132. No pude evitarlo.

“El de ellos era un amor tan fiel, que aunque no se vieran durante infinitas vidas, nunca podrían dejar de amarse.”

- ¿Cómo podes ser así de forro nene? ¡Fui yo la que te consoló mientras llorabas por esta mina! ¡Fui yo!

Sabía que meterme iba a ser peor, pero prefería que la cosa empeoré y que Delfi no se enterara.

- Pedro… -Dije.- Está Delfi.

- ¿Con qué cara te metes vos nena? –Me dijo.-

- Me importa muy poco lo que vos pienses de mí.

- Que sos una puta pienso.

- Está bien, no me importa, te repito. Pero mi hija está acá y no tiene por qué escucharte gritar esas barbaridades a su papá.

- Su papá es una mierda. –Dijo.-

- ¡Macarena! –Dijo Pedro agarrándola del brazo.- Salí de acá.

- Vos y yo no terminamos. –Le dijo.-

- Salí y vamos a hablar a otro lado.

Pepe casi la empujó hasta que se quedó afuera y me miró.

- Anda Pepe, en serio.

- ¿Delfi duerme?

Me asomé a su habitación.

- Sí, tranquilo.

- ¿Te quedas con ella?

- ¡Obvio Pedro! Anda, porque va a ser peor.

Se acercó a darme un beso y suspiré.

- Dale Pedro.

Pedro se fue y suspiré. Entré al cuarto de Delfi y acaricié su mejilla.

- Mamá…

- Shhh… Perdón. Es temprano todavía, dormí un ratito más que yo me quedo con vos.

- ¿Qué pasa mami?

- Nada mi amor.

- Había alguien gritando.

- No pasa nada, seguí durmiendo. –Acaricié su cabeza.-

- Quedate acá.

- ¿Me haces un lugar en la cama? Así duermo yo también.

- Sí.

- A ver, permiso…

Me acosté en la cama de mi hija y ella se acomodó a mi lado.

- Dormí un ratito más Delfi.

Besé su mejilla y la mimé, hasta que se quedó dormida.

¡Claro que yo ni de casualidad volvía a dormirme!

-

- ¿Cómo entraste a mi casa?

- ¿Eso es todo lo que te importa?

- Quedamos en que iba a buscarte.

- Te quise sorprender… Y la sorpresa me la llevé yo.

- El día que te llamaron por lo de tu abuela, había ido a hablar con vos.

- ¿Cuánto tiempo te llevo?

- ¿Qué cosa?

- ¡Encamarte de nuevo con esa mina!

-Suspiré.- La segunda noche. –Bajé mi mirada.- No lo pude evitar. ¡La amo!

- ¿Y me lo decís así?

- ¿Cómo queres que te lo diga?

- Pensé que me querías.

- Te quiero Maca.

- Me queres tanto que te encuentro en bolas en tu cama con tu ex mujer, que sería tu amante. ¡Cuánto me queres!

- Perdón.

- ¡No lo arreglas con un perdón nene!

- Pensé que no iba a ser así.

- Pensaste. Pensaste.

- Perdón.

- No arreglas un carajo con un perdón Pedro, te lo acabo de decir. ¿No me escuchas cuándo te hablo?

- Sí. –Suspiré.-

- ¡Yo te amo!

- Lo sé.

- No entiendo tu tranquilidad.

- Pensaba hablar con vos hoy.

- ¿Me hiciste volver para esto?

- Puedo pagarte los pasajes.

- ¿Qué carajo me importan los pasajes Pedro?

- Para hacer algo por vos…

-Me interrumpió.- Podrías haber hecho mucho por mí, pero no.

- Perdón Maca.

- ¡Perdón las pelotas! ¡No me digas más perdón!

- Te quiero.

- No digas boludeces Pedro.

- Es de verdad.

- Yo como una pelotuda creí que te habías olvidado de ella.

- Yo también lo creí.

- Te olvidaste tanto que el segundo día te la cojiste. ¡Pfffff!

- Pasé muchas cosas con ella.

- ¿Esa es tu explicación?

- No.

- ¿Y cuál es entonces?

- Pensé que ya no… Pero la amo a ella, la amo tanto que no me entra en el cuerpo. Ella es mi mujer, Delfina es mi hija y quiero formar la familia que siempre quise con ellas… Seguir con vos, si no nos hubieses visto, hubiese sido una mentira para mí y sobre todo para vos. Te mereces algo mejor.

- Obvio que me merezco algo mejor.

- Perdón Maca de verdad, la pasé muy bien con vos.

Y ella no dijo nada, se quebró y se dejó caer al suelo, contra una casa. Ya que estábamos en la calle.

- Maca… -Me agaché a su altura.- ¿Puedo abrazarte?

- Por favor.

La abracé y yo también me largué a llorar.

- Vales mucho hermosa, mucho. –Besé su mejilla.- Yo sé que todo esto te hizo mierda, pero a la larga te vas a dar cuenta que es lo mejor… Vas a encontrar a alguien que te ame de verdad.

- ¿Y qué hago con lo que siento por vos?

- Te vas a olvidar de mí.

- No sé si voy a poder Pedro.

- Vas a ver que sí. –Me separé un poco de ella y sequé sus lágrimas.- No te mereces esto, pero tampoco te mereces una relación en la que te esté mintiendo.

Me paré y le di las manos para que ella se levantara también.

- ¿Me regalas una sonrisa?

Ella volvió a abrazarme y suspiré.

- Dale, vas a estar bien.

- Sabía que esto iba a pasar.

- Perdón, de corazón te lo estoy diciendo.

Nos separamos y me sonrió.

- Esa sonrisa es la que me gusta. –Volvió a sonreír.-

- Creo que tendría que irme.

- ¿Queres que te alcance a algún lado?

- No, prefiero que esta sea la última vez que nos veamos.

- ¿Pero qué vas a hacer?

- Iré a algún hotel, seguro me quede unos días a visitar a mis primos que están acá.

- Cualquier cosa, sabes que vivo acá y tenes mi número.

- Gracias, pero de verdad que prefiero cortar todo ahora.

- Como prefieras.

Nos abrazamos otra vez y acaricié su espalda.

- La pasé muy bien con vos. –Le dije.- Pero no puedo evitar estar enamorado de Paula.

- Yo también, la pasé increíble con vos.

Se separó un poco de mí y me besó.

- Ojala haya sido lo suficientemente importante como para ser, al menos, una ficha del rompecabezas de tu vida.

- Fuiste mucho más que eso. –Acaricié su mejilla y ella sonrió.-

Nos dimos un último abrazo y ella, sin decir nada, se fue.

“¿Estás en la universidad?”

“Sí, ya estoy acá…”

“¿Te jode si voy a tu casa y te espero ahí?”

“Sabes que no Pepe.”

“Gracias…”

“¿Cómo te fue?”

“Bien, creo que lo entendió… No sé, igual fue horrible. Me muero por abrazarte.”

“En un ratito nos vemos.”

“Apurate todo lo que puedas.”

“Te lo prometo Pepe.”

“Gracias, en serio.”

“No hay nada que agradecer.”

“Te bancaste todo como una reina.”

“Me lo banqué como pude.”

“Como una reina.”

“Te amo mi amor…”

“Te amo Pepe.”

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Y al fin... ¡Bye Macarena!