sábado, 5 de diciembre de 2015

122. Intento fallido.

No hay nada peor que, de una buena vez, animarse y que las cosas no salgan.

Tomar aire, juntar la fuerza y animarnos a hacerlo… Pero que algo no los impida nos llena de bronca e impotencia.

Y no, no es tanto por nosotros… Es porque al no poder hacer eso, estamos lastimando a alguien que nos importa más de la cuenta.




Cuando me desperté, sonreí y apagué la alarma. Bajé las mantas hasta su cintura y llené de besos su espalda.

- Buen día mi amor. –Susurré en su oído.- Quedate un rato más vos que podes, solo te aviso que la llevo a Delfi a la escuela y después me voy a la universidad.
- Bueno, dale. ¿Te espero para almorzar?
- ¿Pensas dormir hasta el mediodía?
-Rio.- ¿No se podía?
- Obvio, hace lo que quieras. Es tu casa.
- Gracias.
- ¿Me das un beso antes de que me vaya?
- Obvio. –Se dio vuelta y me besó.- Que tengas una buena mañana.
- Gracias Pepe… -Nos dimos otro beso.- Me voy.
- Dale, yo te espero acá. –Reímos y nos dimos un último beso.-

Mientras buscaba mi ropa, él ya se había dormido otra vez. Reí.

Llevé a mi hija a la escuela y luego me fui a trabajar.

“Para que veas que no fue hasta el mediodía, jajaja”

“Sos un cara dura, son once y media.”

“Me levanté para esperarte con la comida che, bajando la agresión.”

“Uy, como extraño que me cocines.”

“Te espero con algo rico.”

“Gracias bonito, ya tengo ganas de verte otra vez.”

“En un ratito te lleno de besos.”

“Por favor.”

“Me tenes loquito.”

“Jajajaj, vos me tenes loquita a mí.”

Terminé de dar la clase alrededor de las 12 y cuarto y volví a mi casa. Hoy Delfi salía de la escuela a las dos y la iría a buscar yo, así Pedro podía hablar con Macarena. Tema que prefería no tocar.

Entré a mi casa y sonreí al sentir un olorcito tan rico.

- Mmm… ¡Qué rico! –Dije y lo abracé por la espalda.-
- ¿Te gusta?
- Sí… Pero, lo que más me gusta es llegar y que estés vos. –Sonreímos y besé su nuca.-
- Linda. –Besó mi mano.- Anda a dejar tus cosas que ya comemos.
- Bueno, dale.

Dejé mi abrigo y mis cosas en mi cuarto y volví a la cocina.

Almorzamos juntos y era la hora de separarnos… Ojala que por poco tiempo.

- Pepe…
- ¿Qué?
- ¿Me prometes algo?
- ¿Qué cosa?
- La próxima vez que nos veamos vas a ser un hombre libre.
- Te prometo intentarlo.
- Te estoy hablando en serio.
- Yo también Pau.
- No me siento cómoda en esta situación.
- No se nota. –Dijo riendo.-
- Dale, no seas pendejo.
- Perdón, fue un chiste.
- Ya sé.

Se agachó frente a mí, ya que estábamos sentados en el sillón, y me tomó del mentón, para que lo mire.

- Pase lo que pase, yo te amo a vos.
- Yo también te amo y por eso quiero que podamos estar juntos.
- Estamos juntos. –Tomó mi mano.-
- A escondidas, como si fuéramos dos delincuentes.
-Se sentó a mi lado y me abrazó por el costado.- Te prometo que las cosas van a solucionarse, no quiero que te sientas mal.
- Me siento mal cada vez que nos separamos, ayer fue igual… Y estoy así todos los días.
- Yo hoy voy a hablar con ella.
- Está bien. –Suspiré y me paré.- Va a salir Delfi de la escuela.
- Tampoco para que te pares así.
- Bueno, perdón. –Me puse mi abrigo y me acerqué a él.- Si me amas tanto como sé que lo hacés, anda y dejala. Va a ser lo mejor.
- Lo sé.
- Confío en vos entonces. –Lo besé.- ¿Salís conmigo?
- ¿Te jode si me ducho?
-Rio.- Sabes que no… Hay ropa tuya acá, en mi placard.
- Me fijo entonces.
- Igual, rápido… Antes de que lleguemos.
- En menos de 15 estoy afuera.
- Bueno, dale. –Lo besé.- Espero que el próximo encuentro sea en otras condiciones. –Le di otro beso y me fui.-

-

Okei y si necesitaba algo para que la situación empeorará era la presión de Paula.

Me duché, intentando relajarme y luego me fui del departamento… Antes de que llegaran.

Me subí a mi auto y dí algunas vueltas por la ciudad, tratando de despejarme.

“Estoy por entrar…”

“Suerte, supongo.”

“Te amo. Lo sabes.”

“Lo sé y vos sabes que yo también te amo.”

“Te juro que todo esto es para que podamos estar bien.”

“Lo sé, pero deja de dar vueltas y entra.”

“Me cuesta.”

“Vos podes Pepe.”

“Gracias mi amor.”

“Me lo agradeces cortando con ella.”

“Sí, ya sé.”

“Dale, entra.”

“Ahora voy.”

“Fuerza…
Te amo muchísimo.”

“Te amo hermosa, gracias.”

Suspiré y dejé el celular en mi bolsillo, destrabé la puerta y bajé del auto.

Me anuncié en el hotel y subí hasta la habitación en donde estaba Maca.

- Amor. –Dijo cuando me vio y me besó.- No sabía que venías. ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Vos?
- Bien, te extrañaba. –Y volvió a besarme.- Vení, pasa.

Entramos y ella cerró la puerta.

- ¿Estás bien Pepe?
- Necesito que hablemos.
- ¿Sobre qué?
- Sobre algo importante. Sentate.
- Bueno, está bien.

Ella se sentó sobre la cama y yo sobre un sillón.

- ¿Es sobre tu hija, no?
- No…
- Sí, es sobre ella… ¿Sigue sin querer conocerme, no? Es entendible, no debe querer que ocupe el lugar de su mamá. Si queres, yo puedo explicar como son las cosas.
- Para Maca.

- ¿Qué?
- Que pares, no es sobre eso que quiero hablar.
- ¿Y sobre qué es entonces?
- Sobre nosotros.
- ¿Sobre nosotros?
- Sí…
- ¿Me vas a proponer matrimonio? –Preguntó sonriendo.-

¿QUÉ?

- No… ¿Podes escucharme?
- ¿Qué pasa mi amor?
- Necesito hablar con vos, te lo estoy diciendo.
- Bueno, decime.
- Pasa que…

Y en ese momento sonó su celular.

- Espera que atiendo.

Suspiré.

- Está bien, te espero.
- Gracias.

Ella atendió su celular y yo volví a suspirar.



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