sábado, 3 de octubre de 2015

44. Nacimiento.

Creo estar segura de que no hay momento más emocionante en la vida de una mujer que traer un hijo al mundo… Es mágico ese momento en donde todo el dolor desaparece y lo único que existe es el llanto de tu bebé, es ese momento en el que te das cuenta que nunca más vas a estar sola y que siempre vas a tener a alguien a quien cuidar.

Es raro, es una mezcla de sentimientos que no se pueden poner en palabras porque, realmente dudo que esas palabras existan.

Sentir nacer a un hijo es lo más grandioso que puede sentir una mujer.


“Antes de conocerte, ya te amaba. Mamá.” 



No sabíamos muy bien cómo había pasado el tiempo, ni por qué había sido tan rápido. ¡Pero estábamos en la sala de parto y era todo una locura!

Sinceramente, me estaba muriendo del dolor. Las contracciones eran insoportables y los médicos me decían que faltaba dilatación para que pudiera nacer. Ya no sabía en qué posición ponerme y necesitaba que nazca.

- Decime que puedo hacer por vos. –Dijo Pedro.-
- Quedarte acá, por favor. –Presioné su mano.-
-Besó mi frente.- Voy a estar acá, no te preocupes por eso. –Sonreí y vino otra contracción.- Tranquila. –Dijo y acarició mi mejilla.-
-Suspiré, intentando relajarme.- Hago lo que puedo. –Reí.-
- ¿Cómo te sentís? Además de mal.
- Me muero de miedo Pepe.
- No… -Besó mi mano.- Tranquila, yo sé que vas a poder.
- Quedate acá, con nosotras.
- No me pienso ir a ningún lado. –Le sonreí.-
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Porque no elegimos esto y te la bancaste como un rey.
- Vos sos la reina acá. –Sonreímos.- No pienses más en eso, no lo elegimos pero hoy es y estamos felices. ¿O no?
-Suspiré.- Sí, muy. –Sonreímos y besó mi frente.-
- Tranquila.

De repente comenzó a llenarse de médicos.

- ¿Va a nacer? –Preguntó Pedro.-
- Sí, en un ratito ya podemos empezar.
- ¿Cuánto es un ratito? –Pregunté desesperada.-
- Tranquila, ahora le vamos a dar la anestesia así no se siente tan mal.

Agradecí que me dieran la anestesia, aunque aún así el dolor seguía siendo insoportable.

Tenía una sensación tan extraña en mi cuerpo que no sabía cómo explicarla. Estaba por nacer mi hija, quién se había gestado durante nueve meses en mi vientre. 

No veía la hora de tenerla en mis brazos, de sentirla sobre mi pecho… De abrazarla y llenarla de besos.

- Bueno mami, ya está por nacer.
-Suspiré.- Me están diciendo eso hace media hora.
-El médico rio.- Ahora es de verdad. ¿El papá se queda?
- Sí, por supuesto. –Dijo Pedro y yo sonreí.-

Y no sé muy bien cómo, porque de la emoción no lo recuerdo, Delfi ya había nacido.

-

A Paula se la habían llevado sola porque había tenido una leve descompensación, asique yo me fui con los médicos y Delfi.

Miré a través de un vidrio como la limpiaban y revisaban. Yo no podía dejar de llorar, no podía creer que era mi hija. Me dejaron pasar y sonreí.

- ¿Quiere tenerla?
- Por favor. –Respondí.-

La enfermera la apoyó en mis brazos y la emoción más enorme me invadió el cuerpo.

- Hola Delfi. –Susurré.- Yo soy papá. –Besé su cabecita y acomodé su mantita.-
- La mamá ya está bien. ¿Quiere llevarla a la habitación?
- ¿Puedo?
- Por supuesto, es su papá.
-Reí en medio de lágrimas.- ¿Me acompaña?
- Claro que sí.

Fuimos con la enferma hasta la habitación en donde estaba Paula, la enfermera me abrió la puerta y yo entré.

- Hola mami. –Dije entrando a la habitación. Paula sonrió con lágrimas y me acerqué a ella. La apoyé sobre su pecho.-

-

- Hola Delfi, hola. –Besé su mejilla.- Yo fui tu casita durante todo este tiempo. –Con Pepe reímos.- Soy tu mamá.

Delfi se acomodó sobre mi pecho y no me entraba más felicidad en el cuerpo. Nos quedamos así, un largo rato en silencio tan solo mirándola con lágrimas en los ojos.

- ¿Necesitas algo? –Preguntó Pepe.-
- No, solo que te quedes con nosotras.

Nos sonreímos y él besó mi frente.

Al rato, Delfi comenzó a llorar y llamamos a la enfermera ya que nos había dicho que cuando ella se despertará, la llamemos para que me ayude a amamantarla por primera vez.

Pedro la sostuvo mientras yo me acomodaba y por suerte, se prendió rápidamente a mi pecho. ¿Yo? No podía dejar de mirarla. ¡Era tan hermosa!

Cuando no quiso más, acomodé mi ropa y Pedro le hizo provechito, ambos reímos al escucharla.

- Tenela un rato si queres… -Dije.-
- ¿Segura?
- Sí Pepe, sos su papá también.
-Sonrió.- Gracias. –Sonreí y él fue hasta el sillón con Delfi en brazos, se sentó y la acomodó sobre su pecho. Yo busqué mi celular y les saqué una foto.- Me parece que se va a quedar dormida otra vez.
-Reí.- Eso hacen los bebés recién nacidos. –Reímos.-
- ¿Qué te dijeron a vos?
- Que me bajo la presión, fue solo eso.
- Ah, menos mal.
- Por suerte sí.

Y ahora tenía 8 años. Es terrible como pasaba el tiempo, como se hace arena entre las manos. Suspiré y la tapé, dejé un beso en su frente y cuando me quise ir, me tomó de la mano.

- No te vayas mami, dijiste que íbamos a dormir juntas.
- Pensé que ya dormías.
- Juntas. –Repitió.-
- ¿Y por qué vinimos a tu cama?
- No sé.
- ¿Queres que vayamos a la mía?
- Sí mami.
-Suspiré.- Vamos entonces, dale.

Fuimos hasta mi habitación y nos metimos en la cama. Ella se acostó, hecha un bollito, frente a mí. Yo acaricié su mejilla.

- ¿Estás bien princesa?
- Sí ma.
- ¿Segura?
-Rio.- Sí, pero prefiero que me abraces.
-Sonreí, muerte de amor.- Veni entonces.

Ella se acomodó sobre mi cuerpo y cerro sus ojitos, la tapé y quité el pelo de su cara.

- Qué descanses hija.
- Gracias ma, vos también.

La abracé con fuerza y allí me quedé con ella.

Sentirla sobre mi cuerpo y escuchar su respiración tranquilizarse hasta que se quedaba dormida seguía llenándome de paz, como el primer día.

Besé su cabeza y me quedé dormida, abrazándola.

Es pronto para comprender... que pueda mirarte y verme a la vez, que escuches hoy mi voz, que tanto te cantó los meses que tu fuiste yo. 
Es pronto para comprender... la vida es tan bella como tú la quieras ver, si lloras cantaré, si sufres te hablaré, si mueres moriré también. 
Si te cuentan que lloré... cuando te cogí en mis brazos, no me pude contener porque te quiero tanto. 
Es pronto para comprender… verás como el mundo es injusto y cruel por qué un amanecer sin nada que perder, es muy difícil de entender. 
Si te cuentan que lloré... cuando te cogí en mis brazos, no me pude contener porque te quiero tanto.
Como el mar a su verano, como el dolor a su amigo el engaño. Como el sol... cuando abrió en mi ventana, que hoy nació una flor.

-
Te amo. –Susurré en su oído y besé su frente para irme de la habitación.-

Ordené un poco la cocina, cerré la puerta, el balcón y las ventanas y me dirigí al baño para prepararme para dormir.

Me metí en la cama con cuidado de no despertar a Delfi e intenté dormir, pero era en vano.


¡No podía deja de pensar en lo que me había dicho Pedro! Mi corazón se moría por volver con él y mi mente me frenaba. Mi maldita conciencia y mi orgullo no me dejaban.

Daba todo por volver a sentir sus labios junto a los míos, porque me abrace toda la noche, por sentir su olor, por sentir como me hace el amor. ¡Daba todo porque seamos una familia como cualquier otra!

Me hacía la dura, me hacía la fuerte, pero la situación me dolía tanto como a Delfi. 

Una puede ser muy feliz, tener un hijo te completa la vida, te da una razón para levantarte a la mañana… Pero, cuando se hace de noche y no tenes a nadie para compartir un rato, para charlar de lo que pasó en el día. Cuando no hay nadie que te mime ni que te haga sentir mujer… Duele.

¿Sería verdad lo que decía Pedro? ¿Sería real que nuestra relación podía volver a nacer?


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Esta canción me recuerda a algo muy lindo que me pasó con Pau, asique creo que la puse por eso ♥ https://www.youtube.com/watch?v=F2VJvlznL4s

Comenten, por favor.☺

3 comentarios:

  1. Tan tierno capitulo ♥ Tan lindo el dicho de Pau de que fue su casita durante meses. Hermosa sensacion mientras leia. Mucha ternura. ♥

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  2. Super tierno este cap! Esa canción es hermosa!!
    No les cabe mas felicidad en el cuerpo! Solo les queda volver a intentarlo! Esperemos que así sea!!! ;)

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