Con todo delante de nuestros ojos, solo nos queda pensar, analizar y decidir, porque ya es tiempo.
Esa jugada va a ser la que determine el final del juego.
“No sé estar sin vos.”
“Igual que un niño abandonado
que en la calle lo han dejado,
yo te busco, ¡Desesperado!
Necesito un amigo,
necesito que alguien quiera hablar conmigo
Cuando empieza a amanecer la verdad
es tan cruel y tu lo sabes, eres testigo.
Ahora soy un mendigo
que camina por las calles perdido
No me siento bien (no, no me siento bien)
Hoy perdí la fe
La suerte juega con cartas sin marcar
no se puede cambiar.”
Todo lo que me decía Delfi
era una nueva daga en mi pecho, porque en todo tenía razón. Era una mierda,
como persona, como hombre, como papá, como pareja. ¡Como todo!
Ni bien salí del cuarto, no pude evitar largarme a llorar como un nene y corrí
al cuarto de Paula, en donde me quedé a esperarla.
Ella entró, sin decir nada cerró la puerta y se quitó sus zapatillas. Se sentó
en la cama, con sus piernas cruzadas e hizo un rodete con su pelo.
- Que yo sufra porque no la dejas, vaya y pase… Ahora, que le estemos negando a
ella una noticia que la haría feliz porque vos haces las cosas como el orto no
Pedro. Dijimos que la íbamos a cuidar y no lo estamos haciendo.
- No lo estoy haciendo. –Dije culpable.-
- Por lo menos lo reconoces.
- No soy boludo.
- A veces pareces.
- No seas tan hiriente conmigo, bastante mierda me hizo Delfi.
- Bancatela Pedro.
- Es mi hija también.
- Lo sé. –Dijo abrazando sus rodillas.- Pero tiene razón en lo que dice.
- Es lo que más me duele. –Dije y sequé mis lágrimas.-
- No da para más esto, o le cortas a ella o me cortas a mí. Es una o la otra y
punto final.
- Lo decís como si fuese un ejercicio de los que vos enseñas en la facultad.
- No Pedro, no digas boludeces… -Hizo una pausa.- Te estoy pidiendo que elijas
y ni siquiera es por mí que te lo pido.
- ¿Me estás cortando?
- Te estoy pidiendo que elijas.
- Ya elegí, te elijo a vos.
- Entonces accioná, hace algo.
- Te expliqué lo que pasó.
- Entonces anda y explicale todo a Delfi. ¿Qué te parece? –Preguntó irónica.-
- Dale Paula.
- ¿Dale qué Pedro?
- No seas así.
- Delfina es mi límite Pedro.
- El mío también.
- No parece.
- No seas así conmigo Paula. –Dije con un hilo de voz.- Me hizo mierda todo lo
que me dijo como para que encima vos me des a entender que ella no me importa,
cuando sabes que no es así.
- Yo lo único que sé es que te estás comportando como un pendejo y debe ser por
eso que te llevas tan bien con esa minita.
- ¿Qué me estás queriendo decir?
- Que es obvio Pedro…
- No entiendo lo que es obvio.
- Esa piba debe tener tu edad y es claro que la prefieras a ella.
-Negué con mi cabeza.- No digas pelotudeces, te lo pido por favor.
- No son pelotudeces, seguro coje mucho mejor que yo.
- No Paula, para un poco.
- ¡No paro un carajo!
- ¿Por qué sos así conmigo?
- Ah, porque vos conmigo sos divino eh. Me tenes de amante. Hermoso.
- Estábamos bien.
- Delfina es mi límite. –Repitió.- Basta, ya está, sufrió demasiado pobrecita.
Verla llorar me parte el alma.
- ¡A mí también Paula!
- Entonces hacete cargo de una puta vez. Si la elegís a ella, está bien, Delfi
va a sufrir pero con el tiempo lo va a entender… Pero que esté llorando así con
algo que no es real, no Pedro. No.
- Pienso igual.
- Entonces anda a mover el orto y pensa que es lo que queres hacer con tu vida.
- Está bien Paula, con vos así no se puede hablar un carajo.
- Con un pendejo como vos no se puede. Claro… Como te robé la adolescencia.
- ¿Qué mierda estás diciendo?
- Te caí con una hija a los dieciocho años.
- ¡Deja de dar a entender que Delfina es un problema para mí!
- ¡Andate!
- Quedate tranquila, que ya lo estaba haciendo.
- Cerra la puerta.
Me dijo y se dio vuelta.
-
Escuché que cerró la puerta y mis ojos se inundaron en menos de un instante.
La escuché venir a Delfi y sequé mis lágrimas lo más rápido que pude.
- Ma…
- ¿Qué Delfi?
Se metió en la cama.
- No puedo dormir.
- Quedate acá hija. –Hice una pausa.- ¿Me das un abrazo?
Ella me abrazó por la cintura y yo sonreí, también la abracé.
- ¿Estás triste?
- Un poquito.
- Yo también. –Respondió.-
Si para mí era difícil procesar tanta información, no quería imaginar lo que
sería para ella.
-
Si algo faltaba para que me sintiera una mierda entera, era todo lo que acababa
de suceder.
No podía evitar lastimar a las personas que más amaba y eso me convertía en un
ser horrible. Hasta yo quería mantenerme alejado de mí mismo.
Y la idea de dejar a Macarena por Skype me hacía sentir aún peor.
Pasé toda la noche tratando de analizar la situación, de pensar cuál era la
mejor salida… Pero ninguna era mejor, en todas alguien saldría lastimado. En
todas.
“¿Dormís?”
“No quiero hablar Pedro.”
“Me duele mucho lo que pasó.”
“A mí también, no quiero despertar a Delfi. No quiero hablar.”
“Por favor te lo pido, sabes que hago lo que puedo.”
“¡Podes poco entonces!”
“Las amo más de lo que creen.”
“Demostralo con acciones, las palabras no alcanzan.”
“Ya lo voy a hacer.”
“¿Y mientras tanto sufrimos?”
“Pau, no seas así.”
“Te dije mil veces que soy como puedo.”
“Lo sé, perdón.”
“Hace algo para que te perdone.”
“Te amo.”
“Yo también te amo, pero eso ya no arregla las cosas.”
“Yo las voy a arreglar.”
“Supongo que te esperaré.”
“Gracias.”
-
- Me va a hacer mierda todo esto. –Dije.-
-Suspiró.- No te estabas metiendo en una fácil Chu.
- Lo sabía… Yo me lo bancaba, pero Delfi no. Delfi no tiene la culpa de todo
esto.
- ¿Te duele por ella, no?
- Sí… Y sé que ahora me entendes. –Ella asintió.- La veo llorar y me muero… Y
es mucho peor si yo tengo que ver con el motivo.
- Vos no tenes que ver gorda.
- Sí Vir… Yo dejé que todo se vaya a la mierda.
- A lo sumo, fueron los dos.
- Bueno, pero fuimos.
- No te condenes, porque no sirve de nada.
- No podía respirar de lo mucho que lloraba.
- Mira, no es por tirarle mierda a Pepe, pero vos fuiste la que estuvo siempre
con ella y Delfi lo sabe. Por algo, hizo lo que hizo ayer.
- Pero yo no quiero que esté peleada con Pedro.
- No le va a pasar lo mismo que a nosotras Pau.
- ¿Cómo sabes?
- Porque todo esto es pasajero.
- Yo creía que iba a ser pasajero y llevamos diez años.
- Ay, Chunita hermosa… No te sientas mala madre, porque sos una leona.
-Suspiré.- Ojala pudiera creer eso.
- ¿Por qué no podes?
- No sé. –Suspiré.-
▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼ ▲ ▼
https://www.youtube.com/watch?v=doouuOuoat8 Cartas sin marcar - Andrés Calamaro.
Como te dije ayer por twitter! Escribis muuyyy bien, parece real la pelea!!
ResponderEliminarSi Pedro no reacciona y hace algo con esto, yo ya no se...
Ahora si que apoyo a Paula. Se feliz cami ajaja. Delfi es el limite, Pedro tiene que ponerse las pilas y pensar en ella que es su prioridad.
ResponderEliminarPedro tiene que dejar a su novia !!!
ResponderEliminarSubí otro me encanta como escribís