49. Impulso.

Cuando el corazón le gana a la razón… Ahí aparecen los impulsos. Los impulsos son un desahogo del corazón, son un sentimiento real que no nos animamos a expresar.

Siempre que tenemos que hacer algo importante, buscamos un impulso. ¡Porque necesitamos que el corazón haga lo que siente! Es real que a veces está bueno escuchar a los sentimientos y no tanto a la razón.

Habíamos terminado de comer y Delfi se estaba muriendo de sueño.

- ¿Queres ir a dormir? –Preguntó Pepe.-

- Si vienen los dos conmigo.

- Dale. –Dije.-

- Anda con mamá a cambiarte y prepararte para dormir y yo mientras lavo los platos.

- ¿No queres al revés Pepe? 

- No Pau, vayan.

- Dale ma. 

Me agarró de la mano y me llevó de nuevo hasta su cuarto. Busqué su pijama en su mochila y la cambié.

- Como te gusta hacerte la bebé a vos eh.

-Rio.- Me gusta que me cuides.

- Yo siempre te voy a cuidar siempre.

- ¿Siempre?

- Hasta cuando seas grande como yo.

- ¿Cuándo sos grande también necesitas que te cuiden?

- Obvio que sí, a mí la abuela me cuida mucho.

- ¿Y el abuelo?

- Ya hablamos del abuelo.

- No, nunca.

- Hace muchos años que no lo veo.

- ¿Por qué?

- Porque pasaron cosas feas.

- ¿Él me conoce?

- No Del… -Y no sabía muy bien qué decir. Ella me abrazó y mis ojos se llenaron de lágrimas.- 

- Bueno, no importa. –Se encogió de hombros.- Tengo a los tres  mejores abuelos del mundo.

-Sonreí.- Y yo a la hija más hermosa de este planeta. –La alcé y la llené de besos hasta que la llevé a su cama.-

- Y yo a la mamá más linda.

-Sonreí.- Me matas de amor, me matas. –Y volví a llenarla de besos.-

- ¡Basta mamá! Me tengo que ir a lavar los dientes.

-Reí.- Anda entonces. Te espero acá.

- Bueno.

Delfi se fue y al ratito volvió.

- Veni que te saco las colitas.

Ella se sentó en su cama y yo desarmé su peinado.

 - Listo.

- Mami…

- ¿Qué mi amor?

- ¿Te puedo hacer una pregunta?

- Sí, obvio que podes.

-Se puso seria.- ¿Vos lo queres a papá?

-Suspiré.- Obvio que lo quiero, es tu papá.

- Pero… ¿Lo queres de verdad?

- ¿Qué es esa pregunta?

- ¡Solo quiero saber!

- Bueno, lo quiero, lo quiero mucho.

- ¿No lo amas?

-Suspiré.- Esas preguntas no son cosas de nenes.

- Siempre con lo mismo mamá.

- Delfi, queremos cuidarte.

- Me cuidan contándome la verdad.

- La verdad es la que sabes.

- ¡Ufa!

- ¿Ufa qué che? –Y la abracé.-

- Quiero ser grande así me cuentan.

-Reí.- Disfruta de ser chiquita. –Besé su mejilla.- Es hora de dormir a parte.

- Falta papá. –Dijo separándose de mí.-

- Ahora viene seguro.

- Lo voy a buscar.

- Bueno…

-

- ¡Pa! ¿Te falta mucho?

- No Delfi, ya voy.

- ¿Te puedo esperar acá?

- Sí.

Terminé rápidamente de lavar los platos y corrí hasta alzarla por encima de mi cabeza y así la llevé hasta su cuarto y la tiré (obvio que con cuidado) en su cama. Ella moría de risa.

- ¡Estás loco papá! 

Paula y yo reímos.

- ¿Les puedo pedir algo? –Preguntó.-

- ¿Qué cosa? –Pregunté.-

- ¿Me leen el cuento entre los dos? Mamá es la princesa y papá el príncipe. –Nosotros nos miramos incómodos, pero aceptamos.-

- ¿A dónde está el cuento hija? –Preguntó Pau.-

- En la mochila.

Paula lo buscó y comenzamos a leer. Cuando lo terminamos, ella estaba más despierta que antes. ¡Era tan manipuladora que a veces la quería matar!

- ¿No tenías sueño vos? –Pregunté.-

- Se me fue. –Dijo riendo.-

- ¿Y qué queres que hagamos?

- Quiero que mamá se quede a dormir.

- Pero si nos quedamos los dos hasta que te duermas… -Dijo Pau, incómoda.-

- Dale Delfi, mamá se queda hasta que te quedes dormida y después se va.

-Dudó unos segundos.- Bueno, está bien. –Se metió en la cama, algo enojada y nosotros nos miramos suspirando.-

- No te enojes, estamos acá los dos. –Dijo Pau.-

- No estoy enojada. –Respondió.- 

- Sí, claro… -Dijo Pedro e hizo cosquillas en su cuello.-

Me sumé yo también a la cosquillas y la cama de Delfina terminó toda desarmada y con nosotros tres matándonos a cosquillas.

- ¡Paren! –Gritó y se paró en la cama.-

- Bueno loca. –Dije.-

- Ya me cansé. Quiero dormir.

- Te acomodo la cama antes. –Dijo Pau.-

- Mejor. –Respondió Delfi y reímos.-

Nos corrimos todos de la cama y Paula volvió a armarla. Delfi se metió allí y apagué la luz.

- Los amo. –Dijo con sus ojos cerrados.-

- Nosotros también te amamos hija. –Respondió Pau y besó su frente.-

- Mucho, mucho. –Agregué y acaricié su mano.-

Nos quedamos mimándola hasta que se quedó dormida y, sinceramente sin querer, mi mano terminó arriba de la de Paula, ella me miró esbozando una sonrisa, pero rápidamente se arrepintió y se levantó para irse. Me levanté detrás de ella y cerré la puerta del cuarto de Delfi.

- ¡Para Pau!

- Ya se durmió Delfi.

- ¿No me aceptas ni un café?

- ¿Para hablar de nosotros? Prefiero irme.

- No, de verdad que no.

- ¿Y entonces?

- ¿Aceptas?

-Suspiró.- Está bien.

- Esperame acá.

- ¿No queres que te ayude?

- Son dos cafés Pau. –Reímos.-

Preparé dos tazas de café, con un par de bombones que tenía en la cocina.

Volví al living y Pau estaba esperando sentada en el sillón.

- Había algo de chocolate y como sé que te gusta, lo traje. –Le dije.-

-Sonrió.- Gracias. –Y comió uno.-

Se hizo una pausa, en la que cada uno tomó un poco de café.

- Estuve pensando un poco. –Rompí el hielo.-

- ¿En? –Preguntó.-

- ¿Qué te parece si determinamos un día de la semana para comer los tres juntos?

- Puede ser.

- Si queres, obvio.

-Sonrió.- Si que quiero.

- ¿Segura?

- Sí Pepe, además Delfi es muy feliz cuando estamos los tres.

- ¿Vos no?

- ¿Ves por qué no quería quedarme?

- ¿Por qué no aceptas que al menos un poco me queres?

- ¿Cuándo lo negué?

- Lo negas todo el tiempo con la actitud.

- Capaz es lo que demuestro, no lo que siento.

- ¿Eso quiere decir que me queres?

- Sos el papá de mi hija.

- Sabes muy bien que no me refiero a eso.

-Suspiró.- Me pone incómoda esto Pedro. Y de verdad que es tarde, tengo que irme. Mañana vengo a buscarla después de almorzar.

- Si queres la llevo porque tengo que ir para el lado de tu casa.

- ¿Seguro?

- Sí, no te hagas drama.

- Bueno, como prefieras. –Me dirigí a buscar mi abrigo, que ahora estaba en la cocina y me puse mi cartera.- Chau Pedro.

- Chau Pau…

Y me acerqué a ella, sin dejarla ni pensar, la abracé y la sentí suspirar en mi nuca. Sonreí y besé su mejilla.

- Es obvio que te sigo queriendo como siempre y si no te das cuenta es porque sos bastante boludo. –Dijo riendo y yo también reí.-

Me soltó y salió corriendo de mi departamento.

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Bueno chicos... Al menos es un avance!

No se olviden de comentar, por favor. (Y no me maten por cortarlo ahí)

Colgué MAL en avisar que estaba subiendo un corto por acá http://minifanficspyp.blogspot.com.ar/

Mañana lo termino de subir!