120. Equivocarse.

"Todos nacemos para algo, para experimentar, para sentir, gritar, imaginar, para buscar la luz desde nuestra mas profunda oscuridad, para aprender lo bueno y lo malo.

Todos nacemos únicos, importantes, todos nacemos para amar y ser amados, para equivocarnos, sufrir y siempre renacer.

Todos nacemos para hacer feliz a alguien, todos nacemos para tener algo que recordar.

Todos nacemos para ser.”

Toqué timbre en la casa de Clari y cuando me abrió, se abalanzó sobre mí y yo la alcé, dando vueltas.

- Al fin pelotudo. –Dijo abrazándome.-

- Bueno, si me vas a recibir así. –Reímos y nos abrazamos más fuerte.-

- Te extrañé mucho gil.

- Yo también hermanita. –La bajé hasta el suelo y nos separamos un poco.-

- Estás más viejo eh.

- Te recuerdo que tenemos la misma edad. –Reímos.- 

- Pasa, dale.

Entramos en su casa.

- ¿Algo para tomar?

- Dale, que necesito hablar.

-Suspiró.- ¿No viniste a ver cómo estoy después de tantos meses?

-Reí.- No seas boluda.

- Te jodo nene. Dale. ¿Qué traigo?

- ¿Café?

- Dale.

Clari preparó café y se sentó a mi lado, en el living de su casa. 

- ¿Cómo estás? –Le pregunté.-

- Te estaba jodiendo eh.

- Igual te pregunto de verdad, quiero saber.

- Estoy bien Pepe, como siempre.

- ¿Cómo siempre?

- Casi viviendo con mi novio.

- Bien ahí entonces. –Ella sonrió.- En serio Cla, me alegra por vos.

- Gracias Pepe. –Le sonreí.- ¿Vos?

- Tengo miedo de que me putees.

- ¿Por qué?

- Vine con Maca.

- Sí… Es tu novia, está bien nene.

- Y ya estuve con Paula.

- ¿En la cama?

- Sí. –Suspiré.- Te juro que trato, pero no puedo dejar de amarla. Es más fuerte que todo.

- Ay, pibe, pibe. Estás jodido.

- Ya lo sé. No es que no quiera a Maca, pero lo que tengo con Paula es otra cosa.

- Sí, lo sé.

- No sé por qué no evite que venga.

- ¿Vos venías con la idea de volver con Paula?

- No, no. Pero cuando la ví, no lo pude frenar. Me vuelve loco, me enamora. La amo.

- Tenes que aclararle todo a Maca.

- ¿Cómo? Me va a odiar.

- Mientras más rápido sea, menos difícil va a ser.

-Suspiré.- Lo sé.

- Podes contar conmigo para lo que necesites.

- Gracias, en serio.

- No tenes que agradecer.

- Me siento una mierda.

- ¿Por qué? Es lo que sentís…

- Porque me fui, dejé echa mierda a Delfi, la lastimé muchísimo a Pau… Allá se me ocurre empezar una historia con otra mina, a la que traigo para acá y cuando llego Paula empieza a ser mi amante. Soy horrible Clari. 

-Me abrazó por el costado.- Te equivocaste, pero ya está.

- Sigo lastimando a todo el mundo que me rodea.

- Bueno, pero volver el tiempo atrás no se puede.

-Suspiré.- Lo sé.

- Entonces, tenes que arreglar esto cuanto antes puedas.

- No sé por dónde empezar.

- Por el principio.

- ¿Y cuál sería el principio?

- Decidir, entre Paula o Macarena.

- Sabes a quien elijo.

- ¿Paula?

- Sí Clari.

- Entonces… Tenes que aclarar las cosas con Macarena.

- Eso es lo difícil.

- Sí, ya sé. Pero, tarde o temprano lo vas a tener que hacer, y ya te dije, mientras antes sea menos la vas a lastimar a ella y menos la vas a lastimar a Paula.

Yo la abracé y mis ojos se llenaron de lágrimas.

- ¿Por qué lastimo a todas las personas que me rodean?

- No te condenes.

- No me condeno, es la verdad.

- Odiándote no vas a conseguir nada.

-Suspiré.- Lo sé.

-

- Mami…

- ¿Qué Delfi?

- Me duele la cabeza.

- Mmm… Vení. –Delfi se acercó a mí y besé su frente.-

- ¿Qué pasa?

- Quería ver si tenías fiebre.

- ¿Tengo?

- Creo que no.

- ¿Y entonces?

- Anda a la cama, que yo te llevo un té y descansas un ratito. ¿Queres?

- Bueno. ¿Puedo ir a la tuya?

- Sí, obvio.

Delfi se fue y yo fui a la cocina, preparé un té para cada una y me dirigí hasta la habitación. Cada una tomó su té y la notaba triste.

- ¿Pasa algo Delfi?

- No ma…

- Te conozco hija.

-Suspiró y apoyó su cabeza en mi brazo.- Quiero quedarme acá.

- Pero algo pasa…

- Sí.

- ¿No me queres contar?

- Después…

- Bueno, está bien.

La rodeé con mis brazos y me quedé un rato con ella.

- Yo quería que papá vuelva y ustedes vuelvan a ser novios.

-Suspiré.- No te enrosques con eso hija.

- Me pone triste igual.

- Ya se te va a pasar mi amor…

- No quiero seguir pensando en eso.

- No pienses entonces.

- ¿Y cómo hago?

- ¿Queres que hagamos algo juntas?

- Sí, pero acá, porque me sigue doliendo la cabeza.

- ¿Y si te hago unos masajitos?

- Sí, dale.

- Sentate adelante mío.

Delfi se sentó delante de mí y comencé con mis masajes en su cabeza, su cuello y su espalda. Luego, sus brazos y terminó acostada sobre mí, con su espalda sobre mi torso.

- ¿Queres dormir un ratito? –Le pregunté.-

- Sí, pero acá.

- Bueno, quedate entonces.

- Gracias mami.

-Besé su cabeza.- Descansa mi amor.

Delfi se quedó dormida después de un rato, y nos saqué una foto para mandársela a Pepe.

“Ay, son tan lindas…”

“Te amamos mucho. ¿Sabías?”

“Yo las amo a ustedes hermosas.”

“¿Nos vemos esta noche al final?”

“Soy un hombre de palabra, me avisas cuando Delfi ya esté durmiendo y voy a tu casa.”

“Mientras podemos seguir hablando igual.”

“¿Sí? ¿Y de qué queres hablar?”

“No sé, pero quiero hablar con vos todo el día.”

“¿Por qué´?

“Porque quiero que te acuerdes de mí.”

“Yo siempre pienso en vos.”

“Tenes a la otra.”

“Ni arranca al lado tuyo.”

“Pero estás con ella igual Pepe.”

“Lo sé mi amor, lo sé. Pero… Hago lo que puedo.”

“Sí, ya lo sé. ¡Perdón por estos planteos de nena! Me cagaría a piñas.”

“Jajaja, no tenes que pedir perdón. Los entiendo.”

“¿De verdad?”

“Sí Pau, es obvio que estés molesta con la situación.”

“Perdón, de verdad.”

“El que te tiene que pedir perdón acá, soy yo.”

“Te amo.”

“Yo también te amo mi vida.”

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Ese texto que puse al principio, es el off del show de Lali Y ES LA VIDA ENTERA.