jueves, 10 de diciembre de 2015

128. Brindis.

Desear, tan simple como cerrar los ojos e imaginar aquello a lo que queremos llegar. Volver a abrirlos y luchar por eso.

Brindar, es como desear.




- ¿Te quedas a cenar? –Pregunté, entrando a la habitación.-
- Sí pa. Por favor. –Dijo Delfi y yo sonreí.-
- Dale, me quedo.
- ¿Nos cocinas vos papá? –Reí.- Dale, ya me cansé de los fideos y las milanesas.
- Hey, hey. ¡Más respeto! 
- Bueno ma… Pero es la verdad. Papá nos cocina, por favor.
-Pepe rio.- Dale, yo les cocino.
- ¡Iuju! –Dijo Delfi y reímos.-
- Quéndese acá que yo la sorprendo. –Dijo Pepe.-
- Bueno… 

Delfi se paró y le dio las manos, para llevarlo hasta la puerta de la habitación.

- ¡Algo rico papá!
- Está bien hija.

Pedro se fue y Delfi se acercó a mí.

- Gracias por el amor eh. –Le dije y ella rio.-
- Que papá cocine y vos…
- ¿Yo qué?
- Tenes que quedarte conmigo.
-Reí.- ¿Qué hacemos?
- Cartas.
- Bueno, dale.

Jugamos un rato a las cartas y notaba en la carita de Delfi un poco de tristeza.

- ¿Estás bien hija?
- No sé mami.
- ¿Cómo no sabes?
-Suspiró.- No entiendo mucho lo que pasa.
-Suspiré.- Ya se van a aclarar las cosas.
- ¿Cuándo?
- En un tiempo.
- Quiero dejar de pelearme con ustedes, y que ustedes tampoco se peleen más.
- Eso no va a pasar más.
- ¿Me lo prometes?
- Sí Delfi.

Ella se acercó a mí y me abrazó.

- Mira que a vos te creo eh.
-Sonreí.- Tranquila hija, va a estar todo bien. –La abracé con fuerza.-
- Eso estoy esperando hace mucho.
- Esta vez va a pasar de verdad.
- Eso espero.
- Vas a ver que sí.

Me separé un poco de ella y acomodé su pelo.

- Tenes los ojitos llorosos. –Le dije.-
- Perdón.
-Sonreí.- No tenes que pedir perdón. –Volví a abrazarla.- 
- Sos la persona más importante para mí mamá.
-Besé su mejilla.- Vos sos la persona que más amo en el universo y lo más importante en mi vida.
-Sonrió.- Gracias por ser mi mamá.
-Me separé un poco de ella.- Ser tu mamá es lo más lindo que me pasó en la vida.
- ¡Y a mí que vos seas mi mamá! –Me volvió a abrazar y me la quería morfar a besos.- 
- Te amo hija, te amo muchísimo. –La llené de besos.-
-Rio.- Te amo mami.

Nos quedamos un rato abrazadas, hasta que ella se sentó en la cama.

- ¿Vamos a ver si falta mucho para comer?
- Dale.

-

Mientras cenábamos…

- ¡Está riquísimo pa!
- Gracias hija. –Le sonreí.- 
- Extrañaba que me cocines.
- Puedo cocinarte todas las veces que quieras. –Delfi sonrió y tomé la mano de Pau, por debajo de la mesa. Me sonrió de costado y le sonreí.- 
- ¿Me ayudan a levantar? –Preguntó Pau.-
- Yo te ayudo mami.
- Dale.

Pau y Delfi ordenaron la cocina, mientras yo hablé con Maca por telefóno. Miramos la tele un rato los tres juntos y luego Delfi se fue a dormir.

Paula y yo estábamos en la cocina y, la realidad, era que no aguantaba más lejos de ella. La abracé por la espalda y besé sus hombros. Ella cerró sus ojos y puso sus manos sobre las mías.

- Pepe…
- ¿Qué? –Pregunté en su oído.-
- No hace falta.
-Reí.- Sí que hace falta. –Besé su cuello.-
- En serio.
- En serio que hace falta. –Rio.- Dale, no te niegues a algo que te hace bien.
- Me niego a sufrir.
-Hice que se dé vuelta, quedando frente a frente.- Me puedo quedar con vos, todo el tiempo que quieras.
- ¿Ya decidiste qué vas a hacer?
- Dejarla.
- ¿Y cómo?
- Voy a ver si puedo hablar por Skype.
- ¿Y si no?
- Y sino, cuando vuelva… Pero, no la quiero hacer gastar esa plata al pedo.
- Está bien, supongo.
- No quiero que hablemos de ella. –Dije acariciando sus brazos.-
- Por más que no la nombremos, ella está.
- Lo sé, pero ahora estamos solo vos y yo.
- Está en tu cabeza y está en la mía.
-La besé.- Vas a ver que si te dejas llevar…
- Nunca te cansas vos eh.
- ¿Con vos? Nunca.
- Anda a mi cuarto.
- ¿Eso que quiere decir?
- Que no quiero que nos vea Delfi.
- Dale, usala de excusa.
- ¿Vas a pelear o vas a ir?
- Voy, voy. –Dije riendo.-
- Anda entonces. –La besé y me fui.-

Al rato, entró al cuarto con dos copas de vino y me ofreció una.

- Quiero que pasemos un lindo rato, vestidos. –Dijo y se sentó a mi lado.-
- Me encanta. –Besé sus labios.-
-Levantó su copa.- Quiero brindar.
- Dale. –Levanté la mía.- ¿Por qué brindas?
- Porque quiero que seamos felices. –Suspiró y cerró sus ojos.- Quiero que seamos una familia, para siempre.
- Yo brindo por… -Tomé su mano.- Porque sé que este amor va a ser más fuerte que todo. –Ella me miró y chocamos nuestras copas. Tomamos un sorbo cada uno y nos sonreímos.-
-Se acomodó en la cama, apoyando su espalda en el respaldo de la cama.- A veces no entiendo cómo es que se fue todo tan al carajo.
- ¿No íbamos a pasar un lindo rato?
- Sí, perdón.

Dejé mi copa a un lado y quité sus zapatillas.

- Relajate.
-Rio.- ¿Por qué haces esto?
- Son solo masajes. –Dije comenzando a masajear uno de sus pies.-
- Mmm…
- ¿Para todo vas a tener un reproche che?
- Tenes razón, perdón. –Tomó un poco de vino.-

Pasamos un rato, charlando y nos acostamos los dos. Uno al lado del otro.

-Tomé una de sus manos y la besé.- Sos muy linda. ¿Sabías?
-Sonrió.- Por qué me habré enamorado de un chamullero. ¿No?
-Reí.- Es la verdad.
- Mmm…
- Sos la más linda, de todas. –La besé.-
- Ay, ay, ay. –Me besó.- ¿Nunca vas a parar?
- Ya te dije que con vos, nunca.
- Quiero cerrar los ojos y que todo se solucione.
- Te prometo que eso va pasar.
- ¿Cuándo?
- Pronto. ¿Confías en mí?
- Sí.
- Entonces confía… -La besé.- Y disfrutemos que estamos solos.
- Siempre logras lo que queres…
- ¿Y qué es lo que quiero?
- Mmm… -Me besó, subiéndose a mi cuerpo.- Estar en la cama con tu amante.
- ¡Deja de ser así! –La abracé por la cintura.-
- Es la verdad.
- Lo sé, pero no tenes por qué recordarlo.
-Me habló al oído.- Igual, la situación me calienta bastante. –Sonreí y mordí su oreja.-
- Vos me calentas a mí, siempre.
- ¿Siempre?
- Desde que te conocí.
- Wow, qué halago. –Dijo acariciando mi barba.-
- ¿No lo sabías?
-Rio.- A veces pienso que quizás, te acostumbras.
- ¿Acostumbrarme? ¡Si estuvimos más tiempo separados que juntos!
-Rio.- Igual, no sé… En algún momento, va a pasar.
- No. –La besé.- Nunca me vas a aburrir, ni me voy a acostumbrar de que seas mi mujer. –La besé.- Porque te amo, porque sufrimos demasiado y porque el día que podamos estar juntos de verdad, vamos a disfrutarlo tanto que nos nos vamos  a detener en pensar a esas cosas.
-Sonrió.- Ay, te amo tanto. –Me besó.-
- Te amo. –Sonreímos y nos besamos.- 
- ¿Te quedas conmigo esta noche?
- ¿Es en serio esa pregunta?
- Mmm… Sí.
-La abracé con más fuerza.- Obvio que me quedo. -Sonrió y me besó.-  Esa pregunta estuvo de más. –Reímos y mis manos comenzaron a acariciar su espalda, por debajo de su remera.- ¿De verdad crees que me iría y te dejaría acá sola? 
-Rio.- ¿La verdad? No. –Sonreímos y nos besamos.-



2 comentarios:

  1. No pueden estar un segundo separados! Que se aclare todo de una vez!
    Las charlas de Delfi con Pau o Pepe parecen de personas grandes!

    ResponderEliminar
  2. Que la deje de una vez... sin excusas en el medio. Y que Paula deje de ser tan flojita que dsp anda llorando x los rincones ajaj.

    Pdt: estoy medio mala en el comentario jajaja.

    Firma: la version mala de soyemocional

    ResponderEliminar