Aceptar, aceptar que todo cambia, se transforma y evoluciona. Aceptar que nada es igual que ayer y que nada va a ser igual mañana.
Aceptar la realidad, amoldarse a ella… Intentar sonreírle, a pesar de todo.
Los meses
pasaban y yo de a poco aprendía a aceptar lo que había pasado. Aceptaba que mi
realidad era esta y había que amoldarse. Al fin y al cabo, creo que de eso se
trata la vida. ¿No? De amoldarse y aceptar.
Delfina estaba enorme. ¡Enorme! Ya estaba por cumplir diez años y su cuerpo, de
a poco, comenzaba a desarrollarse. De a poco, dejaba de ser una nena y eso me
hacía feliz, pero a su vez me daba nostalgia.
Lo que me alegraba era que, a pesar de todo lo que estaba cambiando en su vida,
nuestra relación seguía siendo la misma y eso me alegraba. Saber que confiaba
en mí era todo lo que necesitaba.
- Mamá…
- ¿Qué Delfi?
- ¿Venís?
- Ahora voy hija.
- ¡Rápido! –Dijo.-
- Estoy yendo.
Toqué la puerta del baño.
- ¿Paso?
- ¡Sí, dale!
Entré al baño y ella estaba envuelta en una toalla.
- ¿Qué pasa hija?
-Levantó sus brazos.- Me crecieron los pelitos. ¿Qué se hace?
-Reí.- ¿Te queres depilar?
- ¿Eso duele?
- Mmm… Mira, lo podemos hacer con esto que no duele. –Le dije mostrando una
maquinita.-
- ¿Y cómo?
- Ponete el corpiño y te muestro.
- Bueno, pero no mires eh.
- No hija, tranquila.
Ella se dio vuelta para ponerse el corpiño y me miró con un poco de miedo.
- Tranquila, no pasa nada che. Mira… -Le mostré la maquinita y un jabón.- Con
este jabón, tenes que hacerte mucha espuma en la axila y después, despacito,
pasas la maquinita para que corte los pelitos.
- ¿Puedo probar?
- Obvio, pero con cuidado.
- Bueno, vos quedate.
- Dale.
Ella comenzó con un poco de miedo, pero al ver que no dolía, lo hizo con un
poco de confianza.
- ¿Listo? –Preguntó.-
- Listo. –Le sonreí y le alcancé su remera.- Vestite, dale.
Delfi se puso su remera.
- Gracias ma.
-Sonreí.- De nada… Capaz, dentro de poco, también te salgan en las piernas.
- ¿Y me puedo depilar igual?
- Sí.
- Ah…
- Es raro esto para mí.
- Ya sé, para todas es raro, además te estás desarrollando bastante rápido.
- ¿Eso es malo?
- No Delfi, tranquila.
- ¿A vos te pasó de más grande?
- Más o menos a la misma edad.
- Ah…
- ¿Te espero afuera?
- Sí ma.
- ¿Con la merienda?
- Sí, dale.
Salí del baño y sonreí.
Aceptar que mi hija estaba creciendo también era parte del proceso. En momentos
como estos, me hacía muy feliz que mi hija, además de serlo, sea mujer. Amaba
compartir esos momentos con ella, poder enseñarle, verla crecer… Me llenaba el
alma.
- Ya estoy ma.
- Estoy en la cocina Delfi.
Delfi se acercó a mí y se sentó en una silla.
- Ma, otra pregunta.
- ¿Qué?
- ¿Cuándo me va a pasar eso de… indisponerme?
- No sé hija.
- ¿Puede pasar en cualquier momento?
- Mmm… Sí.
- Ah. –Suspiró y rio.-
Merendamos y ella se fue a hacer su tarea. Mientras, yo me bañé y hablé un rato
con mi hermana por teléfono, claro que nuestro único tema de conversación era
el pequeño Mateo. Si Delfi nos había unido, él mucho más… Vivíamos hablando,
mucho más que antes. Y eso me hacía bien.
Luego, corregí parciales que tenía en mi casa y preparé la cena.
- ¡Hija, a comer! –Le dije desde la cocina.-
- Ya voy mamá.
- Dale que se enfría.
Delfi vino hasta la cocina y charlamos acerca de lo que había hecho ese día en
la escuela, eran esas charlas cotidianas las que me mantenían con una sonrisa.
Ella lo lograba.
Lo intenté, pero no pude volver a formar una pareja… Sentía que lo estaba
olvidando a Pedro, de a poco, pero aún así no lograba fijarme en otro hombre.
Hasta hace poco un compañero de trabajo intentó entablar una relación conmigo,
pero la realidad fue que lo frené. No me sentía lista… Y no sabía si en algún
momento lo iba a estar, eso era lo triste. Porque ya no era una pendeja. Estaba
cerca de los 40.
En fin, esa pregunta de si algún podré aparece todas las noches y ya es parte
de mi vida cotidiana.
Luego de cerrar la casa, me cambié para dormir y cepillé mis dientes. Me hice
una colita con mi pelo y lavé mi cara.
Me acerqué al cuarto de Delfi, para saludarla, pero me retuvo con una nueva
charla.
- Falta poco para que vuelva papá.
- ¿Cuándo vuelve? –Le pregunté.-
- El 1 de Julio.
- Ah…
¡Era 15 de Junio! Una vez que de a poco comenzaba a soltarlo, iba a aparecer
otra vez en mi vida. Menos suerte que pisar mierda descalza.
- Cuando venga, quiero ir unos días a su casa. ¿Vos te enojas?
- No Delfi, obvio que no.
- ¿Ustedes no van a volver?
- Ya hablamos de eso.
- Pero te lo pregunté otra vez.
- No hija. –Respondí y suspiré.- Es hora de dormir, dale.
- Que sueñes cosas lindas mami.
-Sonreí.- Vos también hija. –Besé su frente y ella sonrió.- Hasta mañana.
- Hasta mañana ma.
Delfi se metió en su cama y yo, antes de salir de su cuarto, le apagué la luz y
cerré la puerta.
La noticia me había caído como un balde de agua fría. Transformé la colita de
mi pelo en rodete y me miré al espejo para decirme a mí misma.
Prohibido volver a caer en los brazos de Pedro.
Prohibido echar atrás lo que lograste.
Prohibido permitir que te lastimen otra vez.
Prohibido volver a ese círculo vicioso.
Prohibido.
Aceptar, aceptar que vos sos una cosa y él otra.
Aceptar que no son compatibles.
Aceptar que ese punto final, es real.
Tenerlo otra vez en frente me iba a mover las pocas estructuras que había
podido formar en esos meses.
Tenerlo frente a mí otra vez iba a desarmarme… ¡Y no podía permitir que eso
pase!
No podía seguir siendo golpeada, porque no podía soportar seguir llorando.
- Mami… -Dijo parada en la puerta de mi habitación.-
- ¿Qué pasa Delfi?
- No me puedo dormir.
- Veni…
Ella se acercó y se sentó a mi lado.
- ¿Pasa algo mi amor?
- No, no sé.
- Esa carita la conozco.
-Rio.- Tengo miedo.
- ¿De qué hija?
- De que vuelva papá.
- ¿Miedo? Si te morís por verlo.
- Es que… Me da miedo que no me quiera tanto como antes.
- ¡Hey! ¿Cómo vas a decir eso?
- No sé.
- No Delfi… Lo que papá siente por vos nunca va a cambiar, lo que sentimos los
dos por vos siempre va a ser así, a pesar de cualquier cosa.
- ¿Me abrazas ma?
- Obvio hija.
La abracé y ella suspiró.
- No sé, es todo muy raro.
-Besé su mejilla.- Vas a ver que cuando vuelva papá, todo va a ser como
siempre.
- Eso espero.
- Estoy segura de eso.
-Se separó de mí.- Gracias ma.
- ¿Por qué?
- Porque estuviste conmigo todo este tiempo.
- Siempre voy a estar hija.
-Me abrazó.- Te amo mami, sos la mejor del mundo.
- Yo también te amo hija. –La abracé.-
Al ratito, se separó.
- Voy a ir a tomar un poco de agua y me voy a ir a dormir.
- Dale. –Besé su cabeza.- Que descanses.
Que lindo capitulo! jajajja Delfi me mata jajajja ojala que cuando vuelva Pepe todavía la busque a Pau.
ResponderEliminarQue lindo capitulo ❤ Que grande esta Delfi, que lindo que lo pueda compartir con su mama y que bueno que ya vuelva Pepee ❤
ResponderEliminarComo creció Delfi! Que linda y rara etapa esa! Todo cambia!
ResponderEliminarYa vuelve Pepe, al finnn! Ojalá puedan hablar con Pau y volver a intentarlo una vez mas...