímos.-
- Puntos de vista…
- Sí, es verdad. –Se encogió de hombros.-
- Igual, así de complicada me encantas eh.
-Sonrió.- Y a mí me encantas así de chamullero. –Reímos y nos besamos.-
-Corrí el pelo de su cara y ella sonrió.- También me encanta estar así con vos.
- A mí también… -Me besó y se acomodó sobre mí.-

Acomodé las mantas sobre su cuerpo. Apagué la luz y besé su cabeza.

- ¿Es hora de dormir? –Preguntó riendo.-
- Podemos seguir charlando con la luz apagada si queres.
- Mmm… Me gusta estar en silencio también, porque te siento respirar y como late tu corazón.
- Ay… ¿Por qué sos tan tierna?
-Rio.- Ya te dije que me pones muy cursi. –Reímos a la par y nos dimos un beso.-

Pasamos un rato en silencio, hasta que ella habló.

- Pepe…
- ¿Qué Pau?
- Nada, tengo frío. –Rio.-
- Te abrazo más fuerte.
-Se sentó.- Tenemos que vestirnos.
- ¡No seas mala!
- No soy mala, solo Delfi está durmiendo al lado.
- No te importo demasiado cuando… -Levanté mis cejas y reímos.-
- Tarado, dale.
- ¡Pero si estamos durmiendo en la misma cama!
- Esa nena debe tener un quilombo en la cabeza. –Suspiré.-
- Tranquila, ella es feliz si nos ve juntos.
- Bueno, pero que al menos nos vea vestidos.
-Reí.- Tenes razón.

Nos vestimos y volvimos a acomodarnos en la cama.

- Descansa mi amor.
- Vos también Pau.

Ella se durmió al rato, pero yo no podía… Mi cabeza no podía frenar y en cierto punto, creía que estaba bien que así sea, porque a pesar de ser simple, necesito aclarar todo lo que pasa.

Solo tenía completamente claro una cosa: amaba a Paula e iba a hacer cualquier cosa con tal de no perderla, porque no soportaría que eso pasara otra vez. Y, por otra parte, tenía completamente claro que quería que seamos una familia de verdad.

Me moría por decírselo a Delfi, pero concordaba con la idea de que había que esperar un poco, porque si bien nos amábamos, aún debíamos acomodarnos… Ilusionarla y que después no funcionara, la mataría.

La primera vez que habíamos tenido una relación, éramos solo ella y yo y las cosas eran muy distintas. Ahora estaba Delfi y los dos teníamos muy en claro que nuestra hija siempre iba a ser nuestra prioridad.

Me moví muy bruscamente sin quererlo y Pau se despertó.

- Ay, perdón, no quise despertarte.
- Acá me parece que hay alguien que no durmió.
-Reí.- No puedo dejar de pensar.
- ¿No era que nosotras éramos las complicadas? –Preguntó riendo.-
- ¡Es que nos contagian! –Reímos.-
- Sos tan tarado nene.
- Bueno che, es que estamos mucho tiempo juntos…
- Si queres me voy… -Y amago a irse, la agarré del brazo y se lo impedí.-
- Ni se te ocurra. –Ella rio y nos besamos.-
- Dale, dormí un poco.
-Suspiré.- Eso estaba intentando.
- Cambiemos.
- ¿Qué cosa?
- Así… -Se acostó a mí lado y apoyó mi cabeza sobre su pecho.- Yo te hago mimitos…
- Me siento Delfi. –Reímos.-
- Estás un poco más grande y barbudo. –Volvimos a reír.- Dale, descansa. –Besó mi frente y sonreí.-
- Sos la mejor mujer que un hombre podría tener a su lado. –Y la abracé por su abdomen.-
-Me abrazó por la cintura.- Y vos sos todo lo que necesito para mi vida.

-

Al día siguiente, desperté y me cambié, ya que había llevado ropa.

- Buen día mi amor… -Dije entrado al cuarto de Delfi.-
- ¿Estoy en tu casa? –Preguntó confundida.-
-Reí.- No, es la casa de papá…
- ¿Y qué haces acá?
- Si queres me voy…
- No, no. –Se paró en la cama y yo reí.-
- Buen día. –Besé su mejilla.-
- Buen día mami. ¿Qué haces acá?
- Vine a verte. ¿No puedo?
- Sí que podes. –Sonrió.- Y me encanta. -Sonreí.- Tengo frío mami.
- A ver… -Agarré una manta de su cama y la envolví allí.- ¿Queres una chocolatada?
- Sí… ¡Tengo una idea!
- ¿Cuál?
- Vos me llevas a upa, toda tapada acá adentro y lo asustamos a papá.
-Reí.- Dale.

La subí en brazos y ella se tapó toda. Reí.

- ¿Vamos? –Pregunté.-
- ¡Sí! ¡Dale ma!

La llevé hasta la cocina en brazos y cuando Pedro la vio, rio.

Delfi salio gritando y haciendo una cara rara. Pedro y yo largamos una carcajada.

- ¡No vale! ¡Yo quería asustarte! –Dijo enojada.-
-Pedro se acercó a ella.- Me parece a mí que vos estás un poco loca. –Delfi encogió sus hombros.- ¿O loca del todo? –Delfi rio y ahora la alzó Pedro.- Loca del todo. ¿No?
- ¡Sí! –Respondió riendo.- Igual, vine porque quería una chocolatada.
- Ah… ¿Es por interés la cosa? –Delfi volvió a reír.-
- ¡Quiero desayunar papá! –Pepe y yo reímos.-
- Está bien, no te enojes che.
- ¿Te la preparo? –Pregunté.-
- Si mami.
- ¡Y encima mamá me quiere sacar protagonismo! –Dijo riendo y nos contagió la risa a todos.-


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Un poco de amor para este día lluvioso... ♥

miércoles, 28 de octubre de 2015

74. Tratame suavemente.

Alguien me ha dicho que la soledad se esconde tras tus ojos y que tu blusa adora sentimientos, que respiras.

Tenes que comprender, que no puse tus miedos donde están guardados y que no podré quitártelos si al hacerlo me desgarras.

No quiero soñar mil veces las mismas cosas ni contemplarlas sabiamente
. Quiero que me trates suavemente.

Te comportas de acuerdo, con lo que te dicta, cada momento y esta inconstancia, no es algo heroico es mas bien algo enfermo.

No quiero soñar mil veces las mismas cosas ni contemplarlas sabiamente
. Q
uiero que me trates suavemente.”



Así… Pasó una semana, Delfi ya estaba recuperada del todo e incluso también había vuelto a la escuela.

Pau había vuelto a trabajar y todo estaba normal nuevamente, con el detalle de que ella y yo seguíamos juntos, y a escondidas.

Delfi estaba en mi casa y Pau venía a cenar… Claro, aún no lo sabía. (E iba seguir sin saberlo)

- ¡Mami! –Fue corriendo a saludarla cuando la vio.-
- Hola princesa. ¿Cómo estás?
- Bien. –Sonrió y besó su mejilla.- Te estaba esperando.
- Bueno, ya estoy acá.
- ¡Sí! Papá está haciendo la comida.
- ¿Qué está cocinando?
- ¡Pizza!
- Hey, qué bueno. –Delfi sonrió.-

- Anda a lavarte las manos que vamos a comer Delfi. -Dije.-
- Bueno pa...
Delfi se fue al baño y Pau y yo corrimos a darnos un beso.
- Hola mi amor. -Le dije.-
- Hola bonito. -Nos dimos otro beso y nos separamos.-
- Te aviso desde ahora que esta noche no te escapas de mí.
- ¿Y quién te dijo que quiero es escaparme? -Me guiñó el ojo y nos sonreímos.-


Delfi volvió del baño y Pau dejó sus cosas sobre el sillón.

- ¿Ponemos la mesa Del? –Propuso Pau.-
- Dale mami.

Ellas pusieron la mesa, mientras yo cortaba la pizza y nos sentamos a comer.

- ¡Me encanta tu pizza papi!
- Gracias princesa. –Respondí.-
- ¿A vos te gusta mami?
- Me encanta… -Respondió.-
- Gracias Pau.
- De nada. –Dijo sonriendo.-

Pau y yo nos quedamos mirando, como dos boludos.

- ¿Qué pasa? –Preguntó Delfi.-
- Nada hija… -Respondí y reímos.-
- ¿Me dan otra porción?
- Sí Delfi. –Pau le puso otra porción en el plato y terminamos de comer.-

- Estoy muy cansada. –Dijo Delfi.-
- ¿Queres ir a dormir? –Pregunté.-
- Sí…
- ¿Sola o con nosotros?
- Sola, quiero ver un rato la tele.
- Entonces anda a lavarte los dientes y metete en la cama.

Delfi nos saludó y se fue a su cuarto.

- Me facilitó bastante la situación. –Dije y acaricié el hombro de Pau con mi nariz.-
-Rio.- Hasta que no se duerma, no haces nada.
- Un anticipo. –Mordí su oreja.-
- Pedro, dale.
- ¿Dale qué? –Posé mis manos en su cintura, por detrás.-
- Controlate un poquito.
- No puedo con semejante mujer delante… -Mis manos bajaron hasta su cola y mis dedos la acariciaron, ella suspiró y yo sonreí.-
- Pepe…
- Sh… 
- Por favor.
- Por favor vos. –La besé.-

Hice que se quedara contra la pared, mirando para allí y mis manos acariciaron desde sus tobillos, hasta su nuca. 

Ella se apoyó contra la pared con sus manos y mis manos se posicionaron sosteniendo sus pechos.

Mis labios besaron su nuca, su cuello y su espalda y mis manos bajaron hasta su zona más íntima…

- Pepe…
- Te dije que no digas nada.

Me arrodillé detrás de ella. Hice que abriera un poco sus piernas y mis manos se metieron por allí, la escuché gemir y sonreí. Besé su cintura, por encima de su remera y mis manos aceleraron el trabajo.

- Para, para un poco. Por favor. –Dijo agitada.-
- Quiero tenerte desnuda y para mí.
-Suspiró y tomó mis manos, quitándolas de allí.- Si seguís me vas a matar.
- Aprende a disfrutar sin preocuparte.
- No me gustaría que Delfi nos vea así.
- Delfi ya duerme.
- ¿Cómo sabes?
- No se escucha más la tele.
- Anda a fijarte y cerrale la puerta.
- ¿Así te vas a relajar?
- Sí…
- Bueno, está bien. Pero no te muevas eh.
-Rio.- Me quedo acá.

Fui hasta la habitación de Delfi, para certificar que estuviera dormida y cerré la puerta, de su cuarto y de la cocina.

Sonreí al ver que Pau seguía en la misma posición, clavé mis dedos por debajo de su calza y la deslicé por sus piernas.

- Podes relajarte.
-Suspiró y levantó sus pies para que la descalce y me deshaga de su calza.- Entonces me relajo y te disfruto.

Jugué con su cuerpo un rato más, mientras ella permanecía en la misma posición.

La agarré de su cintura para que se diera vuelta y la llené de besos en sus labios. Sus manos quitaron mi remera y yo quité la suya. 

Nos abrazamos desesperadamente y nos besamos con mucha vehemencia. Mis manos bajaron por su cuerpo hasta quedar presionando su cola y ella, recorrió toda mi espalda con sus uñas. Se separó de mis labios, para besar mi cuello y sonreí. 

Volví a capturarla en mis labios, mientras desabrochaba su corpiño y ella lo dejó caer al suelo.

Bajé lentamente con mi boca y las saboree, llenándolas de besos y saliva.

Me arrodillé frente a su cuerpo y llené de besos su panza y, comencé a bajar lentamente su tanga… Me quité mis pantalones y mi boxer. Me acomodé, frente a ella y mis dedos la acariciaron de arriba abajo varias veces.

Hice que subiera una de sus piernas a mi hombro y la punta de mi lengua pasó lentamente por su femineidad, varias veces. 

La tomé por la cintura y la alcé, como koala, para poder sentarla sobre la mesada. Me tomó por el cuello y yo por su espalda. 

Acaricié su zona íntima con la mía y ella con sus ojos cerrados, dijo.

- ¡Dale Pedro! –Agitada.-

Sonreí y comencé a hacerlo, aumentando la velocidad con el correr del tiempo.

- Te amo. –Dijo abrazada a mí, temblando.- 
- Yo también te amo, muchísimo. –Besé su hombro.-

-

- Estás loco. –Dije poniéndome mi remera.-
- ¿De qué te quejas? ¡Si hago que la pases increíble!
-Sentí mis mejillas ponerse rojas.- Como nunca nadie.
- ¿Volviste a estar con alguien?
- ¿Qué es esa pregunta?
- Quiero saber.
- Me lo reservo.
- No seas así.
-Le di su remera.- Te espero en la cama.

Agarré mi ropa del suelo y fui hasta su cuarto, me quité la remera y me metí en la cama.

Al instante, estaba acostado al lado mío, desnudo también.

- Mi único hombre sos vos. –Dije y besé su mano.-
-Sonrió.- Te amo tonta.
- Te amo, tonto.

Reímos y nos besamos.

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https://www.youtube.com/watch?v=bPwj2tJnBuk Tratame Suavemente - Soda Stereo.


martes, 27 de octubre de 2015

73. Clandestinidad.

“Un amor clandestino es un escape constante, es incomodidad, adrenalina, tensión. Es ojos que no ven pero corazón que presiente, es un momento privado, inconfesable.
Nos atrae el amor clandestino, secreto, porque el amor cómplice se hace más fuerte, más nuestro y solo nuestro. La complicidad es un guiño, una aventura, y al amor le encanta la aventura.

En el secreto cómplice hay libertad, porque escapamos de la mirada de los demás y nos permitimos ser libres, rebeles, aventureros, como los piratas. El amor secreto es mágico, cuando deja de ser secreto se vuelve real, y el amor real es un poco más complicado.”






Delfi terminó de comer, aunque no comió demasiado, y se quedó dormida. 


Con Pepe salimos de la habitación y fuimos al balcón, ya que había salido el sol después de varios días.

Sentí que me abrazó por la espalda y sonreí. Besó mi cuello.

- ¿Estás bien Pau?
- Mmm… Creo.
- ¿Qué pasa?
- Nada, estoy sensible.
- ¿Debido a…?
- A todo lo que pasó y pasa, no sé, me pegan las cosas aunque no parezca.
-Me abrazó más fuerte.- Me dan ganas de llenarte de mimos.
- Hacelo, porque lo necesito. 

Besó mi hombro y yo me di vuelta. Nos dimos un beso y nos abrazamos.

- Pau… -Besó mi mejilla.-
- ¿Qué Pepe?
- No me dejaste terminar. –Reímos y se separó un poco de mí.- Solo iba a decirte que te amo.
-Sonreí.- Yo también te amo bonito. –Nos besamos y nos quedamos, tan solo mirándonos, por algunos segundos.-
- Te juro que voy a poner todo de mí para que esta vez funcione, mi vida no tiene tanto sentido si esos ojitos no me miran así.
-Mordí mi labio, muerta de amor.- Yo te prometo lo mismo. –Lo besé.- Necesito que estemos los tres juntos, para siempre.
-Me dio un beso y me abrazó.- A mí me gustaría que seamos más de tres.
-Sonreí.- En la clínica Delfi me estuvo preguntando algunas cosas… -Me separé un poco de él.- Y me dijo que le gustaría tener un hermanito, solo si vos también sos su papá.
- Podríamos cumplirle el deseo.
-Sonreí.- ¿Ahora? ¡Ni loca!
- No tonta, dentro de uno o dos años… O no sé, cuando podamos acomodarnos.
- Me encantaría. –Sonreímos y nos besamos.- 
- Igual, creo que lo mejor ahora es que nos concentremos en el presente, en estar bien nosotros, en poder contárselo a Delfi más adelante…
-Asentí.- Sí, tenes razón.
- ¿Me prometes que si en algún momento dudas de algo me vas a venir a preguntar? ¡Y podes preguntarme lo que sea!
- Sí, te lo prometo. –Suspiré y él me besó.-
- Acordate eh.
- Me acuerdo tonto. –Lo besé y volvimos a abrazarnos.-

La escuchamos venir a Delfi y rápidamente nos separamos.

- ¿Qué pasa que te levantaste Delfi? –Pregunté y me acerqué a ella.-
- No quiero estar sola.
- ¿Queres que vayamos con vos? –Preguntó Pepe.-
- Sí…
- Tengo una idea. –Dije.- ¿Qué te parece si nos metemos los tres en la cama y miramos Frozen?
- ¡Sí! –Dijo sonriente.-
- Volve a la cama. –Dijo Pepe.- Que hace frío y tenes fiebre.
- Pero vengan.
- ¡Ahora vamos! –Dijo Pedro.-
- Los espero. –Dijo Delfi y se fue.-

Pedro me abrazó y me besó.

- Para un poco che.
- Me arruinó el momento la chiquitita.
-Reí.- ¿Te vas a poner a competir con tu hija?
- No, eso nunca.
- Que seguro lo decís.
- Nunca competiría con ella, vos sos mi mujer, ella es nuestra hija.
-Sonreí.- Yo soy tu mujer y vos sos mi hombre. –Lo besé.- ¿Vamos? Nos va a matar.
- Dale, vamos.

Nos dimos un último beso y fuimos hasta mi habitación.

-

Pasamos la tarde mirando la película y luego, se quedó mirando la tele ella sola.

Paula salió del cuarto y yo la perseguí, hasta abrazarla por su espalda.

- ¡Pepe!
- Sh… -Besé su cuello.-
- Estás loco…
- Por vos.
-Rio.- No quiero que Delfi nos vea.
- Delfi está mirando la tele.
- Veni para la cocina.

Me agarró de las manos y me llevó hasta la cocina.

- Acá sí… -Dijo y me besó.-
- Me gusta esto de la clandestinidad.
-Rio.- A mí me da un poquito de miedo.
- ¿Por qué?
- Porque quiero que lo sepa dentro de un tiempo, cuando estemos seguros.
- Yo estoy seguro de que te amo.
-Sonreí.- Yo también, no tengo dudas de que te amo… Hablo de que podamos hacer que la relación funcione. ¿Me entendes?
- Sí, tranquila. Te entiendo. –Y la besé.- Si no fuese por querer cuidarla, saldría a gritarlo a los cuatro vientos.
- ¿Qué gritarías?
- Que te amo con todo mi alma. –Susurró a mi oído y yo la abracé con fuerza por su cintura.-
- Te amo hermosa. –Besé su cuello y nos besamos.-
- Cuando estoy con vos, siento que todo lo malo desaparece… -Suspiró.- Tus brazos me hacen sentir en paz, y me siento una pelotuda diciendo esto.
- ¿Por qué? Es muy lindo lo que decís.
-Sonrió.- Soñé tantas veces con esto, que tengo la necesidad de decirte todo lo que me guardé durante años. –Hizo una pausa.- Siempre quise que seamos una familia.
- Estamos empezando a serlo. ¿No te parece?
- Sí… -Sonrió y nos besamos.- Basta, no quiero ser tan cursi. –Dijo riendo.-
- A mí me gustas en todas tus formas igual.
-Rio.- ¿Cuáles son esas formas?
- La tierna, la dura, la sensible, la mamá, la mujer, la amante. Te amo entera. -Sonrió.- Es imposible no hacerlo.
- Ay, me vas a matar de amor. –Y me besó, acorralándome contra la pared.- Te amo, te amo. –Volvimos a besarnos y nos quedamos un rato abrazados.- 
- Me quiero quedar así, para siempre.
- Quedate, yo no me niego. –Reímos.-

Después de un rato, de tan solo abrazarnos y besarnos como dos adolescentes, nos dispusimos a preparar la comida… 

En realidad, yo cocinaba y ella me daba charla.

- Te pediría que te quedes acá, solo para dejar de cocinar.
- ¡Qué vaga que sos! –Y llené su nariz de harina.-
- ¡No seas forro!
- Sh… -La besé y ella rio.-
- Me voy a ver a Delfi mejor.
- Dale, escapate. –Reímos y nos dimos un beso.- Limpiate la nariz antes.
- Okei, okei.

-

Me fui de la cocina, tratando de quitar la harina que tenía en mi nariz y me dirigí a mi cuarto.

- ¿Cómo te sentís princesa?
- Un poco mejor.
-Me senté a su lado y besé su frente.- Ya no tenes fiebre me parece.
- Menos mal.
- ¿Queres bañarte antes de comer? Así te refrescas.
- Mmm… Sí, pero con vos.
- Dale, yo te ayudo.
- Gracias mami, por cuidarme.
-Sonreí y la abracé.- Ya te dije que mamá siempre te va a cuidar. –Besé su mejilla.- Vamos así terminamos rápido que papá está preparando la cena.
- Bueno…

Ella se bañó mientras yo le hacía compañía y luego la cambié.

- ¿Papá se va a quedar para siempre con nosotras?
- Papá siempre va a estar para vos hija, lo sabes muy bien.
- Pero pregunto si acá, en la casa.
- Sabes que no.
- ¡Ufa!
- No te quejes y disfruta de que estamos los tres juntos.
-Suspiró.- Está bien.
- ¿Vamos a ver cómo va la comida? –Pregunté.-
- Sí. –Dijo tomando mi mano y le sonreí.-

Nos acercamos a la cocina…

- ¡Qué rico olor! –Dijo Delfi.-
- ¿Te gusta? –Preguntó Pepe.-
- ¡Sí! ¿Qué es?
- ¡Sorpresa!
- No, no vale sorpresa. –Dijo Delfi. Pepe y yo reímos.-
- ¡Sí que vale! –Respondí.-
- Sí que vale. –Repitió Pedro y se acercó a ella.-
- Ufa.
- ¿Ufa? ¿Ufa? –Preguntó alzándola.-
- Sí. ¡Ufa! –Y se cruzó de brazos haciendo pucherito.-
- ¿Cómo te sentís?
- Mejor, pero quiero saber que es la comida.
-Pedro rio.- Ahora te vas a enterar loquita.
- ¿Cuándo?
- Cuando comamos.
- ¿Y falta mucho?
- No, solo un ratito.
- Apurate que tengo hambre.
- Bueno Delfi…



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En esta etapa de la novela se me empezó a acabar la imaginación y le choreaba offs a Casi Ángeles. Bueno, es obvio que eso no lo escribí yo igual, jaja.

lunes, 26 de octubre de 2015

72. Ovillo.

Considero que, cuando las historias tienen un sin fin de idas y venidas, pueden ser comparadas con un ovillo difícil de desarmar… Lleno de nudos y de preguntas sin responder.

Así, exactamente así estábamos…

Atreverse a desarmar ese ovillo no era fácil, pero hacerlo juntos, no sería tan complicado, quizás.



Las puntas de sus dedos recorrían mi pecho y yo la abrazaba por sus hombros. Las mantas nos cubrían.


La sentí suspirar y besé su cabeza. Ella me miró y sonrió.

- ¿Qué pasa? –Preguntó.-
- Nada.
- ¿Nada?
- No, nada. Solo me gusta mimarte.
- ¿Por qué sos tan lindo? ¿Por qué?
-Sonreí.- Vos me pones así.
- ¿Es todo mérito mío?
- Todo, todo. –Reímos y nos besamos.-
- Pepe… ¿Por qué no nos vestimos? Si nos quedamos dormidos así y mañana aparece Delfi… -Reímos.-
- Tenes razón, pero quiero dormir con vos.
- Te dejo quedarte. –Reímos y nos dimos un beso.-

Nos vestimos y fuimos a la cocina, calentamos el café que quedaba y volvimos a la habitación.

- A veces creo que estamos metidos en un ovillo imposible de desenredar. –Confesó.-
- Lo importante es no tironear, no ponerse nervioso y hacerlo con amor, así se desarman los nudos. –Le dije.-
-Sonrió y me besó.- Te quiero chapar todo.
- Chapame, yo no me opongo. –Reímos y volvimos a besarnos.-
- Quisiera poder empezar de cero, solo vos, Delfi y yo.
- El pasado no se puede negar.
- Lo sé. –Suspiró y terminó su café, para dejarlo a un lado.- 
- Vamos a poder.
- Es lo que más quiero.
- Vas a ver que vamos a poder. –Le besé.-
- Confío en vos.
- Confía en vos también.
- Tenes razón, eso me cuesta un poco.
- ¿Dónde quedó esa mujer tan segura que conocí?
- Nunca fui tan segura como me mostraba y además, capaz a vos te pasa lo mismo, desde que tenemos a Delfi me escudo mucho más, porque no quiero estar mal, porque sé que me necesita.
- Me pasa igual.
- Es tremendo como esa nena, sin buscarla, nos cambió la vida.
- A veces creo que llegó para mantenernos unidos, a pesar de todo.
- Es una linda teoría.
- Sí… ¿No?
- Sí. –Sonreímos.-

Tomé lo que quedaba de mi café y dejé la taza en la mesita de luz.

- Es una locura como cuando uno tiene un hijo o una hija, se corre del medio y lo único que nos importan son ellos. –Dijo y suspiró.- No puedo tener tanto sueño acumulado, me mató que estos días no duerma a la noche.
-Sonreí.- Podes dormir acá, así mañana te despertas como una reina.
-Rio.- Por favor.
- Veni entonces…

Ella se acomodó, apoyando su cabeza en mi pecho y yo la abracé.

- Descansa Pau.
- Vos también Pepe, que encima vos además de todo, laburaste.
- Si estoy con vos, seguro voy a descansar.
-Besó mi pecho.- Hasta mañana.
- Hasta mañana mi amor.

Pau se quedó dormida, y al rato yo también.

-

Al día siguiente desperté y sonreí al verlo a mi lado. Eran las once de la mañana, asique decidí despertarlo antes de que Delfi nos vea.

- Buen día hermoso. –Dije besando su cara.- 
- Ay, hola. –Abrió sus ojos.- Qué linda manera de arrancar el día.
-Sonreí.- Son las once ya.
- ¿Tanto dormimos? 
-Reí.- Sí… Y Delfi se va a despertar.
- Está la puerta cerrada.
- ¿Y qué hacemos? ¿La dejamos del otro lado un rato? –Pregunté riendo.-
- Tenes razón. –Volvimos a reír y nos besamos.- Me levanto y me cambio.
- Dale.

Pepe se cambió y yo también, armé la cama y Delfi vino al cuarto.

- Buen día hermosa. –Dije y ella se acercó a mí.- ¿Cómo dormiste?
- Bien. –Se sentó en la cama, en medio nuestro y nos dio un beso a cada uno.- 
- ¿Pasa algo Del? –Preguntó Pepe.-
- Tengo sueño. –Pepe y yo reímos.-
- Dormiste un montón. –Dije.-
- Sí, pero tengo sueño igual. –Dijo acurrucándose en mí.-
- ¿Queres seguir durmiendo?
- Sí.
- ¿Con nosotros? 
- Sí. –Suspiró y besé su frente.- 
- Tenes un poquito de fiebre me parece.
- Voy a buscar el termómetro. –Dijo Pepe y se levantó.-
- No quiero seguir enferma. –Se quejó.-
- Ya lo sé princesa. –La abracé y Pedro me alcanzó el termómetro.-

37 y medio.

- No es mucho lo que tenes mi amor, quedate en la cama que ahora te doy el jarabe así te baja.
- ¿Me puedo quedar acá?
- Obvio que sí. 

-

Pau estaba preparando algo de comer y me acerqué a ella, la notaba un poco triste.

- ¿Qué pasa?
- No doy más de verla así. –Dijo.- La extraño chispita como es.
- A mí me pasa igual, pero ya va a estar bien.
- A veces creo que inconscientemente, todo esto le pasa para que vos no te vayas.
- Como ser… Puede ser.

Y escuchamos que nos llamaba.

- Voy a ver que necesita. –Dije y le di un beso a Pau.-
- Dale, yo termino con esto y voy.

Fui hasta la habitación de Paula y me acerqué a ella.

- ¿Qué pasa Delfi?
- Tengo frío y me duele la cabeza.
-Suspiré.- ¿Queres me meta en la cama con vos?
- Sí papi.

Me quité las zapatillas y me metí en la cama con ella, se sentó sobre mis piernas, acostándose en mi pecho y luego de taparla, la abracé.

- Pa…
- ¿Qué mi amor?
- ¿Cuánto falta para curarme?
- Ya se te va a pasar Delfi, es normal que tengas un poquitito de fiebre nos dijeron los médicos.
- ¿Y el lunes puedo ir a la escuela?
- Si no te vuelve a subir, la fiebre… Sí.
- Entonces no quiero que me vuelva a subir. –Suspiró.-
- Vamos a ver que pasa, vos no te preocupes.
- ¿Me haces masajitos en la cabeza? Me duele.
- Dale.

Besé su frente y masajee con cuidado su cabeza por un rato.

- Gracias papi.
- De nada mi amor. –Volví a abrazarla.- 
- Tengo sueño otra vez.
- Ahora mamá trae algo para comer. ¿Queres?
- Sí.
- Entonces no te duermas… Comes primero y después dormís la siesta, si queres.
- Sí, está bien.

Se acurrucó en mí.

- ¿Vienen a comer? –Preguntó Pau asomándose por la puerta.-
- ¿Podemos comer acá ma?
- ¿Te sentís muy mal hija? –Preguntó acercándose a nosotros.-
- No tengo ganas de levantarme.
- Entonces ahora traigo todo.
- Gracias ma.
- De nada mi amor.

Pau le sonrió y se fue.

- Pa…
- ¿Qué pasa Delfi? -Ella se sentó sobre mi abdomen, más erguida.- Ya pesas eh.
-Me fulminó con la mirada.- Quiero preguntarte algo.
- Preguntame.
- ¿Todavía no pudiste convencer a mamá?
-Reí.- ¿Qué es esa pregunta?
- Están todo el día juntos.
- Porque te cuidamos a vos.
- ¿Por nada más?
- No hija.
- ¿No me mentís papá?
- No Delfi.
-Suspiró.- No sé eh.
-La abracé contra mí y besé su cabeza.- Confía en papá.
- Como confío estoy esperando que convenzas a mamá.
- Sh… Que ahí viene. –Dije y ella rio.-

Pau entro con la comida y la ayudé a dejar las cosas sobre la cama.



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¿Delfi esta vez se entera?

domingo, 25 de octubre de 2015

71. Terapia de amor intensiva.

“Tal vez juguemos toda la vida aquí, donde la asfixia no pueda batir.
No morirá lo que debe sobrevivir a una terapia de amor intensiva.
Si algo está enfermo, está con vida.
Lo que tus labios no puedan besar se esfumarán.
Y no escucharás más palabras lascivas en la terapia de amor intensiva.
Lo sucedido nos lastima, nuestro pasado nos suele matar.
Credulidad.
Solo puede sobrevivir nuestro amor en terapia intensiva.
Hare lo que me pidas.
Hare que me lo pidas.”





Y así pasaron algunos días, Delfi ya se sentía mejor y le habían sacado los puntos… Aún así, me había quedado en la casa de Paula todos los días, con la excusa de querer estar con Delfi y con la excusa implícita de poder estar cerca de Pau.

Era sábado y Pau estaba preparando fideos con salsa bolognesa para cenar.

- ¿Necesitas ayuda Pau?
- ¿Queres poner la mesa?
- Bueno, dale. –Besé su mejilla y ella sonrió.-

Sí, en la semana nos habíamos robado algunos besos y dedicado algunas miradas…

Eso sí, no habíamos aclarado nada y a pesar de que habíamos dicho que íbamos a hablar, ya no lo creíamos tan necesario.

Puse la mesa y fui a buscar a Delfi para cenar los tres, en familia. ¡Y qué lindo sonaba!

- Hija… Veni, que tenes que tomar el remedio.
- ¿Hasta cuándo mami?
- Hasta que se termine, ya queda poquito. –Dijo sirviéndolo.-
- Pero es feo.
- Ya sé, pero es para que estés bien del todo. Dale, por fas. –Delfi rio.- Toma.

Delfi tomó el jarabe y luego un poco de jugo.

Lo bueno de ese jarabe es que le generaba un sueño demasiado pesado.

Vimos un rato la tele, los tres en el living y luego la acompañamos a dormir.

- Que descanses hija. –Dije y besé su frente.-
- Gracias papi.

Pau entró al cuarto con una manta que le había pedido Delfi y la tapó.

- ¿Mejor así?
- Sí, gracias ma.
- De nada mi amor, hasta mañana. –Besó su mejlla y Delfi sonrió.-
-

Estaba preparando café para Pedro y para mí, algo  nerviosa porque sabía que Pedro no se iba a ir a dormir sin intentarlo. Lo conocía de pies a cabeza.

Me acerqué al living y le di un café, me senté en frente de él y tomé un poco de mi taza. Nos miramos y reímos.

- ¿Pasa algo? –Preguntó.-
- No, nada.
- Te conozco.
- ¿Entonces para qué preguntas?
- ¿Qué pasa?
- Que te conozco a vos, eso pasa. –Reímos.-
- Entonces deberías saber que no voy a hacer nada malo.
- Mmm…
- ¿Mmm qué?
- Yo no estaría tan segura.
- ¿Tan mala persona me crees?
- Mala persona no.
- ¿Y qué me crees entonces?
-Pensé unos segundos.- Una persona que no para hasta obtener lo que quiere.
- ¿Y qué es lo quiero? –Me encogí de hombros.- No te hagas la boluda.
–Reí.- No, no me hago la boluda.
-  A vos te quiero.
- Hay que ver si yo te quiero a vos entonces… -Dije y tomé un poco de mi café.-
-Tomó un poco de su café también.- Sé leer tu mirada.
- Qué hambre tenes nene.
- Sí, de vos.

Y me quería esconder adentro de la taza. Tomé un poco y la dejé a un lado. Él hizo lo mismo.

Abracé mis piernas, sobre el sillón, como para frenarlo un poco… aunque, no era eso lo que quería, tampoco quería regalarme.

Pedro besó mis rodillas y yo reí.

- No me respondiste.
- ¿Qué te tengo que responder?
- Un monumento a hacerte le boluda tenes vos eh.
–Reí.- Para un poco Pepe.
- ¿Por qué?
- Porque sí.
- No tengo ganas de frenar. –Acarició mi mejilla.- Y vos tampoco.
- No quiero seguir sufriendo.
- ¿Por qué vas a sufrir?
- Sabes que esto ya está muy hecho mierda.
- Quiero que lo arreglemos.
-Suspiré.- Me da miedo, perdón, pero no lo puedo evitar.
- Te quiero cuidar…
-Sonreí y se acercó a mí.- Pepe…
- ¿Qué haces?
- Lo que vos y yo queremos hacer.
- Querer no siempre significa poder.
- Si no lo intentamos, no vamos a saber si este es el caso o no.
- ¿No vas a parar, no?
- Mmm… No, cuando quiero algo lo consigo.
-Reí.- A veces te odio.
- Hey. ¿Por qué?
- Porque no hay necesidad de que te ame tanto. –Mordí mi labio y suspiré.-
-Sonrió y acarició mi nariz.- ¿Eso es un sí?
-Me encogí de hombros.- Puedo hacerme un poco la difícil, pero negarme a vos es demasiado complicado para mi organismo.
-Sonrió y corrió mis piernas del medio.- Sos tan linda… -Acarició mi cuello y cerré mis ojos.-
- ¿Me vas a hacer esperar mucho más? Mira si me arrepiento… -Dije riendo y él también rio.-
- Veni… -Se paró y me ofreció su mano.-
- ¿A dónde?
- ¿A dónde vamos a ir Paula? –Reí y tomé su mano.-

Fuimos hasta mi habitación y él trabó la puerta, en caso de que Delfi se despertara… Claro, rogaba que eso no suceda.

- Ahora sí. –Dijo tomándome por la cintura.-
- ¿Ahora se puede?
- Si vos queres….
- ¿Vos queres? –Pregunté tomándolo de la nuca.-
- Yo me muero de ganas.
- Yo también.

Nos sonreímos y nos acercamos lentamente para que nuestros labios pudieran unirse en un beso que comenzó siendo tierno y se convirtió en uno completamente apasionado.

Sus manos subieron por mi espalda y sonreí.

- Perdón. –Dije.-
- ¿Por qué?
- Por haber desconfiado de vos.
- No pasa nada, aunque haya sido hace mucho, yo hice algo para que eso pase.
- ¿Me perdonas?
- Obvio que sí mi amor.
- Gracias.
- No me lo agradezcas. –Acarició su nariz con la mía.-
- Te bancas demasiadas.
- Vos también.
-Me encogí de hombros.- No quiero pelear más con vos, no lo soporto.
- No vamos a pelear más.

- ¿Cómo estás tan seguro?
- Porque el amor es más fuerte.
-Reí.- Ay te amo chamullero.
-Sonrió.- Te amo bonita.

Sonreí y me tiré sobre él, para que caiga a la cama, sin poder dejar de besarlo. Sus manos subieron hasta mi cuello, haciendo que aquel beso se intensifiqué aún más y yo jugaba con su barba.

Mis manos se deslizaron por debajo de su remera y sonrió. 

- Permiso eh… -Dije y comencé a quitársela.-
- Soy todo tuyo. 

Sonreí y lo besé, terminé de quitar su remera y lo llené de besos, mientras mis manos lo acariciaban y las suyas se enredaban en mi pelo.

- Me encanta que seas todo mío. –Dije volviendo a su boca.-
- Siempre voy a ser tuyo.
- ¿Siempre?
- Siempre. –Y volvimos a besarnos.- Te amo.
- Te amo. 

Sonreímos y nos besamos nuevamente, él comenzó a quitar mi remera y subí mis brazos para ayudarlo. Llenó de besos mi piel y me anticipé, quitando mi corpiño, sonreímos cómplices y sus besos aumentaron en aquella zona.

Su cuerpo estaba sobre el mío y terminó de desnudarme. Con mis piernas lo sostuve sobre mí y lo obligué a ir a mi boca.

- Te extraño. –Susurré.-
- Yo también mi amor.

Lo ayudé a que él también se desnude y nos sonreímos, ambos agitados sin ni siquiera haber comenzando.

Hizo que me siente sobre su cuerpo, dejando su espalda sobre el respaldo de la cama y me besó, para comenzar a hacerlo. Sus manos me sostenían con fuerza y las mías estaban sobre su pecho. Sus labios se unieron a los míos y ambos estábamos a punto de estallar.



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Y he aquí la reconciliación oficial. ♥

https://www.youtube.com/watch?v=DkmshzUZXKI Terapia de amor intensiva. - Soda Stereo.

70. Juntos.

“El mundo duele menos, si estás conmigo.”



Hoy le darían el alta a Delfi, asique le preguntamos a la casa de quien quería ir.


- A la de mamá, pero con vos pa.
- Está bien, vamos los tres. –Respondí y ella sonrió.-
- Mamá ya me dijo que puedo dormir en su cama. -Pau rio.- 

Paula la ayudó a Delfi a cambiarse y yo guardé sus cosas.

Antes de que le den el alta, le pedimos a su médico que revise su pie y por suerte, eso ya estaba bien… Aún así, caminar le dolía porque todavía tenía los puntos en su panza.

Me pidió que la suba a upa y así lo hice. 

Paula agarró el bolso y salimos de la habitación. Le agradecimos al médico y nos dirigimos a mi auto.

Pau fue con ella en la parte trasera del auto y yo manejé hasta el departamento.

- Bienvenida a casa… -Dije cuando estaba entrando, con ella en mis brazos.-
- ¡Al fin! –Festejó.-
- Derechito a la cama vos eh. –Dijo Pau.-
- Sí ma. –Dijo riendo.-
- En serio, no te hagas la loca que todavía no te sacaron los puntos.
-Delfi rio.- Pa, bajame.
- ¿Queres caminar un poco? –Pregunté.-
- Sí.
- Bueno, está bien.

La bajé y ella sonrió. 

- ¿Qué pijama me pongo? –Preguntó.-
- Anda para mi pieza con papá y yo te llevo el que quedó acá en casa. –Dijo Pau.-
- Bueno, veni papi. –Me agarró de su mano y me llevó hasta el cuarto de Paula.-

- Pa…
- ¿Qué princesa?
- ¿Vos te vas a quedar, no?
- Ya te dije que sí Delfi.
- ¿A dormir?
- Sí, a dormir… Mañana a la mañana tengo que ir a trabajar igual.
- ¿Y mamá?
- Mamá vuelve a trabajar cuando vuelvas a la escuela.
- Ahh…. ¿Y cuándo voy a poder volver?
- El lunes que viene.
- ¿Y vos la queres mucho a mamá, no?
-Reí.- ¿Y esa pregunta?
- Vi que se abrazaron.
- Sí, nos queremos Delfi, somos tus papás.
- ¿Y no son novios otra vez?
- No hija. ¿De dónde sacaste eso?
- Porque están todo el día juntos.
- Porque estamos con vos…
- ¿Solo por eso?
- ¿Te parece poco?
- No, pero me gustaría que sean novios.
-Suspiré.- Ya hablamos de eso hija.
- Sí, ya lo sé.

Pau entró con el pijama y estaba muy seguro de que había escuchado… 

- ¿Te ayudo? –Le preguntó Pau a Delfi.-
- Sí, así no me duele tanto.
- Dale.

Pau la ayudó a cambiarse y Delfi se metió en la cama.

- ¿Puedo dormir? –Preguntó.-
- Sí Delfi. –Dijo Pau.-
- Porque tengo sueño.
- Dormí entonces.
- ¿Se quedan conmigo?
- Siempre mi amor. –Dije acotando a la conversación.-

Delfi se acomodó y abrazó sus muñecas, las cuales no soltaba nunca. Pau y yo nos quedamos con ella hasta que se quedó dormida y salimos del cuarto.

- Es tremenda. –Dijo y suspiró.-
- ¿Escuchaste, no?
- Sí. –Se sentó en el sillón.- Es demasiado viva cuando quiere.
-Reímos.- Lo que quiere es que estemos juntos.
- No es noticia eso.
- Como tampoco es noticia lo que pasa entre nosotros.
- Te ruego que hoy no, mi cabeza estalla.
- ¿Y no queres unos masajitos?
- ¿Qué necesidad de jugar con fuego otra vez?
- Me quiero quemar.
-Rio.- No sé más adelante, pero hoy no, de verdad.
- ¿Por qué no vas a dormir con Delfi?
- ¿Tan demacrada estoy?
-Reí.- Estás un poco ojerosa.
- ¡Qué malo!
- Seguís siendo linda.
- Y vos chamullero. –Reímos.-
- Dale, anda a dormir… Yo me voy a casa a bañar y a buscar las cosas para laburar mañana.
- ¿Seguro?
- Sí, dale.
- Bueno, está bien. –Bostezó. Le di un beso y ella sonrió.- Mejor me voy.
- Escapate, dale.
-Rio.- Te juro que no puedo hacer nada que no sea dormir.
- Por hoy te perdono.
- Gracias. –Reímos y nos dimos otro beso.-

Pau se levantó y se fue, pero corrí hacia ella y la abracé por la espalda.

- ¿Qué haces nene? –Preguntó riendo.-
- Quiero decirte algo.
- Decime.

Hice que se dé vuelta y la abracé por la cintura.

- Decime, dale. ¡No te voy a comer eh!
-Reí.- Qué graciosita que sos eh.
-Rio.- ¿Me decís o me voy a dormir?
- No amenaces. –Dije y la besé.-
- ¿Me decís? –Preguntó impaciente.-
- No es ninguna novedad.
-Suspiró.- No soporto las vueltas, lo sabes.
- Te amo. –Dije y la besé.-
-Sonrió.- ¿Era eso?
- ¿Te parece poco?
-Volvió a sonreír.- Me parece lo más lindo del mundo. –Me besó.- Yo también te amo.
- Vos y yo vamos a hablar eh.
- ¿Ahora?
- No, ahora la prioridad es Delfi, y que vos duermas.
-Rio.- Me voy a la cama entonces.
- Dale, en un ratito vuelvo.
- Te esperamos. –Me besó y se fue.-
- ¡Sos tan linda!
-Se dio vuelta me sonrió.- Vos sos lindo. –Me guiñó el ojo y esta vez se fue de verdad.-

Y si de algo había servido todo lo que le pasó a Delfi, era para darme cuenta de que no estaba dispuesto a vivir sin ellas. La idea de pasar todos los días los tres juntos me hacía tan feliz como a Delfi y esta vez lo iba a lograr.

Salí del departamento de Paula mientras intentaba idear algo, pero con Delfi así era claro que no nos íbamos a despegar de ella.

En fin… No iba a pasar demasiado tiempo hasta que esa charla se concrete.

-

Quité mis zapatillas y mi buzo y me metí en la cama con mi hija.

- Mami. ¿Qué pasa?
- Vengo a dormir con vos. ¿Puedo?
- Sí, obvio.

Sonreí y se acercó a mí, yo besé su cabeza y dejé mi mano sobre la suya. Suspiré y cerré mis ojos.

Necesitaba aclarar y ordenar mis ideas, pero el sueño me ganaba.

-

Me bañé y busqué las cosas necesarias para, al día siguiente, poder ir a trabajar desde la casa de Paula.

Cuando regresé, me dirigí a la habitación y me morí de amor al verlas dormir abrazadas. Les saqué una foto con mi celular y la puse de fondo de pantalla. ¡Eran tan lindas!

No quise despertarlas, asique intenté irme, pero Pau me llamó.

- Veni con nosotras.
- No quiero molestar.
- No molestas Pepe, vos también estás muerto de sueño. Dale.
- ¿Segura?
- ¡Sí! ¡Dale!
- Bueno, acepto la invitación. –Dije sonriendo.-

Quité mis zapatillas y me metí en la cama, Delfi estaba en medio. Pau acarició mi mano y yo le sonreí.

- Son todo lo que necesito. –Dije.-
- Los amo. –Susurró.-
- Yo a ustedes.

Sonreímos y nos acomodamos abrazando a Delfi… 

- Me encanta dormir con ustedes. –Dijo Delfi super dormida.-
- A nosotros nos encanta dormir con vos princesa. –Dijo Pau.-
- Seguí durmiendo que nosotros nos quedamos.

Delfi sonrió.

Y así, nos quedamos dormidos.


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