sábado, 17 de octubre de 2015

62. Desconfío.

“Es difícil no dudar cuando ya te fallaron una vez.”




Me desperté y me puse un camisón, para despertarlo a él.

- Buen día. –Dije besando toda su cara.-
-Sonrió.- Buen día hermosa. –Le di un beso.- ¿Qué hora es?
- Las once.
- ¿Ya? –Preguntó riendo.-
- Sí, ya son las once.
- Dormí como un bebé. –Sonrió y me contagió la sonrisa.-
- Te voy a hacer dormir como un bebé más seguido entonces.
- Cuando quieras. –Reímos y nos besamos.- ¿Queres desayunar?
- ¿Y si almorzamos directamente?
- Vaguito.
- Quería cocinarte.
-Sonreí.- Está bien, acepto.
- No te negas a mi comida eh.
-Reí.- No, nunca
- Así me gusta. –Reímos y nos besamos.-
- Me voy a ir a bañar mientras.
- Dale, yo debería vestirme.
- ¿No queres cocinarme desnudito? –Pregunté riendo.-
- ¿Te parece sexy?
-Reí.- ¡Sos un tarado! –Y busqué su boxer.- ¡Toma!
- Bueno che. –Rio.-
- Vestite que tengo hambre.
- Bueno, bueno.

Reí y busqué un jean y una remera de él, que había en mi placard. Él se cambió y cuando me estaba yendo al baño, me abrazó por la espalda.

- ¿Qué pasa Pepe?
-Besó mi cuello.- Te amo. ¿Sabías?
-Sonreí.- Yo también te amo. –Giré mi cabeza, buscando su boca y él me besó.-
- Sos muy linda.
-Reí.- ¿Siempre me lo vas a decir?
- Es que siempre sos muy linda. -Volví a sonreír y mordí mi labio, me dio un último beso y se fue.-

Yo me bañé y fui al cuarto a cambiarme, sobre la mesita de luz estaba su celular. Suspiré y comencé a cambiarme, tratando de no prestarle atención.

No lo pude evitar, cuando sonó lo agarré y leí el mensaje.

- ¿Qué haces Paula?
- Perdón, sonó y lo agarré.
- Sabes que no me gusta que me toquen el celular.
- Bueno, perdón. No lo hago más.
- No tengo nada que esconderte.
- ¿Y entonces por qué te enojas así?
- No me enojo.
- Te conozco Pedro.
- Entonces, no deberías hacer cosas que me molesten.
-Suspiró.- Te estoy pidiendo perdón.
- Está bien Paula.
- ¿Está bien qué?
- Nada, deja.
- ¡Pedro!
- ¿Qué?
- No te hagas el santo.
- ¿Qué queres decir?
- ¿Queres que te recuerde por qué carajo nos separamos?
- Ah… Ya entiendo todo. ¿No era qué me lo habías perdonado?
- Pero no me lo olvidé.
- Está bien, si no confías en mí… Me voy.
- Andate.
- ¿Me estás echando Paula?
- ¿No te queres ir Pedro? –Gritó.-
- Está bien, quedamos así.
- ¿Así cómo?
- ¡Cómo siempre! ¡Cómo el orto!
-Tomó aire y me gritó.- ¡Hacete cargo de las cagadas que te mandas!
- Pasó hace mil años eso.
- Y por eso estamos como estamos.
- Mejor me voy.
- Andate, nadie te lo impide.

Agarré mi saco y salí de su casa, pegando un portazo. ¡La puta madre!

- ¡Sos un forro Pedro! –Me gritó desde su casa y volvió a abrir la puerta.- Esta vez olvidate de mí, para siempre.
- ¿Tanto te enoja?
- ¡Sí, me enoja! ¡Me enoja no poder confiar en vos!
- ¿Entonces el problema sos vos?
- ¡Vos sos el problema!
- ¿Qué carajo hice ahora?
- Te enojas porque te toqué el celular, eso es porque tenes algo que esconder.
- Pensa lo que quieras, yo estoy tranquilo.
- Andate mejor.
- ¿Estás segura qué queres que esto se termine por esta boludes?
- Nunca tendría que haber empezado otra vez.
- Ojala no te arrepientas.
- Si me arrepiento es problema mío.
- Es obvio que desde que volvimos estás buscando una excusa para separarnos de nuevo.
- Puede ser.
- ¡Andate a la mierda Paula!

Y di media vuelta para bajar por las escaleras, corriendo. El portero me abrió y corrí hasta la plaza, me dejé caer en un banco y me largué a llorar como un nene.

Sentía que lo estaba logrando y acababa de irse todo al carajo. No puedo estar con una mujer que no confía en mí. ¡Alejando me seguía cagando la vida!

Lo único que quería era estar con ella y siempre pasaba algo que lo impedía. Siempre había sentido que ella buscaba excusas para separarnos y no lo negó, evidentemente tenía razón. Sentía que tenía sobre mí un cartel lleno de luces y flechas que decía: pelotudo.

Me levanté, con mucha más bronca que antes y fui a buscar mi auto para irme a mi casa. Allí, me bañé y me dejé caer en la cama.

-

Pedro se fue y me dejé caer en el sillón, quebrando en llanto. Acababa de finalizar el principio de nuestra vuelta. Sequé mis lágrimas e intenté aclarar mis ideas, tenía tanto miedo de que vuelva a pasar que no pude evitar revisar su celular, ni tampoco pude evitar el hecho de tener ese fantasma en mi cabeza. Creía que ya lo había superado, pero me di cuenta de que no y es enfermizo vivir así. No era la primera vez que revisaba su celular, solo que fue la primera que me vio haciéndolo.

¿Qué sentido tenía tener un hombre al lado si no tenes confianza? Eso me iba a hacer peor que estar sin él.

Estaba por volver Delfi y yo era un trapo de piso, asique me di una ducha y la esperé en la cama.

Cuando escuché el timbre, fui a abrir y ni bien la vi, la abracé.

- Hola mami.
- Hola mi amor. –La abracé más fuerte.- ¿Cómo estás?
- Bien, pero me estás apretando.
-Reí y me separé un poco de ella.- Perdón. –Besé su mejilla y cerré mis ojos.- Anda a jugar. ¿Queres?

- Sí.

Delfi se fue y la miré a mi hermana.

- ¿Te vas o…?
- ¿Vos te pensas que te voy a dejar sola cuando estás a punto de llorar?

Me quebré y me abrazó.

- ¿Qué pasó Chu?
- Ya está, se terminó.
- ¿Qué cosa?
- Con Pedro.
- ¿Eh?
- Sí, es imposible reflotar algo tan viejo.
- No entiendo gorda.
- Pasa y te cuento.

Virgi entró y yo cerré la puerta.

- ¿Vamos a mi habitación?
- Dale.

Nos dirigimos hasta mi cuarto y me dejé caer en la cama.

- Te juro que quise, pero no puedo Vir. No puedo.
- ¿Qué no podes?
- Confiar en él, cuando estamos juntos o cuando está con Delfi estoy tranquila, pero sino me hago la cabeza y no lo puedo evitar. –Suspiré.- Me vio revisando su celular y explotó todo por el aire.
- Ay, Chuni, Chuni… -Acarició mi pelo.-
- Puse todo de mí para que funcioné, pero no pude y me siento una pelotuda.

Mi hermana me abrazó y yo no podía dejar de llorar.

- Lo amo, lo amo más de lo que creía.
- Tranquila, ya se va a arreglar todo.
- Es muy rencoroso.
- Pero te ama.
- No sé gorda.
- ¿Cómo no sabes? ¡No digas boludeces!
-Me encogí de hombros y me separé de ella.- No, no sé.
- Es todo muy reciente, trata de pensar en frío.
- No, ya fue.
- ¿Por qué?
- Porque no puedo Vir, no puedo. 
- Dale Pau.
- No, ya está. Le dije de todo, hasta le di a entender que siempre busqué una excusa para que nos separemos y lo peor es que es verdad. ¿Qué sentido tiene?
- Que se aman.
- No sirve el amor.
- ¿Cómo que no?
- No, nosotros no. Lo único que nos une es Delfi y ya está, hay que dejar de amagar. Nos pasamos años así y una vez que nos animamos, nos duró un suspiro. –Hice una pausa.- Y no, no digas nada. Solo abrazame, por favor.

Mi hermana me abrazó y yo me dejé mimar por ella.



▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼

Había sido mucha felicidad...

4 comentarios:

  1. Y era obvio que alguna maldad te ibas a mandar. Me encanto el capitulo. Los dos son muy impulsivos jajaja. Me imagine toda la situacion mientras leia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. jajajajaja, bueno un poquito de bardo nunca viene mal!
      Gracias!

      Eliminar