Sucede que, cuando tenes un hijo, sus sonrisas y poder secar sus lágrimas son la prioridad todos los días… Y, en pos de eso, somos capaces de hacer cosas que, claramente, en otra situación no haríamos. Es complicado de entender y uno cree que es exagerado, hasta que lo vive en carne propia.
Los hijos se adueñan de la manera más maravillosa de nuestras vidas, y no, ya no hay vuelta atrás. Es el compromiso más enorme y hermoso del universo.
Sonó mi alarma
y la apagué rápidamente.
- Buen día princesa, arriba.
- No, un ratito más mami.
-Reí.- Dale, que hay que volver al cole.
- No quiero.
- No seas vaguita.
- Tengo frío.
- Ahora te cambias y después te preparo una chocolatada calentita. ¡Dale remolona! –Y le hice cosquillas, ella rio.-
La llevé a upa hasta su habitación, para que no caminara con su pie lastimado sin la bota y le pasé la ropa. Esperé a que se cambiara y luego le puse la bota ortopédica, mientras ella se ponía la zapatilla en su pie sano.
- Arriba señorita. –Dije y le di la mano.- Prende la tele si queres, yo me cambio y preparo el desayuno. ¿Dale?
- Dale. –Me quise levantar, pero me frenó.-
- ¿Qué pasa hija?
- ¿Seguís triste?
-Suspiré y negué con mi cabeza.- No, me hizo muy bien estar con vos.
- ¿En serio? –Preguntó sonriendo.-
- Sí mi amor.
Le di un beso y ella se fue.
Corrí a mi habitación y mis ojos se llenaron de lágrimas, pero me contuve, delante de Delfi otra vez no.
Sí, haber estado con ella me había tranquilizado, pero la tristeza seguía ahí. Latente.
-
Me levanté sin haber dormido casi nada y me di una ducha helada, necesitaba despabilarme porque ya sabía de antemano que me esperaba un día de locos en el laburo…
- Buen día princesa, arriba.
- No, un ratito más mami.
-Reí.- Dale, que hay que volver al cole.
- No quiero.
- No seas vaguita.
- Tengo frío.
- Ahora te cambias y después te preparo una chocolatada calentita. ¡Dale remolona! –Y le hice cosquillas, ella rio.-
La llevé a upa hasta su habitación, para que no caminara con su pie lastimado sin la bota y le pasé la ropa. Esperé a que se cambiara y luego le puse la bota ortopédica, mientras ella se ponía la zapatilla en su pie sano.
- Arriba señorita. –Dije y le di la mano.- Prende la tele si queres, yo me cambio y preparo el desayuno. ¿Dale?
- Dale. –Me quise levantar, pero me frenó.-
- ¿Qué pasa hija?
- ¿Seguís triste?
-Suspiré y negué con mi cabeza.- No, me hizo muy bien estar con vos.
- ¿En serio? –Preguntó sonriendo.-
- Sí mi amor.
Le di un beso y ella se fue.
Corrí a mi habitación y mis ojos se llenaron de lágrimas, pero me contuve, delante de Delfi otra vez no.
Sí, haber estado con ella me había tranquilizado, pero la tristeza seguía ahí. Latente.
-
Me levanté sin haber dormido casi nada y me di una ducha helada, necesitaba despabilarme porque ya sabía de antemano que me esperaba un día de locos en el laburo…
Lo único que me incitaba a
arrancar el día, era saber que volvía con Delfi a mi casa y la necesitaba más
que nunca.
Necesitaba de su inocencia y su ternura porque la realidad era que me sentía un
pelotudo. Sentía que jugársela por amor, no servía de nada.
-
Dejé a Delfi en la escuela y yo también debía volver a la universidad aquel día, justo me tocaba arrancar un cuatrimestre con estas no ganas de vivir. Intenté sonar lo más animada posible y presentarme (y presentar la materia) con un poco de buena onda, pero creo que les caí mal a todos…
Sí chicos, esta vez tienen razón. La profe no está bien atendida. Ja, ja.
Corté la clase temprano, con la excusa de que era la primera y no iba a empezar a dar temas y me volví a mi casa, me tiré en el sillón con una manta encima y prendí la tele solo para que haga ruido.
-
Dejé a Delfi en la escuela y yo también debía volver a la universidad aquel día, justo me tocaba arrancar un cuatrimestre con estas no ganas de vivir. Intenté sonar lo más animada posible y presentarme (y presentar la materia) con un poco de buena onda, pero creo que les caí mal a todos…
Sí chicos, esta vez tienen razón. La profe no está bien atendida. Ja, ja.
Corté la clase temprano, con la excusa de que era la primera y no iba a empezar a dar temas y me volví a mi casa, me tiré en el sillón con una manta encima y prendí la tele solo para que haga ruido.
Cuando me quise
dar cuenta, era la hora de ir a buscar a Delfi, asique no me quedó otra que hacerlo.
-
Por fin se hizo la hora de salir y de ir a buscar a Delfi, aunque eso implicaba cruzarme con Paula y no sabía en qué podría terminar la situación.
Toqué timbre y Pau abrió.
- ¡Delfi! Llegó papá. –Dijo sin ni siquiera mirarme.-
- Hola…
- Hola. –Respondió y se fue para la cocina.-
Okei, estaba todo mucho peor de lo que imaginaba.
- ¡Papi! –Dijo Delfi mientras venía a saludarme.-
- Hola hermosa. ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Vos?
- Bien, también. –Mentí.- ¿Vamos?
- Sí, voy a buscar mi mochila y la campera.
- Dale.
Quise acercarme a Pau, pero ella me dio la espalda todo el tiempo y no quería empeorar la situación. Delfi la saludó y se acercó a mí.
- Chau Pau.
Y cerré la puerta, suspiré y Delfi ya estaba pidiendo el ascensor.
- ¿Pasa algo con mamá? –Preguntó.-
- No hija. ¿Por qué?
- No te respondió.
- Capaz no me escuchó.
- Está triste mamá.
- Pero vos no tenes que preocuparte por esas cosas. –Dije mientras subíamos al ascensor.-
- No digas lo mismo que mamá.
-Reí.- Vos sos chiquita para meterte en los problemas de los grandes.
- ¿Y cuándo voy a ser grande?
- Cuando seas grande.
- ¡Papá! –Dijo riendo.-
- ¿Qué?
- ¿Cuándo?
- Falta mucho, vos ahora preocupate por las cosas de chicos. ¿Te parece?
- No me gusta que vos y mamá estén tristes.
- Yo no estoy triste.
- Papá…
- ¿Qué?
- Vos también estás triste y se pelearon.
¿Cómo podía darse cuenta de tantas cosas siendo tan chiquita?
No respondí y abrí la puerta del ascensor, caminamos en silencio hasta mi auto
y cuando estaba por arrancar…
- ¿Vamos a tu casa? -Me preguntó.-
- Sí Delfi.
- No quiero dejar sola a mamá.
- ¿Queres volver con ella?
- No, quiero que nos quedemos los dos con ella.
- No Delfi, hoy no se puede.
- ¿Por qué?
- Porque no, odio hacer esto, pero decime que queres hacer. ¿Venís conmigo o te
quedas con mamá?
- ¡No quiero elegir papá! –Me gritó y se largó a llorar.-
- Dale Delfi, por favor.
- ¡No quiero elegir! ¡Los dos son mis papás! –Dijo ahogada en llanto.-
- ¿Queres ir con mamá así no la dejas sola?
- ¡No papá! ¡Quiero estar con los dos! ¿No entendes? -Suspiré y bajé del auto,
para subirme en la parte trasera con ella.-
- ¿Queres que subamos los dos?
- Sí.
- Bueno, pero no llores princesa. –La abracé y tomé aire para no llorar.-
Volvimos a subir y ella tocó timbre en su casa.
-
- Delfi. ¿Te olvidaste algo? –Y cuando la miré, me di cuenta que estaba
llorando.- Hey. ¿Por qué lloras?
Ella no dijo nada y me abrazó por la cintura. Yo también la abracé.
- Hija. ¿Qué pasa?
- Quiero quedarme con los dos.
-Suspiré.- Hoy no Del, anda con papá. Dale, que querías verlo.
- Pero vos estás triste. –Lo miré a Pedro y él bajó su mirada. Me agaché a la
altura de Delfi y sequé sus lágrimas.- Y papá también.
- Yo voy a estar bien, no tenes que preocuparte.
- ¡Dejen de decirme eso!
- Es que de verdad no tenes que preocuparte.
- Pero cuando yo lloro, ustedes están comigo.
- Porque somos tus papás.
- Por eso quiero estar con ustedes.
- Dale, por favor… Anda con papá.
- ¡No! Quiero que papá se quede con nosotras. –Dijo gritando y llorando cada
vez más.-
- Por favor hija. –Me separé un poco de ella y la miré a la cara.-
- Por favor les pido yo.
-Suspiré.- Tenías muchas ganas de ver a papá.
- Pero también quiero quedarme con vos. ¡Y no puedo dividirme! –Dijo con un
hilo de voz por el llanto.-
- Bueno, bueno…. Está bien. –Y la abracé.- Pasa Pedro. –Nos miramos suspirando
y él entró.- Y vos no llores más, papá se queda. Ya está.
- ¿Se queda a comer?
- Si quiere…
- ¿Queres pa?
- Sí Delfi, me quedo.
- ¡Sí! –Dijo saltando y sonreí.-
- Anda a lavarte la cara hija. –Dije.-
- Bueno mami.
- Y no llores más, hey… Ya está.
- Yo voy a buscar las cosas al auto. –Dijo Pedro y se fue.-
A veces odiaba que sea tan viva y manipuladora, pero verla llorar me mataba y
hacía cualquier cosa por ella. Incluso, cenar con Pedro con las ganas de
matarlo y de besarlo que tenía. (Sí, la ambivalencia me recorre la vida en este
momento, sobre todo con él)
Toqué la puerta del baño y pasé.
- Hija. ¿Me escuchas?
- Sí mamá. –Dijo secando su cara.-
-Suspiré y me agaché a su altura.- Por hoy está bien, pero tenes que entender
que papá y yo no estamos juntos.
- Pero yo quiero que estén juntos. –Dijo enojada.-
- Pero no se puede mi amor.
- ¿Por qué no se puede?
- Porque no. –La abracé.- No te enojes, por favor.
- ¿Se pelearon, no?
- Por eso no estamos juntos hija.
-Se separó de mí, seria.- Ahora hablo, papá también está triste.
- No, estamos igual que siempre.
- No te creo.
-La abracé y suspiré.- Creeme.
- No sé mamá.
- Hey, dale. –Le hice cosquillas y ella rio.- ¿Me crees?
- Bueno, está bien. –Se separó de mí.- Pero están tristes y eso no me lo podes
negar. –Volvió a abrazarme y en ese momento, se acercó Pedro. Me miró
suspirando y bajé mi mirada.-
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Escapada rápida y fugaz de los apuntes para publicar temprano, espero que les guste el capítulo y que comenten, por favorrrrrr ☺.
Acá estoy!! Leí todos los caps juntos (me empache de ternura.. hasta cuando están peleados, son dulces).
ResponderEliminarMe encanta la relación que tienen entre los tres! Pau esta dificilisima y pobre Pedro tiene que remarla eternamente!! Delfi insistidora total pero tan sutil!
Espero que se dejen llevar por lo que sienten...
Beso
Lau
PD: Divinas las intro ;)
Muuuuuchas gracias Lau! ☺
EliminarDelfi guachita jajajaja LA AMO.
ResponderEliminarjajaja
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