146. Día especial.

“Y entones un día te das cuenta que todo comienza de nuevo… Y la sonrisa vuelve a ser la dueña de tu vida.”

Preparé la merienda y volví con Delfi, pusimos una película y comimos juntas.

- ¿Estás mejor? –Le pregunté mientras tomaba un poco de su submarino.-

- Un poquito.

-Sonreí.- Vas a ver que después te acostumbras.

- ¿Cuándo?

- Dentro de un tiempo.

- Me siento rara.

- Es normal Delfi.

- ¿Y qué se hace?

- Nada, se sigue con la vida normal.

- ¿Normal?

- Sí hija… No tenes que dejar de vivir por estar indispuesta.

- Es raro que lo digas. –Rio y dejó su taza.-

- Ya sé que te sentís rara, porque a mí me pasó lo mismo, pero vas a ver que después no pasa nada… Todo sigue como siempre.

- Como siempre no.

- ¿Por qué?

- Porque estoy creciendo.

- Sí, estás creciendo… Pero crecer es normal y la vida sigue como siempre.

- ¿Por qué decís como siempre?

- Porque es así hija, capaz cambien tus gustos, las cosas que haces para divertirte… ¡Pero vos siempre vas a ser la misma!

- Mmm… Puede ser.

- Vas a ver que sí. 

- Te quiero abrazar. –Me dijo.-

- ¡Y abrazame!

Ella rio y me abrazó, yo también la abracé.

- Tranquila que no va a pasar nada.

- Gracias mamá.

- ¿Por qué?

-Se separó un poco de mí.- Porque puedo hablar con vos.

- Siempre vas a poder hablar conmigo, de lo que sea.

- Algunas de mis amigas dicen que no pueden hablar con sus mamás.

- Bueno, pero vos siempre, siempre, pero siempre vas a poder hablar y contar conmigo.

-Sonrió.- Sos la mejor. –Volvió a abrazarme.-

- Ay, mi chiquitita está creciendo. –Dije y besé su mejilla.-

Al rato, Pepe se acercó a nosotras con Fran en brazos.

- Ya no puedo hacer mucho, no tengo la teta. –Dijo y reímos todos.-

- Damelo. –Lo agarré en brazos y besé su mejilla.- Tranquilo bebé, que ahora comes. –Lo acomodé en mis brazos.- Amor… ¿Me traes la almohadita?

- Dale.

- Gracias.

Lo amanteté a Fran y se quedó en mis brazos, despierto, pero muy tranquilo.

- Ma…

- ¿Qué Delfi?

- ¿Lo puedo tener?

- Dale. –Delfi sonrió y lo puse en sus brazos.-

- Quiero que podamos jugar. –Dijo acariciando la nariz de Fran.-

- Cuando crezca un poquito, ya van a poder jugar.

-Delfi sonrió.- Te amo Fran. –Besó su frente y sonrió.-

- Estoy segura de que él te ama a vos. –Delfi me sonrió y le devolví la sonrisa.- ¿Te animas a quedarte con Fran mientras yo voy al baño?

- Sí mami.

- Ahora vengo.

Fui hasta el baño y cuando estaba volviendo, Pepe salió de la habitación.

- ¿Qué haces sola?

-Reí.- Está con Delfi.

- ¿Solos?

- Me dijo que quería. –Reímos.- ¿Venís con nosotros?

- Dale.

Volvimos a la habitación. Delfi y Fran se miraban hipnotizados.

- ¿Podemos entrar o los dejo solos? –Dijo Pepe y reímos.-

- No, vengan. Tengo miedo de que llore. –Reímos y nos acercamos a ella.-

Pepe se sentó en la silla del escritorio y yo a los pies de la cama.

- Está muy tranquilito igual eh. –Acaricié la manito de Fran.- 

- Le gusta estar con vos. –Dijo Pedro y Delfi sonrió.-

- A mí me gusta estar con él.

Pasamos un rato allí y Fran se quedó dormido. Lo llevé a su moisés y volví con Delfi.

- ¿Te sentís mejor hija?

- Sí mami, gracias.

- Nada que agradecer… -Me acerqué a su oído.- Si necesitas ayuda en el baño me avisas. ¿Sí? –Delfi asintió y besé su mejilla.- Me voy un ratito con papá que necesito hablar de algo.

- Bueno, yo me quedo acá.

Le sonreí y fui hasta la cocina, en donde estaba Pepe. Lo abracé por la espalda y besé su nuca.

- Cinco minutos de intimidad. –Dije y reímos.- ¿Qué estas preparando?

- Tomates rellenos.

- Mmm… Qué rico.

- ¿Queres ir poniendo la mesa?

- Dale.

Puse la mesa y la llamamos a Delfi para cenar.

-

Fran no dejaba de llorar y yo intentaba calmarlo.

- Mmm… ¿Qué pasa acá? –Dijo Pau entrando al cuarto.-

- Estamos un poco molestos me parece.

- ¿Me lo das?

Le pase a Fran en sus brazos y ella intentó calmarlo, pero tampoco podía.

- Tranquilo bebito. –Besó su cabeza y se sentó en la cama.- ¿Qué pasa mi amor? ¿Qué pasa?

En ese momento, entró Delfi.

- ¿Los puedo ayudar en algo? –Preguntó.-

-Sonreímos, muertos de amor.- Veni… -Le dije y Delfi entró, se quedó a mi lado.-

- Capaz que le duele la panza, como a mí. –Dijo.-

- Puede ser… -Le dijo Pau y Delfi sonrió.-

Pau acostó al bebé en nuestra cama y comenzó a mover sus piernitas, de a poco se iba tranquilizando, aunque seguía llorisqueando.

- Me parece que era eso Delfi. –Delfi sonrió.- Vení…. –Le ofreció su mano y Delfi la tomó, para acercarse a ellos.- ¿Queres hacerlo vos?

- A ver… -Tomó las piernitas de Fran y comenzó a moverlas ella, sonriendo.-

Me senté detrás de Pau y la abracé por la espalda. Nos miramos sonriendo y nos dimos un beso.

- Se está tranquilizando. –Dijo Delfi.-

- ¿Queres que siga yo? –Le preguntó Pau.-

- No, no. –Respondió Delfi.-

Delfi se quedó con Fran hasta que se quedó dormido y yo la ayudé, para dejarlo en su moisés.

-

Delfi se acercó a mí y me habló al oído.

- ¿Me acompañas al baño antes de dormir?

- Dale.

La acompañé al baño, y luego a su cama.

- ¿Queres que me quede con vos hasta que te duermas?

- Sí… -Dijo.- Me da cosa ir mañana a la escuela.

- ¿Por qué?

- Mira si me mancho.

- No mi amor, tranquila. 

- Mmm…

- No va a pasar nada. –Besé su cabeza.- Dale, descansa que fue un día raro. ¿No?

- Sí. –Rio.-

- Descansa y soña lindo mi princesa… -Tomé su mano y ella sonrió.-

- Sos la mejor del mundo mami.

- Y vos sos la hija más linda y buena del mundo. –Me acerqué a ella.- Me hace muy feliz que vos seas mi hija. –Delfi sonrió.- Dormí, dale.

Me quedé con ella, hasta que se quedó dormida y luego de cambiarme, fui hasta el cuarto. Pepe estaba ya metido en la cama y sonreí, me acosté a su lado y estiré mi cuerpo.

- Al fin. –Suspiré.-

- ¿Al fin qué?

- La cama y con vos. –Me acerqué a él y lo besé.- 

- ¿Un día y terminaste así?

-Reí.- Fue un día especial.

- ¿Es muy importante para una mujer eso, no?

-Me encogí de hombros.- Bastante y que pase justo ahora, me emociona.

- Ay, ella toda emocionada. –Y me abrazó, yo reí.-

- Necesito dormir un rato, antes de que Fran se despierte.

- Gracias por lo que me toca. –Dijo riendo y me separé un poco de él.-

- Hey, no seas malo. –Lo besé.-

- No pasa nada tonta, yo también estoy cansado. –Apagó el velador y nos acomodamos en la cama, abrazados.-

- Te amo. –Busqué su mano y la besé.-

- Yo también te amo. –Besó mi hombro y acarició mi pelo.- Descansa, dale…

- Vos también.

- Despertame si necesitas algo con Fran eh.

- Dale, no te preocupes.

Bostecé y cerré mis ojos, acomodándome.

- Perdón si me muevo mucho, es que me duele todo. –Le dije.-

- No pasa nada.

-Suspiré.- Toda mujer debería tener al lado un hombre como vos.

- Y todo hombre debería tener la suerte de recibir tanto amor de una mujer como vos.

-Mordí mi labio, muerta de amor.- Sos tan lindo. –Besé su mano otra vez y nos abrazamos más fuertes.- Descansa Pepe…

- Vos también mi amor. 

Nos acomodamos y al rato, al menos yo, me quedé dormida. No daba más.

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¡ÚLTIMOS CUATRO! Se termina...