viernes, 23 de octubre de 2015

68. Contención.

Dejar de lado el miedo, el temor, el pánico y las ganas de llorar… ¡Dejar de lado todo solo para contener a esa persona que te necesita!

Todos tenemos a alguien que nos abraza cuando lo necesitamos y que nos entiende con tan solo una mirada, y muchas veces lo único que necesitamos es ese abrazo y esa mirada.

Todos tenemos a alguien a quien recurrimos cuando necesitamos un poco de contención, porque todos la necesitamos alguna vez. Siempre necesitamos contención, a veces un poco más y otras un poco menos, pero el abrazo de esa persona que amas te calma, te tranquiliza, te hace sentir que no todo es tan grave como parece. Ese abrazo te contiene, te sostiene.





Estábamos en el quirófano, Delfi tomaba mi mano y yo no dejaba de mirarla ni medio segundo. 


Quería que en mi mirada encontrara la tranquilidad que necesitaba, porque ahora sí que estaba verdaderamente nerviosa… Pero, no sé si lo estaba logrando. Me sentía muy mal conmigo misma por no poder evitarle todo esto.

Me acomodé a su lado, mientras los médicos acomodaban algunas cosas y con mi mano libre, acaricié su frente.

- Va a estar todo bien princesa, mamá te lo promete.
- Si me lo prometes vos, te creo.
-Sonreí.- Te amo Delfi, mucho, mucho, mucho. –Besé su frente.-
- Yo te amo a vos y sos la mejor mamá de tooooodo el mundo.
-Volví a sonreír con mis ojos llenos de lágrimas y la abracé.- Voy a estar afuera esperándote con papá. ¿Sabes? –Ella asintió con su cabeza y me separé un poquito de ella, besé su nariz y ella rio.- Te amo princesa. –Acaricié mi nariz con la suya y ella volvió a reír.- 
- ¿Estás lista Delfi? –Preguntó la enfermera.-
- Eso creo. –Dijo Delfi.-
- No vas a sentir nada, ahora acá… -Dijo señalando el suero.- Vamos a poner un líquido que va a hacer que te duermas por un ratito, así vos no sentís y no te duele nada de lo que vamos a hacer.
- ¿Mi mamá se puede quedar?
- Obvio. –Respondió la enfermera.-

Delfi apretó con fuerza mi mano y suspiré. 

- Tranquila mi amor. –Susurré en su oído.- Cuando te despiertes, todo va a haber pasado.

La enfermera comenzó a pasar la anestesia por el suero y yo lo único que hacía era mimar a mi hija, hasta que se quedó dormida.

Me retiré del quirófano, tratando de parecer fuerte y ni bien sali, me quité la cofia y la bata esa que me habían dado y me largué a llorar. Pedro me abrazó y yo lo abracé a él.

- Va a estar todo bien, nuestra princesita es fuerte.
-Lo sé Pepe, pero no puedo evitar tener miedo.
- Yo también me muero de miedo, pero cuando nos demos cuenta, vamos a estar los dos llenándola de mimos.
-Suspiré.- Quiero que llegue ese momento.
- ¿Cómo estaba?
- Nerviosa… Pero, mucho mejor que nosotros.

Nos separamos y nos sentamos, tomados de las manos.

- Tranqui. –Dijo y secó mis lágrimas.-
- Vos tampoco llores entonces. –Sonreímos y dejé caer mi cabeza en su hombro. Él me abrazó por el costado y yo cerré mis ojos.-

Nos quedamos un rato allí, el cual probablemente haya sido muy poco y a nosotros nos pareció una eternidad.

Yo no podía evitar llorar y cuando caí en que mi cabeza no estaba más sobre su hombro, fue porque me estaba besando.

- Pepe…
- No, no digas nada. –Y volvió a besarme. Sonreí y lo besé.-
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Porque, a pesar de todo, sos nuestro sostén.
-Sonrió.- Siempre voy a estar para ustedes.

Volvimos a besarnos y luego nos abrazamos.

Los minutos pasaban y parecían horas.

- Estaba pensando en algo… -Le dije.-
- ¿En qué?
- Cuando termine la operación, podríamos ir a comprarle algo a la juguetería de enfrente. ¿No? –Propuse.-
- Mmm… Sí, dale. El otro día vio una muñeca que le encantó.
- Ojala esté.
- Esperemos. –Sonreímos.- 
- Me va a odiar de tanto que la voy a cuidar.
-Rio.- Te ama más que a nadie en el mundo.
- Hey, a vos también te ama.
- Lo sé, lo sé… Pero amo tanto ver como se aman.
-Sonreí.- Yo amo verlos a ustedes juntos.
- Ojala algún día podamos ser una familia de verdad.
- Confío en que sí, es el mejor regalo que podríamos darle.

-

Uno siempre piensa que cuando los padres hablan de uno son completamente exagerados… Hasta que tenes a tu propio hijo y notas que todo eso que decían tus padres de vos se multiplica por muchos millones.

No era algo riesgoso, no era nada sumamente grave… Pero saber que mi hija estaba pasando por una operación me partía el corazón. Es que cuando sos padre nada importa más que tu hijo o hija, como es mi caso y harías cualquier cosa por evitar el sufrimiento.

Pau estaba sentada a mi lado y sus manos estaban unidas a las mías, hacia un rato que no cruzábamos palabra, pero sabía que lo único que deseábamos era que el tiempo pasara lo más rápido posible.

¡Por fin salió un médico! 

Había salido todo bien y con Paula suspiramos aliviados.

- En un rato seguro se despierte porque la anestesia intentamos que no sea tan fuerte, por ser chiquita… La vamos a trasladar a una habitación así pueden estar con ella cuando se despierte.
- Gracias doctor. –Dijo Pau y el doctor se fue. Ella me abrazó sonriendo y yo también la abracé.- Al fin pasó. –Suspiró.-
- Y está bien, que es lo importante.
- Lo único importante. –Nos separamos un poco y nos besamos, sin decirnos nada.-
- ¿Queres que vaya a la juguetería?
- Dale, te aviso por el celu a que habitación la llevan.
- Dale. –Nos sonreímos y nos dimos un beso, luego yo me fui.-

Primero, pasé por un kiosko y compré un par de chocolates con algo para tomar para compartir con Pau y luego, me dirigí a la juguetería, en donde, por suerte, conseguí la muñeca que Delfi tanto quería. Pedí que la envolvieran para regalo y regresé a la clínica.

-

Al rato, la trasladaron a una habitación  y nosotros fuimos con ella. Mientras esperábamos que se despierte, comimos lo que había traído Pedro y yo ya no aguantaba más, necesitaba otra vez esos ojitos tan lindos mirándome.

La vimos moverse y me acerqué a ella, Pedro lo hizo también y se quedó detrás de mí.

Me senté en la silla y tomé su mano, mientras con mi otra mano acaricié su pelo. Quería que se despierte y nos viera.

Pasaron algunos minutos y ella, de a poco, comenzó a abrir sus ojitos y sonreí emocionada.

- Hola mi amor. –Susurré.- Hola… -Besé su frente.- Ya está, ya pasó todo. –Dije emocionada.-
- Hola hija. –Agregó Pepe y Delfi sonrió un poco.-
- No podes hablar por eso que te pusieron para que te duermas. –Acaricié su mejilla.- Pero ya estás bien.
- Ya te sacaron eso que te hacía mal y estamos acá para cuidarte.

Delfi nos miraba bastante confundidos y con Pepe reímos.

Ella levantó su manito un poco y lo buscó a Pepe. Pepe sonrió y se acercó a ella, del otro lado de la camilla y tomó su otra mano. Delfi sonrió y nosotros le dimos un beso en cada mejilla. 

Pedro se sentó y no dejábamos de mirarla.

- Habría que avisar que se despertó. –Dije.-
- Toca el timbre que está ahí arriba.
- Es verdad. –Lo toqué y esperamos a la enfermera.-
- Delfi… ¿Te duele? –Preguntó Pepe y ella negó con su cabeza.-
- ¿Nada? ¿Nada? –Pregunté y ella repitió la acción.-

El problema sería cuando el efecto de la anestesia pase…

El médico la revisó, nos dijo que estaba todo perfecto, y volvió a dejarnos solos.

- ¿Queres que pongamos la tele mi amor? –Le pregunté, pero ella negó.- ¿No queres hacer nada? 
- Que se queden conmigo. –Dijo modulando con sus labios.-
- Acá estamos Delfi. –Dije y tomé su mano.-
-Pepe se sentó del otro lado de la camilla y besó su frente.- ¿Queres dormir un ratito hija? –Delfi asintió.-
- Cerra los ojitos entonces. –Dije acariciando su cabeza.-

Delfi cerró sus ojos y la mimamos hasta que se quedó dormida.

Pepe acarició mi mejilla y le sonreí.

- No quiero despertarla. –Susurré.-
- Veni.
- ¿A dónde?

Pepe se paró y fue hasta el sillón que había en la habitación.

- Veni te dije.

Reí y me acerqué a él.

- ¿Qué pasa?
- Vos también necesitas relajarte.
-Me senté a su lado.- No te aproveches.
- No, no me aprovecho.
- Dale, te conozco. –Reímos.-
- ¿No queres que te haga unos masajes?
- ¿Ves lo que te digo?
- Lo hago porque quiero que te sientas mejor.
- Estoy mejor, ahora que ya está bien… O bueno, como está. No sé. –Suspiré.-
- Delfi ya va a estar bien.
-Asentí.- Lo sé.
- Dale… -Dijo y se acomodó detrás de mí, corrió mi pelo y reí.-

Me hizo masajes por un rato y terminó besando mi cuello.

- Hasta ahí. –Dije riendo.-
- Sh… -Dijo y me abrazó por la espalda. Cerré los ojos y sonreí.-


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Aquí dejo el capítulo para no colgar hasta la noche, no se olviden de comentar.☺

4 comentarios:

  1. Que geniaaaaa Delfi! Hasta dormida genera cosas lindas jaja. La amo♡
    Me encanto el capitulo.

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  2. Me encanto el capitulo! Súper tierno!

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  3. Q lindo verlos juntos... Q reconozcan cuanto se necesitan... mimiroxb

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  4. Que bueno que esten mas juntos que nunca!!
    Esperando ansiosa el próximo ;)

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