Nos atrae el amor clandestino, secreto, porque el amor cómplice se hace más fuerte, más nuestro y solo nuestro. La complicidad es un guiño, una aventura, y al amor le encanta la aventura.
En el secreto cómplice hay libertad, porque escapamos de la mirada de los demás y nos permitimos ser libres, rebeles, aventureros, como los piratas. El amor secreto es mágico, cuando deja de ser secreto se vuelve real, y el amor real es un poco más complicado.”

Delfi
terminó de comer, aunque no comió demasiado, y se quedó dormida.
Con Pepe salimos de la habitación y fuimos al balcón, ya que había salido el
sol después de varios días.
Sentí que me abrazó por la espalda y sonreí. Besó mi cuello.
- ¿Estás bien Pau?
- Mmm… Creo.
- ¿Qué pasa?
- Nada, estoy sensible.
- ¿Debido a…?
- A todo lo que pasó y pasa, no sé, me pegan las cosas aunque no parezca.
-Me abrazó más fuerte.- Me dan ganas de llenarte de mimos.
- Hacelo, porque lo necesito.
Besó mi hombro y yo me di vuelta. Nos dimos un beso y nos abrazamos.
- Pau… -Besó mi mejilla.-
- ¿Qué Pepe?
- No me dejaste terminar. –Reímos y se separó un poco de mí.- Solo iba a
decirte que te amo.
-Sonreí.- Yo también te amo bonito. –Nos besamos y nos quedamos, tan solo
mirándonos, por algunos segundos.-
- Te juro que voy a poner todo de mí para que esta vez funcione, mi vida no
tiene tanto sentido si esos ojitos no me miran así.
-Mordí mi labio, muerta de amor.- Yo te prometo lo mismo. –Lo besé.- Necesito
que estemos los tres juntos, para siempre.
-Me dio un beso y me abrazó.- A mí me gustaría que seamos más de tres.
-Sonreí.- En la clínica Delfi me estuvo preguntando algunas cosas… -Me separé
un poco de él.- Y me dijo que le gustaría tener un hermanito, solo si vos
también sos su papá.
- Podríamos cumplirle el deseo.
-Sonreí.- ¿Ahora? ¡Ni loca!
- No tonta, dentro de uno o dos años… O no sé, cuando podamos acomodarnos.
- Me encantaría. –Sonreímos y nos besamos.-
- Igual, creo que lo mejor ahora es que nos concentremos en el presente, en
estar bien nosotros, en poder contárselo a Delfi más adelante…
-Asentí.- Sí, tenes razón.
- ¿Me prometes que si en algún momento dudas de algo me vas a venir a
preguntar? ¡Y podes preguntarme lo que sea!
- Sí, te lo prometo. –Suspiré y él me besó.-
- Acordate eh.
- Me acuerdo tonto. –Lo besé y volvimos a abrazarnos.-
La escuchamos venir a Delfi y rápidamente nos separamos.
- ¿Qué pasa que te levantaste Delfi? –Pregunté y me acerqué a ella.-
- No quiero estar sola.
- ¿Queres que vayamos con vos? –Preguntó Pepe.-
- Sí…
- Tengo una idea. –Dije.- ¿Qué te parece si nos metemos los tres en la cama y
miramos Frozen?
- ¡Sí! –Dijo sonriente.-
- Volve a la cama. –Dijo Pepe.- Que hace frío y tenes fiebre.
- Pero vengan.
- ¡Ahora vamos! –Dijo Pedro.-
- Los espero. –Dijo Delfi y se fue.-
Pedro me abrazó y me besó.
- Para un poco che.
- Me arruinó el momento la chiquitita.
-Reí.- ¿Te vas a poner a competir con tu hija?
- No, eso nunca.
- Que seguro lo decís.
- Nunca competiría con ella, vos sos mi mujer, ella es nuestra hija.
-Sonreí.- Yo soy tu mujer y vos sos mi hombre. –Lo besé.- ¿Vamos? Nos va a
matar.
- Dale, vamos.
Nos dimos un último beso y fuimos hasta mi habitación.
-
Pasamos la tarde mirando la película y luego, se quedó mirando la tele ella
sola.
Paula salió del cuarto y yo la perseguí, hasta abrazarla por su espalda.
- ¡Pepe!
- Sh… -Besé su cuello.-
- Estás loco…
- Por vos.
-Rio.- No quiero que Delfi nos vea.
- Delfi está mirando la tele.
- Veni para la cocina.
Me agarró de las manos y me llevó hasta la cocina.
- Acá sí… -Dijo y me besó.-
- Me gusta esto de la clandestinidad.
-Rio.- A mí me da un poquito de miedo.
- ¿Por qué?
- Porque quiero que lo sepa dentro de un tiempo, cuando estemos seguros.
- Yo estoy seguro de que te amo.
-Sonreí.- Yo también, no tengo dudas de que te amo… Hablo de que podamos hacer
que la relación funcione. ¿Me entendes?
- Sí, tranquila. Te entiendo. –Y la besé.- Si no fuese por querer cuidarla,
saldría a gritarlo a los cuatro vientos.
- ¿Qué gritarías?
- Que te amo con todo mi alma. –Susurró a mi oído y yo la abracé con fuerza por
su cintura.-
- Te amo hermosa. –Besé su cuello y nos besamos.-
- Cuando estoy con vos, siento que todo lo malo desaparece… -Suspiró.- Tus
brazos me hacen sentir en paz, y me siento una pelotuda diciendo esto.
- ¿Por qué? Es muy lindo lo que decís.
-Sonrió.- Soñé tantas veces con esto, que tengo la necesidad de decirte todo lo
que me guardé durante años. –Hizo una pausa.- Siempre quise que seamos una
familia.
- Estamos empezando a serlo. ¿No te parece?
- Sí… -Sonrió y nos besamos.- Basta, no quiero ser tan cursi. –Dijo riendo.-
- A mí me gustas en todas tus formas igual.
-Rio.- ¿Cuáles son esas formas?
- La tierna, la dura, la sensible, la mamá, la mujer, la amante. Te amo entera.
-Sonrió.- Es imposible no hacerlo.
- Ay, me vas a matar de amor. –Y me besó, acorralándome contra la pared.- Te
amo, te amo. –Volvimos a besarnos y nos quedamos un rato abrazados.-
- Me quiero quedar así, para siempre.
- Quedate, yo no me niego. –Reímos.-
Después de un rato, de tan solo abrazarnos y besarnos como dos adolescentes,
nos dispusimos a preparar la comida…
En realidad, yo cocinaba y ella me daba charla.
- Te pediría que te quedes acá, solo para dejar de cocinar.
- ¡Qué vaga que sos! –Y llené su nariz de harina.-
- ¡No seas forro!
- Sh… -La besé y ella rio.-
- Me voy a ver a Delfi mejor.
- Dale, escapate. –Reímos y nos dimos un beso.- Limpiate la nariz antes.
- Okei, okei.
-
Me fui de la cocina, tratando de quitar la harina que tenía en mi nariz y me
dirigí a mi cuarto.
- ¿Cómo te sentís princesa?
- Un poco mejor.
-Me senté a su lado y besé su frente.- Ya no tenes fiebre me parece.
- Menos mal.
- ¿Queres bañarte antes de comer? Así te refrescas.
- Mmm… Sí, pero con vos.
- Dale, yo te ayudo.
- Gracias mami, por cuidarme.
-Sonreí y la abracé.- Ya te dije que mamá siempre te va a cuidar. –Besé su
mejilla.- Vamos así terminamos rápido que papá está preparando la cena.
- Bueno…
Ella se bañó mientras yo le hacía compañía y luego la cambié.
- ¿Papá se va a quedar para siempre con nosotras?
- Papá siempre va a estar para vos hija, lo sabes muy bien.
- Pero pregunto si acá, en la casa.
- Sabes que no.
- ¡Ufa!
- No te quejes y disfruta de que estamos los tres juntos.
-Suspiró.- Está bien.
- ¿Vamos a ver cómo va la comida? –Pregunté.-
- Sí. –Dijo tomando mi mano y le sonreí.-
Nos acercamos a la cocina…
- ¡Qué rico olor! –Dijo Delfi.-
- ¿Te gusta? –Preguntó Pepe.-
- ¡Sí! ¿Qué es?
- ¡Sorpresa!
- No, no vale sorpresa. –Dijo Delfi. Pepe y yo reímos.-
- ¡Sí que vale! –Respondí.-
- Sí que vale. –Repitió Pedro y se acercó a ella.-
- Ufa.
- ¿Ufa? ¿Ufa? –Preguntó alzándola.-
- Sí. ¡Ufa! –Y se cruzó de brazos haciendo pucherito.-
- ¿Cómo te sentís?
- Mejor, pero quiero saber que es la comida.
-Pedro rio.- Ahora te vas a enterar loquita.
- ¿Cuándo?
- Cuando comamos.
- ¿Y falta mucho?
- No, solo un ratito.
- Apurate que tengo hambre.
- Bueno Delfi…
▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼
En esta etapa de la novela se me empezó a acabar la imaginación y le choreaba offs a Casi Ángeles. Bueno, es obvio que eso no lo escribí yo igual, jaja.
Clandestinos y prendidos fuego y a la vez tiernos me encantan ♡
ResponderEliminarEstán a full estos papitos jaja! (prendidos fuego)
ResponderEliminarDelfi no desaprovecha oportunidad para tirar un palito inocentemente, me encanta... que se mejore pronto y le cuenten la buena nueva! ;)
@06_Laury