118. Reincidentes.

“- ¿Me quieres con el corazón o con la cabeza?
- Me temo que con los pies, de otro modo no puedo explicar por qué siempre regreso a vos.”

Después de desayunar, eran las ocho de la mañana.

- ¿Queres que te ayude a ordenar un poco? –Le pregunté.-

- ¿Queres?

- Por algo te lo propongo. ¿No te parece?

-Rio.- Dale, me encantaría.

- ¿Por dónde queres empezar?

- Mmm… Limpiar. –Rio.- Correr todo y limpiar.

- Dale… ¿Dónde tenes las cosas?

- En la cocina.

- Voy a buscarlas.

- Dale, yo mientras corro los sillones.

Me quedé con él, ayudándolo, hasta que no me quedó otra que irme a la universidad.

- Me tengo que ir. –Dije.-

- Anda… -Me besó.-

- La pasé muy bien, a pesar de las lágrimas.

-Sonrió.- Siempre voy a secar tus lágrimas. –Acarició mis mejillas y yo lo abracé.-

- Si esta vez no funciona, me voy a desarmar de verdad.

-Me abrazó por la cintura.- Dame un tiempo y te prometo que voy a acomodar todo.

-Suspiré.- Necesito que estés conmigo.

- Yo estoy con vos, siempre. –Besó mi mejilla y sonreí.-

- Te amo Pepe. –Susurré en su oído.-

- Te amo mi amor. –Nos separamos un poco y nos besamos.-

- Gracias.

- ¿Por?

- Porque hacia mucho tiempo no me sentía tan bien.

- Cuando quieras… Repetimos. –Reímos y nos besamos.- ¿Podes ir a buscarla a Delfi?

- Sí. Pero ¿Por qué?

- Así termino de acomodar, decile que la voy a buscar para cenar y vamos al Mac.

- Dale, le digo.

-Me besó.- Yo también la pasé muy bien.

-Sonreí.- Si no me soltas, no me voy más.

- No te vayas.

-Reí.- Me tengo que ir a trabajar tonto.

- Ya sé. –Me besó.- Tengo miedo de que te arrepientas.

- Mmm…

- ¿Qué significa eso?

- Que lo intenté, pero no puedo dejar de amarte.

- ¿Todo eso significa tu mmm?

-Reí.- No, no sé. –Volvimos a reírnos y nos besamos.-

- Gracias por dejar que te afloje.

-Reí.- A veces te cagaría un poco a piñas.

- ¡Hey! ¿Por qué?

- No me respetas demasiado.

- Te encanta que te falte el respeto.

-Reí.- Ubicate.

- ¿Por qué?

- ¿Te olvidas que soy más grande que vos?

- ¡Uy! ¡Qué miedo me das! –Reímos y nos besamos.-

- Me tengo que ir de verdad.

- Ya lo sé.

- Entonces soltame.

- No puedo. -Me abrazó más fuerte y reímos.- 

- Eso no sería soltarme Pepe.

- ¿Volves? 

-Me separé un poco de él y lo miré a los ojos.- ¿A esta altura te queda alguna duda de que siempre volvemos al otro?

- Tenes razón. –Sonreímos y nos besamos.- Nos vemos entonces.

- Dale. –Nos dimos otro beso y me puse el abrigo, Pepe me ayudó y sonreí.- Pero que caballero.

- Dije que iba a cuidarte. –Reímos.-

- Sos el mismo tarado de siempre. –Lo besé.- Me voy, que quiero cambiarme antes de ir a trabajar.

- Dale. –La besé.- Te amo.

- Te amo. –Sonreímos y nos dimos un último beso. Luego yo me fui.-

Salí de su casa y me sentía una adolescente otra vez. Él generaba eso en mí, cuando estaba con él… El resto no existía, el mundo desaparecía. Solo éramos él y yo. Y la realidad, era que ahora no me importaba nada más que él y yo.

Hablando de aceptar… Era hora de aceptar que siempre ibamos a volver al otro. Él era mi lugar, negarlo ya no tenía sentido.

Llegué casi corriendo al trabajo, pero estaba tan feliz que poco importaba.

“Hola, acá tu hermana reincidente.”

“Jajajajaja. ¿Qué pasó?”

“Lo dejo libre a tu imaginación.”

“Estuviste con Pedro.”

“Te juro que me siento una histérica de mierda.”

“Jajaja, es lo que sienten Pau. ¿Para qué lo van a evitar?”

“Trajo a su noviecita.”

“Uh… Jodida la cosa.”

“Sí, no sé. No la conozco todavía, prefiero no conocerla.”

“Pero lo conoces a él…”

“Eso es lo que me preocupa Vir.”

“¿Por qué?”

“Somos amantes, o estamos empezando a serlo. No sé cómo puede terminar esto.”

“En algún momento, van a tener un final feliz.”

“Ojala Vir… Ojala.”

“Vas a ver que sí Chunita.”

“Te juro que esta vez quiero creer que así va a ser.”

“¡Hacelo entonces! ¿Quién te lo impide?”

“Mmm… ¿La novia?”

“A la novia le da una patada en el culo que la manda de nuevo a Madrid.”

“Jajajajaja. ¡Sos una forra!”

“Se lo merece, por meterse con tu hombre.”

“¿Sabías que sos la mejor del mundo no?”

“Jajaja… La mejor del mundo tiene que dejarte porque Mateito está muy mamero y no deja de llorar.”

“Jajajaja, dale, socorre al pequeño principito.”

“Hablamos Chunita.”

“Dale, esta semana voy a visitarlos.”

“Te esperamos entonces.”

- Mami… -Dijo y me saludó.- ¿Por qué viniste vos?

- Qué recibimiento eh, ayer me llamaste casi llorando. –Delfi rio.- Papá se quedó ordenando su casa y me pidió que te venga a buscar.

- Ah…

- Me dijo que a la noche se van a comer al Mac.

- ¡Buenísimo entonces!

- ¿Vamos a casa?

- Sí ma.

-

- Hola amor. –Dijo subiéndose a mi auto.-

- Hola Maca. –Nos dimos un beso.-

- ¿Cómo estás?

- Bien, un poco cansado. ¿Vos?

- Extrañándote. –Me sonrió.- ¿A dónde vamos?

- A un restaurant.

- ¿Pero en dónde?

- En la costanera. 

- Mmm… Bueno.

Arranqué y puse música… Ella me contó varias cosas en el camino, pero la realidad era que no podía dejar de pensar en Paula.

No sabía en qué estaba pensando cuando decidí irme y mucho menos en qué estaba pensando cuando decidí volver con Macarena. 

Me daba cuenta que haberla dejado y separarnos hubiese sido mucho más sano, pero estaba acá y de alguna manera había que solucionar las cosas.

Me prometía a mí mismo no ser cagón y enfrentar lo que siento. Esta vez el final tiene que ser feliz.

Se lo merece Paula.

Se lo merece Delfi.

Y a pesar de todo… Creo que yo también me lo merezco.

Después de reincidir tantas veces, de ir y venir, de amarnos, de odiarnos, de pelearnos, reconciliarnos… ¡De algo tenía que servir una historia tan larga! 

“Quiero eh, pero no puedo dejar de pensarte ni un segundo.”

“Menos mal que era yo el que te buscaba.”

“No seas malo, encima que te digo algo lindo.”

“Bueno, era un chiste.”

“Mmm… No sé, jajajaj”

“Jajajajaja, tonta.”

“¡Ya te dije que tengas más respeto conmigo!”

“Shh… Quiero verte.”

“Cuando quieras.”

“¿Cuándo quiera?”

“Ajam.”

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Sigan comentando como lo están haciendo, por faaaaaa ☺ Gracias, y sí, la embocan en mucho de lo que me dicen, jajaja