La comida es la excusa, la intención real es compartir un momento con el otro…
Y no, no invitamos a cualquiera para regalarle un momento de nuestra vida. Elegimos a gente especial, elegimos a aquellas personas con las que sabemos que vamos a pasarla bien…
Hacemos elecciones, todo el tiempo, y siempre sabemos a quien queremos alejar de nuestra vida y a quien queremos tener para siempre formando parte de ella.
- ¡Arriba enana! –Dije entrando al
cuarto de Delfi.-
- Quiero dormir papá.
- Dale, que tengo una sorpresa para vos.
- ¿Qué cosa?
- ¡Sorpresa dije! -Rio.- Dale, que ya son las diez.
- No quiero pa.
-Me acerqué a ella y destapé su cara.- ¿Preferís dormir o la sorpresa?
- La sorpresa.
- ¿Y entonces? ¡Arriba!
- Tengo hambre.
- Mmm… -Me agaché.- Subite a cococho así vamos a buscar comida.
Ella rio y se subió a mi espalda. Corrí con ella hasta la cocina mientras reíamos, buscamos unas galletitas y le preparé una leche para que se vaya a desayunar al living mientras miraba la tele.
Yo aproveché para comenzar con el almuerzo y sellé la carne mientras cortaba la verdura.
- ¿Me decís qué es la sorpresa?
- ¡Es sorpresa!
- Pero decime papá.
-Reí.- Sos igual a mamá.
- ¿Por qué?
- Porque mamá tampoco soporta esperar.
- ¿Te gusta que me parezca a mamá? –Preguntó.-
-Sonreí.- Me encanta mi amor.
-
Toqué timbre en la casa de Pedro y él vino a abrirme.
- Hola. –Dije.-
- Hola. –Respondió y sonrió, quisimos seguir hablando pero Delfi apareció corriendo y la subí a upa.-
- Hola hermosa.
- Hola mami. –Me abrazó y yo también la abracé.- ¿Ya nos vamos? Papá me dijo que tenía una sorpresa. ¡No vale!
-Reí.- Creo que la sorpresa soy yo.
- ¿Vos?
- ¡Hey, che! ¡Qué maldad! –Y le hice cosquillas en su cuello.-
- La sorpresa es que vamos a almorzar los tres juntos. –Dijo Pedro.- ¿Queres?
- ¡Sí! –Dijo festejando y nosotros reímos.-
- ¿Vos no te ibas a ir a cambiar? –Preguntó Pedro.-
- Sí, pero vino mamá. ¿Me ayudas mami?
- ¿A cambiarte?
- Sí…
- Bueno, dale.
Le di el helado a Pedro y me fui con Delfi hasta su habitación y la ayudé a cambiarse.
- ¿Me das un abrazo? –Pregunté cuando terminé de atar sus zapatillas. Ella sonrió y me abrazó por el cuello.- ¿Vos sabes que yo te amo mucho, mucho. No?
- Sí mami, yo también te amo. –Sonreí y besé reiteradas veces su mejilla.-
- ¿Volvemos con papá?
- Para.
- ¿Qué pasa?
- Hoy papá me dijo que me parezco mucho a vos.
-Sonreí.- ¿Por qué?
- Porque soy muy ansiosa.
-Reí.- Igualita a mí.
- Y también me dijo que le gustaba que sea parecida a vos.
-Suspiré.- ¿Volvemos con él?
- Sí mami.
Salimos de la habitación de la mano y fuimos hasta la cocina.
- ¿Te ayudamos en algo? –Pregunté.-
- ¿Quieren poner la mesa?
- Dale.
- Pasale las cosas a mamá Delfi, vos que sabes a donde están. –Dijo Pedro.-
Y así pusimos la mesa. Delfi no dejaba de sonreír y por un lado me mataba de amor y por otro de tristeza, por no poder regalarle esta realidad cotidianamente.
Suspiré e intenté disfrutar del momento.
Pedro le cortó la comida a Delfi y comenzamos a comer.
- Está rico papi.
-Pepe rio.- Gracias Delfi.
- ¿A vos te gusta mami?
- Sí, está rico. Papá cocina muy bien.
- ¿Te cocinó muchas veces?
-Reí.- Sí, algunas veces.
- ¿Cuándo eran novios?
- Sí. –Dije y por suerte, Pedro me sacó de la situación.-
- ¿Queres jugo Delfi?
- Sí pa.
Pedro le sirvió jugo y me ofreció a mí también, asique acepté.
Almorzamos hablando de cosas cotidianas con Delfi, especialmente de la escuela y luego me ofrecí a lavar y ordenar la cocina. Pedro no quiso en un principio, pero terminó por aceptar.
Ellos levantaron la mesa y yo lavé.
- ¿Y el helado? –Preguntó Delfi.-
- ¿Lo queres ahora? –Preguntó Pedro.-
- ¡Sí!
-Rio.- Ahora lo servimos y vamos a la plaza. ¿Queres?
- ¡Sí! –Repitió.-
-
Fuimos con Pau y Delfi a la plaza y ella corrió a los juegos. Con Pedro reímos y nos sentamos en un banco.
- ¿Cómo estás? –Pregunté.-
- Bien. ¿Vos?
- Bien. –Reímos.- Está feliz.
- Sí… -Suspiré.- Me da tristeza.
- ¿Por qué?
- Porque podría estar así de feliz todos los días.
- ¿Vos crees que no es feliz?
- No, la veo feliz. Pero que estemos separados le duele.
- Lo sé. –Suspiramos y no supimos qué decir.-
Delfi corrió a nosotros y se sentó sobre mis piernas.
- ¿Qué pasa Delfi? –Pregunté.-
- Que una vez que estamos los tres, me quiero quedar con ustedes. –Se paró en medio de nosotros, sobre el banco y nos abrazo por el cuello.-
- ¿Y qué queres que hagamos? –Preguntó Pau.-
- Nada, quedarnos acá.
Con Pepe nos miramos y suspiramos. La abrazamos con fuerza y le dimos un beso sándwichito.
- ¿Queres que te acompañemos a los juegos? –Propuse.-
- ¡Sí! –Dijo y se separó de nosotros, festejando.-
- ¡Vamos entonces!
Paula y yo nos paramos, la tomamos de sus manos y ella bajó del banco pegando un salto.
Corrió hasta la hamaca y Paula la hamacaba de atrás y yo de adelante. Ella reía.
Luego, fuimos al tobogán y nos sacamos algunas fotos, al sube y baja y después, ella escaló con mi ayuda.
- Estoy cansada. –Dijo sentándose en el piso. Paula y yo reímos.-
- ¿Queres que volvamos a casa? –Pregunté.-
- ¿Los tres?
- Sí, los tres. –Respondió Pau y ella sonrió.-
- Entonces sí.
Nos dio una mano a cada uno y nos dirigimos hasta el auto. Pasamos a comprar facturas para merendar y luego volvimos a casa.
Pau y Delfi estaban en el balcón, porque en realidad era un departamento, esperando a que yo prepare la merienda.
-
- Veni que te acomodo el peinado. –Dije y acomodé sus colitas.- ¿Estás bien?
- Sí. ¿Por?
- Por la tos… Corriste mucho.
- Estoy bien.
- ¿Segura?
- ¡Sí ma! –Reí y vino Pedro.-
- Anoche casi ni tosió. ¿No Delfi? –Dijo él mientras se sentaba.-
- No, pude dormir toda la noche. –Dijo sonriente.-
- Mejor entonces. –Dije y besé su mejilla.-
- ¡Quiero una factura! –Y agarró una medialuna.-
Pedro y yo reímos y comenzamos a merendar.
- Quiero dormir papá.
- Dale, que tengo una sorpresa para vos.
- ¿Qué cosa?
- ¡Sorpresa dije! -Rio.- Dale, que ya son las diez.
- No quiero pa.
-Me acerqué a ella y destapé su cara.- ¿Preferís dormir o la sorpresa?
- La sorpresa.
- ¿Y entonces? ¡Arriba!
- Tengo hambre.
- Mmm… -Me agaché.- Subite a cococho así vamos a buscar comida.
Ella rio y se subió a mi espalda. Corrí con ella hasta la cocina mientras reíamos, buscamos unas galletitas y le preparé una leche para que se vaya a desayunar al living mientras miraba la tele.
Yo aproveché para comenzar con el almuerzo y sellé la carne mientras cortaba la verdura.
- ¿Me decís qué es la sorpresa?
- ¡Es sorpresa!
- Pero decime papá.
-Reí.- Sos igual a mamá.
- ¿Por qué?
- Porque mamá tampoco soporta esperar.
- ¿Te gusta que me parezca a mamá? –Preguntó.-
-Sonreí.- Me encanta mi amor.
-
Toqué timbre en la casa de Pedro y él vino a abrirme.
- Hola. –Dije.-
- Hola. –Respondió y sonrió, quisimos seguir hablando pero Delfi apareció corriendo y la subí a upa.-
- Hola hermosa.
- Hola mami. –Me abrazó y yo también la abracé.- ¿Ya nos vamos? Papá me dijo que tenía una sorpresa. ¡No vale!
-Reí.- Creo que la sorpresa soy yo.
- ¿Vos?
- ¡Hey, che! ¡Qué maldad! –Y le hice cosquillas en su cuello.-
- La sorpresa es que vamos a almorzar los tres juntos. –Dijo Pedro.- ¿Queres?
- ¡Sí! –Dijo festejando y nosotros reímos.-
- ¿Vos no te ibas a ir a cambiar? –Preguntó Pedro.-
- Sí, pero vino mamá. ¿Me ayudas mami?
- ¿A cambiarte?
- Sí…
- Bueno, dale.
Le di el helado a Pedro y me fui con Delfi hasta su habitación y la ayudé a cambiarse.
- ¿Me das un abrazo? –Pregunté cuando terminé de atar sus zapatillas. Ella sonrió y me abrazó por el cuello.- ¿Vos sabes que yo te amo mucho, mucho. No?
- Sí mami, yo también te amo. –Sonreí y besé reiteradas veces su mejilla.-
- ¿Volvemos con papá?
- Para.
- ¿Qué pasa?
- Hoy papá me dijo que me parezco mucho a vos.
-Sonreí.- ¿Por qué?
- Porque soy muy ansiosa.
-Reí.- Igualita a mí.
- Y también me dijo que le gustaba que sea parecida a vos.
-Suspiré.- ¿Volvemos con él?
- Sí mami.
Salimos de la habitación de la mano y fuimos hasta la cocina.
- ¿Te ayudamos en algo? –Pregunté.-
- ¿Quieren poner la mesa?
- Dale.
- Pasale las cosas a mamá Delfi, vos que sabes a donde están. –Dijo Pedro.-
Y así pusimos la mesa. Delfi no dejaba de sonreír y por un lado me mataba de amor y por otro de tristeza, por no poder regalarle esta realidad cotidianamente.
Suspiré e intenté disfrutar del momento.
Pedro le cortó la comida a Delfi y comenzamos a comer.
- Está rico papi.
-Pepe rio.- Gracias Delfi.
- ¿A vos te gusta mami?
- Sí, está rico. Papá cocina muy bien.
- ¿Te cocinó muchas veces?
-Reí.- Sí, algunas veces.
- ¿Cuándo eran novios?
- Sí. –Dije y por suerte, Pedro me sacó de la situación.-
- ¿Queres jugo Delfi?
- Sí pa.
Pedro le sirvió jugo y me ofreció a mí también, asique acepté.
Almorzamos hablando de cosas cotidianas con Delfi, especialmente de la escuela y luego me ofrecí a lavar y ordenar la cocina. Pedro no quiso en un principio, pero terminó por aceptar.
Ellos levantaron la mesa y yo lavé.
- ¿Y el helado? –Preguntó Delfi.-
- ¿Lo queres ahora? –Preguntó Pedro.-
- ¡Sí!
-Rio.- Ahora lo servimos y vamos a la plaza. ¿Queres?
- ¡Sí! –Repitió.-
-
Fuimos con Pau y Delfi a la plaza y ella corrió a los juegos. Con Pedro reímos y nos sentamos en un banco.
- ¿Cómo estás? –Pregunté.-
- Bien. ¿Vos?
- Bien. –Reímos.- Está feliz.
- Sí… -Suspiré.- Me da tristeza.
- ¿Por qué?
- Porque podría estar así de feliz todos los días.
- ¿Vos crees que no es feliz?
- No, la veo feliz. Pero que estemos separados le duele.
- Lo sé. –Suspiramos y no supimos qué decir.-
Delfi corrió a nosotros y se sentó sobre mis piernas.
- ¿Qué pasa Delfi? –Pregunté.-
- Que una vez que estamos los tres, me quiero quedar con ustedes. –Se paró en medio de nosotros, sobre el banco y nos abrazo por el cuello.-
- ¿Y qué queres que hagamos? –Preguntó Pau.-
- Nada, quedarnos acá.
Con Pepe nos miramos y suspiramos. La abrazamos con fuerza y le dimos un beso sándwichito.
- ¿Queres que te acompañemos a los juegos? –Propuse.-
- ¡Sí! –Dijo y se separó de nosotros, festejando.-
- ¡Vamos entonces!
Paula y yo nos paramos, la tomamos de sus manos y ella bajó del banco pegando un salto.
Corrió hasta la hamaca y Paula la hamacaba de atrás y yo de adelante. Ella reía.
Luego, fuimos al tobogán y nos sacamos algunas fotos, al sube y baja y después, ella escaló con mi ayuda.
- Estoy cansada. –Dijo sentándose en el piso. Paula y yo reímos.-
- ¿Queres que volvamos a casa? –Pregunté.-
- ¿Los tres?
- Sí, los tres. –Respondió Pau y ella sonrió.-
- Entonces sí.
Nos dio una mano a cada uno y nos dirigimos hasta el auto. Pasamos a comprar facturas para merendar y luego volvimos a casa.
Pau y Delfi estaban en el balcón, porque en realidad era un departamento, esperando a que yo prepare la merienda.
-
- Veni que te acomodo el peinado. –Dije y acomodé sus colitas.- ¿Estás bien?
- Sí. ¿Por?
- Por la tos… Corriste mucho.
- Estoy bien.
- ¿Segura?
- ¡Sí ma! –Reí y vino Pedro.-
- Anoche casi ni tosió. ¿No Delfi? –Dijo él mientras se sentaba.-
- No, pude dormir toda la noche. –Dijo sonriente.-
- Mejor entonces. –Dije y besé su mejilla.-
- ¡Quiero una factura! –Y agarró una medialuna.-
Pedro y yo reímos y comenzamos a merendar.
- ¿Puedo hacer una pregunta?
- Obvio Delfi. –Le dije.-
- ¿Nosotros somos una familia?
-Suspiré.- Obvio princesa.
- Mmm… No sé yo. –Dijo algo triste.-
- ¿Por qué hija? –Le preguntó Pepe.-
- Están separados. –Respondió.-
- Eso no tiene nada que ver, siempre vamos a ser tu familia y tus papás. –La senté en mis piernas.- Hablamos muchas veces esto.
-Suspiró.- Ya lo sé, pero quería preguntarlo.
- Está bien, podes preguntar todo lo que quieras. –Le dijo Pepe.-
- Todo lo que puedas saber. –Dije atajándome.-
- Sí, ya sé. ¡Porque soy chiquita! –Pepe y yo reímos.-
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Quiero que sepan que amo a Delfi y creo que ustedes también la van a amar.
Vamos todavía q delfín esta haciendo trabajo fino para q vuelvan a estar juntos!! Genia la enana!!! mimiroxb
ResponderEliminarjajajaja!☺
EliminarObviamente Adoracion Cebada es imposible no amarla porque es lo mas. Es muy tierna ♥ Me encanto el capitulo familiar.
ResponderEliminarGracias querida♥
EliminarMas tierno este capitulo!!! Me encanto! ❤
ResponderEliminarGracias Flor♥
EliminarQue lindo que puedan compartir momentos!! Son re tiernos los 3!
ResponderEliminarQue lindas ocurrencias tiene Delfi! ;)
Gracias♥
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