martes, 3 de noviembre de 2015

81. Un nuevo cumpleaños.

Cuando sos madre, hay un nuevo cumpleaños en tu vida, ese que te recuerda hace cuántos años ese título llegó a tu vida. Es un día especial, en el que sin quererlo, toda la vida de ese hijo se pasa por tu mente, todos los momentos especiales y los cotidianos.

Suspiras, con fuerza y tus ojos se llenan de lágrimas junto con una sonrisa que se dibuja en la cara.

Ese día, fue la primera vez que sentiste que nunca más ibas a estar sola.






Era el cumple de Delfi y siempre que llegaba esta fecha dentro mío se movía todo, aún no podía creer que yo era la mamá de una nena tan hermosa. Cada cumpleaños de ella era un nuevo aniversario de haberla conocido y eso me ponía la piel de gallina.


Pedro se había quedado a dormir en casa para comenzar a festejar desde la mañana, habíamos comprado facturas y sus galletitas preferidas para desayunar, preparamos todo en una bandeja y junto con ella, llevamos los regalos. 

Entramos a su cuarto y dejamos todo a un lado, nos acercamos sigilosamente a ella y nos arrodillamos en el suelo, uno a cada lado de ella. 

- ¡Qué los cumplas feliz! ¡Qué los cumplas feliz! ¡Qué los cumplas Delfi! ¡Qué los cumplas feliz! –Cantamos a su oído y la llenamos de besos.-

- ¡Arriba cumpleañera! –Dije y le hice cosquillas en su cuello.-
- Dale que tenemos un montón de sorpresas para vos. –Dijo Pedro.-
- Tengo sueño. –Dijo riendo.-
- Bueno, nos llevamos los regalos… -Dijo Pepe.-
- ¡No! –Respondió y se sentó de golpe. Pepe y yo reímos.- 
- Por interés no funciona la cosa eh… -Dije riendo.-
- No, no vale. –Dijo Delfi  y prendió su velador.- Tengo hambre a parte.
- ¿Qué queres primero? ¿Los regalos o el desayuno? –Pregunté.-
- Los regalos. –Respondió.-

Pedro agarró los regalos y se los dimos. Delfi los abrió de a poco. La muñeca de Frozen que nos había pedido, un juego de mesa, algunas películas de princesas que no tenía, un pantalón y una campera.

- ¿Te gustaron? –Pregunté.-
- ¡Sí! Gracias. –Sonrió.- Igual, el regalo más lindo es tener a mis papás juntos otra vez.

Con Pedro sonreímos y la llenamos de besos.

- Creo que tengo a los papás más mimosos del mundo. –Dijo Delfi.-
- ¿Te molesta? –Le pregunté.-
- No, me encanta. –Sonrió y nos contagió la sonrisa.-
- Mira que podemos seguir por mucho tiempo más eh. –Dijo Pedro tirándose sobre ella y besando su panza, Delfi reía.-
- Me parece que yo me uno. –Dije y comencé a besar toda la cara de mi hija.-

Desayunamos y luego Delfi se cambió para ir a la escuela. Por ser su cumpleaños, le regalamos un chocolate para que coma en el recreo y además, la llevamos juntos a la escuela. Esa tarde, festejaríamos en un pelotero.

Delfi se bajó del auto e ingresó en la escuela, la acompañamos hasta la puerta y volvimos al auto.

- No puedo creer que esté tan grande. –Dije.-
-Besó mi mejilla.- Te juro que yo tampoco, siento que fue ayer cuando me contaste.
-Suspiré.- ¿Vamos? Porque si seguimos hablando me voy a largar a llorar.
-Rio.- ¿Queres que te lleve a la universidad?
- ¿Podes?
- Sí, si queres…
- Bueno, dale.

Cuando llegamos, estacionó y lo besé.

- Gracias.
- No es nada mi amor. –Volvimos a besarnos.- Que tengas un buen día.
- Vos también. –Sonreímos.- Veni a casa directamente, así vamos para el pelotero.
- Dale.
- No te olvides de la torta.
-Reí.- No mujer.
- Más te vale eh. –Reímos y nos dimos un beso.- Nos vemos Pepe…
- Nos vemos amor. –Nos dimos un beso y bajé del auto.-

-

Esperé a que entrara a la universidad y arranqué rumbo a mi trabajo. 

Mientras manejaba, mi cabeza repasó todo lo que había cambiado mi vida desde que Delfi había llegado y definitivamente, gracias a ella estos nueve años habían sido tan mágicos.

Uno, cuando es chico, se ríe de que los padres sean tan sensibles con sus hijos, de una madre no te extraña tanto… ¡Pero de tu padre te reís! Hasta que, tenes tu propio hijo y te das cuenta que no era nada exagerado. Me hacía feliz ser su papá, me completaba.

Por suerte, el día laboral terminó temprano y llegué a bañarme antes de ir a la casa de Paula.

Cuando llegué, dejé la torta en la heladera y ellas estaban en el baño.

- ¡Me tira mamá! –Se quejó.-
- Perdón Delfi… -Dijo desenredando su pelo.- Si te quedas quieta, no te va a tirar tanto.
- Dale, que me aburro.
-Pau rio.- ¿No queres estar linda el día de tu cumple?
- Sí mami, pero rápido. –Paula rio y yo hacia rato que las estaba mirando sin que se den cuenta.-
- Creo que es un momento de chicas y me tendría que ir.
 -¿Hace mucho estás ahí? ¡Me asustaste! –Dijo Paula.-
- Un ratito.
- Hola papi. 
- Hola mi amor… 

Pau terminó de peinar a Delfi y ella se fue a poner sus botas con piel. 

- Hola Pepe. –Me dio un beso.- ¿Me bancas que me cambio?
- Dale. ¿Queres que vaya llevando las cosas al auto?
- Dale. ¿Vamos con el tuyo?
- Si queres…
- Me da igual.

Llevé las bolsitas, la piñata, la cámara de fotos y algunas cosas más al auto y cuando volví al departamento, ya estaban listas.

- ¡Están hermosas! –Dije haciendo que cada una dé una vuelta.-
- Gracias pa.
- Gracias amor. –Me besó.- Vos también estás hermoso. –Sonreímos.-
- ¡Son muy lindos! –Dijo Delfi mirándonos.-
- No mires estas cosas que sos chiquita. –Dije y le hice cosquillas.-
- ¡Son mis papás! –Reímos.- Me gusta que se quieran. –Sonreímos.- ¿Vamos? ¡No quiero llegar tarde a mi fiesta! –Reímos.-
- Dale, vamos. –Dijo Pau.-

Paula llevó la torta y bajamos. 

Llegamos al pelotero un rato antes de que comience la fiesta y mientras Pau acomodaba algunas cosas, yo le saqué varias fotos a Delfi.

Mi hija estaba tan feliz que no podía pedir más. Estaban todos sus amigos, sus tías y sus abuelos.

La abracé a Pau por la espalda y besé su cuello.

- Hola. –Dijo y tomó mis manos.-
- Hola. –Reímos.-
- Te juro que no puedo dejar de mirarla, está tan feliz.
- Le brillan los ojitos.
- Me gustaría que esto sea así para siempre. –Dijo y suspiró.-
- ¿Confías en que va a ser así?
- Lo deseo desde lo más profundo.
- Entonces vas a ser así.
-Sonrió.- Contagiame de esa fe.
- Cuando quieras. –Reímos y besé su mejilla.-
- Te amo. ¿Sabes?
- Yo te amo a vos hermosa. –Di media vuelta y la besé.- Mucho. –Sonreímos y volvimos a besarnos.-

-

- Me encanta verte así con Pepe. –Me dijo mi hermana, que estaba con mi mamá.-
-Sonreí y me senté con ellas.- Me siento flotando de la felicidad. –Suspiré.-
- Está perfecto hija, disfrutalo.
- Es todo lo que quiero, disfrutar. –Sonreí.-
- Entonces hacelo. ¿Quién te lo impide? –Dijo mi hermana.-
- Nadie. –Sonreí.-
- Delfi camina por las paredes. ¿No? –Preguntó mi mamá.-
- Todo el tiempo dice que está feliz… 
- Se lo merecen Chu.
-Le sonreí a mi hermana.- Espero que dure.
- No seas negativa hija. –Dijo mi mamá.-
- Me cuesta un poco.
- ¿Por qué?
- No sé, no puedo dejar de pensar en que mi familia puede terminar como la nuestra. –Suspiré.-
- No hija, eso no va a ser así.
- Se lo dije mil veces. –Dijo Vir.- ¡Pero se sigue maquinando!
-Reí.- Perdón, no puedo controlar mi mente.
- Tranqui Pau. –Dijo mi vieja y agarró mi mano.- Pedro las ama con locura, se le ve en los ojos cuando habla de ustedes o cuando las mira.
-Sonreí.- Nosotras lo amamos con locura a él.
- Entonces despreocupate y disfruta. –Agregó mi mamá.-
- Gracias mami, a las dos.

Al rato, Delfi sopló las velitas y con Pedro la abrazamos y la llenamos de besos.

- Mi deseo es que siempre estemos los tres juntos. –Nos dijo y la abrazamos más fuerte.- 
- Te amamos princesa, más de lo que te imaginas. –Dije.-
- Y yo los amo a ustedes. –Dijo sonriendo.-

- Hay que cumplir el deseo de Delfi… -Me dijo acercándose a mí.-
- Vamos a cumplirlo. –Sonreí y lo besé.-
-Me tomó de las manos.- Son las mujeres de mi vida.
- ¿Me tengo que poner celosa de mi hija? –Pregunté riendo.-
- No, eso jamás. –Me besó.- Tengo suficiente amor para las dos.
- Sos tan tierno. –Lo besé.-
- Estar rodeado con las mujeres más lindas me genera eso.
- ¡Y chamullero!

Reímos y nos besamos.



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