Las decisiones reales son esas que te mantienen durante noches en velas, las que te hacen dudar y recorrer la historia mil veces. Son aquellas que analizas día y noche, sin cansancio. Son esas que nos da miedo tomar, pero que si tomamos, sabemos que vamos a liberarnos e incluso, sentimos que si lo hacemos, vamos a ser felices.
Hay que decidir, arriesgarse. Hay que decidirse por un camino, no hay que quedarse en el camino. Para vivir a pleno, hay que elegir, es una cosa o la otra. Siempre una nos va a hacer felices y la otra nos va a arruinar… Está en cada uno cual es la elección.
- ¡Tía! –Y corrió a saludarla.-
- Bien. Te extrañaba.
-Sonrió.- Yo también Delfi. Te traje algo.
- ¿Qué cosa? –Preguntó entusiasmada y Clari sacó un chocolate de su bolsillo.-
- ¿Te gusta?
- Sí, gracias. –Agarró el chocolate y besó la mejilla de Clari.-
- Es para después de la cena.
- Bueno… -Dijo dejándolo en la cocina.-
- Acá está tu mejor amigo, pintado al óleo. –Dije apoyado en la pared y Clara
rio.-
- ¡Sos un tarado! –Y me abrazó.-
- No sé, no sé… Cada vez más excluido me dejan.
- ¡Qué hambre tenes nene! –Y se separó de mí para pegarme.-
- Ojala te ubiques Clarita.
-Rio.- Hace tanto tiempo no me decís así. –Y se sacó su campera.-
-Reí.- ¿Mate?
- Dale.
Tomamos mate mientras Clari jugaba con Delfi y después se fue a ver los
dibujitos a su pieza.
- Esa cara me pide a gritos una charla.
- Como me conoces pendeja.
- El título de la conversación es Paula. ¿No?
-Reí.- Demasiado me conoces.
- ¿Qué pasó ahora?
- Estoy decidido a volver con ella y no sé cómo empezar.
- ¿Se lo dijiste?
- Ponele.
- ¿Qué sería ponele? Sabes que a ella le gustan las cosas de frente.
- No se lo dije de frente como debería ser.
- ¿Y si arrancas por ahí?
- Me manda a la mierda Cla.
- Entonces, tenes que alfojarla primero.
- ¿Cómo?
- ¡Vos la conoces mucho más que yo!
- Pero vos sos mujer…
- Para mí, deberían empezar por compartir más momentos los tres.
- Hoy viene a cenar.
- Me parece que es por ahí.
- ¿Vos decís?
- Sí Pepe.
- Ojala.
- Se aman y eso se nota.
- No sé si alcanza.
- ¿Por qué?
- Pasó mucho agua por abajo del puente.
- Justamente.
- ¿Justamente qué?
- Eso hizo que cambie todo y que ahora puedan empezar de cero.
- De cero no, tenemos una hija.
- Hablo de la relación entre ustedes.
- Ojala se pueda.
- Si ustedes de verdad lo quieren…
- Ese es el tema.
- ¿Ella?
- Exacto. Es muy determinante.
- Si te ama y de verdad vos le demostras que las cosas pueden funcionar, va a
darse cuenta de que lo mejor es que estén juntos.
- Ella tiene miedo de lastimar a Delfi.
- En eso tiene razón.
- Obvio que tiene razón, yo quiero que primero ella no lo sepa, para ver si
funciona o es todo ilusión mía.
- Está perfecto eso Pepe. Conta conmigo si necesitas que me quede con Delfi, eh.
-Reí.- Gracias.
- ¿Por?
- Por bancarte todo lo que pasó con ella desde que nos conocimos, sos de fierro
nena.
-Me abrazó.- Es porque te quiero y quiero verte feliz.
- Gracias, de verdad.
-Se separó un poco de mí.- Para eso están los amigos che, de verdad que podes
contar conmigo para lo que sea eh.
- Vos conmigo también. –Sonreímos.-
- Deja de ponerte melanco y anda a cambiar la yerba del mate.
-Reí.- Está bien.
Fui a cambiar la yerba del mate y volví con mi amiga.
- Necesito pensar algo. –Dije.-
- ¿Algo para?
- Para que nos quedemos un rato solos.
- Cuando Delfi se duerma. ¿O queres que estén solos de verdad?
- Como querer, quiero. –Reí.- Pero no ahora.
- Entonces, hace que se quede hasta tarde.
-Suspiré.- Está complicada la situación.
- Tenele paciencia.
- Eso intento. –Reí.-
Y en ese momento vino Delfi corriendo.
- Tía…
- ¿Qué Delfi?
- ¿Venís a jugar conmigo?
- Dale, un ratito que después me voy.
- Delfi, antes veni un cachito. –Le dije.-
- ¿Qué pasa pa?
-Le hablé al oído.- Hoy viene a cenar mamá con nosotros.
- ¿En serio? –Preguntó con una sonrisa.-
- En serio. –Le guiñé el ojo.-
- ¿Es para que cumplas lo que me prometiste?
-Reí.- Deja de preguntar un poco vos. –Y le hice cosquillas, ella rio.- Anda
con la tía ahora.
- ¿A qué hora viene mamá?
- Más tarde.
-Sonrió.- Entonces voy.
- Dale.
-
Hacía dos horas que estaba dando vueltas como una reverenda pelotuda porque no
sabía qué ponerme para ir a la casa de Pedro. ¡Como si fuese una cita! ¡Paula!
En estos momentos tenía ganas de cagarme a piñas a mí misma, y es muy real lo
que digo.
Opté por un jean, botas altas y una camisita. Nada de otro mundo. ¿Por qué dude
tanto?
Tomé fuerzas y salí de mi casa, no sé por qué estaba tan nerviosa si sabía que
con Delfi allí no iba a suceder nada más que una cena con ella en medio. Puse
la radio y arranqué rumbo a la casa del padre de mi hija.
Toqué timbre en su casa y Delfi corrió a abrirme, pero del otro lado Pedro la
retó.
- ¡Delfi! ¡No abras vos!
- ¡Es mamá!
- No sabes quien es. –Escuché que se acercó y supongo que miró por la mirilla.-
Ahora, sí. Abrí.
- ¡Mami! –Y me abrazó por la cintura.-
- Hola princesa. –Besé su cabeza.- ¿Cómo estás?
- Re bien porque vamos a comer los tres. –Sonreí.-
- Hola Pedro.
- Hola Pau. Pasen que hace frío.
Delfi me dio la mano y entramos.
- ¿Te ayudamos con la comida Pepe?
- No, en un toque está. Vayan para allá y yo les aviso.
- ¿Seguro?
- Sí, seguro.
- Bueno, está bien.
Delfi me llevó hasta su habitación, en donde yo dejé mi abrigo y mi cartera.
- Estás muy linda mami.
-Sonreí.- Gracias Del. –Me arrodillé a su altura.- Vos también… -Le hablé al
oído.- En realidad vos sos muy linda. –Ella rio y yo besé su mejilla.- ¿Me
explicas que es este lío?
-Rio.- Estaba jugando mami.
- ¿Ordenamos un poco?
-Bufó.- Está bien.
Entre las dos acomodamos un poco su cuarto y ella se acostó en su cama.
- Estoy muy cansada.
- ¿Tenes sueño?
- Sí.
- ¿Y queres dormir?
- ¡No! ¡Si vamos a comer los tres juntos!
-Sonreí.- ¿Queres que vayamos a ver cómo está la comida?
- Mmm… No.
- ¿Y qué queres entonces?
- Unos mimitos.
- Ay, mi nena mimosita. –Acaricié su cabeza y ella sonrió.-
- Me gustan mucho tus mimos mami.
- Y a mí me gusta mucho mimarte.
-Sonrió y me dio la mano que tenía libre.- ¿Hoy podemos dormir juntas?
- ¿Queres volver a casa?
- No, acá.
- Mmm… Me parece que no.
- Dale mami.
- Delfi, es la casa de papá.
- Pero él ayer se quedó en tu casa.
- Después vemos. ¿Te parece?
- Bueno, pero no te olvides.
- No, no me olvido.
En ese momento Pedro nos llamó a comer y fuimos hacia donde él estaba.
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Prometo que queda poco... ♥
Ayyyy ♥♥♥♥ Me encanto, pero tenes mucha maldad para cortarme el capitulo ahi -.-
ResponderEliminarjajajajajajaa, gracias♥
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