martes, 27 de octubre de 2015

73. Clandestinidad.

“Un amor clandestino es un escape constante, es incomodidad, adrenalina, tensión. Es ojos que no ven pero corazón que presiente, es un momento privado, inconfesable.
Nos atrae el amor clandestino, secreto, porque el amor cómplice se hace más fuerte, más nuestro y solo nuestro. La complicidad es un guiño, una aventura, y al amor le encanta la aventura.

En el secreto cómplice hay libertad, porque escapamos de la mirada de los demás y nos permitimos ser libres, rebeles, aventureros, como los piratas. El amor secreto es mágico, cuando deja de ser secreto se vuelve real, y el amor real es un poco más complicado.”






Delfi terminó de comer, aunque no comió demasiado, y se quedó dormida. 


Con Pepe salimos de la habitación y fuimos al balcón, ya que había salido el sol después de varios días.

Sentí que me abrazó por la espalda y sonreí. Besó mi cuello.

- ¿Estás bien Pau?
- Mmm… Creo.
- ¿Qué pasa?
- Nada, estoy sensible.
- ¿Debido a…?
- A todo lo que pasó y pasa, no sé, me pegan las cosas aunque no parezca.
-Me abrazó más fuerte.- Me dan ganas de llenarte de mimos.
- Hacelo, porque lo necesito. 

Besó mi hombro y yo me di vuelta. Nos dimos un beso y nos abrazamos.

- Pau… -Besó mi mejilla.-
- ¿Qué Pepe?
- No me dejaste terminar. –Reímos y se separó un poco de mí.- Solo iba a decirte que te amo.
-Sonreí.- Yo también te amo bonito. –Nos besamos y nos quedamos, tan solo mirándonos, por algunos segundos.-
- Te juro que voy a poner todo de mí para que esta vez funcione, mi vida no tiene tanto sentido si esos ojitos no me miran así.
-Mordí mi labio, muerta de amor.- Yo te prometo lo mismo. –Lo besé.- Necesito que estemos los tres juntos, para siempre.
-Me dio un beso y me abrazó.- A mí me gustaría que seamos más de tres.
-Sonreí.- En la clínica Delfi me estuvo preguntando algunas cosas… -Me separé un poco de él.- Y me dijo que le gustaría tener un hermanito, solo si vos también sos su papá.
- Podríamos cumplirle el deseo.
-Sonreí.- ¿Ahora? ¡Ni loca!
- No tonta, dentro de uno o dos años… O no sé, cuando podamos acomodarnos.
- Me encantaría. –Sonreímos y nos besamos.- 
- Igual, creo que lo mejor ahora es que nos concentremos en el presente, en estar bien nosotros, en poder contárselo a Delfi más adelante…
-Asentí.- Sí, tenes razón.
- ¿Me prometes que si en algún momento dudas de algo me vas a venir a preguntar? ¡Y podes preguntarme lo que sea!
- Sí, te lo prometo. –Suspiré y él me besó.-
- Acordate eh.
- Me acuerdo tonto. –Lo besé y volvimos a abrazarnos.-

La escuchamos venir a Delfi y rápidamente nos separamos.

- ¿Qué pasa que te levantaste Delfi? –Pregunté y me acerqué a ella.-
- No quiero estar sola.
- ¿Queres que vayamos con vos? –Preguntó Pepe.-
- Sí…
- Tengo una idea. –Dije.- ¿Qué te parece si nos metemos los tres en la cama y miramos Frozen?
- ¡Sí! –Dijo sonriente.-
- Volve a la cama. –Dijo Pepe.- Que hace frío y tenes fiebre.
- Pero vengan.
- ¡Ahora vamos! –Dijo Pedro.-
- Los espero. –Dijo Delfi y se fue.-

Pedro me abrazó y me besó.

- Para un poco che.
- Me arruinó el momento la chiquitita.
-Reí.- ¿Te vas a poner a competir con tu hija?
- No, eso nunca.
- Que seguro lo decís.
- Nunca competiría con ella, vos sos mi mujer, ella es nuestra hija.
-Sonreí.- Yo soy tu mujer y vos sos mi hombre. –Lo besé.- ¿Vamos? Nos va a matar.
- Dale, vamos.

Nos dimos un último beso y fuimos hasta mi habitación.

-

Pasamos la tarde mirando la película y luego, se quedó mirando la tele ella sola.

Paula salió del cuarto y yo la perseguí, hasta abrazarla por su espalda.

- ¡Pepe!
- Sh… -Besé su cuello.-
- Estás loco…
- Por vos.
-Rio.- No quiero que Delfi nos vea.
- Delfi está mirando la tele.
- Veni para la cocina.

Me agarró de las manos y me llevó hasta la cocina.

- Acá sí… -Dijo y me besó.-
- Me gusta esto de la clandestinidad.
-Rio.- A mí me da un poquito de miedo.
- ¿Por qué?
- Porque quiero que lo sepa dentro de un tiempo, cuando estemos seguros.
- Yo estoy seguro de que te amo.
-Sonreí.- Yo también, no tengo dudas de que te amo… Hablo de que podamos hacer que la relación funcione. ¿Me entendes?
- Sí, tranquila. Te entiendo. –Y la besé.- Si no fuese por querer cuidarla, saldría a gritarlo a los cuatro vientos.
- ¿Qué gritarías?
- Que te amo con todo mi alma. –Susurró a mi oído y yo la abracé con fuerza por su cintura.-
- Te amo hermosa. –Besé su cuello y nos besamos.-
- Cuando estoy con vos, siento que todo lo malo desaparece… -Suspiró.- Tus brazos me hacen sentir en paz, y me siento una pelotuda diciendo esto.
- ¿Por qué? Es muy lindo lo que decís.
-Sonrió.- Soñé tantas veces con esto, que tengo la necesidad de decirte todo lo que me guardé durante años. –Hizo una pausa.- Siempre quise que seamos una familia.
- Estamos empezando a serlo. ¿No te parece?
- Sí… -Sonrió y nos besamos.- Basta, no quiero ser tan cursi. –Dijo riendo.-
- A mí me gustas en todas tus formas igual.
-Rio.- ¿Cuáles son esas formas?
- La tierna, la dura, la sensible, la mamá, la mujer, la amante. Te amo entera. -Sonrió.- Es imposible no hacerlo.
- Ay, me vas a matar de amor. –Y me besó, acorralándome contra la pared.- Te amo, te amo. –Volvimos a besarnos y nos quedamos un rato abrazados.- 
- Me quiero quedar así, para siempre.
- Quedate, yo no me niego. –Reímos.-

Después de un rato, de tan solo abrazarnos y besarnos como dos adolescentes, nos dispusimos a preparar la comida… 

En realidad, yo cocinaba y ella me daba charla.

- Te pediría que te quedes acá, solo para dejar de cocinar.
- ¡Qué vaga que sos! –Y llené su nariz de harina.-
- ¡No seas forro!
- Sh… -La besé y ella rio.-
- Me voy a ver a Delfi mejor.
- Dale, escapate. –Reímos y nos dimos un beso.- Limpiate la nariz antes.
- Okei, okei.

-

Me fui de la cocina, tratando de quitar la harina que tenía en mi nariz y me dirigí a mi cuarto.

- ¿Cómo te sentís princesa?
- Un poco mejor.
-Me senté a su lado y besé su frente.- Ya no tenes fiebre me parece.
- Menos mal.
- ¿Queres bañarte antes de comer? Así te refrescas.
- Mmm… Sí, pero con vos.
- Dale, yo te ayudo.
- Gracias mami, por cuidarme.
-Sonreí y la abracé.- Ya te dije que mamá siempre te va a cuidar. –Besé su mejilla.- Vamos así terminamos rápido que papá está preparando la cena.
- Bueno…

Ella se bañó mientras yo le hacía compañía y luego la cambié.

- ¿Papá se va a quedar para siempre con nosotras?
- Papá siempre va a estar para vos hija, lo sabes muy bien.
- Pero pregunto si acá, en la casa.
- Sabes que no.
- ¡Ufa!
- No te quejes y disfruta de que estamos los tres juntos.
-Suspiró.- Está bien.
- ¿Vamos a ver cómo va la comida? –Pregunté.-
- Sí. –Dijo tomando mi mano y le sonreí.-

Nos acercamos a la cocina…

- ¡Qué rico olor! –Dijo Delfi.-
- ¿Te gusta? –Preguntó Pepe.-
- ¡Sí! ¿Qué es?
- ¡Sorpresa!
- No, no vale sorpresa. –Dijo Delfi. Pepe y yo reímos.-
- ¡Sí que vale! –Respondí.-
- Sí que vale. –Repitió Pedro y se acercó a ella.-
- Ufa.
- ¿Ufa? ¿Ufa? –Preguntó alzándola.-
- Sí. ¡Ufa! –Y se cruzó de brazos haciendo pucherito.-
- ¿Cómo te sentís?
- Mejor, pero quiero saber que es la comida.
-Pedro rio.- Ahora te vas a enterar loquita.
- ¿Cuándo?
- Cuando comamos.
- ¿Y falta mucho?
- No, solo un ratito.
- Apurate que tengo hambre.
- Bueno Delfi…



▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼

En esta etapa de la novela se me empezó a acabar la imaginación y le choreaba offs a Casi Ángeles. Bueno, es obvio que eso no lo escribí yo igual, jaja.

2 comentarios:

  1. Clandestinos y prendidos fuego y a la vez tiernos me encantan ♡

    ResponderEliminar
  2. Están a full estos papitos jaja! (prendidos fuego)
    Delfi no desaprovecha oportunidad para tirar un palito inocentemente, me encanta... que se mejore pronto y le cuenten la buena nueva! ;)

    @06_Laury

    ResponderEliminar