miércoles, 4 de noviembre de 2015

82. No sé.

Sé  lo que quiero decir. Sé cómo se llaman mis amigos pero cuando quiero decirlo mi memoria me juega una mala pasada y digo otra cosa.

Cuando te falla la memoria ¿Qué es lo que falla?

Necesitas recordar la dirección de tu casa para saber a dónde volver. Necesitas recordar tu nombre para saber quién sos.

¿Por qué hay cosas que olvidamos y otros recuerdos que nos persiguen sin descanso? ¿Uno se aferra a los recuerdos, o los recuerdos se aferran a uno? Te atrapan y no te sueltan. 


¿Qué quieren los recuerdos? ¿Por qué insiste tanto la memoria?


¿La memoria es el pasado que quiere seguir siendo presente?


Todo lo que vivimos se muere, se ahoga en el pasado. ¿La memoria es un manotazo de ahogado para que esas cosas no mueran?

La memoria tiene vida propia; no es uno, sino ella la que elige qué cosas deja morir en el olvido y qué cosas mantener vivas.


La memoria es como un rompecabezas, que te rompe la cabeza. Son como fichas, piezas sueltas que uno tiene que ir reacomodando…


La memoria siempre está en movimiento. Tener experiencia en realidad es tener buena memoria, es escuchar lo que nos susurran los recuerdos.


La memoria es una boxeadora que pelea contra el olvido: a veces tira la toalla y a veces gana por knockout, pero siempre lucha.

Una llave, eso es lo que buscamos cuando buscamos en la memoria. Una llave que nos ayude a salir del laberinto. Una llave que abra la puerta de nuestra propia identidad. 


Porque sobre todo, la memoria… está viva.

La memoria es incansable, persistente y muy inquieta. Eso es lo peor, o lo mejor, de la memoria.

No sólo es inquieta… sino que te inquieta.

Mi memoria falla y no sé por qué. Solo sé que la memoria inquieta, y mucho”


¿Hay algo peor que no saber? ¿Existe sensación más horrible que la incertidumbre? ¿Hay situación más desesperante que caminar por el abismo sin media certeza?

¿Hay algo más horrible que no poder controlar tu mente? ¿Tu memoria?

No sé, no sé, no sé nada… ¡Solo sé que no sé y que no sé qué hacer para saber!




Pasaron algunas semanas y si bien las cosas estaban bien cuando compartíamos momentos los tres juntos, había algo con Pedro que no me terminaba de cerrar y no entendía qué era.

Sentía que había un nudo que no lograba desarmar… Y no sabía cuál era ese nudo. No sabía como solucionarlo y eso me dolía.

Hacía exactamente una semana que solo nos habíamos visto por Delfi y estaba buscando la manera de encarar una charla sin que estalle en una pelea.

- No sé qué hacer Vir.
- ¿Pero qué es lo que pasa?
- No pasa nada, eso es lo que pasa.
- ¿Con qué no pasa nada?
- De un día para el otro nos dejamos de dar pelota, no sé. Te juro que no sé.
- No te hagas la cabeza Chuni, capaz le pasa algo a él y por eso no entendes lo qué pasa.
- Necesito hablar con él.
- Y hacelo…
- ¿Te podes llevar a Delfi? No quiero que nos escuche discutir y sé que va a terminar en discusión esto.
- No te preocupes, yo me la llevo y armo algún plan.
- Gracias.
- Pero confía en que las cosas se van a solucionar.
- Me cuesta un poco.
- ¿Por qué?
- Porque la regla dice que pasa un tiempo y por algún motivo, nos peleamos.
- Siempre existe una excepción a las reglas.
- No creo que esa seamos nosotros.
- Hey, gorda, si vas con esa cabeza a hablar con él, van a terminar separados.
-Suspiré.- Le voy a decir que venga esta noche.
- Dale, yo llevo a Delfi al cine.
- Gracias, de verdad.

“Pepe… Delfi se va con mi hermana esta noche. ¿Queres venir?”

“No sé si puedo Pau.”

“¿Por qué?”

“Me fijo y después te aviso.”

“¿Qué te pasa conmigo Pedro?”

“¿Por qué me estás preguntando eso?”

“Hace una semana que me evitas.”

“No digas boludeces…”

“No son boludeces, es lo que siento. Igual, te espero porque necesito hablar con vos.”


- Me dice que no sabe si puede venir. ¿Ves lo qué te digo?
- Tranqui Chu… -Me abrazó y suspiré.-

Delfi vino desde su cuarto y con mi hermana, nos separamos.

- Tengo hambre mami.
- ¿Queres merendar?
- Sí, por favor.
- Ahora te preparo la leche.
- Delfi… -Dijo mi hermana.- ¿Qué te parece si esta noche nos vamos al cine y venís a dormir con la tía?
- ¡Sí! ¡Quiero! –Dijo festejando.-

Okei, al menos el principio estaba hecho. Ahora, quedaba la parte más complicada.

Eran las diez de la noche y aún lo estaba esperando, ya había cenado y me estaba quedando dormida en el sillón cuando sonó el timbre.

Fui a abrirle y él sin decirme nada, entró.

- Hola. ¿No? –Dije enojada.-
- Hola. –Respondió.-
- ¿Me podes explicar qué carajo te pasa nene?
- ¿Delfi no está?
- Te dije que se iba con mi hermana.
- Okei.
- ¿Tengo que volver a hacerte la pregunta?
- No entiendo a qué queres llegar.
- Estás demasiado frío conmigo y no me gusta. Me hace desconfiar y no quiero.
- ¿Frío con vos?
- En otro momento, como mínimo, me dabas un beso cuando llegabas.
-Se encogió de hombros.- Estoy con mil cosas en la cabeza. –Y me dio un beso seco.-
- Para que me des un beso como ese, prefiero que no hagas nada.
- ¿Quién te entiende?
- Por lo visto vos no.
- Vos tampoco te entendes a vos Paula.
- ¿Vos estás con otra mina? –Pregunté sin rodeos.-
- ¿Otra vez con esa boludes?
- Sino, no entiendo por qué no me queres tocar ni con un palo.
- Te estás yendo al pasto.
- Vos te estás yendo al pasto…
- ¿Por qué?
- Porque se supone que somos una pareja. ¿O yo entendí mal?
- No sé.
- ¿Qué no sabes?
- Si somos una pareja.
- Ah, es bueno saberlo. –Y me dejé caer en el sillón.- Dejame sola.
- No entiendo para qué me hiciste venir Paula.
- ¡Quiero entender qué es lo que te pasa!
- Tuve una semana de mierda.
- ¿Por qué? ¿No podes confiar en mí y contarme?
- Es laburo.
- Inventa algo más creíble Pedro.
- No es una excusa.
- No entiendo como, de un día para el otro, pasamos de ser una familia feliz a esto. No quiero estar con un hombre que no se acuerda de mí.
- ¿Vos crees que yo no pienso en vos?
- A esta altura no lo sé…
- Vos porque sos una enferma de celos.
- Me das motivos Pedro.
- ¿Yo te doy motivos?
- ¡Sí, vos! –Y me levanté enojada.- No me llamas, no me hablas, no me besas, no venís, hace una semana que no dormimos juntos y que Delfi no va a tu casa.
- ¿Tanto quilombo por una semana?
- Si seguís sin explicarme nada, esto se termina acá.
- Como prefieras.
- ¿No te importo Pedro? –Pregunté al borde de las lágrimas.-
- Sabes que sí. ¿Por qué preguntas eso?
- Porque es lo que me haces sentir.
- No quiero hacerte sentir eso.
- No te veo preocupado por hacerme cambiar de parecer.
-Suspiró y se acercó a mí.- ¿Me perdonas?
- ¿Me podes decir qué es lo que te pasa?
- No sé.
- Dale Pedro, somos grandes.
- Es que te juro que no sé.
- ¿Hice algo mal yo?
- No, no. Te juro que no es eso.
- ¿Y entonces qué es?

- ¿Me das un abrazo? –Preguntó al borde de las lágrimas.-

Yo lo abracé y besé su cuello.

- Yo te amo Paula.
- Yo también te amo, pero no entiendo que es lo que pasa.

Pedro se separó de mí y se sentó en el sillón. Me senté a su lado.

- ¿Te acordas que una vez vos me contaste que tenías ataques de ansiedad?
- Sí Pedro. ¿Cómo me voy a olvidar de eso?
- ¿Ya no los tenes más, no?
- No… Después de que nació Delfi no los tuve nunca más.
- Creo que tengo eso, o algo parecido.
- ¿Por qué decís eso?



▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼

Chorear offs de Casi Ángeles es mi pasión. (?

5 comentarios:

  1. Venía todo tan bien!!! Me encanto quiero otro yaaa!!

    ResponderEliminar
  2. La verdad que yo tampoco lo entiendo sino se expresa un poco mas.... Me agarra la ansiedad a mi también ja
    Esta todo muuuyyy bien y ya tuvo que aparecer un problemita, entiendo que son parte de la vida y una novela tiene que tener un poco de todo para que no se vuelva monótona! :)

    ResponderEliminar
  3. Me encanta tu novela
    Pero no entiendo lo que le pasa a Pedro

    ResponderEliminar
  4. Lo que me altero este capitulo no tiene nombre! Queria romper la pantalla del cel mientras leia, me puse nerviosita... no estoy bien ajaja

    ResponderEliminar