142. Dar vida.

“Despierto cada mañana el sol comienza a brillar. Mi vida es parte de un sueño, sé que te voy a alcanzar.

Descubro el cielo en tus ojos, en tu sonrisa mi paz. Voy a animarme a ser libre, al viento voy a gritar.

Hoy, puedo sentir tu amor. Mi vida va cambiando de color, va creciendo mi esperanza porque hoy, puedo sentir tu amor. Y todo se hace luz alrededor cuando estás aquí esperanza mía.

Sé que no hay nada imposible, vas encendiendo mi fe. Haces real lo invisible algo florece en mi ser.

Todo brilla cuando estás aquí, hoy me puedo iluminar.

Eres mi mundo, mi calma y mi paz.”

En medio de la madrugada, me desperté y supe que estaba por nacer. 

La cama estaba empapada y mi panza muy dura.

- Amor… -Dije muy tranquila.- Pepe… -Lo sacudí un poco.-

- Amor. ¿Qué pasa? –Preguntó.-

- Va a nacer. –Sonreí.-

- ¿Y así de tranquila me lo decís? –Dijo sentándose de golpe y reí.-

- Tranquilo, creo que acabo de romper bolsa.

-Me besó.- Me cambio y te ayudo.

- Dale.

Pedro se cambió rapidamente y luego me ayudó a cambiarme a mí.

- ¿Qué hacemos con Delfi?

- ¿Te bancas que la dejemos antes de ir a la clínica?

- Creo que sí. –Suspiré.- Anda a despertarla… Rápido, porque las contracciones son cada vez más fuertes.

- Esperame acá.

- No puedo irme muy lejos igual. –Reímos y nos besamos.-

- Te amo. –Me besó.-

- Te amo. –Nos besamos y sonreímos.-

Esperé a Pedro en mi cama, tocando mi panza con mis manos… Tratando de respirar tranquila, de relajarme. Tratando de que las contracciones no me maten, porque ahora sí que habían empezado a ser más fuertes.

En el auto…

- Mami… 

- ¿Qué mi amor? –Dije tratando de recuperarme de una contracción.-

- ¿Qué es lo que sentís?

-Pedro comenzó a responder y se lo agradecí.- Se le pone dura la panza y eso la va a ayudar a que nazca.

- ¿Y te duele ma?

-Reí.- Mucho.

- ¿Por qué?

- Porque es así, cuando las mujeres tenemos bebés duele mucho. 

- Ah. –Dijo con cara rara y reí.- Papá…

- ¿Qué Delfi?

- Cuando nazca me avisas eh.

-Reí.- Obvio mi amor, vas a ser la primera en saber todo.

- ¡No te olvides!

- No Delfi, tranquila.

Pedro estacionó y antes de ir a la casa de Virgi, Delfi abrió la puerta de adelante y me tomó la cara.

- Te amo mamá.

-Sonreí.- Te amo princesa. –La abracé.- Gracias…

- ¿Por qué?

- Por estar tanto conmigo, por ser mi compañera en la vida. Sos la mejor hermanita que puede tener Fran y la hija más hermosa del mundo.

-Se separó un poco de mí.- Y nosotros tenemos a la mamá más linda y buena del universo. –Nos dimos otro abrazo.- ¿La próxima que te vea va a ser con Fran?

-Sonreí.- Sí mi amor… -Besé su mejilla.- Nos vemos eh. –Ella asintió sonriente, besó mi panza y luego mi mejilla.-

- Suerte mami.

- Gracias princesa. –Nos dimos un último abrazo y se fue.-

Pepe me sonrió y cerró la puerta del auto.

Suspiré profundo y vino otra contracción. Ya no daba más y el trabajo de parto recién estaba comenzando.

Pedro volvió al auto y posó su mano en mi pierna. Le sonreí.

- ¿Cómo estás?

- No sé. –Dije suspirando.- ¿Trajiste el bolso, no?

- Sí amor, agarré todo… No te preocupes.

- Entonces arranca, no doy más.

- Tranquila.

- Eso intento. –Dije riendo.-

Me dio un beso y arrancó. 

¡Por fin llegamos a la clínica!

Pedro me ayudó a bajar del auto y me llevó abrazada, hasta que nos indicaron a donde ir. 

Por suerte, entré directamente a una habitación.

La enfermera vino a cambiarme, me puso el suero y no sé cuántas cosas hizo… La verdad era que no podía pensar en otra cosa que en las contracciones que tenía.

Nos quedamos solos, Pedro se sentó a mi lado y tomó mis manos sobre mi panza.

- ¿Qué te dijo?

- Que me faltan no sé cuántos puntos de dilatación. –Suspiré.-

- ¿Te sentís muy mal?

- Sí. –Suspiré otra vez.- Quedate conmigo.

- Yo estoy acá, con ustedes… -Besó mi panza.-

- Gracias…

- ¿Qué agradeces? –Me besó.- Tranqui. ¿Sí?

- Eso intento. –Reí.-

- ¿Qué puedo hacer para que te distraigas?

- No puedo pensar en nada más que en las contracciones.

- Mmm… -Corrió el pelo de mi cara.- ¿Y qué hacemos?

- Quiero que nazca.

- Falta mi amor.

- Ya lo sé. –Suspiré y vino otra contracción.- ¿Me pasas esa almohada?

- Sí.

Pedro agarró la almohada y la puso detrás de mi cabeza.

- Gracias Pepe. –Él sonrió y besó mi frente.-

Pasaron algunas horas y la realidad era que ya no aguantaba más el dolor, la tranquilidad de la madrugada se había esfumado.

- Pepe…

- ¿Qué amor?

- ¿Vos te vas a quedar en el parto, no?

- ¿Qué pregunta es esa?

- No sé, tengo miedo.

- Yo voy a estar ahí… -Acarició mi frente.- Tranquila, ya pasaste por esto… 

- Sí, ya sé. Estoy más nerviosa que con Delfi.

-Me besó.- Seguro ahora vengan a darte la pedirudal, eso te va a tranquilizar un poco.

Me senté, como pude.

- ¿Me abrazas? –Pregunté con un hilo de voz.-

- Obvio mi amor. –Me abrazó con fuerza y se lo agradecí.-

- Hey, no llores.

- No sé que me pasa, estoy muy sensible. –Dije riendo.-

-Se separó un poco de mí y me besó.- Van a estar bien… Vamos a estar bien. –Sonreí y lo besé.-

- Necesito que nazca.

- Ya falta poquito.

- Ya sé…

En ese momento, entró la médica con el enfermero y me revisaron.

- Ya es hora mami. –Sonreí y lo miré a Pepe.- ¿El papá va a estar presente?

- Sí. –Dijo Pepe y sonreí.-

Me llevaron en una silla de ruedas a la sala de parto y cuando entré, Pedro ya estaba allí. Él me ayudó a acostarme en la camilla e inmediatamente tomó mis manos.

- Vos podes mi amor… -Besó mi frente.- Yo estoy acá. –Suspiré y le sonreí.-

Cuando lo escuché llorar, todo el miedo y los nervios desaparecieron. Mis ojos se empañaron de lágrimas y Pedro besó mi frente. 

-

- Permiso… -Dije entrando a la habitación con Fran en mis brazos.- ¿Se puede?

-Pau sonrió.- Vengan, por favor.

Entré caminando despacio, con Fran acostado sobre mi brazo y su manito en mi pecho y me acomodé para que Pau lo pueda ver.

- Hola mami… -Dije con voz de bebé y ella sonrió, lo apoyé sobre su pecho y Pau lo abrazó. Fran puso sus manitos en el pecho de su mamá y me morí de amor.-

- Hola mi amor, hola hijo… -Susurró y besó su cabecita.- Sos hermoso Fran. –Dejó caer algunas lágrimas.-

Me senté al lado de ellos y acaricié la mejilla de Pau.

- Gracias. –Dijo.-

-Sonreí.- A vos.

Fran respiró con fuerza y reímos, movió un poco sus piernitas y cada uno le dio un beso en su cabecita.

- ¿Les puedo sacar una foto y se la mando a Delfi?

- Dale. –Me sonrió.-

Me paré y les saqué una foto con el celular.

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Y bueno, cada vez más cerquita del final...

https://www.youtube.com/watch?v=PGFHcSN8WFI Esperanza mía - Esperanza mía.