Pero…
¿Por qué no pueden invertirse los roles?
¿Por qué no podemos ser las dos cosas?
¿Por qué nos encasillamos con malditas etiquetas?
¿Por qué no nos animamos a cambiar?
¿A dejar de hacernos tanto la cabeza?
¿Por qué no aprendemos a ser más simples y a disfrutar del momento?
- ¿Queres
comer algo? –Le pregunté.-
- Podría ser. –Respondió.-
- Ahora vengo.
- ¿Qué vas a traer?
- ¡Sorpresa!
La besé y me fui.
Cuando volví, Pau estaba en mi cama, tapada hasta la nariz y yo me dirigí allí con unos chocolates rellenos con dulce de leche, y una taza de té para ella.
- Ay, qué rico. –Dijo y sonrió.-
Me senté a su lado y acaricié su frente.
- Tengo mucha fiaca de sentarme. –Dijo riendo.-
- Se te va a enfriar el té.
- Dame un beso.
- Sus deseos son órdenes. -La besé y ella sonrió.-
- Solo me levanto, porque el té me lo hiciste vos.
-Reí y ella se sentó.- Toma. –Dije alcanzándole la taza.-
- Gracias. –Tomé un poco y me acomodé en la cama.-
- ¿Me quedó rico?
- Muy. –Sonrió.-
- ¿Queres un chocolate?
- Por favor.
Abrí el chocolate y le di un pedacito en la boca.
- El chocolate también está rico.
- Bueno, entonces esa fue una buena elección. –Reímos y nos dimos un beso.-
Pau terminó su té y se acomodó en la cama, apoyó su cabeza en mi hombro y besé su frente, ella apoyó mi mano en su pecho y sonreí.
- Me estoy acostumbrando demasiado a dormir con vos, esta semana me va a costar mucho.
- Puedo ir a tu casa si queres… -Dije y la abracé.-
-Rio.- Pero…
- Sí, ya sé… Delfi.
-Suspiró.- No soportaría hacerle mal.
- Yo tampoco Pau, no creas que no pienso como vos.
- No sé, a veces siento que te freno mucho.
-La abracé con fuerza.- No amor, yo también quiero cuidar a Delfi.
Nos quedamos en silencio, y al rato, acaricié su mejilla.
- ¿Estás bien? –Pregunté.-
- Sí… No sé, es que a veces pienso mucho y quisiera que todo sea un poco más fácil.
- Yo creo que es mucho más fácil que antes.
- Sí, es verdad. No me hagas caso.
- No quiero que te preocupes.
- No es preocupación, es un poco de miedo…
- ¿Por qué las mujeres se hacen tanto la cabeza?
- No sé. –Respondió riendo.- Somos así, complicadas. –Levantó su cabeza y me besó.- Para mí, los hombres son muy simples. –Reímos.-
- Puntos de vista…
- Sí, es verdad. –Se encogió de hombros.-
- Igual, así de complicada me encantas eh.
-Sonrió.- Y a mí me encantas así de chamullero. –Reímos y nos besamos.-
-Corrí el pelo de su cara y ella sonrió.- También me encanta estar así con vos.
- A mí también… -Me besó y se acomodó sobre mí.-
Acomodé las mantas sobre su cuerpo. Apagué la luz y besé su cabeza.
- Podría ser. –Respondió.-
- Ahora vengo.
- ¿Qué vas a traer?
- ¡Sorpresa!
La besé y me fui.
Cuando volví, Pau estaba en mi cama, tapada hasta la nariz y yo me dirigí allí con unos chocolates rellenos con dulce de leche, y una taza de té para ella.
- Ay, qué rico. –Dijo y sonrió.-
Me senté a su lado y acaricié su frente.
- Tengo mucha fiaca de sentarme. –Dijo riendo.-
- Se te va a enfriar el té.
- Dame un beso.
- Sus deseos son órdenes. -La besé y ella sonrió.-
- Solo me levanto, porque el té me lo hiciste vos.
-Reí y ella se sentó.- Toma. –Dije alcanzándole la taza.-
- Gracias. –Tomé un poco y me acomodé en la cama.-
- ¿Me quedó rico?
- Muy. –Sonrió.-
- ¿Queres un chocolate?
- Por favor.
Abrí el chocolate y le di un pedacito en la boca.
- El chocolate también está rico.
- Bueno, entonces esa fue una buena elección. –Reímos y nos dimos un beso.-
Pau terminó su té y se acomodó en la cama, apoyó su cabeza en mi hombro y besé su frente, ella apoyó mi mano en su pecho y sonreí.
- Me estoy acostumbrando demasiado a dormir con vos, esta semana me va a costar mucho.
- Puedo ir a tu casa si queres… -Dije y la abracé.-
-Rio.- Pero…
- Sí, ya sé… Delfi.
-Suspiró.- No soportaría hacerle mal.
- Yo tampoco Pau, no creas que no pienso como vos.
- No sé, a veces siento que te freno mucho.
-La abracé con fuerza.- No amor, yo también quiero cuidar a Delfi.
Nos quedamos en silencio, y al rato, acaricié su mejilla.
- ¿Estás bien? –Pregunté.-
- Sí… No sé, es que a veces pienso mucho y quisiera que todo sea un poco más fácil.
- Yo creo que es mucho más fácil que antes.
- Sí, es verdad. No me hagas caso.
- No quiero que te preocupes.
- No es preocupación, es un poco de miedo…
- ¿Por qué las mujeres se hacen tanto la cabeza?
- No sé. –Respondió riendo.- Somos así, complicadas. –Levantó su cabeza y me besó.- Para mí, los hombres son muy simples. –Reímos.-
- Puntos de vista…
- Sí, es verdad. –Se encogió de hombros.-
- Igual, así de complicada me encantas eh.
-Sonrió.- Y a mí me encantas así de chamullero. –Reímos y nos besamos.-
-Corrí el pelo de su cara y ella sonrió.- También me encanta estar así con vos.
- A mí también… -Me besó y se acomodó sobre mí.-
Acomodé las mantas sobre su cuerpo. Apagué la luz y besé su cabeza.
- ¿Es hora de dormir? –Preguntó riendo.-
- Podemos seguir charlando con la luz apagada si queres.
- Mmm… Me gusta estar en silencio también, porque te siento respirar y como late tu corazón.
- Ay… ¿Por qué sos tan tierna?
-Rio.- Ya te dije que me pones muy cursi. –Reímos a la par y nos dimos un beso.-
Pasamos un rato en silencio, hasta que ella habló.
- Pepe…
- ¿Qué Pau?
- Nada, tengo frío. –Rio.-
- Te abrazo más fuerte.
-Se sentó.- Tenemos que vestirnos.
- ¡No seas mala!
- No soy mala, solo Delfi está durmiendo al lado.
- No te importo demasiado cuando… -Levanté mis cejas y reímos.-
- Tarado, dale.
- ¡Pero si estamos durmiendo en la misma cama!
- Esa nena debe tener un quilombo en la cabeza. –Suspiré.-
- Tranquila, ella es feliz si nos ve juntos.
- Bueno, pero que al menos nos vea vestidos.
-Reí.- Tenes razón.
Nos vestimos y volvimos a acomodarnos en la cama.
- Descansa mi amor.
- Vos también Pau.
Ella se durmió al rato, pero yo no podía… Mi cabeza no podía frenar y en cierto punto, creía que estaba bien que así sea, porque a pesar de ser simple, necesito aclarar todo lo que pasa.
Solo tenía completamente claro una cosa: amaba a Paula e iba a hacer cualquier cosa con tal de no perderla, porque no soportaría que eso pasara otra vez. Y, por otra parte, tenía completamente claro que quería que seamos una familia de verdad.
Me moría por decírselo a Delfi, pero concordaba con la idea de que había que esperar un poco, porque si bien nos amábamos, aún debíamos acomodarnos… Ilusionarla y que después no funcionara, la mataría.
La primera vez que habíamos tenido una relación, éramos solo ella y yo y las cosas eran muy distintas. Ahora estaba Delfi y los dos teníamos muy en claro que nuestra hija siempre iba a ser nuestra prioridad.
Me moví muy bruscamente sin quererlo y Pau se despertó.
- Ay, perdón, no quise despertarte.
- Acá me parece que hay alguien que no durmió.
-Reí.- No puedo dejar de pensar.
- ¿No era que nosotras éramos las complicadas? –Preguntó riendo.-
- ¡Es que nos contagian! –Reímos.-
- Sos tan tarado nene.
- Bueno che, es que estamos mucho tiempo juntos…
- Si queres me voy… -Y amago a irse, la agarré del brazo y se lo impedí.-
- Ni se te ocurra. –Ella rio y nos besamos.-
- Dale, dormí un poco.
-Suspiré.- Eso estaba intentando.
- Cambiemos.
- ¿Qué cosa?
- Así… -Se acostó a mí lado y apoyó mi cabeza sobre su pecho.- Yo te hago mimitos…
- Me siento Delfi. –Reímos.-
- Estás un poco más grande y barbudo. –Volvimos a reír.- Dale, descansa. –Besó mi frente y sonreí.-
- Sos la mejor mujer que un hombre podría tener a su lado. –Y la abracé por su abdomen.-
-Me abrazó por la cintura.- Y vos sos todo lo que necesito para mi vida.
-
Al día siguiente, desperté y me cambié, ya que había llevado ropa.
- Buen día mi amor… -Dije entrado al cuarto de Delfi.-
- ¿Estoy en tu casa? –Preguntó confundida.-
-Reí.- No, es la casa de papá…
- ¿Y qué haces acá?
- Si queres me voy…
- No, no. –Se paró en la cama y yo reí.-
- Buen día. –Besé su mejilla.-
- Buen día mami. ¿Qué haces acá?
- Vine a verte. ¿No puedo?
- Sí que podes. –Sonrió.- Y me encanta. -Sonreí.- Tengo frío mami.
- A ver… -Agarré una manta de su cama y la envolví allí.- ¿Queres una chocolatada?
- Sí… ¡Tengo una idea!
- ¿Cuál?
- Vos me llevas a upa, toda tapada acá adentro y lo asustamos a papá.
-Reí.- Dale.
La subí en brazos y ella se tapó toda. Reí.
- ¿Vamos? –Pregunté.-
- ¡Sí! ¡Dale ma!
La llevé hasta la cocina en brazos y cuando Pedro la vio, rio.
Delfi salio gritando y haciendo una cara rara. Pedro y yo largamos una carcajada.
- ¡No vale! ¡Yo quería asustarte! –Dijo enojada.-
-Pedro se acercó a ella.- Me parece a mí que vos estás un poco loca. –Delfi encogió sus hombros.- ¿O loca del todo? –Delfi rio y ahora la alzó Pedro.- Loca del todo. ¿No?
- ¡Sí! –Respondió riendo.- Igual, vine porque quería una chocolatada.
- Ah… ¿Es por interés la cosa? –Delfi volvió a reír.-
- ¡Quiero desayunar papá! –Pepe y yo reímos.-
- Está bien, no te enojes che.
- ¿Te la preparo? –Pregunté.-
- Si mami.
- ¡Y encima mamá me quiere sacar protagonismo! –Dijo riendo y nos contagió la risa a todos.-
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Un poco de amor para este día lluvioso... ♥
Que lindo para este dia gris!! Espero que sigan asi por un tiempo mas!
ResponderEliminarDelfi se va a avivar en cualquier momento...
Gracias ♥ ♥
EliminarMe encanto el capitulo. Decile de mi parte a Paula que deje de mentir! Jajaja "vine a verte" le mando... jajajajaja estoy tentada.
ResponderEliminarjajajajajajajaj, gracias!!
EliminarAjajajajjajaja 'vine a veete' jajajajaja tentada. Me encanto el capitulo! ❤
ResponderEliminargracias! jajaja ☺
EliminarQ linda familia forman!!! mimiroxb
ResponderEliminar☺☺♥
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