“Mírala, mi amor, al fin es ella, nueve lunas de amor y de espera, es
parte de tu sangre y de mi esencia, nos mira sonriendo y somos de su ángel,
marionetas.
Mírala, mi amor, como va creciendo, hoy ya es flor
abierta, quién lo dijera, es la cima del amor, es la belleza más pura del
planeta, mi pequeña.
Es ella princesa y mírala mi amor, que bella. es ella,
tan tierna, poesía angelical de la pureza.
Es ella princesa, y mírala mi amor, que estrella, es
ella, sólo ella, la vida con aroma a primavera.
Pinta de ternura todo el cielo con la simple ilusión
de la inocencia es un poco de los dos con propias alas, nos lleva en su vuelo,
y somos todo lo que ella quiera.
Es ella princesa y mírala mi amor, que bella, es ella,
tan tierna, poesía angelical de la pureza.
Es ella princesa y mírala
mi amor, que estrella, es ella, solo ella, la vida con aroma a primavera.”
Salí del
trabajo, porque ese día no podía faltar y fui a buscar a Delfi a la escuela.
Tendría que contarle la verdad, solo esperaba que no se enoje.
- ¡Mami! –Salió corriendo de la escuela.-
- Hola mi amor. –La alcé y la hice dar vueltas.- ¿Cómo estás?
- Bien, te extrañaba. –Me abrazó por el cuello.- Y lo extraño a papá.
- ¿Vamos a casa que tengo que hablar con vos?
- ¿De qué mami?
- ¿Vamos y te cuento?
- Bueno…
Comenzamos a caminar hasta que llegamos al auto.
Fuimos hasta mi casa y la llevé a mi habitación. Me senté con las piernas estiradas y mi espalda sobre el respaldo de la cama, ella se sentó sobre mis piernas, mirándome.
- ¿Me prometes que no te enojas?
- ¿Con qué mamá?
- La que está internada no es la abuela, es papá.
- ¿Qué le pasó? –Preguntó asustada.-
- Tranquila, tranquila… Que está un poco lastimado, pero está bien.
- ¿Qué la pasó mamá? –Pregunto con lágrimas en los ojos.-
- Delfi… Tranquila. –Acaricié su mejilla.- Tuvo un accidente con el auto, y estuvo algunos días dormido. ¡Pero anoche se despertó! Y me dijo que quiero verte.
- ¿En serio?
- Sí, en serio. ¿Queres?
- Sí… -Y me abrazó.- ¿Segura que está bien? –Preguntó llorando.-
- Sí Delfi, tiene un yeso en el brazo y unas costillas quebradas. Pero, está bien.
- ¿Por qué me mentiste?
-Suspiré.- No quería preocuparte.
- Gracias, pero no me gusta que me mientas.
- A mí tampoco me gusta mentirte mi amor. ¿Me perdonas?
-Se levantó y me miró.- Sí. ¿Pero de verdad está bien?
-Corrí el pelo de su carita.- Sí, está bien. Hoy podemos ir a verlo si queres.
- Sí, obvio que quiero.
- Entonces vamos hija.
- ¿Está en una clínica?
- Sí…
- ¿Me ayudas a ponerme linda?
- ¡Mami! –Salió corriendo de la escuela.-
- Hola mi amor. –La alcé y la hice dar vueltas.- ¿Cómo estás?
- Bien, te extrañaba. –Me abrazó por el cuello.- Y lo extraño a papá.
- ¿Vamos a casa que tengo que hablar con vos?
- ¿De qué mami?
- ¿Vamos y te cuento?
- Bueno…
Comenzamos a caminar hasta que llegamos al auto.
Fuimos hasta mi casa y la llevé a mi habitación. Me senté con las piernas estiradas y mi espalda sobre el respaldo de la cama, ella se sentó sobre mis piernas, mirándome.
- ¿Me prometes que no te enojas?
- ¿Con qué mamá?
- La que está internada no es la abuela, es papá.
- ¿Qué le pasó? –Preguntó asustada.-
- Tranquila, tranquila… Que está un poco lastimado, pero está bien.
- ¿Qué la pasó mamá? –Pregunto con lágrimas en los ojos.-
- Delfi… Tranquila. –Acaricié su mejilla.- Tuvo un accidente con el auto, y estuvo algunos días dormido. ¡Pero anoche se despertó! Y me dijo que quiero verte.
- ¿En serio?
- Sí, en serio. ¿Queres?
- Sí… -Y me abrazó.- ¿Segura que está bien? –Preguntó llorando.-
- Sí Delfi, tiene un yeso en el brazo y unas costillas quebradas. Pero, está bien.
- ¿Por qué me mentiste?
-Suspiré.- No quería preocuparte.
- Gracias, pero no me gusta que me mientas.
- A mí tampoco me gusta mentirte mi amor. ¿Me perdonas?
-Se levantó y me miró.- Sí. ¿Pero de verdad está bien?
-Corrí el pelo de su carita.- Sí, está bien. Hoy podemos ir a verlo si queres.
- Sí, obvio que quiero.
- Entonces vamos hija.
- ¿Está en una clínica?
- Sí…
- ¿Me ayudas a ponerme linda?
-Sonreí.- Dale…
Pero, primero vamos a comer.
- ¡Pero quiero ir a verlo!
- Pero hay un horario para las visitas Delfi.
- ¿Y a qué hora es?
- A las cuatro.
- Falta un montón. –Y se separó de mí, enojada.-
- Pero mientras comemos, te bañas, te cambias… Vas a ver como se pasa el tiempo.
- ¿Y qué vamos a comer?
- ¿Fideos?
-Rio.- Quiero que papá esté bien del todo así vuelve a cocinarme él.
- ¿No te gusta mi comida? –Pregunté y le hice cosquillas.-
- Sí, pero papá me hace cosas más… Bah, menos comunes. -Reí y aumenté las cosquillas.- ¡No mamá, no!
- Mira que me enojo eh.
- No, no, no. –Me abrazó y reí, la llené de besos y ella también me abrazó.-
Almorzamos y luego me bañé mientras ella hacía algo de tarea, luego se bañó ella y estábamos las dos en bata. En mi habitación.
Nos cambiamos y nos peinamos.
- ¿Vamos? –Pregunté.-
- Para, tengo que ir a buscar algo.
- ¿Qué cosa?
- Ya vengo.
Y se fue corriendo, volvió a los segundos.
- Es un dibujo, para papá. ¿Se lo puedo llevar, no?
-Sonreí.- Obvio que sí mi amor.
- Ahora sí podemos ir.
- Ponete la campera hija.
- Sí ma.
Mientras íbamos en el auto…
- Delfi. ¿Me escuchas una cosa?
- Sí mami.
- Papá no se puede levantar de la cama, asique tenes que tener cuidado.
- Bueno ma…
- Y solo nos podemos quedar un ratito.
- ¿Cuánto?
- Antes de comer tenemos que volver a casa.
- ¿Y cuándo se va a poder ir de ahí?
- No sé Delfi…
- ¿Está muy lastimado?
- Un poco hija.
Llegamos a la clínica y bajamos del auto. Le di la mano a Delfi e ingresamos al lugar. Subimos por el ascensor y nos dirigimos al cuarto donde estaba Pedro.
Delfi saludó a sus abuelos y luego, quiso entrar.
- Tranquila te dije. –Dije frenándola.-
- Sí mami.
- Tene cuidado, que papá está débil.
- Ya sé ma, quiero verlo.
- Está bien, entra.
Abrió la puerta y Pepe sonrió al verla.
-
- Hola mi amor… -Dije, emocionado.-
Desde que me había despertado que lo único que pensaba en su abrazo, en tenerla a mi lado.
- Hola papi. –Sonrió y acercó a mí.-
- Veni… Parate en la silla y dame un abrazo.
Delfi hizo lo que le pedí y se apoyó en mi pecho, abrazándome. Yo la abracé con mi brazo sano y me largué a llorar.
- No llores papi.
- Tenía muchas ganas de verte.
- Yo también, te extrañaba un montón.
Pau se quiso ir, pero le negué con mi cabeza. Ella sonrió y se acercó a nosotros.
- ¿Qué te duele pa? –Preguntó separándose un poco de mí.-
- Me duele mucho acá. –Dije señalando mi abdomen.- Porque se me quebraron algunas costillas, y la espalda.
- ¿Pero vas a estar bien?
- Sí Delfi, voy a estar bien.
- Mira, te traje esto para vos. –Dijo dándome un dibujo.-
-Lo agarré y sonreí.- Es hermoso, gracias.
- De nada… Es para que lo pongas acá. –Dijo tocando la mesita que había a mi lado.- Y te acuerdes de mí.
Sonreí y acaricié su mejilla.
- Yo siempre me acuerdo de vos mi amor.
-Sonrió y me abrazó.- Te amo papi.
- Yo también te amo princesa, no te das una idea de cuanto.
La miré a Pau y le sonreí.
- Gracias. –Dije modulando.-
- ¿Por? –Preguntó igual.-
- Por regalarme una hija tan hermosa.
-Sonrió.- A vos. –Nos sonreímos y ambos teníamos los ojos llenos de lágrimas.-
Delfi se separó de mí y nos miró extrañados.
- ¿Por qué lloran?
- Por nada mi amor. –Dijo Pau y se sentó en la silla, sentando a Delfi sobre sus piernas. Tomó mi mano.-
- ¿Cuándo papá se vaya a su casa puedo ir con él?
- Mmm… Yo tengo una idea mejor. –Dijo Pau.-
- ¿Cuál?
- Que papá venga a casa, así lo podemos cuidar las dos.
- ¿En serio? –Preguntó sonriente.-
- Sí… Bah, si papá quiere.
- ¡Pero quiero ir a verlo!
- Pero hay un horario para las visitas Delfi.
- ¿Y a qué hora es?
- A las cuatro.
- Falta un montón. –Y se separó de mí, enojada.-
- Pero mientras comemos, te bañas, te cambias… Vas a ver como se pasa el tiempo.
- ¿Y qué vamos a comer?
- ¿Fideos?
-Rio.- Quiero que papá esté bien del todo así vuelve a cocinarme él.
- ¿No te gusta mi comida? –Pregunté y le hice cosquillas.-
- Sí, pero papá me hace cosas más… Bah, menos comunes. -Reí y aumenté las cosquillas.- ¡No mamá, no!
- Mira que me enojo eh.
- No, no, no. –Me abrazó y reí, la llené de besos y ella también me abrazó.-
Almorzamos y luego me bañé mientras ella hacía algo de tarea, luego se bañó ella y estábamos las dos en bata. En mi habitación.
Nos cambiamos y nos peinamos.
- ¿Vamos? –Pregunté.-
- Para, tengo que ir a buscar algo.
- ¿Qué cosa?
- Ya vengo.
Y se fue corriendo, volvió a los segundos.
- Es un dibujo, para papá. ¿Se lo puedo llevar, no?
-Sonreí.- Obvio que sí mi amor.
- Ahora sí podemos ir.
- Ponete la campera hija.
- Sí ma.
Mientras íbamos en el auto…
- Delfi. ¿Me escuchas una cosa?
- Sí mami.
- Papá no se puede levantar de la cama, asique tenes que tener cuidado.
- Bueno ma…
- Y solo nos podemos quedar un ratito.
- ¿Cuánto?
- Antes de comer tenemos que volver a casa.
- ¿Y cuándo se va a poder ir de ahí?
- No sé Delfi…
- ¿Está muy lastimado?
- Un poco hija.
Llegamos a la clínica y bajamos del auto. Le di la mano a Delfi e ingresamos al lugar. Subimos por el ascensor y nos dirigimos al cuarto donde estaba Pedro.
Delfi saludó a sus abuelos y luego, quiso entrar.
- Tranquila te dije. –Dije frenándola.-
- Sí mami.
- Tene cuidado, que papá está débil.
- Ya sé ma, quiero verlo.
- Está bien, entra.
Abrió la puerta y Pepe sonrió al verla.
-
- Hola mi amor… -Dije, emocionado.-
Desde que me había despertado que lo único que pensaba en su abrazo, en tenerla a mi lado.
- Hola papi. –Sonrió y acercó a mí.-
- Veni… Parate en la silla y dame un abrazo.
Delfi hizo lo que le pedí y se apoyó en mi pecho, abrazándome. Yo la abracé con mi brazo sano y me largué a llorar.
- No llores papi.
- Tenía muchas ganas de verte.
- Yo también, te extrañaba un montón.
Pau se quiso ir, pero le negué con mi cabeza. Ella sonrió y se acercó a nosotros.
- ¿Qué te duele pa? –Preguntó separándose un poco de mí.-
- Me duele mucho acá. –Dije señalando mi abdomen.- Porque se me quebraron algunas costillas, y la espalda.
- ¿Pero vas a estar bien?
- Sí Delfi, voy a estar bien.
- Mira, te traje esto para vos. –Dijo dándome un dibujo.-
-Lo agarré y sonreí.- Es hermoso, gracias.
- De nada… Es para que lo pongas acá. –Dijo tocando la mesita que había a mi lado.- Y te acuerdes de mí.
Sonreí y acaricié su mejilla.
- Yo siempre me acuerdo de vos mi amor.
-Sonrió y me abrazó.- Te amo papi.
- Yo también te amo princesa, no te das una idea de cuanto.
La miré a Pau y le sonreí.
- Gracias. –Dije modulando.-
- ¿Por? –Preguntó igual.-
- Por regalarme una hija tan hermosa.
-Sonrió.- A vos. –Nos sonreímos y ambos teníamos los ojos llenos de lágrimas.-
Delfi se separó de mí y nos miró extrañados.
- ¿Por qué lloran?
- Por nada mi amor. –Dijo Pau y se sentó en la silla, sentando a Delfi sobre sus piernas. Tomó mi mano.-
- ¿Cuándo papá se vaya a su casa puedo ir con él?
- Mmm… Yo tengo una idea mejor. –Dijo Pau.-
- ¿Cuál?
- Que papá venga a casa, así lo podemos cuidar las dos.
- ¿En serio? –Preguntó sonriente.-
- Sí… Bah, si papá quiere.
-Sonreí.- Me encantaría.
- ¡Iupi! –Dijo Delfi y Pau y yo reímos.-
Y así me quedé con ellas, hasta que el horario de visitas se terminó.
- Mañana vuelvo papi.
-Sonreí.- Dale mi amor, te voy a esperar.
-Me abrazó.- Hasta mañana.
- Hasta mañana princesa.
- Delfi… ¿Me esperas afuera?
- Bueno mami.
Delfi se fue y Pau se acercó a mí, me besó.
- No aguantaba irme sin darte un beso. –Dijo y volvió a besarme.-
-Sonreí.- Te prometo que cuando salga de acá, hablamos bien y se lo contamos a
Delfi. ¿Te parece?
- Sí, pero ahora concentrate en mejorarte.
- Pensar en ustedes me ayuda.
-Sonrió y me besó.- Nos vemos mañana.
- Nos vemos. –Nos dimos un último beso y ella se fue.-
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Y sí, me están sacando capítulos a lo loco.
Y sí, me están sacando capítulos a lo loco.
https://www.youtube.com/watch?v=ERuw1ichkCM Es ella - Axel
Me encanto el capitulo, me mato Delfi diciendole con carpa a Pau lo de la comida ajaja. Pepe es un tierno abrazable de otro mundo ♡
ResponderEliminarQue divina esa nena!! No puede ser mas dulce, tiene a quien salir jaja ;)
ResponderEliminarPedro es tan tierno que parece irreal ja. Los hombres no son tan tiernos cuando estan enfermos o les pasa algo, son insoportables diria yo jeje.
Q lindos los últimos dos caps!! mimiroxb
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