“Pepe… Hola, no te asustes, aunque sea
largo lo que te voy a escribir, no es nada malo, solo que necesito sacarlo
afuera.
Me pasé toda la noche pensando, y cuando digo toda es toda eh. Solo tuve dos certezas, la primera es que amo a Delfi y nunca dejaría que nada malo le pase. La segunda es que te amo a vos y tampoco dejaría que algo malo te pase.
Pensé, pensé y pensé… Excavé en mis recuerdos y apareció algo que mi inconsciente se había encargado de reprimir y me llevaba a tener ese miedo tan irracional que no lograba comprender. Fue un recuerdo de mi infancia, que me hizo llorar mucho. Una conversación en donde mi papá le decía a mi mamá que ella era nada para él y aún así, mi mamá le insistía en que lo iba a volver a enamorar… Hoy, mucho tiempo después y siendo madre me doy cuenta que lo hizo por Vir y por mí, para no hacernos sufrir y de tanto que tapó, la verdad le estalló en la cara.
Tengo miedo de que nuestra familia no pueda terminar bien y te juro que aunque quiera, no puedo apartar ese miedo… Lo único que me tranquiliza es ahora saber de dónde viene ese miedo, para poder enfrentarlo. Porque quiero enfrentarlo. Necesito hacerlo.
Porque te amo.
Porque amo a Delfi.
Porque me muero porque seamos una familia, de verdad.”
Siendo un zombie completamente, la llevé a Delfi a la escuela y por suerte, el tema que teníamos que explicar hoy en la facultad, le correspondía a mi compañera.
Mis neuronas no lograban hacer sinapsis.
En el recreo, revisé mi celular mientras tomaba un café bien negro con el afán de despertarme.
“Te amo y te prometo que te voy a ayudar a enfrentar ese miedo, puedo ser tu espada, tu escudo o los dos…”
“Si te amara más creo que me dolería.”
“Me muero por verte y llenarte de besos.”
“¿Estás libre?”
“Mmm… Algo así.”
“Yo puedo no volver a la clase, la cabeza se me parte de no dormir.”
“Qué suerte, pero yo no puedo escaparme.”
“¡Ufa!”
“Jajaja, anda al aula, no seas vaga.”
“Te juro que la cabeza me estalla.”
“¿Tomaste aspirina?”
“Con café… Sí, genial lo mío.”
“Ay, Dios… ¡Sos tremenda!”
Me pasé toda la noche pensando, y cuando digo toda es toda eh. Solo tuve dos certezas, la primera es que amo a Delfi y nunca dejaría que nada malo le pase. La segunda es que te amo a vos y tampoco dejaría que algo malo te pase.
Pensé, pensé y pensé… Excavé en mis recuerdos y apareció algo que mi inconsciente se había encargado de reprimir y me llevaba a tener ese miedo tan irracional que no lograba comprender. Fue un recuerdo de mi infancia, que me hizo llorar mucho. Una conversación en donde mi papá le decía a mi mamá que ella era nada para él y aún así, mi mamá le insistía en que lo iba a volver a enamorar… Hoy, mucho tiempo después y siendo madre me doy cuenta que lo hizo por Vir y por mí, para no hacernos sufrir y de tanto que tapó, la verdad le estalló en la cara.
Tengo miedo de que nuestra familia no pueda terminar bien y te juro que aunque quiera, no puedo apartar ese miedo… Lo único que me tranquiliza es ahora saber de dónde viene ese miedo, para poder enfrentarlo. Porque quiero enfrentarlo. Necesito hacerlo.
Porque te amo.
Porque amo a Delfi.
Porque me muero porque seamos una familia, de verdad.”
Siendo un zombie completamente, la llevé a Delfi a la escuela y por suerte, el tema que teníamos que explicar hoy en la facultad, le correspondía a mi compañera.
Mis neuronas no lograban hacer sinapsis.
En el recreo, revisé mi celular mientras tomaba un café bien negro con el afán de despertarme.
“Te amo y te prometo que te voy a ayudar a enfrentar ese miedo, puedo ser tu espada, tu escudo o los dos…”
“Si te amara más creo que me dolería.”
“Me muero por verte y llenarte de besos.”
“¿Estás libre?”
“Mmm… Algo así.”
“Yo puedo no volver a la clase, la cabeza se me parte de no dormir.”
“Qué suerte, pero yo no puedo escaparme.”
“¡Ufa!”
“Jajaja, anda al aula, no seas vaga.”
“Te juro que la cabeza me estalla.”
“¿Tomaste aspirina?”
“Con café… Sí, genial lo mío.”
“Ay, Dios… ¡Sos tremenda!”
“Era lo que tenía.”
“Cuidate.”
“Me mata de amor que me cuides vos.”
“Yo siempre voy a cuidarte.”
“Gracias, en serio mi amor.”
“No tenes nada que agradecer.”
“Sí, tengo que agradecer. No puedo creer tener un hombre tan increíble al lado,
eso tengo que agradecerlo todos los días.”
“No soy el único chamullero.”
“Te juro que es lo que siento.”
“Lo sé mi amor, era un chiste.”
“Jajaja, lo sé.”
“Yo también tengo que agradecer todos los días que vos me ames a mí.”
“Con locura te amo.”
“¡Linda!”
“Lindo vos.”
“Me haces seguir el día con una sonrisa.”
“Qué lindo halago.”
“Es la posta, asique voy a entrar a la reunión con una sonrisa.”
“Jajajjaj, un beso Pepe.”
“Un beso mi amor.”
Volví a la clase y, después de algunas horas, por fin salí de la universidad y
fui directamente a buscar a Delfi a la escuela.
Me sentía demasiado mal y Delfina no paraba un segundo.
- ¡Te podes quedar quieta Delfina! –Grité mientras saltaba en los sillones.-
¡Sabes que no podes hacer eso!
- ¿Qué te pasa mamá? –Preguntó asustada.-
- ¡Qué no me haces caso Delfina! ¡Bajate de ahí!
Ella se bajó del sillón y se quedó sentada allí.
- Andate a tu cuarto.
- ¡Quiero comer mamá!
- Ahora no, estás en penitencia.
- ¡Sos re mala! –Me gritó llorando y se fue. Escuché el portazo de su
habitación y se me llenaron los ojos de lágrimas.-
No entendía mi reacción. Toda la noche pensando en no hacerla sufrir y la hago
llorar por semejante pelotudes. ¡Paula, la puta que te parió! ¿Qué te pasa
nena?
Fui a la cocina y luego de lavarme la cara, preparé un sándwich de milanesa con
un jugo.
Me dirigí al cuarto de Delfi con la comida y la dejé a un lado.
- ¡Andate mamá! ¡No te quiero ver!
- Delfi…
- ¡Andate! –Gritó.-
- Hija, por favor.
Ella se dio vuelta y tenía la cara toda colorada del llanto, lo cual me partió
el alma.
- ¡Dejame sola! ¡Andate! –Y me revoleó un almohadón.-
- Hey, hey… Para un poquito. –Dije firme, pero tratando de calmarla.-
- Quiero a mi papá.
Suspiré y me arrodillé en el piso, ella estaba otra vez acostada boca abajo.
- Delfi… -Acaricié su espalda.- Perdón, sé que te grité y te traté mal, es que
mamá se siente mal y no pensó en lo que estaba haciendo. –Sequé mis lágrimas.-
- No me gusta que me grites, me pone triste.
- Está bien, yo sé eso… Pero vos sabes que a mí no me gusta que saltes en los
sillones. ¿O no?
- Sí.
- ¿Me miras Delfi?
Ella tímidamente giró su cabeza y yo sequé sus lágrimas luego de correr el pelo
de su carita.
- Perdón mi amor, no quería ponerte así. Odio verte llorar y más si es por mi
culpa. –Acaricié su mejilla.- Perdón princesa, perdón.
- No me grites más.
- ¿Me perdonas?
- Si no me gritas más.
- Te prometo que no mi amor… -Dije quebrando en llanto.- No quería ponerte mal,
perdón.
Delfi me abrazó y suspiré, la abracé con fuerza y la aferré a mí.
- Te amo hija, más que a nada en este mundo. –Besé su mejilla.-
- Yo también te amo ma y sé que hay veces que me tenes que retar… -Se separó un
poco de mí.- Porque yo soy chiquita y no me doy cuenta de algunas cosas.
–Sonreí.- Pero, no me gusta que me grites, porque me da tristeza acá. –Tocó su
pecho.- Está bien que me retes, pero no me grites. Por favor. –Suspiró.- Me
hace sentir que no me queres y si vos no me queres a mí me dan muchas ganas de
llorar.
La abracé contra mi pecho y no podía hablar de lo que estaba llorando.
- Por favor, nunca dudes de que te amo mi amor. Nunca. –Hice una pausa.- Te amo
desde el primer día, desde que supe que estabas en mi panza. –Sonreí,
recordándolo.- Y te voy a amar siempre, sos la personita más importante para mí
y ser tu mamá es lo más lindo que me pasó en al vida. ¿Sabes?
Hice que me mirara y sequé sus lágrimas otra vez.
- Te amo con mi vida entera Delfi…
- Te amo mamá. –Dijo secando mis lágrimas y yo sonreí, tomé sus manos y las
llené de besos.-
- No llores más mi amor.
- Vos tampoco mami.
-Sonreí.- Me da mucha tristeza ponerte mal, porque lo único que quiero es
cuidarte.
- No lloro más yo.
- ¿No?
- No, porque sé que me amas.
Y me abrazó y yo no quería soltarla.
- ¿Ese sándwich es para mí? –Preguntó.-
- Sí… ¿Lo queres?
- ¡Sí! –Se separó de mí festejando y yo se lo alcancé.- Gracias mami.
- De nada mi amor.
Suspiré y me fui a lavar la cara al baño.
¡Qué fácil era todo en el mundo de los nenes! Ojala uno no tuviera que crecer y
las cosas siempre fueran así de fáciles… Ojala perdonar sea tan fácil, y no
hablo solo de perdonar al otro, sino también de perdonarse a uno mismo.
No queres subir otro? ���� pobre delfi ������
ResponderEliminarAy por favor me encanto! Haces muy bien a Delfi, me encanta. Me dio ternura iminarmela secandole las lagrimas a su mama ♡
ResponderEliminarQue dulzura tiene esa nena!!! :)
ResponderEliminarPepe las va a cuidar siempre... un amor!
Quisiera otro ja.. puede ser?
Me encanto el capitulo!! Se me cayeron un par de lagrimas! ❤
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